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Ezequiel Mora Reencuentro: Aventuras y riesgo, #4
Ezequiel Mora Reencuentro: Aventuras y riesgo, #4
Ezequiel Mora Reencuentro: Aventuras y riesgo, #4
Libro electrónico254 páginas4 horas

Ezequiel Mora Reencuentro: Aventuras y riesgo, #4

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Esta novela, es la continuación de Ezequiel Mora y sus nuevas andanzas, después que el deja el pueblo de Niquero. Como no se sabe el por qué, lo han mandado a buscar tan repentinamente y con tanta urgencia, en esta novela se reflejan los motivos. Un reencuentro inesperado, fluye y le mejora la vida.  El encuentro  con un personaje del pasado,  se le convierte en una andanza que no imagina. Las consecuencias de lo que le tocaría vivir, el ya había pensado que culminaría esa pesadilla, sin embargo, no se había acabado. Esta novela. Ezequiel Mora, un reencuentro,  aventura llena de entretenimiento y de mucha imaginación.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 mar 2023
ISBN9798215933251
Ezequiel Mora Reencuentro: Aventuras y riesgo, #4
Autor

Xyan Xoce

Ezequiel Mora, un avispado y suertudo chico nacido en un pueblo de la costa norte del oriente de la isla de Cuba. Es solo el comienzo de una larga y agitada vida que llena de aventuras y riesgos que le llevan a convertirse en un reconocido personaje en las Antillas. Su autor, bajo el seudónimo de Xyan Xoce, entremezcla los sucesos acaecidos en su propia vida con hechos ficticios para regalarnos una bella y rica amalgama de costumbrismo y cubanía, además de brindar un paseo histórico y real por las diferentes e interesantes facetas políticas y sociales, que lo han hecho destacar en muchísimos aspectos y esto te hará vibrar de emoción.

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    Ezequiel Mora Reencuentro - Xyan Xoce

    EZEQUIEL MORA

    REENCUENTRO

    XYAN XOCE

    INTRODUCCIÓN

    ESTA NOVELA, ES LA continuación de Ezequiel Mora y sus nuevas andanzas, después que el deja el pueblo de Niquero. Como no se sabe el por qué, lo han mandado a buscar tan repentinamente y con tanta urgencia, en esta novela se reflejan los motivos. Un reencuentro inesperado, fluye y le mejora la vida.  El encuentro  con un personaje del pasado,  se le convierte en una andanza que no imagina. Las consecuencias de lo que le tocaría vivir, el ya había pensado que culminaría esa pesadilla, sin embargo, no se había acabado. Esta novela. Ezequiel Mora, un reencuentro,  aventura llena de entretenimiento y de mucha imaginación.

    Xyan Xoce 

    Tabla de contenidos

    INTRODUCCIÓN

    VOLVER AL GUARDACOSTA

    REENCUENTRO

    NUEVA  ANDANZA

    DECEPCIONADO

    VOLVER AL GUARDACOSTA

    Después que Ezequiel abandono en el jeep, el pueblo de Niquero, transitan por la carretera en silencio, los dos ocupantes, Mora callado y pensativo, va mirando, como pasan los objetos por la ventanilla, por esa vía que lo separa de Manzanillo, por todo el viaje no se dirigieron la palabra, ninguno de los dos. Cerca de la una de la tarde llegan a la delegación en Manzanillo.

    Ezequiel recogió el bulto, caminando por la acera, llego a un gran portal que a todo lo largo de la casa, recibe a los visitantes, camina entrando por la puerta principal, dirigiéndose, por dentro de la vivienda. Que cerca del mar hace de delegación, en el local es recibido por un soldado, que al verlo entrar, señalándole con la mano, el chico se detiene al lado del hombre.

    –¿Ezequiel Mora? –¡Si señor!

    –El compañero Anazco lo espera en aquella habitación. –¡Gracias! -caminando  por dentro del edificio, llega frente a la puerta, toca en ella, espera. Se oye una voz-.   –¡Adelante!  -abre la puerta, entra echando una ojeada, por toda aquella oficina. Después de acomodar en el suelo el bulto, camina hacia el centro de la habitación-. –Buenas tardes compañero Anazco.

    El oficial que está sentado detrás de una mesa, le hace una seña con la mano, después le indica, con el dedo para que se sentara en un sofá. Sigue conversando por el teléfono, el muchacho se sienta, esperando a que el hombre terminara la conversación, sin quitarse el teléfono de la oreja.

    –¿Ya almorzaste?  –¡No señor!...  -con voz autoritaria-. –¡Agustín! -En la habitación entro un joven, rubio, alto-. –¡Ordene!...

    –Lleva al compañero al comedor para que almuerce, compañero Mora después vienes que tenemos que hablar.

    Ezequiel se levanta acompañando al soldado, que lo lleva a uno de los locales que hace de comedor, sentándose en una de las mesas, espero que le sirvieran lo que hay de almuerzo. Una chica le trajo tres platos, que contiene el rancho.

    –¡Gracias!... Después que termino, se levanta de la mesa, retornando para la oficina de Anazco. Toca en la puerta, entra al local, el oficial no esta, se sienta en el mismo asiento, esperándolo.

    Al rato  entra Anazco sentándose al lado de Mora.

    –¿Como te fue en el viaje, estas asombrado, por esta sustitución tan repentina? –La verdad que me cogió de sorpresa, no esperaba esto, tan rápido y de esta forma.

    –Te digo... No te has dado cuenta,  que ya llevas tres meses en Niquero, que según me ordeno el jefe, es el tiempo en el cual estarías en esa misión que te dieron y terminó. Aunque hay otra situación que me ordenaron decírtela. –¡Soy todo oído! -Anazco se le sonríe-. 

    –¡El Guarda Costa esta roto en Puerto Padre! –¡En Puerto Padre!  ¿Se puede saber el porque esta en ese puerto?

    –¡Si! como no... Hace diez días, lo bajaron del Varadero para que fuera a cumplir una misión, en la costa norte, cuando llego al socucho, lo atracaron al muelle y hasta hoy, no han podido sacarlo a navegar. Ezequiel se queda pensativo y en silencio.

    –Se acordaron de mí, porque creo que los maquinistas, no han podido resolver la rotura. –Creo que tienes razón, aunque te diré que hace tres días, me ordenaron relevarte, pero ayer me llego un cable ordenándome llevarte urgente para Santiago.

    –¿Entonces no voy para Puerta Padre? –¡Eso te lo dirán en el Distrito Naval!

    –¿Cuándo me llevan?  –El plan era llevarte esta tarde, pero el jeep esta roto y todavía no han podido resolver la rotura, mañana en la mañana saldrás, si no resuelven la rotura te mandare en el mío, que llega esta noche de Pilón, ya mande a prepararte un cuarto, en la otra barraca para que te acomodes, yo hubiera querido mandarte esta tarde, pero no me es posible. Cuando llegaste yo estaba hablando con el comandante, explicándole la situación, me sugirió que almorzaras, y que te diera albergue esta noche, que mañana temprano te mandara para Santiago, en lo que fuera.

    –No le pregunto mas cosas, porque creo que ud no me puede explicar, el porque de tanto apuro.  –Te explique lo que me han dicho por teléfono.

    –¡Gracias, lo que me preocupa es que al que deje como jefe de Maquina, cuando lo deje en el varadero, ese si sabe todo lo corserniente para que los motores no fallen! Eso es lo único que me esta preocupando. ¿Ud por casualidad sabe algo? –No se... Pero creo según he oído, que el jefe de maquina que esta en el barco es de apellido Montesino.

    –¡No me jodan!  Perdone la expresión, quien habrá puesto a ese inútil de jefe de maquina. –Eso si te lo puedo decir, al frente del barco esta el alférez Rubén, no me acuerdo el apellido ahora, pero el fue el que puso a montesino al frente de maquinas.

    –Está bien, esperaremos a llegar a Santiago, para ver el porque esta fuera de servicio la unidad -Ezequiel se levanta le estrecha la mano al oficial-. –¿No tienes nada que decirme del alférez Rubén?

    –¡No nada! Con ese señor todavía no he navegado. –¿Te gusta como jefe Miguel López?

    –Con ese señor ya he navegado y con el si se puede navegar. –En la madrugada salimos para Santiago.

    –¿Ud tiene que ir con nosotros? –Esa fue la orden que me dio el jefe, solo me dijo que mañana te lleve, si no tenia vehículo, que te llevara sobre mis hombros, pero que te quería en la tarde a mas tardar en la unidad.

    –Mañana nos vemos.

    Salió de la oficina caminando, con el bulto en la mano. Lo acompañó el muchacho rubio, indicándole la habitación donde se quedaría esa noche, enseñándole todo el lugar, cuando se queda solo, Ezequiel se desviste entra al cuarto de baño, se da una ducha con agua caliente, hacia mas de tres meses que no se daba una buena ducha, aprovechando el agua caliente, cuando termino se acostó sobre la cama, echando un sueño largo, que al despertar ya había caído la noche.

    Ezequiel salió de la habitación, dirigiéndose para el comedor, sentándose en una de las mesas, espero a que le sirvieran, cuando termino, se dirigió para el portal de la casa grande, sentándose en un balance,  mirando para la bahía en silencio, cerró los ojos y se quedo pensando. Al rato se encamino para el cuarto, recogió todo acomodo el bulto al lado de la cama, acostándose con la ropa puesta, hasta con las botas, asi fue pasando la noche, entre pequeños momentos de quedarse dormido y otros desvelado hasta que entro una ordenanza llamándolo, el le sonríe, fue al cuarto de baño se hecha un lavado de cara, salió de la habitación con el bulto, entrando al comedor. Esta oscuro todavía, toma café, le invitan a desayunar el reúsa, caminando para el portal de la casa, allí sentado en el jeep el oficial Anazco sonriente.

    –¿Qué nos vamos? –Buenos días -montando en el vehículo en la parte de atrás-.

    –¿Descanso bien, compañero Mora? –¡Si señor!  –¡Vámonos que el viaje es largo!

    A las once y treinta de la mañana, el jeep se detiene frente de la posta del Distrito Naval, un marinero le levanto un tubo largo que interrumpe el paso, continuaron por esa calle hasta el final, doblando a la izquierda, dirigiéndose para una nave grande que es el taller. Ezequiel se desmonta mirado para el muelle, en el hay varias embarcaciones, atracadas. Se hecha el bolso acuesta, caminando para lo que es el Estado Mayor, en ese edificio esta la oficina del jefe de la sección Naval, sin mas nada que pensar, se encamino.

    –¡Mora espéreme! Que primero tenemos que ir a la oficina del jefe -se detuvo esperando al oficial, los dos caminan en silencio, hasta llegar frente de la puerta tocan en ella desde el interior se oye una voz-.

    –¡Pasen!...

    Los dos entran, en la oficina acompañando al oficial jefe, está el jefe de la sección Naval, que al ver quienes eran los que llegan se levanta, después de los saludos, el jefe de Ezequiel. 

    –Hace días que le dije  Anazco, que te liberara y te trajera, has llegado con tres días de atraso -con una sonrisa en los labios, Ezequiel le estrecho la mano al jefe, después se acerco al comandante saludándolo también-.

    –¡Anazco me a dicho, que hay problemas con el barco en Puerto Padre!  –Eso lo resolveremos, cuando llegues al buque, mañana te mandaremos, hoy quiero tener una reunión contigo, pero más tarde, yo se  que para ti te es difícil dormir en la barraca, en el guarda costa que esta atracado en el muelle hay una hamaca para ti,  allí te acomodaran hasta mañana, después nos vemos por allá.

    Después del saludo pide permiso para retirarse. Con el bulto a cuesta salió Ezequiel, dejando a Anazco reunido con los dos oficiales.

    Llegó al muelle fue caminando  hasta el final, allí se detuvo, mirando todo el alrededor, algunos compañeros lo saludaron, continuando con las tareas que hacen, entra a cubierta.

    –¿Donde esta el contramaestre?  –¿Quien me procura? -el militar sale del puente-.

    –¡Ezequiel Mora! –¡Dichoso los ojos que te ven! -camina al encuentro del compañero después de darse las manos, se dieron un abrazo-, ¿que haces en mi barco, con bulto y todo? –El jefe me dijo, que me acomodara aquí, hasta mañana que me llevaran para el barco, que esta en el socucho de Puerto Padre.

    –¡Ya nos enteramos que el barco esta fuera de servicio, el jefe de maquina que tiene ahora, no ha dado pie con bola con la rotura! –¿Sabes algo de la rotura?

    –Lo único que te puedo decir, es que para allá esta el sargento German y no ha resuelto, creo que  fue el quien pidió un S O S, para que le resolviera la rotura. –¡Pero no se sabe del porque, ni el tipo de rotura! 

    –¡Nada! Solo te puedo decir que no arrancan los motores principales, las plantas si funciona, llevan tres días trabajando y creo que nadie sabe, del porque no arrancan. –¿Donde esta el jefe de maquinas?

    –Debe de llegar  mañana, anda por las Tunas de franco. –¿Y el comandante?

    –Está por Santiago. –¿Entonces me puedes dar posada por esta noche?

    –Quien le dice que no al capitán, si en la mañana llego, como tú sabes, cojeando más que nunca, de la pata derecha, solo me dijo. -Imitando  como la voz del jefe-, ¡al medio día llegara un  compañero, prepárale dormitorio hasta mañana! No dijo mas nada se retiro muelle arriba y ahora me entero, que ese compañero eras tú, bienvenido a este barco compañero Mora.

    Después que Ezequiel, se acomodo en la litera del jefe de maquina, de esa unidad, subió para cubierta a esperar al jefe  para ver que quería del ahora, ahí estuvo hablando con el  contramaestre, hasta que llego el comandante de la unidad, que al ver al muchacho con una sonrisa y un abraso.

    –¿No me vayas a decir, que te mandaron para este barco? –¡Ojalá, pero no! Me trajeron porque mi barco esta roto en el socucho, hoy me quedo en este barco, mañana me llevan para Puerto Padre.

    En la cubierta se acomodaron y estuvieron hablando hasta que llego el capitán jefe, después de los saludos, poniéndole un brazo sobre el hombro a Ezequiel, los dos salen del barco caminan por el muelle, por el camino le fue dando instrucciones de lo que el quería que el muchacho le explicara del porque los motores no funcionan. Ezequiel lo mira serio.

    –¡Capitán! ud no va a creer que yo tenga la virtud, de saber desde aquí lo que tiene el barco. –Yo se que no eres adivino, pero lo que si se, es que ese barco camina gracias a ti. 

    –¡No señor! ¡Gracias a mi no! Acuérdese que esos motores son rusos y aquí todavía, no hay nadie que los conozca como yo. –¡Si así mismo es! ¿Pero me puedes dar una idea, de lo que pueden tener?

    –Lo único que le puedo  garantizar, es que cuando llegue al barco, enseguida se lo pongo en servicio, póngale el cuño. –Mañana a las cinco horas no vamos, yo te acompaño, quiero ver con mis propios ojos, lo que tiene retenido al Guarda Costa atracado en el socucho.

    Ezequiel retorno para el barco sentándose en la cubierta.

    –¿Qué me cuentas?  ¿Qué quería de ti el jefe? –¡Lo de siempre! Saber algo más o menos de lo que tiene el barco, ya me dijo que mañana se va conmigo, para Puerto Padre, nos vamos a la cinco de la mañana.

    Mora se paso lo que quedo de la tarde y parte de la noche, sentado en cubierta al fresco, a ese lugar el cocinero le trajo la comida, cuando termino puso el plato sobre la cubierta, los marineros le había hecho un circulo, para escuchar la historia que le esta  contando. Sobre de como encontró al pescador perdido, cuando termina la historia y responde varias pregunta de los compañeros, se levanto caminando por la cubierta hacia la popa, se paro en el borde, poniéndose a orinar, cuando termino camino de vuelta hacia el puente, cuando entra baja por la escalera que lo lleva al comedor, entran al pequeño camarote, donde en una litera duermen, el jefe de la unidad y el jefe de maquina, se encarama en la de arriba, tirándose a dormir en short y sin camisa, hasta que se quedo dormido. A las cinco de la madrugada lo despertó el guardia.

    –¡Ezequiel! -con la voz muy baja-, llamaron por el teléfono, que en quince minutos te espera el capitán frente del puesto de mando. –¡Gracias!

    Se levanta vistiéndose en el acto recoge el bulto, al pasar por la cocina, el cocinero que ya esta en la cocina, le alcanza un jarro con un poco de leche con café y un pan con queso. Después de comer y  tomarse aquello, sube por la escalera sale a cubierta, por la parte de la proa. Abandono el buque caminando hacia el lugar de la reunión. Cuando llegó desde un jeep que esta parado frente de la escalera.

    –Mora suba al jeep, el capitán ya viene, se acomodo en la parte de atrás. –¿A que hora llegaremos a Puerto Padre mas o menos? 

    –¡Después de almuerzo! El jefe esta coordinando para que nos guarden el almuerzo y que la lancha nos espere en el muelle frente de la capitanía del puerto.

    Media hora después llega el capitán montando, después que se acomodo en el asiento.

    –Vámonos ¿Como durmió compañero Mora? –Bien capitán, un poco de calor pero dormí un solo sueño.

    Por todo el trayecto el oficial fue llenando de preguntas a Ezequiel, que contestaba según fuera la respuesta que tenia que darle al jefe, por el trayecto el muchacho le fue dando una información de las posibles causas, de la rotura que mantiene fuera de servicio a la unidad de superficie, este viaje duro cerca de las cinco hora, hasta que llegaron al frente de la capitanía.

    Cuando entran en la unidad, son recibidos por el capitán del puerto, que como es de los viejos compañeros del capitán, los dos se abrazan dándose algunas palmaditas en la espalda muy sonrientes, entre bromas y halagos le presentaron al hombre a Ezequiel Mora, el oficial los llevo hasta el comedor de la unidad sentándose,  haciéndole compañía mientras ellos almorzaban. Al comedor entra el jefe de la lancha saludando al jefe, después de los saludos, esta parado, el capitán lo invita a sentarse, después que se sienta.

    –Tómese un café con nosotros, ¿porque creo que ya ud almorzó? ¡Por la hora que es!   –¡Si señor! Nos vamos cuando ud lo ordene -con una sonrisa-.

    –¡En cuanto tomemos el café nos vamos!

    Parados en el pequeño muelle, se despiden del oficial de la capitanía, Deybi se queda  unos minutos hablando y Ezequiel  monta en la lancha, sentándose sobre el castillo de popa. Esta lancha es igual a la que tuvo en Niquero. Cuando el oficial monta, se separaron del muelle, navegando por la bahía, con rumbo hacia la entrada, donde esta atracado el Guarda Costa. Después llegan amarrando al costado del muelle, Ezequiel entra por el portalón, el capitán se había quedado hablando con el jefe de la lancha. Cuando  puso un pie sobre la cubierta al  encuentro del fue el contramaestre, que con una sonrisa en los labios y palabras de alegría lo abrazo.

    –¡Ahora si que resolvemos la rotura! –¿Mastrapa por donde andan? -mueve la cabeza con una sonrisa picaresca-,  ¡los jefes! –Están en el cuarto de maquinas adivinando, el porque no arrancan los motores.

    –Ellos saben que el capitán vino conmigo. –¡Si! Un cable que llego esta mañana se lo informo -acercándose al oído-, cuando se enteraron que el jefe venia, todos están allí metidos. –Hace falta que me lleven el bulto para el camarote.

    –¿Que hago con las cosas de Montesino? –¿El ya no sabe que yo venia?

    –¡Si lo sabe! –Entonces sabe que se tiene que mudarse, para el sollado de los motoristas, si es que hay alguna litera vacía. 

    –¡López lleve el bulto del Jefe de maquinas para el camarote! -seguían conversando-.

    –Mándale a decir a esos señores, que ya llegamos, para que salgan a recibir al jefe   -Mastrapa se asoma por la escotilla-. –¡Señores ya el capitán esta aquí! -por el hueco sale el grupo, que al ver a Ezequiel solo, todos asombrados miran para todos los lugares, buscando al oficial, pero no esta por todo aquello-.

    –¿Donde esta el capitán? -Ezequiel levantando el brazo le señalo la lancha-. –Allá hablando con el jabao -todos abandonaron el barco, caminando hacia la lancha, antes de llegar  el jefe salió caminando al encuentro-.

    Todos se saludaron, ahí estuvieron conversando, por un rato. En la cubierta del G C Ezequiel Habla con Montesino, haciéndole el interrogatorio, del tipo de rotura que tiene los Motores.

    –¿Ya me dejaste el camarote listo? –¡Si como sabia que llegabas, me acomode en una litera en el sollado de proa!

    –¿No hay cama disponible, en el cuarto de los motoristas? –Hay una, pero mañana llega Carlos Campos.

    –¿De donde llega? –De la misión que le dieron, cuando el barco estaba en el varadero.

    –¿Quien te puso de Jefe de Maquinas? –El alférez Galindo.

    –¿En el varadero o en el distrito naval?  –Cuando Carlos salió, al frente de la terminación de la reparación, no había quien se quedara.

    –Que yo recuerde Deje al frente del barco al compañero Suarez, hasta que regresara.       –¡Donde manda capitán, no manda soldado!

    –¿Qué me quieres decir con eso? –Que un día llego Deybi y dio órdenes, de las cuales una es que el alférez Rubén, quedaría al frente del barco, creo que te cogiste el culo con la puerta. -sonríe-, ¡se te subió el mando para la cabeza! -Ezequiel lo mira serio-. –¡Está bien ganaste por esta vez! pero te diré para que veas que no me he cogido el culo con la puerta, recoges tus cosas que en este barco no te quiero.

    –¡Eso lo veremos cuando el capitán me ordene lo que voy hacer, entonces yo cumpliré esa orden! ¿No la tuya? –Entonces crees que te puedes quedar en este barco, porque a ti te sale de los huevos.

    –¡Cógelo como quieras! Pero como el jefe esta aquí, solo cumpliré las ordenes del.      –¡Muy bien Eso lo veremos!  ¿O tú te quedas en el barco y resuelve la avería, o yo me quedo y tú te vas para el cipote? ¡Para no decirte otra cosa! te ordeno que recojas la cosa tuyas y te pares en el muelle. No te quiero en este barco. ¡Mastrapa! Saca a este marinero de esta unidad  ¡ahora!

    –Perdone Compañero Mora, pero Montesino esta en plantilla en este barco!

    Ezequiel lo mira, caminando hacia el hueco, para donde se entra para el cuarto de maquinas, pone un pie en la escalera y mirando a Mastrapa. –Si cuando termine de reparar este barco, este compañero sigue en la unidad,

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