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Cementerios de Pesadillas
Cementerios de Pesadillas
Cementerios de Pesadillas
Libro electrónico100 páginas1 hora

Cementerios de Pesadillas

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Información de este libro electrónico

Una antología de distintas historias de terror y horror. En ella encontrarás desde historias de casas embrujadas hasta relatos de asesinos en serie.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 may 2019
ISBN9780463742860
Cementerios de Pesadillas
Autor

Nicole Rosalind

Nicole Rosalind nació en Mayagüez, Puerto Rico en el año 1980. Desde muy pequeña la vena de escritora se dejó notar, pero en ese momento en forma de poeta. No fue hasta hace cinco años atrás que decidió aventurarse a escribir historias más completas y descubrió su verdadera pasión. Lleva 16 años con su compañera y tiene 2 mascotas felinas que las ama como si fueran sus hijas, Queen Lyonor y Nina Alora. Sus historias son lo que se podría llamar "historias color rosa", siempre tienen un final feliz. Sus personajes principales son mujeres que aman a otras mujeres. Siempre son historias románticas con un grado de erotismo, en otras palabras es solo contenido para adultos. Su mayor deseo, además de ser una escritora muy reconocida, es que las historias que publica puedan ayudar a sus lectores a salir un poco de su rutina cotidiana y llevarlos en un viaje a una dimension donde les permita pasar mejor sus días. Si deseas comunicarte o seguirla puedes hacerlo a través de su email y sus redes sociales: email: rosalind.nicole@yahoo.com Facebook: https://www.facebook.com/nicole.rosalind.967 Twitter: @rosalindnicole3

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    Cementerios de Pesadillas - Nicole Rosalind

    Cementerio de Pesadillas

    por

    Amaury Grey

    Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa del autor. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    ÍNDICE

    Agradecimientos

    El Niño se Creía Olvidado

    Casa Embrujada

    La Criatura

    Invasión del Cuerpo

    Isla de Muerte

    Hotel de Órganos

    Desafiando la Muerte

    Asesinada por Amor

    El Limbo

    Pesadillas

    Biografía

    Agradecimientos

    Quiero agradecer al universo por darme la imaginación necesaria para escribir bajo este tipo de género. Nunca antes lo había intentado ya que mi fuerte es el romance y el erotismo.

    Gracias a las personas que compren esta antología de relatos y a todos los que se tomen el tiempo de leerlo. Espero que disfruten al leerla tanto como yo disfruté al escribirla.

    Gracias al amor de mi vida por siempre creer en mí y darme fuerzas y certeza para que me adentre en algo desconocido. Gracias amor por creer en mí y en todo lo que emprendo.

    Si esta antología de cuentos cortos ha sido de tu agrado, por favor regálame unos minutos para dejar una reseña referente a este libro. Será muy bienvenida y te estaré eternamente agradecido.

    El Niño se Creía Olvidado

    El niño hacía un tiempo que se sentía solo y lloraba por no tener a nadie con quien jugar. Su casa era muy grande y tenía todos los juguetes que podía imaginar. Tenía carritos, pelotas, juegos de mesa, juegos de video, computadoras, etc. Cada día en la mañana se levantaba de su cama con la esperanza de que su madre, su padre o su hermana le prestaran un poco de atención. Pero cada día al bajar las escaleras veía la misma escena. Su madre mirando hacia afuera de la casa a través de la ventana con la mirada perdida en el horizonte, preparando como en automático el desayuno de la mañana. Su padre en la mesa del comedor con muchos papeles de su trabajo regados a su alrededor y metido hasta las narices en ellos. Finalmente, su hermana en el sofá de la sala mirando hacia el televisor, pero también con la mirada perdida, como si estuviera en un lugar muy lejano.

    El niño, ya molesto por la situación de todos los días les gritó ¿Qué les pasa? ¿Por qué no me hacen caso? Al ver que nadie le miraba ya llorando dijo ya no me quieren. Tampoco recibió respuesta a ese tan doloroso último comentario. Corrió por las escaleras hacia su cuarto y se encerró en él tirándose a la cama a llorar. Sus padres eran muy estrictos con él, no le permitían salir de la casa sin supervisión de alguno de ellos, así que tampoco podía salir de la casa a jugar con alguno de sus amiguitos. ‘¿Cómo iba a poder pedir permiso para salir a jugar si sus padres ni le miraban?’ Esa debía ser la razón por la cual ya sus amigos no iban a su casa a buscarlo para que jugara con ellos.

    Así pasaban sus días, siempre dentro de su cuarto jugando solo y preguntándose porque su familia no lo quería. Se cuestionaba una y mil veces qué había hecho para merecer semejante trato. Miles de episodios le venían a la mente. Pensaba que su mamá debía estar molesta porque nunca recogía su cuarto cuando ella se lo pedía, pero ya el cuarto siempre estaba recogido desde que el comenzó a notar el cambio en ellos y su madre no podía seguir molesta por algo que ya él había arreglado. Su padre podía estar molesto porque él no sacaba la basura, única tarea que le correspondía en la casa, pero cómo su padre estaría molesto por eso si desde hacía el mismo tiempo de lo del recogido del cuarto, cada vez que él iba al bote de basura para recogerla ya alguien más lo había hecho. Su hermana quizá era la más razón que tenía para estar molesta porque se llevó un regaño muy grande cuando no estuvo al pendiente de él una tarde y sin que ella se diera cuenta él se fue a la carretera a jugar. Quizá ella era la única que tenía una razón válida para estar molesta, pero igual eso había ocurrido hacía algún tiempo atrás y ya el castigo que le habían impuesto a ella por ese incidente se lo habían levantado.

    Llegó la noche y como ya se había convertido en costumbre, tuvo que arroparse el solo ya que sus padres no venían a leerle algún cuento, a arroparlo y darle su beso de buenas noches. La puerta de su cuarto siempre estaba cerrada, aun cuando él la dejara abierta. Sentía que no tenía noción ni de su espacio ni de su tiempo, no podía recordar cuando fue la última vez que comió, se bañó o durmió. Se sentía que estaba en un ciclo en el cual no había nada, entre la vida y el olvido, entre la realidad y una dimensión desconocida.

    Una mañana se cansó de ser ignorado y decidió hacer algo que les llamara la atención a sus padres o su hermana. Se llenó de toda su fuerza y bajó las escaleras empujando la puerta, la cual se cerró muy fuerte, bajó las escaleras tumbando todos los cuadros que estaban colgados en la pared y tomó la taza de café de su padre de la mesa y la tiró con toda su fuerza al suelo.

    Esto sí llamó la atención de todos en su casa, que corrieron a mirar que había pasado. El asombro en sus caras era evidente ante tal situación, pero ninguno dijo ni una palabra. Su hermana regresó al sofá, su padre a sus papeles del trabajo y su madre a limpiar el desastre que había dejado la taza de café en el piso y los cuadros que él había tirado. El niño gritó con toda su fuerza de hoy en adelante, cada día que ustedes me ignoren haré el mismo desastre que hice hoy. Luego de decir esto corrió otra vez a su cuarto.

    Cada día el niño se levantaba de su cama cuando había visto que ya había amanecido y tiraba la puerta de su cuarto, bajaba las escaleras tumbando todas las fotos que estaban colgadas en la pared y tiraba al piso la taza de café de su padre, después corría a su cuarto a refugiarse en sus sábanas porque aun así no lograba llamar la atención de su familia.

    Una noche sintió que su puerta se abría y vio unos hombres extraños entrar en su cuarto con unas grabadoras de voz, unas cámaras de video y otros electrónicos que no reconocía. Detrás de ellos vio entrar a su madre afligida, con la cara llena de lágrimas y los ojos rojos y su padre un poco intrigado, pero igual afligido. Los hombres se acercaron a su armario de juguetes e intentaban hablarle como si no lo vieran tampoco. Estoy aquí en la cama… por favor ya es suficiente el castigo que me están dando… les juro que aprendí. Gritaba el niño llorando.

    Uno de los hombres que había entrado y que tenía algo parecido a una consola de juegos de video portátil brincó del susto cuando las luces que tenía en la parte de arriba del electrónico se encendieron color verde. Un sonido como el de los radios cuando están fuera de estación sonó en el mismo artefacto por un momento. El hombre después de pasar el susto dijo Oh Dios, Oh, Dios, Oh Dios… ¿Jack estás viendo esto?

    El que al parecer era Jack corrió hacía el otro hombre que estaba en el borde de la cama y se le acercó gritando Waooooo, sientes el frio que hace aquí, tengo los pelos parados… está casi como un refrigerados. El hombre se veía muy entusiasmado y caminaba de lado a lado como loco. Definitivamente aquí hay una actividad paranormal. Les dijo a sus padres mientras encendía otro de los electrónicos.

    ¿Qué está ocurriendo? decía el niño hacia sus padres sin entender que ocurría a su alrededor.

    El hombre llamado Jack comenzó a hablar caminando por todas las esquinas de su habitación José, este artefacto que tengo en mi mano es como una bocina que hace que te podamos escuchar. Necesito que tomes toda tu fuerza, te acerques a esta bocina y hables hacia ella. El otro hombre que estaba con él continuaba con el artefacto de las luces verdes en la mano y al parecer lo perseguía mientras él se iba moviendo por el cuarto. Voy a hacer una serie de preguntas y me gustaría que me contestaras las más que puedas. Se sentó en el borde de la cama donde el artefacto de las luces indicaba que el niño estaba y comenzó las preguntas "¿Tu nombre es José?... ¿Estás en este cuarto con nosotros?... ¿Por qué

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