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Por El Mundo De La Música
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Libro electrónico247 páginas2 horas

Por El Mundo De La Música

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Slo la msica es capaz de llevar a esos dominios de sinceridad y profundidad del espritu que las dems artes no pueden alcanzar. El ritmo en la msica posee el mximo rigor porque llega a la intuicin y a la vida de todo nuestro ser, sealando un latir de plenitud existencial y absolutamente total. El ritmo de la msica est en nuestra concepcin intelectual, en nuestras emociones y pasiones.
Tiene la msica adems la meloda. Esta seala los ideales ms caros a nuestra existencia. Aprovecha la emocin para enternecer o vigorizar, descubre en su desarrollo el poder de la voluntad, pero tambin la delicadeza de una caricia o la fuerza de un torbellino. Es la meloda la que nace de una profunda conciencia para el futuro y nos remonta al pasado en recuerdos inolvidables.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento21 nov 2015
ISBN9781506509990
Por El Mundo De La Música
Autor

Dr. Adalberto García de Mendoza

EL DR. ADALBERTO GARCIA DE MENDOZA (1900-1963). Después de haber estudiado 7 años en universidades alemanas, música y filosofía, regresa a México en 1927, iniciando cursos en la Preparatoria y la Universidad Nacional Autónoma de México donde introdujo por primera vez en México la filosofía alemana siendo el primero en enseñar el neokantismo de Baden y Marburgo, la fenomenología de Husserl y el existencialismo de Heidegger de ahí que se le reconoce como el “Padre del Neokantismo Mexicano.” En 1954 recibió el primer premio internacional de filosofía Oriental convocado por las Universidades Japonesas cuyo galardón lo recibió en Japón por su alteza Imperial el Principe Takamatsu, hermano del Emperador de Japón. De 1938 a 1943 fue director del Conservatorio Nacional de Música de México. En 1962 recibió un diploma otorgado por la UNAM al cumplir 35 años como catedrático. Escribió aproximadamente setenta y cinco obras de filosofia, música, matemáticas, arte, y socialismo.

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    Por El Mundo De La Música - Dr. Adalberto García de Mendoza

    Copyright © 2015 por Dr. Adalberto García de Mendoza.

    Editora: Elsa Taylor

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 21/11/2015

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    ÍNDICE

    INTRODUCCION

    Conferencia I

    Una imploración a la Divinidad. Coral de Johann Sebastian Bach.

    La Música Como Cultura

    Conferencia II

    La Música como cultura (continuación).

    Mozart cuarteto en Fa Mayor K 370 para oboe y cuerdas.

    La Música Como Cultura

    Conferencia III

    La Música En El Campo De Las Bellas Artes Su Enseñanza

    Conferencia IV

    El sonido y el ruido

    El caos y el cosmos

    Conferencia V

    El sonido y el ruido

    Conferencia VI

    Conferencia VII

    La Historia del Sonido

    Conferencia VIII

    Historia del Sonido

    El Espíritu de la cultura Griega

    Conferencia IX

    Historia del Sonido

    La disciplina griega

    Opinión de Platón sobre la música

    Conferencia X

    Historia del Sonido

    Historia del Sonido en Grecia

    La Opinión de Aristóteles

    El Mito y la Música

    Conferencia XI

    Historia Del Sonido

    Los teóricos griegos

    Algunas notas doctrinales

    Conferencia XII

    Historia Del Sonido.

    Distribucion De Los Sonidos

    El sonido en sus relaciones estelares.

    Conferencia XIII

    Historia Del Sonido

    Las notas y su significado.

    Los modos griegos.

    Conferencia XIV

    La Música y los Astros.

    Las concepciones griegas.

    Conferencia XV

    La Historia Del Sonido

    Poesía y música en Grecia

    Conferencia XVI

    El Cosmos como Armonia

    La virtud tiene que cantar

    El hombre como ser microcosmos

    El cosmos como conjunto de planos vibratorios.

    Rítmica de los cuatro elementos

    Elementos formados por el ritmo

    Doctrina de Confucio

    Conferencia XVII

    La Historia Del Sonido

    Desarrollo gradual de la música griega

    Conferencia XVIII

    Historia Del Sonido

    La tragedia griega y la música

    Conferencia XIX

    La tragedia griega y la música. (Cont.)

    Conferencia XX

    Historia Del Sonido

    El sonido se vuelve Cristiano

    Conferencia XXI

    Historia Del Sonido

    La vida del sonido

    El sentido del ritmo

    La sombra, la imagen y la melodía

    Significación

    Conferencia XXII

    Historia Del Sonido

    El sonido y el ritmo

    El ritmo y la cultura. Una nueva tesis

    Una idea que refuerza

    Conferencia XXIII

    Algo sobre rítmica griega

    De los podes

    Conferencia XXIV

    Historia Del Sonido

    Algo sobre la rítmica en canto gregoriano

    Conferencia XXV

    Historia Del Sonido

    El ritmo se hace métrico

    Conferencia XXVI

    Historia Del Ritmo

    Un nuevo ideal y un nuevo ritmo

    Conferencia XXVII

    Historia Del Ritmo

    Dos clases de libertad: La Gótica y la Renacentista

    Conferencia XXVIII

    Historia Del Ritmo

    La Edad Moderna y el Ritmo.

    Conferencia XXIX

    Historia Del Ritmo

    La Libertad Renacentista

    Conferencia XXX

    La libertad renacentista (cont.)

    Conferencia XXXI

    El Ritmo Y La Danza

    Conferencia XXXII

    Chopin

    Conferencia XXXIII

    Polonia Y El Espiritu De Euterpe En Chopin

    Conferencia XXXIV

    Chopin Y La Poesia Romantica De Polonia

    Conferencia XXXV

    El Microcosmos En El Arte

    Biografía Del Dr. Adalberto García De Mendoza

    INTRODUCCION

    L A M U S I C A E N L A E D U C A C I O N

    Uno de los más profundos pensadores, Arturo Schopenhauer, ha dicho que sólo por el camino de la intuición artista se puede llegar a la esencia del universo y de la vida. Y en realidad, unicamente por el arte podemos entender y llegar a vivir los más complejos sentimientos humanos y a describir las manifestaciones más exquisitas de la naturaleza.

    La palabra con su reducido dominio para expresar la inteligencia, limitando siempre el poder del pensamiento, no facilita al verso o a la prosa, la más firme expresión; la materia inanimada que el escultor y el arquitecto manejan, no proporciona la integridad de una concepción del universo; los colores que se despliegan en un lienzo jamás llevarán el movimiento que todo lo viviente y aún lo mecánico poséen.

    La danza ofrece, ritmo, melodía, colores, pero le falta el sentido que guarda la lejanía de un recuerdo o la expresión cabal de una pasión determinada. El drama, especialmente de tipo wagneriana, trata de reunir el concepto de la palabra, las formas arquitecturales y escultóricas, el sentido del ritmo y de la melodía musicales; los colores de la pintura y las proporciones de la arquitectura. Es un compendio magnífico de varias artes pero a pesar de ello, la música descubre campos de mayor concentración anímica.

    Sólo la música es capaz de llevar a esos dominios de sinceridad y profundidad del espíritu que las demás artes no pueden alcanzar. Tiene el ritmo que se encuentra en todo lo viviente y que la arquitectura diseña en sus proporciones, el verso en su medida, la pintura en el contraste de claros-oscuros y de colorido y la danza en sus pasos y movimientos.

    El ritmo en la música posée el máximo rigor porque llega a la intuición y a la vida de todo nuestro ser, señalándo un latir de plenitud existencial y absolutamente total. El ritmo de la música está en nuestra concepción intelectual, en nuestras emociones y pasiones, en nuestras venas y músculos, en todo lo que somos para aliento de vida nueva.

    Tiene la música además la melodía. Esta señala los ideales más caros a nuestra existencia. Aprovechan la emoción para enternecer o vigorisar, descubre en su desarrollo el poder de la voluntad, pero también la delicadeza de una caricia o la fuerza de un torbellino. Es la melodía la que nace de una profunda conciencia para el futuro y nos remonta al pasado en recuerdos inolvidables.

    Y la simultaniedad de melodías y ritmos, en acabadas polifonías y armonías, hacen de la música el arte de mayor expresión, pues entonces saben contener las más exquisitas vivencias y psíquicas y los más profundos valores espirituales.

    La música es el arte de las proporciones, superando las empleadas en arquitectura, ya que están en el movimilento que, a través de las interpretaciones son el destello de la vida misma.

    Supera la música a los altos relieves y a la misma pintura, por que guarda los planos de perspectiva, alejamiento y cercanía; posée los colores de tonalidad que reproducen lo mismo el sentimiento lúgubre de la muerte que el esplendor de la aurora; contienen las formas de equilibrio en su más alta realización para llegar a la síntesis dialéctica de superación vital.

    La música es el arte de mayor hondura espiritual, y debidamente proporcionada será, en lo futuro, la generadora de sentimientos, los más nobles, para que nuestra juventud y nuestra niñez sepan trazarse un nuevo derrotero de vida y de cultura que conduzca a una sana labor y a un dominio de anhelada paz espritual.

    POR EL MUNDO DE LA MUSICA

    Conferencias del Sr. Dr. Adalberto García de Mendoza, transmitidas por Radio Universidad los días lunes, miércoles y viernes de las 17:30 a las 18:00 horas; dando principio el día 2 de enero de 1950.

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    Conferencia I

    SUMARIO:

    1. La música como cultura

    2. Una imploración a la Divinidad. Coral de Johann Sebastian Bach.

    LA MÚSICA COMO CULTURA

    Estimados radio-escuchas:

    Nuestro propósito al dar estas conferencias, es el de proporcionar el conocimiento de la belleza de la música y su enorme importancia en la cultura de los pueblos y de los individuos. No trataremos de dar a conocer los rudimentos de una teoría musical, ni menos aún de un solfeo. Nuestro objetivo es el de saber apreciar las pequeñas y grandes formas musicales, el espíritu musical de las épocas en la Historia, la aportación de belleza que nos han legado genios como Johann Sebastian Bach y Richard Wagner, estimación de las pequeñas partículas musicales como son los acordes, los ritmos, los diseños melódicos en el conjunto magnífico de una obra como puede ser una Sinfonía de Brahma o un ballet de Stravinsky; y tal vez el sentido que guardan las formas musicales como manifestaciones supremas de la voluntad artística. Porque nosotros siempre hemos estimado que la estructura de un acorde, por ejemplo, perfecto mayor o de novena, representa todo un sentido de la cultura en la historia, tal como lo es un capitel jónico en la antigüedad clásica o un románico en la Edad Media. No es un caso fortuito el que los griegos hicieran una escala de sonidos en forma descendente y con arreglo determinado de tonos y semitonos para ajustarse a los ethos del dórico o del frigio. Y para gustar de la música es necesario descifrar, de la manera simple y llana, las obras que llegan a tener belleza suprema y a competir con las más exquisitas expresiones de la pintura, la escultura, la poesía, la danza.

    En nuestras tres primeras pláticas nos vamos a referir, como preámbulo necesario, a la importancia de la música en el mundo de la cultura, al lugar que ocupa la música dentro de las bellas artes y, por último, a cómo la música es también forjada de las otras manifestaciones de la cultura como son la ciencia, el arte y la filosofía.

    El desarrollo de nuestras ideas sobre estos y otros temas semejantes, los vamos a exponer extensamente en nuestra cátedra: Filosofía de la Música, que impartiremos en este año en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, cita en el edificio de Mascarones. Cátedra a la que invitamos cordialmente tanto a músicos como a aficionados.

    Desde nuestra cuarta conferencia tomaremos una ruta de sencillez. Las nociones más elementales de la música las vamos a dar, pero eso sí, siempre como elementos integrantes de una belleza que ha sido una dádiva de esos inmensos benefactores de la humanidad que, como Mozart o Debussy, han consagrado toda su vida, sus sacrificios y sus anhelos para hacernos felices en los instantes en que sabemos captar el contenido de sus creaciones.

    No cabe duda que el valor estético musical es una verdadera integración de la cultura. Ya se tome la cultura como el conjunto de los valores espirituales que forman los pueblos más adelantados, o ya como aquella estructura espiritual que un hombre superior llega a tener cuando se ha realizado como un microcosmos y ha sabido aquilatar su más íntima naturaleza humana.

    Hay un pensamiento que ha tiempo nos ha sugerido infinidad de meditaciones. Es de Novalis. Ese exquisito poeta romántico que supo sumergirse en el poder del sentimiento estético. Se ha perdido el sentido del mundo, nos hemos quedado en las letras y, mirando a la manifestación, hemos olvidado la realidad que se manifiesta. Ahora no vemos sino que repetición muerta, que no comprendemos. Fáltanos el sentido de los jeroglíficos.

    Palabras estas que llevan la más triste condenación al ímpetu que arrastra a la humanidad contemporánea. Solamente nos hemos quedado con las letras. Hemos perdido el sentido del mundo y de la vida. Nos anegamos en la superficialidad de la civilización y de la técnica, y no somos capaces de internarnos en el campo espléndido de los verdaderos valores culturales.

    Al mundo y a la vida los necesitamos con esa fuerza que imprime el saber de dominio, como dijera Scheler, y estamos amargados por el odio y la incomprensión. No percibimos ese concepto de que nos hablara Lao-Tse, al referirse al Tao. No nos percatamos de esa objetividad especialísima y sui géneris que se encuentra en todo valor cultural. Sólo elementos y posiciones negativas nos acosan para hacer realizables hombres cuyo cerebro está pletórico de rencores y cuyo espíritu está desposeído del sentimiento fraternal.

    No cabe duda que hemos olvidado la sentencia que un insigne filósofo de principio de la Era medioeval expresara, en las palabras claras y ruñidas de Virtus est ordo amoris, La virtud es el orden en el amor; Ama et faquod vis, Ama y haz lo que quieres.

    Sentencias éstas que los grandes Estados lo mismo que las pequeñas unidades han despreciado para substituirlas por el ansia desmedida del poder, el egoísmo y la impudicia de una afirmación bastarda. Y al amparo de este olvido, o más bien re-negación, véanse los Estados débiles caer ante la metralla del invasor sin derecho; los monumentos de arte ante la mano criminal; la mente sana ante la ira claudicante y traidora, y el sentimiento de nobleza ante la pasión desenfrenada de inquietos corroídos por su incapacidad y su falta de valor y dignidad.

    Hemos olvidado de aquellas lejanas épocas el principio de que la verdad se logra siempre cum ira el studio. Que lo esencial de las cosas sólo se revela a los ojos del amante, que la creación de la cultura está en la fuerza del hombre pensador y sensitivo afirmado en una libertad consciente

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