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Cuaderno de California
Cuaderno de California
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Libro electrónico71 páginas22 minutos

Cuaderno de California

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Entre el mar y la montaña —y más precisamente: entre la fuerza de la marea y la inminencia de los terremotos— ocurren los tránsitos de Cuaderno de California. La observación vulnerable —poética y política— del paisaje exterior provoca incesantes movimientos en el paisaje interior de una pareja, "dos almas muy antiguas", que viaja: a veces son movimientos diminutos, a veces próximos a los sismos. Crónica de viaje, memoria y diálogo de amor, la de Santiago Espinosa es una obra sabia en su hermosura y hermosa en la hondura de su reflexión: no es fácil pensar tan agudamente cuando estamos tan conmovidos, en pausa por la belleza que nos captura.
 Giuseppe Caputo
[...]
Nadie conoce el origen de
la palabra California.
Alguien nos dijo: "Vengo de California".
Lo que en mi idioma significa "ningún lugar".
[...]
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 abr 2023
ISBN9786289540727
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    Cuaderno de California - Santiago Espinosa

    Acantilados

    Ahora conduces.

    El carro avanza por las curvas donde el océano

    se estrella entre los acantilados, incesante.

    Nunca pensamos que estos fueran los paisajes,

    las rocas lunares y los pinos.

    Para llegar a este lugar

    tuvimos que perder todas las rutas,

    sabiendo que esta amarga transparencia

    ocurre en los sueños de ambos.

    Y tú recuerdas el gesto algo ridículo

    cuando nos despedimos,

    o esas primeras veces en que fuimos

    al mar, pensando en las distancias.

    Y ha sido siempre así.

    Los autos que cruzan evitando los precipicios.

    Las casas con sus luces encendidas hasta tarde.

    La espuma que persiste ferozmente contra los acantilados.

    Reflexión en los Cayucos

    1

    Sin haberlo planeado detuvimos

    el carro en la autopista,

    al frente del mar y de las piedras

    oscurísimas.

    Cumpliendo una promesa muy distante

    bajamos el camino entre la niebla,

    una senda de arenas

    compactadas por el viento y la sal,

    las huellas indecisas de los otros.

    2

    Escuchamos el océano

    detrás de una pendiente.

    El lento chapoteo

    entre las piedras

    partidas.

    Lo que a menudo recordamos

    cuando juntamos nuestros

    cuerpos en la noche.

    Cuando juntamos

    nuestros cuerpos.

    3

    Si alguien nos viera caminar hacia la costa

    creería que dos almas muy antiguas

    han regresado hasta el mar,

    desandando los caminos polvorientos.

    Dos compañeros terrestres

    tomándose las manos,

    las gafas de sol,

    como si descendieran

    desde lo más blanco

    del cielo

    y ya no hubiera carreteras

    en el mundo.

    Cuidándose de no despertar

    con sus pisadas

    las huellas dormidas en la arena.

    4

    Oíamos el tiempo sobre el mar.

    Estábamos solos.

    Ningún carro se había parqueado

    con excepción del nuestro.

    Y yo pensaba que la muerte

    o la locura

    era escuchar eternamente

    el rumor de las olas

    contra las piedras,

    las olas contra las piedras.

    Como se escucha el océano

    en las páginas de un libro.

    Y tú pensabas que los mares

    solo titilan a distancia,

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