Verdad y reto
Jun 13, 2019
4 minutos
Por Sheri Hunter
Ilustraciones de
Hanna
Barczyk
Encerrada en la jaula de acero del asiento del conductor y vestida con un overol ignífugo azul rey, pisé el acelerador y conduje un auto de carreras NASCAR a 193 kilómetros por hora. ¡Chica negra rebasando! Me enfilé hacia una curva aterradoramente cerrada del Chicagoland Speedway; mi mandíbula y mis nudillos vibraban.
Estaba fuera de mi zona de confort y mi corazón latía tan rápido como el vehículo. Todo gracias a tres de mis amigas de Detroit: Mia, Brenda y Angenette. Nos conocimos en 2006 en la iglesia local, el Tabernáculo Cristiano en Míchigan; formamos un grupo de oración y coordinamoslas manos.“¡Hagámoslo!”. “¡Yo le entro!”. “Pero, ¿qué es el , exactamente?”.
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