Con la guía de los curadores, investigadores del Centro Vlady, Araceli Ramírez y Claudio Albertani (fundador de ese centro y amigo cercano del artista), Proceso visitó las salas en las cuales el Antiguo Colegio de San Ildefonso despliega 350 obras que dan cuenta de la trayectoria de Vladimir Kibalchich Rusakov (Petrogrado, 1920-Cuernavaca, 2005), desde sus primeras obras a los siete u ocho años que denotan ya habilidades de gran dibujante.
Se muestra asimismo la participación de Vlady en la llamada Ruptura, su etapa como copista de autores tan clásicos como Doménikos Theotokópoulos E¡ Greco, la creación en el desarrollo de su trayectoria de símbolos que persistieron e identifican su obra, como el piolet con el cual fue asesinado su coterráneo y compañero ideológico LeónTrotsky, hasta llegar a los bocetos de los murales de la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, en el Antiguo Oratorio de San Felipe Neri, en el Centro Histórico.
La exposición busca, asimismo, llamar la atención sobre dos de sus grandes obras: el retrato del obispo de Chiapas, Samuel Ruiz, el , hecho en 1997 –porque se encuentra desaparecido–, y de , un monumental cuadro de 7.30 metros por 5.60, propiedad de su sobrino Carlos Díaz –que no tiene sede pues la casa de Vlady donde se encontraba ya no existe y no se sabe a dónde irá una vez