Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

La casa de la poesía
La casa de la poesía
La casa de la poesía
Libro electrónico71 páginas38 minutos

La casa de la poesía

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

La casa de la poesía, entra y sale por lo recovecos del habla. Carmen Berenguer desliza voces que configuran pedacitos de historias que se cuentan por medio de una poesía narrada. Registra a Valparaíso lleno de señaléticas que indican desplazamientos por sus cerros y bares, por las noches furiosas donde poesía y poetas son la misma imagen. Un habla marginalizada que balbucea a ratos territorios propios del desecho oficial. Allí la subalternidad de Brenda se llena de múltiples lucecitas que apenas iluminan la noche bohemia. Sólo los labios manchados con rojo van dando cuenta de una escenografía de resistencias. Escritores junto a la mesa del bar más lejano de la noche. Atendido por Brenda que es un resumidero de heridas abiertas de la discriminación. Brenda es en La casa de la poesía, todos los fragmentos del habla y por allí se cuela ella reinventa decires en esos territorios de la noche porteña.

Max G. Sáez
IdiomaEspañol
EditorialMAGO Editores
Fecha de lanzamiento1 dic 2018
ISBN9789563175295
La casa de la poesía

Relacionado con La casa de la poesía

Libros electrónicos relacionados

Poesía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para La casa de la poesía

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    La casa de la poesía - Carmen Berenguer

    © Copyright 2018, by Carmen Berenguer

    Primera edición: septiembre 2018

    Colección Delirios

    Director: Máximo G. Sáez

    Edita: MAGO Editores

    editorial@magoeditores.cl

    www.magoeditores.cl

    Registro de Propiedad Intelectual Nº 110.989

    ISBN: 978-956-317-503-5

    Diseño y diagramación: Catalina Silva Reyes

    Lectura y revisión: MAGO Editores

    Edición electrónica: Sergio Cruz

    Derechos Reservados

    500 Años en el Barrio Chino de Valparaíso

    (1492 1992)

    Juan D. registraba todo recopiando estas imágenes, recoloreando esos rostros mestizos, dibujando inteligibles nuestros ojos achinados. Ojos chinescos como cúpulas orientales. Juan Dávila recopiaba unos pómulos altos engastados como planicies cóncavas, poniéndole un color cetrino, aceitunado, un negro decolorado antes de la oscuridad, un negro, un negro de sol después del amarillo, un color jaspeado por el sol –sur de Latinoamérica. Después de varias cruzas pintó el sueño de Bolívar y retocó una utopía lijada en los colores de las iglesias barrocas del siglo XVII. Le puso mis senos al prócer porque esa noche yo era la única que tenía tetas, y le agregó un sexo al héroe del sueño latinoamericano. Al lado le hizo un hoyito, un huequito con su mano, un guiño a nuestros escépticos sueños.

    Esa noche, motivo de otras noches, Juan D. buscaba mi boca y se encontraba con la boca de Pedro. En ese juego de espejos Juan D. buscaba un destino mestizo, un destino chinesco, una mezcla criolla. Y encontró en mi boca el lagar salobre de la machi. En las dos bocas provocó la ruptura: vacío de mil bocas repentinas. Y las repintó como granas carcajadas sin poder dramatizar aquel momento que por entremedio de las comisuras, escurría toda la risa inquilina de los dominados que vuelven la boca profanada de Simón Bolívar al primer mundo su propia postal: su retocada.

    Esa noche fue simulacro del ritual pagano de la diversión alegre de la chilenidad. Esa noche fue el carnaval andino y sentido, dejando atrás la clásica y profana noche de Velásquez.

    Juan Dávila firmó esta pinturita.

    Acerca de lupanares migratorios, la poeta leyó el poema que el poeta (Q.E.P.D.), escribió esa su única y última noche en el puerto y le responde aunque ya no esté

    Olor a turbulencias corpóreas rasgó el olfato con los brazos

    extendidos, allí pájaro de argenta temblaba su glande y

    llámonos «tías» para ahuyentarnos, y uac, uac,

    respondieron las urracas al destemplado graznido de las

    heridas plumas que perfilaban suave su caída ¡Vaya vacío!

    ornadas bolas tristes del fígaro,

    en medio de un trino el gorrión palabrero fundía lupanares

    migratorios,

    negro en un blanco yermo,

    nos miramos en mis crenchas vivas madreselvas gruesas

    crines cruzaron el corazón, ahí en el puerto, puteros chuscos

    y mandarines, –dije– olor a ñato y gañanes los ojos fieros

    del queltehue lanzaron soplos,

    a ratos opacos bríos, a ratos nervaduras de vieja en las

    manos trepanaba el deseo, ahí sujeta al ala con el chal

    lanudo pegado al cuervo, entre sí,

    las urracas brincaban alrededor, mirando carno

    el entrepiernas,

    mudos espectros del destino, aquí ni polvos mágicos, sudor

    porando estrellas por si cae, al pie

    mis pieses a tus pies pije por si acaso,

    las

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1