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Nadie verá la destrucción
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Libro electrónico62 páginas1 hora

Nadie verá la destrucción

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Información de este libro electrónico

Las historias de este libro están atravesadas por la devastación, ya sea de carácter íntimo o aquella desolación implacable que desde hace años y, especialmente, en ciertas regiones del país se ha instalado adentro de las casas, mientras las calles se quedan vacías.
Alisma logra transmitirnos en sus cuentos la desesperanza, la tristeza y la frust
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 mar 2021
Nadie verá la destrucción
Autor

Alisma de León

Alisma de León ha impartido talleres, pláticas literarias y lecturas en voz alta. Ha publicado cuentos en la antología Rigo es amor, una rocola a dieciséis voces bajo la coordinación de Cristina Rivera Garza (Tusquets, 2013). Fue Primer lugar en la tercera categoría del concurso convocado por el IPN-Campus Reynosa, en 2011, con el cuento “Contrastes”, y autora del libro de cuentos Mariposa negra (ITCA, 2014) y de Nadie verá la destrucción (UANL, 2020). Es gestora cultural en Reynosa, Tamaulipas.

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    Nadie verá la destrucción - Alisma de León

    UNAUNULE-6.jpg

    Primera edición, 2020 (

    uanl

    )


    León, Alisma de, 1974-

    Nadie verá la destrucción. Monterrey, Nuevo León, México: Universidad

    Autónoma de Nuevo León, 2020.

    (Colección: Narrativa) 66 páginas ; 14x21 cm

    ISBN: 978-607-27-1278-2

    Literatura — México — Siglo XXI

    CLC: PQ7298.422.E544 N33 CDD: 868.992 1 .L46 N33


    Rogelio G. Garza Rivera

    Rector

    Santos Guzmán López

    Secretario General

    Celso José Garza Acuña

    Secretario de Extensión y Cultura

    Antonio Ramos Revillas

    Director de Editorial Universitaria

    © Universidad Autónoma de Nuevo León

    © Alisma De León

    Padre Mier 909 pte. esquina con Vallarta, Monterrey, Nuevo León, México,

    C.P. 64000. Teléfono: (81) 8329 4111 / e–mail: editorial.uanl@uanl.mx editorialuniversitaria.uanl.mx

    Conversión gestionada por:

    Sextil Online, S.A. de C.V./ Ink it ® 2021.

    +52 (55) 52 54 38 52

    contacto@ink-it.ink

    www.ink-it.ink


    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra —incluido el diseño tipográfico y de portada—, sin el permiso escrito por el editor. Impreso en Monterrey, Nuevo León, México


    Impreso en Monterrey, Nuevo León, México

    Para mis hijos

    y mi ciudad

    (esa ciudad que se rompe)

    Nadie verá la destrucción. Ninguno

    recogerá la página inconclusa.

    Entre el puñado de actos

    dispersos, aventados al azar, no habrá uno

    al que pongan aparte como a perla preciosa.

    Y sin embargo, hermano, amante, hijo,

    amigo, antepasado,

    no hay soledad, no hay muerte

    aunque yo olvide y aunque yo me acabe.

    Presencia (fragmento), Rosario Castellanos.

    Mamá

    Siempre existe el miedo de que grite mamá. De escuchar su voz en mis sueños o en el rellano de las escaleras. Verlo de pie, sobre sus diminutos zapatos, aferrado al barandal, llamándome.

    El tic tac del reloj de la antesala me distrae. Los pájaros cantan afuera mientras los ojos de Ángel giran al centro de mi mente rota.

    Recuerdo la prueba, las dos rayas, la incertidumbre. El decir: estoy embarazada. Mi rechazo inicial hacia otro hijo. Ocho meses después, Elena en su cuna y la animadversión de Ángel. Gritos de vete y no vuelvas. Celos de hermanos, celos naturales, decían.

    Después, esa noche: la hora del baño y Elena en la tina. Chapoteando. Luego el dolor en mi omóplato izquierdo. Ya viene mami, bebé, juega con tu patito de huele. El alivio de la pomada en mi espalda. El silencio de pronto. Ángel en el pasillo con los Hot Wheels esparcidos en el suelo, la mano empapada y sus ojos ámbar. A pocos pasos: Elena en la tina, Elena acostada, Elena inmóvil. El patito de hule en el suelo y la punzada que llega hasta el lugar en el que estaba mi corazón.

    El golpe de una rama en la ventana me devuelve al presente y escucho el sonido de un auto, de dos, sobre el pavimento mojado.

    Entro al cuarto de Ángel con un vaso de leche en la mano. Me acerco y me siento a su lado. Él abre los ojos. Toma tu leche, digo y él se incorpora. Antes de tomar el vaso, me abraza fuerte y dice te quiero mucho, mami. Le acaricio el cabello y él se termina la leche. Acuéstate ya, pido y Ángel acomoda su cuerpo entre las sábanas. Cierra los ojos, pero antes de perderse en el sueño, quiere que le cante su canción preferida. Empiezo a tararearla y para el final de la melodía, Ángel ya está dormido. Una corriente toca mi mejilla y me sobreviene un escalofrío. Arropo a mi hijo y me pego a su cuerpo. Escucho sus latidos y de nuevo llega el sonido

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