No es fácil decir adiós. Despedirse es el inevitable preludio del olvido. Los muertos con cuentas pendientes encuentran en ellas el cabo para amarrarse a este mundo; si logran hacer ruido, quizás alguien les haga creer que están presentes, aunque no será el comisario Adamsberg quien les ponga un cubierto en la mesa.
La memoria es poderosa. Cada final de año nos