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Un corazón, dos pizas y tres días para enamorarme.
Un corazón, dos pizas y tres días para enamorarme.
Un corazón, dos pizas y tres días para enamorarme.
Libro electrónico45 páginas37 minutos

Un corazón, dos pizas y tres días para enamorarme.

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“Por favor,  ¿puede esperar un momento?, debo terminar de controlar una cosa y luego estoy con usted”. Me dijo la mujer, sin siquiera girarse.
Finalmente escuché su voz, una voz demasiado agradable, para una perra como ella.
“No hay problema”. Respondí.
Después de menos de un minuto apagó la computadora y levantándose de la silla, se giró diciéndome: 
“Estoy a su disposición, ¿me sigue por favor?”.
Cuando la vi, quedé literalmente sorprendido, era bellísima, no había visto nunca una mujer tan hermosa.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento1 mar 2020
ISBN9781071532751
Un corazón, dos pizas y tres días para enamorarme.

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    Un corazón, dos pizas y tres días para enamorarme. - Giosep Lambert

    Giuseppe Loda

    Un corazón, dos pizas y tres días para enamorarme.

    Capítulo N.1

    Eran poco más de las nueve y media de un típico día de verano, cuando llegué con mi automóvil delante de la posada donde me habría detenido por algunos días, mi trabajo de vendedor de alfombras me llevaba a aquella pequeña ciudad.

    Salí del auto y caminé con paso cauteloso, pensativo, hacia la posada donde mi jefe había reservado una habitación para mí.

    Mientras caminaba mi mirada cruzó rápidamente la calle.

    La posada era bastante pequeña y estaba ubicada en un vecindario al sur de la ciudad. Era un día bastante sofocante y aunque sólo llevaba una camiseta, sudaba mucho. Antes de entrar miré alrededor, el lugar no era de los mejores, pero era mejor que aquel donde había estado la última vez.

    Como otras veces, en circunstancias similares, me sentí incómodo, más que nunca un extraño.

    Una plaza no muy grande, algunos árboles a la derecha extendían su sombra sobre algunos bancos de piedra, donde estaban sentadas y discutían animadamente algunas personas. Del otro lado, había algunos negocios cuyas persianas estaban todavía cerradas. Dos perros grandes se me acercaron y comenzaron a olerme. Quería alejarlos, pero estos parecían no tener ninguna intención de dejarme en paz tan fácilmente. Quizás si les daba una patada se hubieran alejado, pero tenía miedo de recibir una mordida, nunca se sabe cómo reaccionan estos animales. Finalmente, un jovencito que estaba sentado en la sombra, con un silbido, llamó a las dos bestias.

    Maldición, no sé qué esperaba para llamar a aquellas bestias. Murmuraba para mí. Después de una última mirada a la plaza, subí los tres escalones que llevaban a la puerta principal y entré.

    En el interior, una mujer bastante robusta de unos cincuenta años me preguntó que deseaba. Cuando me presenté, saltó como un resorte, pidiéndome que la siga, me estaba esperando.

    Después de haber recorrido un pequeño corredor golpeó una puerta, una voz le dice adelante. La mujer entró, después de haber informado de mi llegada, un hombre que estaba controlando algunos papeles sobre la mesa, volvió a su lugar.

    Cuando entré, vi que en el interior de la habitación había dos personas, mientras el hombre en la mesa se levantó tendiéndome la mano; la otra seguramente era una mujer, que controlaba la pantalla de una computadora, no se dignó ni siquiera a darse vuelta para ver quien había entrado.

    Que tonta, pensé para mí.

    Con el hombre, que dijo que era el cantinero de la posada, hablamos por algunos minutos, pero para ser sincero no me acuerdo más de los detalles de esa conversación, había perdido el gusto por las charlas superficiales.

    En la calle había preparado un breve discurso sobre mi trabajo y sobre lo que intentaba hacer, pero dadas las circunstancias, me di por vencido.

    El cantinero después de un último saludo y de haberme informado que, donde nos encontrábamos tomaría el desayuno, el almuerzo y la cena, mientras que la habitación para dormir estaba en otro edificio, ubicado justo enfrente a la posada, y que la mujer delante de la computadora

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