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Habitaciones impropias
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Libro electrónico81 páginas52 minutos

Habitaciones impropias

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¿Conoces el famoso texto Una habitación propia, de Virgina Woolf? En estos tres ensayos, Karen Villeda nos abre la puerta de tres habitaciones que podemos apropiarnos para descubrir unas cuantas maravillas de sus respectivas habitantes: Leonora Carrington, quien ha sido más reconocida como pintora, pero sus cuentos delirantes son todavía más asombrosos; la misma Virginia Woolf, quien plantea en su texto la resistencia de las mujeres contra la opresión de los mandatos sociales, y Norah Borges, quien tenía un singular hermano con quien recreaba ficciones extraordinarias. En cada una de estas Habitaciones impropias encontramos un universo fascinante que Karen explora con tono fresco, lúcido y sencillo. Un acercamiento cálido a tres maneras de entender la realidad, desde la mirada de tres grandes creadoras.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 sept 2023
ISBN9786073075381
Habitaciones impropias

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    Habitaciones impropias - Karen Villeda

    portadakaren

    Karen Villeda

    (1985) escritora y editora. ‌Sus títulos más recientes son Anna y Hans y Mi vida con las piedras, ambos publicados por el Fondo de Cultura Económica. Su‌ ‌obra‌ ‌ha‌ ‌sido‌ ‌reconocida‌ ‌con‌ ‌más‌ ‌de‌ ‌quince‌ ‌premios‌ ‌de‌ ‌poesía,‌ ‌ensayo‌ ‌y‌ ‌narrativa‌, como el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2018, y ‌ha sido ‌traducida ‌a‌ ‌diversos‌ ‌idiomas‌ ‌como‌ ‌alemán,‌ ‌árabe,‌ ‌francés,‌ ‌griego,‌ ‌inglés‌ ‌y‌ ‌portugués.‌ En‌ ‌2015‌ participó‌ ‌en‌ ‌el‌ ‌Programa‌ ‌Internacional‌ ‌de‌ ‌Escritura‌ ‌de‌ ‌la‌ ‌Universidad‌ ‌de‌ ‌Iowa‌, en 2018‌, ‌fue‌ ‌Escritora‌ ‌Residente‌ ‌del‌ ‌Vermont‌ ‌Studio‌ ‌Center y en 2021 obtuvo la beca La Página Dorada para escritoras menores de cuarenta años.‌ ‌Ha‌ ‌sido‌ ‌becaria‌ ‌de‌ ‌Pollock-Krasner‌ ‌Foundation,‌‌ Open‌ ‌Society‌ ‌Foundations,‌ ‌Ragdale‌ Foundation, Central European University, Under the Volcano, ‌el‌ ‌Fondo‌ ‌Nacional‌ ‌para‌ ‌la‌ ‌Cultura‌ ‌y‌ ‌las‌ ‌Artes y el Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales.‌ En‌ ‌POETronicA‌ ‌(www.poetronica.net)‌ ‌dialoga‌ ‌con‌ literatura ‌y‌ ‌multimedia.‌

    Contenido

    Prólogo

    Estampa 1

    Leonora

    Estampa 2

    Virginia

    Estampa 3

    Norah

    Estampa final

    Bibliografía

    Aviso legal

    Para cada una de mis amigas

    pasadas, presentes y futuras

    Prólogo

    Mi mamá me enseñó a leer, pero fue mi abuela quien me contagió su fascinación por la lectura. De niña, me enfermaba mucho de las vías respiratorias y, como mis padres trabajaban, me dejaban en casa de mis abuelos maternos. Fue ahí donde tuve mi primer contacto con las páginas que marcarían mi vida. Mi abuela me leía en voz alta datos curiosos enlistados en el periódico y mi abuelo me compraba lo que él llamaba cuentitos, que eran historietas del Pato Donald. Mi abuela también me enseñaba los tomos que atesoraba de libros clásicos y me enamoré de su forma: la cubierta café oscuro, el lomo con el título en letras doradas, ¡el olor! Mi abuelo también tenía una biblioteca que se convirtió en mi refugio y de la cual ahora conservo la mayor parte. A veces, hasta fingía tener catarro para estar con mis abuelos y sus libros. Éste es uno de mis recuerdos más hermosos.

    El primer personaje femenino que conocí fue a la princesa de La bella durmiente, que en la versión de Charles Perrault que yo tenía carecía de nombre propio. Con el paso del tiempo aparecieron otros personajes femeninos como Juliet Capuleto, Madame Bovary o Ana Karenina. Todas ellas escritas por varones. No era la excepción, sino la regla. Apenas se asomaban algunos títulos como Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë, y Orgullo y prejuicio, de Jane Austen. En la Biblioteca Pública Central Estatal Miguel N. Lira de Tlaxcala ocurría lo mismo. Había una escritora en el fichero por cada cien escritores. En esos pasillos leí a Elena Garro y a Simone de Beauvoir.

    Durante mi último año de preparatoria, la profesora Teresa Rugarcía usaba un grueso engargolado que contenía cuentos de Amparo Dávila y Adela Fernández para darnos la clase de literatura. Era una selección impecable y más igualitaria que mis bibliotecas de cajón (la de los abuelos y la del estado). Todavía conservo las fotocopias.

    Durante la licenciatura en relaciones internacionales cursé tres materias de literatura, donde tuve la fortuna de contar con maestros que no

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