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Viento de primavera: Antología poética (1945-1979)
Viento de primavera: Antología poética (1945-1979)
Viento de primavera: Antología poética (1945-1979)
Libro electrónico297 páginas2 horas

Viento de primavera: Antología poética (1945-1979)

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Viento de primavera reúne un soberbio catálogo de la obra poética de Alaíde Foppa, quien, desde los abismos de su voz más íntima y más lírica, aborda temas que van desde la confesión de los anhelos e inquietudes del ser, la relación con el entorno natural y el político, hasta el cuestionamiento mismo de la condición femenina: la maternidad, el vínculo con los hijos o la alabanza de la feminidad.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 mar 2023
ISBN9786071677235
Viento de primavera: Antología poética (1945-1979)

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    Viento de primavera - Alaíde Foppa

    portada

    VIENTO DE PRIMAVERA

    Viento de primavera

    Antología poética (1945-1979)

    ALAÍDE FOPPA

    Fondo de Cultura Económica

    POESÍA

    FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

    Primera edición, 2022

    [Primera edición en libro electrónico, 2023]

    Distribución mundial

    La primera edición de esta obra se publicó en 2006 por Editorial Cultura

    D. R. © 2022, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14110 Ciudad de México

    Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. 55-5227-4672

    www.fondodeculturaeconomica.com

    Diseño de portada: Neri Ugalde

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos.

    ISBN 978-607-16-7564-4 (rústico)

    ISBN 978-607-16-7723-5 (ePub)

    Impreso en México • Printed in Mexico

    ÍNDICE

    Alaíde Foppa, por Elena Poniatowska

    Juventud

    Vivir

    Juventud

    Gracia

    Espera

    Creía ser un bosque

    Una pena

    Lucha nos trae el día

    Una rosa

    La juventud se ha ido

    Oración

    Oración

    Nuestra juventud

    En el tiempo

    Del fondo obscuro de mi pena

    Momentos y paisajes

    Mañana

    Luz de mediodía

    Nocturno

    Nocturno

    Una poesía

    Canción

    Momentos de la isla

    Evocación

    Las tres rosas

    Convaleciente

    Siesta de abril

    Las niñas en flor

    Para un niño que no llegó a vivir

    El amor

    Quién sabe

    Anuncio

    Cartas de amor

    Quizás sea justo

    Inquietud

    Tan suavemente

    El hilo de oro

    Entre tu silencio y el mío

    Añoranza

    Sueño

    Un momento

    LA SIN VENTURA

    Viaje de bodas

    Soledad

    Conquista y muerte

    Final

    LOS DEDOS DE MI MANO

    Anunciación

    Anunciación

    Propiciatoria

    ¿Quién eres tú?

    Para un niño que no llegó a vivir

    A los ángeles de un viejo cuadro

    Herida

    Herida

    Primer retrato del hijo

    Nocturno

    Presencia

    Tu mano en mi mano

    Niño enfermo

    Niño convaleciente

    Cinco años

    Pesadilla

    Despedida de los hijos pequeños

    Diálogo con el hijo mayor

    Ausencia del hijo mayor

    ¿Queda algo todavía?

    Retoñar

    Nocturno

    Mis hijos

    Juego

    Juego

    Canción de cuna

    Niña

    Cinco notas

    Paisaje

    La Chacha

    Para la niña que no camina bien

    Una paloma

    Paseo

    Niño dormido

    Día de niños

    Camino

    Lago

    Baño

    Siesta

    Retorno

    AUNQUE ES DE NOCHE

    Mujer

    Mujer

    Retrato

    Ella se siente…

    Durmiente

    Siesta

    Despertar

    Maternidad

    Solsticio

    Mis manos

    Diálogo

    Anuncio

    Nocturno I

    Nocturno II

    Otoño

    A una sombra

    Adiós

    Despedida

    Un sueño

    Tres poemas de amor

    Aunque es de noche

    Mi pena I

    Mi pena II

    Máscara secreta

    Un día

    Oscuro canto

    Sed

    Destierro

    En el viento

    Casi un adiós

    Naufragios

    Aunque es de noche

    Promesa

    Otra vez, juventud

    Si fuera árbol

    Retorno

    Presagio

    La alegría

    Mañana I

    Mañana II

    Camino ligera…

    Tres oraciones

    Oración I

    Oración II

    Oración III

    Las palabras

    Canción sin palabras

    Las palabras

    GUIRNALDA DE PRIMAVERA

    Elogio de las flores

    Envío

    Violetas

    Margarita

    Alelíes

    Geranio

    Jazmín

    Clavel

    Madreselva

    Mimosa

    Pequeño nocturno de flores blancas

    Buganvilia

    Florero crepuscular

    Dalia

    Acanto

    Hortensia

    Azucena

    Orquídea

    Rosa

    Flor de Pascua en Guatemala

    Elogio de las frutas

    Envío

    Piña

    Manzana

    Uva

    Pera

    Granada

    Naranja

    Fresa

    Cerezas

    Almendra

    Aceituna

    Café

    Canasta de frutas tropicales

    Banano

    Coco

    Durazno

    Sandía

    ELOGIO DE MI CUERPO

    Los ojos

    Las cejas

    La nariz

    La boca

    Las orejas

    El pelo

    Las manos

    Los pies

    Los senos

    La cintura

    El sexo

    La piel

    Los huesos

    El corazón

    Las venas

    La sangre

    El sueño

    El aliento

    LAS PALABRAS Y EL TIEMPO

    Las palabras

    El tiempo

    Días

    Momentos

    El tiempo

    ALAÍDE FOPPA

    —¿Me dará tiempo de escribirlo?

    En su cama, a su lado, no hay un hombre. El sitio lo ocupan tres libros, unas cartas abiertas y extendidas, los anteojos, el periódico de ayer, un cuaderno en blanco, una pluma, unos tres o cuatro cartones de invitaciones que se asoman fuera de sus sobres, la agenda, la libreta de teléfonos y el propio teléfono con su cable. Anoche, cuando le ganó el sueño, durmieron con ella sus mudos acompañantes. Hoy, a las ocho de la mañana, Alaíde vuelve a palparlos con la mano. Se cala los anteojos, busca la pluma, el cuaderno en blanco. Un poema, quiere escribir un poema.

    Un poema late desde la madrugada en sus sienes, lo ha de haber concebido en la duermevela, en esa hora en que no se sabe si se sueña o se piensa dormido. Tengo que escribirlo. Se pasa la mano por el cabello chino. Tengo que escribirlo. Luego se ordena mentalmente: Voy a ser razonable. Primero voy a consultar mi agenda. Abre la agenda gruesa, muy gastada, abultadísima de boletas del gas, del teléfono, cartoncitos crema y verde de los pagos de la luz, notas de remisión y busca el día de hoy, negro de compromisos. Ay, a las nueve tengo que estar en la Universidad porque vamos a reunirnos los maestros. Automáticamente toca el timbre para que Esperanza le suba el desayuno.

    Alaíde Foppa de Solórzano le pide a Esperanza, su sirvienta, que abra las cortinas de su recámara, mientras ésta pone la charola del desayuno sobre sus piernas.

    —¿Por qué no entra más luz?

    —El jardín está oscuro, señora.

    El jardín de Alaíde siempre ha sido un jardín de sombra. En torno a los árboles, la hierba escasea. Entonces, se ve la tierra negra.

    —Tengo mucha prisa. Sería bueno que abriera usted las llaves del agua de la tina para el baño, Esperanza.

    Desde la recámara se oye el chorro del agua.

    —¡Qué cantidad de citas tengo hoy, no sé cómo voy a poder!

    —Hace usted demasiadas cosas, señora. Dice el señor que no para…

    Alaíde ordena la comida.

    —Tengo que recoger a Luis en la escuela, me lo pidió Laura porque hoy tiene ensayo con Gloria Contreras para su función de baile en la UNAM. No olvide comprar los bollos esos con ajonjolí de La Baguette, Esperanza, son los que más le gustan al señor, tome usted el dinero en mi bolsa, tenemos cuatro invitados a comer, son pocos, no se queje, voy a pasar al banco, recoja usted la ropa de la tintorería, ¿puede hacerme ese favor? No es mucha. No tengo tiempo de ir yo. ¡Ay, Esperanza, no sé qué haría sin usted! ¡Qué feo día!, ¿qué me pondré? Algo caliente, el traje gris oxford, la blusa verde, y los zapatos cafés, los cómodos, siempre tengo que caminar mucho desde el estacionamiento hasta la Facultad de Filosofía…

    Sobre la silla yace el vestido de noche rosa de muchos botoncitos que Alaíde llevó a la Embajada de Italia, las zapatillas doradas, las medias lacias, la ropa interior, todavía un poco abultadita como si recordara que contuvo un cuerpo. La recámara huele a Alaíde, tiene su perfume.

    ¡Qué extraño nombre! Alaíde, no es Adelaida, es Alaíde, de Guatemala no, no es indígena, será una abreviatura, no es italiano, será… árabe, de dónde vendrá, Alaíde Foppa, parece un nombre antiguo para una criatura antigua. Alaíde sin embargo es moderna y vive en México, en la ciudad más antigua del nuevo mundo, la más poblada, una ciudad que la atosiga, qué lento el tráfico, se calienta siempre el motor del automóvil, ¿cuánto tendrá de gasolina, un cuarto de tanque? No puedo quedarme varada en el Viaducto como la semana pasada, ni tomar el Periférico en sentido contrario como me lo reprochan mis hijos llamándome despistada, lunática. Alaíde tiene que cambiarle la llanta delantera para ir el fin de semana a la finca de aguacates en Milpa

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