Un navío un amor

Por José Luis Rivas

Si todas las mujeres amadas y deseadas con intensidad pueden llamarse Helena, entonces el Golfo de México bien puede ser el Mar Egeo. Así lo concibe José Luis Rivas en Un navío un amor, un libro a voces que sabe tirar –desde el color y el sabor, y desde los propios, ubérrimos recursos estilísticos– de la madeja de aquella épica fundacional. Osada e

• Idioma: Español
• Editorial: Ediciones Era
• Fecha de lanzamiento: 2 jun 2020
• ISBN: 9786074452648

José Luis Rivas

José Luis Rivas, prolífico poeta y traductor, nació en 1950, en Tuxpan, Veracruz, a orillas del Golfo de México. Entre sus más celebrados libros se cuentan Tierra nativa (1982, Premio Carlos Pellicer), La transparencia del deseo (1986, Premio Nacional de Poesía Aguascalientes), Brazos de mar (1990, Premio Xavier Villaurrutia), Raz de marea. Obra poética, 1975-1992. Ha traducido a Pierre Reverdy, Michel Tournier, Ezra Pound, Saint-John Perse y T.S. Eliot, entre muchos otros. Ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores.

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JOSÉ LUIS RIVAS

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Un navío, un amor

Este libro ha sido escrito gracias al apoyo

del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Primera edición: 2004

ISBN: 978-968-411-594-1

Edición digital: 2013

eISBN: 978-607-445-264-8

DR © 2013, Ediciones Era, S. A. de C. V.

Calle del Trabajo 31, 14269 México, D. F.

Portada: Fotografía de Graciela Iturbide (fragmento), 2004

Cortesía de la Galería López Quiroga

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Para Eugenio Montejo

Índice

Comienzo aquí de nuevo

Cuando vieron en Delfos

Sonata

De allá viene su voz

Nada ordinario me parece el hombre

La verdinosa llama de la gruta

Sobre todo el amor

Un sabor a tormenta

Flamante esbelta

Implacable puntual

Según cambia el paisaje

Una poza viva en el estuario

Ahora sé que me hablaron las cosas

Santuario

Acuden al hilo las palabras

Es para ser leído

El vino irradia desde mis entrañas

Sin señal de por medio

Con laurel y diversas

(Enya)

Un pilar en la cúspide

Entra en silencio al santuario

Llegué al caer la tarde

Ahora mi destino son mis manos

Entre breñas bañada a cielo abierto

Refulgente belleza

De pronto el himno irrumpe

Oh tres veces dichosos los mortales

Ven a mí, desde Creta

Una sola Helena

Pero Helena

Que otros canten la gran alzada de sus potros

A tumbos como un globo

Recostada en la alfombra

Ya no eras una niña bajita y sin gracia

En la noche sin luna

Fue una tarde

Justo donde sus aguas

Pues cada vez que ruego

Te llevo adonde voy

Un cielo claro cabrilleando

Mi padre el sol

Me arrimé al escaparate

Echaste al suelo mis conjeturas

De niña tuve un muelle

La estación de los vientos