Mantra de remos
Por Germán Carrasco
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la muerte esculpida en cualquier secuencia cinematográfica. Y lo hace con un cuidado filial hacia el lenguaje, similar al que une al padre con el hijo. Pues pareciera que cada poema ha sido leído en voz alta y editado sobre una montaña. Mantra de remos sintetiza las tensiones internas de la escritura de Carrasco, aquellas imágenes punzantes como ventisca cordillerana, que esculpen una experiencia poética matizada por la ironía y la belleza. En estas páginas asistimos a un tono más íntimo, porque la cámara
en movimiento que caracteriza sus poemas parece haberse disuelto con las ondas que genera el mantra de los remos.
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Mantra de remos - Germán Carrasco
Germán Carrasco
MANTRA DE REMOS
ISBN: 978-956-9974-08-3
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Mantra de remos
Germán Carrasco
RPIi: 239.454
ISBN: 978-956-9131-51-6
DE ESTA EDICIÓN
© Alquimia Ediciones, 2015
Colección: Ensayos con la Ceniza
Coordinación de colección y edición general: Guido Arroyo González
Corrección: Cristóbal Riego
Diseño editorial: Estudio Navaja
El autor agradece a la Akademie Schloss por la beca Jean-Jacques Rousseau, en particular
a Jean-Baptiste Joly, y al Consejo de la Cultura y las Artes por la Beca de Creación.
MANTRA DE REMOS
Germán Carrasco
Para Tiziana
IDIOMA DEL MANTRA DE LOS REMOS
Hijo enseña a mirar a padre,
le refresca la gramática.
piensan en su sino de cronistas
y en el sentido del retrato.
El niño es el padre del hombre.
Hijo descubre a padre: reza.
Lo que sigue son las palabras
del raro rezo de pa:
No es por mostrar mis credenciales
ni hacer lobby contigo. imagino
que no estarás para pavoneos
o corvetas lingüísticas
así que me permito declarar.
Como te decía, desciendo de gente
que hablaba sola y miraba al suelo
pero fui parido al ritmo del rock
& roll por padres jóvenes.
No infecté al mundo con prensa.
A veces sin querer pasé a llevar
a alguien por ahí y dije barbaridades
pero era joven entonces.
Gasté poco petróleo plata agua,
caminé largo y me soñé en la pesca
en Magallanes o en la esquila
cuya lana abriga el frío de la culpa.
Jamás me afilié a un grupo
de repartición –tan jóvenes y ya en eso–.
Leí a los vecinos para salir de la isla:
no basta con hablar otro dialecto
sino sentir el mantra de los remos
sin despreciar la palabra local
ni despreciar a hermanos mayores
ni ignorar a hermanos menores.
Aprendí algo y traté de transmitirlo
en esta Babel transaccional,
menos Babel por lo políglota
que por la severa incomunicación.
Nací, en el mejor de los casos,
en un país femenino y receptivo
y en el peor: un país de gendarmes
e inspectores de escuela.
Trataré de no errar, de abrir el cuore
y de hacer todo lo que pueda
pero considera todo esto
y mi educación de liceo fiscal
si llegase a resbalar, que es muy probable,
si llegase a perder el ritmo,
si luego de un tramo largo se me resbala
un remo y cae al agua, ponte tú.
EN UN VIAJE TAN LARGO, Y LA PAMPA
Benditos sean los sueños del hombre
en un viaje tan largo, y la pampa.
Sueño reparador mientras duermen en el bus
y sueño de trabajo y espacio en el lugar
al que se dirigen con termos, frazadas
y cajas de cartón en vez de valijas.
Una niñita canta en el asiento trasero.
La mamá la hace callar. Cómo decirle
que esa voz es música escasa
y es imposible que alguien se moleste.
Nunca se sabe, en algunos territorios
hasta las piedras son fascistas.
Uno de tus ojos padece un derrame
de gel vítreo que te recuerda
1) la inexistencia de la pureza
2) lo innecesario de la alta definición
3) la necesidad de un velo y otro idioma.
Encima, llueve. Hay entonces
dos aduanas o ltros entre el ojo
y las imágenes de terror industrial
del recorrido. Por ahí, un árbol.
Además –te aviso– la ventana del bus
se empañó por dentro con el aliento cálido
de los niños que duermen
en un viaje tan largo, y la pampa.
PADRE E HIJO INTENTAN DETERMINAR EN QUÉ LUGAR TOMARON CIERTAS FOTOGRAFÍAS
En Magallanes tus ojos se transforman de inmediato
en una cámara ante el estrecho.
Pero no solo ahí, donde el mundo se deshace
sino también en las huellas de oruga que deja
la transacción, la venta, el alquiler.
Se arrienda piesa (sic) a dama sola, peruana o sureña que trabaje y llegue después de las once de la noche
y salga antes de las siete de la mañana.
–Ventana en barrio Maruri, Santiago, Independencia.
A estas alturas, se les mezclan lugares y nombres.
Santiago de Cuba. Santiago Llach. Santiago Vega.
Santiago de Compostela. Santiago Morning.
Santiago de la Nueva Extremadura.
Especialmente al padre. El hijo no lo contradice.
Comen algo caliente y toman una caña de vino.
Padre duerme. El hijo mira el vino y recuerda
a otro padre y otro hijo, dos inmigrantes vecinos.
Luego de beber se durmieron en la calle
abrazados, protegiéndose del frío, y uno murió.
Se parecían al tangata manu geminiano,
el tangata que es macho y hembra frente a frente
y que pareciera rezar o estar en posición
fetal o de combate o sosteniendo el huevo.
«No se te estará ocurriendo lmar esto, ¿no?»
le dijo esa vez con la mirada a padre.
Los vi, Saratoga:
uno filma y el otro escribe
vislumbran la polis en la niebla
desde la proa de un barco
o vislumbran la proa de un barco
desde el esmog de la polis.
Los vi:
Filmaban a Nuestra Señora del Santo Viaje,
en Gloucester, ma. Un pueblito muy pequeño
para una personalidad tan gigante como la del viejo Olson,
por eso Olson veía mayas, etruscos, griegos y romanos
en la pequeña Gloucester,
potros épicos cuyos relinchos son las olas bravas
del mar a la hora del surf.
Relincha Venus por contracciones de parto.
Quizás por eso De Rokha veía
a Cristo, Mahoma, Satanás
y otras embarcaciones de ese calado
en un pequeño