La Virgen se está apareciendo en Castellar de Santiago, pueblo de unos dos mil habitantes. Al menos, eso es lo que dice Ignacio Castellanos, quien, desde 1990 –cuando tenía 15 años–, asegura ver regularmente a «la Señora» a las afueras de la población. En los primeros meses se produjo bastante revuelo, con miles de personas acudiendo al lugar para presenciar lo que allí sucedía. Tuvimos conocimiento de estos hechos gracias a nuestra compañera Lola Hernández, y hasta allí acudimos acompañados de Davinia González el 28 de agosto de 2021. Nos reunimos con Ignacio, quien nos llevó a la zona donde presuntamente tienen lugar sus encuentros marianos. Allí hay una pequeña capilla al aire libre, con la imagen de la Virgen y muchas flores. No suele conceder entrevistas, pero en esta ocasión logramos convencerle…
¿Cómo empezó todo, Ignacio?
Fue el 1 de enero de 1990. Yo era una persona piadosa y rezaba el rosario, pero nunca pensé que me tocaría a mí. Aunque siempre quise haber vivido en los tiempos de Lourdes o de Fátima, no para ver, sino para acompañar a los niños. Ese día vine aquí mismo después de comer, a una zona apartada, y empezó a hacer un viento fuerte. Todo esto estaba lleno de cardo borriquero, y los cardos se agitaban enérgicamente aquí en el majano. Sin embargo, los juncos alineados de la rambla no se movían. Hubo, al igual que en otras apariciones, como un relámpago de luz, y entonces todo cambió de color a azulado y rosa. Después hubo otro relámpago y apareció Jesús crucificado y la
