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Gamboa 3:15
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Libro electrónico51 páginas48 minutos

Gamboa 3:15

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Información de este libro electrónico

Ángel Valencia es un joven empresario que se muda a la casa de sus sueños en Gamboa, un área tranquila y de mucha naturaleza, ubicada en la zona del Canal de Panamá. Sin embargo, pronto descubre que su hogar se relaciona con extraños sucesos que ocurren cada noche, a las 3:15 de la madrugada, que van desde olores desagradables hasta vívidas pesadillas.

En un recorrido por la ciudad, en busca de una ferretería, se encuentra con una anciana indigente que, con misterioso tono, le advierte que debe cumplir con el pacto adámico que está relacionado con el libro Génesis 3:15 de la Biblia.

Justo al día siguiente, conoce a Luzbel Gamboa, una hermosa y seductora joven adinerada, de la que se enamora perdidamente y con la que concibe un hijo. Con el pasar del tiempo, Ángel sospecha que Luzbel es parte de un misterioso plan, del que por alguna razón se ve involucrado su vecino Derek Wilson, un amable y servicial estadounidense jubilado.

En este extraño triángulo, Ángel, Luzbel y Derek, están entrelazados con un siniestro plan que desataría el Apocalipsis y la dominación del mundo. Ángel tendrá que luchar por su vida, su amor y su alma, con la ayuda de un sacerdote y el arcángel Gabriel.

Pero ¿logrará Ángel descifrar el enigmático código bíblico y el misterio que ronda su nuevo hogar?

Un relato que te hará cuestionar los límites entre la ficción y la realidad.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 dic 2022
ISBN9798215110690
Gamboa 3:15
Autor

Saúl Pérez Tapia

Desde muy pequeño tenía la afición por la escritura, sin embargo es hasta este momento que decido emprender y compartir con los lectores del mundo, mi pasión por las obras de ficción y suspenso.

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    Gamboa 3:15 - Saúl Pérez Tapia

    Dedicatoria

    Dedico este libro a mi esposa, que desde que le conté mi deseo de niñez, no ha dejado de impulsarme a concretarlo, y disfruta cada vez que le relato los avances de mis escritos.

    A mis hijos y nietos, para que cosechen mis frutos en el futuro.

    A mi madre, que fue mi primera editora a mis 7 años, de un manuscrito que planeaba enviar al famoso Steven Spielberg para que lo convirtiera en película; la edición fue tan rigurosa que me frustré tanto y decidí no escribir más, pero gracias a esa frustración, nunca olvidé ese sueño que ahora se hace realidad.

    Y por último y no menos importante, a mi padre, que tenía la misión de ser el cartero, debía enviar mi trabajo editado a Hollywood, para mi gran película... Un día lavando su auto y limpiando la guantera, encontré el sobre que contenía mi trabajo. Ahí supe, porque nunca me contactó el famoso Spielberg, jejeje.

    Eran las 3:15 a.m., la noche estaba fresca; pero extrañamente sentía mucha humedad y un calor sofocante. Me levanté para ir al baño, cuando regresé a la cama me costaba conciliar el sueño.

    Era la primera noche en mi nueva residencia ubicada en la calle Silbert, en Gamboa. Una típica casa de la arquitectura estadounidense, que quedó abandonada cuando se retiraron las bases militares norteamericanas de suelo panameño. La casa tenía el típico olor a encierro, humedad y moho, producto de la cantidad de años cerrada y abandonada.

    Muchos dirían que estoy loco; pero de muy niño soñaba con tener una casa cómo ésta. Una casa amplia, de dos pisos, con su propia cochera cerrada ideal para un taller en casa, además rodeada de mucha naturaleza y en un área muy tranquila. La casa se encuentra muy cercana a un hotel campestre de lujo; al final de una calle sin salida frente a una rotonda. El resto de las casas están a pocos metros, una frente a la otra, pero mi casa queda solitaria al final de la calle.

    Tenía que hacerle varios arreglos a la casa, el sistema eléctrico, cambio de ventanas rotas, pintura en general, algunas goteras, y ciertos detalles más.

    No me preocupaba mucho el tema de reparaciones ya que, de muy niño, mi padre ya fallecido hace varios años atrás, me enseñó a hacerme cargo de todos los trabajos que se realizan a una casa.

    Mi padre era un hombre que le gustaba hacer los trabajos de la casa por su cuenta, no es que no quisiera darles trabajo a los especialistas en el tema, pero decía que prefería hacerlo él mismo; ya que no todos eran honestos y justos en sus presupuestos.

    Una vez regresé a mi cama, me puse a armar una lista mental de todo lo que iniciaría a cambiar en la casa durante la mañana siguiente. Pasó muy rápido el tiempo, se hicieron las 4 de la madrugada y pude conciliar el sueño.

    A las 6 de la mañana me levanté, fui y me preparé un café y pan tostado. Me senté a un costado de la casa frente al bosque con mi desayuno mientras me deleitaba con el trino de las aves. Pude divisar a lo lejos un hombre que trotaba hacia mí. Levantó su mano y me saludó cordialmente, "Buenos días vecino", exclamó con fuerte tono.

    Levanté mi mano devolviendo el saludo y esperando que llegara donde me encontraba.

    "Mucho gusto, mi nombre es Derek Wilson, vivo a unas seis casas de aquí", dijo en un tono muy amable.

    "Un placer Derek, mi nombre es Ángel Valencia, y me acabo de mudar ayer", respondí.

    Derek era un hombre de aproximados 60 años, cabello gris, y en muy buenas condiciones físicas. Era un jubilado norteamericano que hablaba muy bien el español, aunque se notaba su acento extranjero.

    Yo, tengo 30 años, mido 1.75 metros y soy de complexión delgada pero atlética, tez blanca, con cabello negro y algunas canas que empiezan a mostrarse.

    A Derek le sorprendía que alguien hubiera comprado esta

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