El Mesías Hendel Y Otros Compositores

Por Dr. Adalberto García de Mendoza

Es el Mesías de Hendel, el día de hoy, por primera vez cantado íntegro en México, dirigido por el digno maestro Miguel C. Meza y por esta falange de artistas que constituyen el gran Coro del Conservatorio Nacional de Música, la obra más completa que se ha escrito en forma musical sobre el profundo drama del Mártir del Gólgota. El 21 de diciembre de 1940.

El oratorio surge como un himno a las máximas ideas de la fe y de la imaginación. La acompañan: el drama de pasiones y el poema sinfónico de realización poética, así como la Cantata y la Misa. Estos son himos a la divinidad como los otros son poemas a las pasiones humanas.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 23 oct 2019
• ISBN: 9781506530000

Dr. Adalberto García de Mendoza

EL DR. ADALBERTO GARCIA DE MENDOZA (1900-1963). Después de haber estudiado 7 años en universidades alemanas, música y filosofía, regresa a México en 1927, iniciando cursos en la Preparatoria y la Universidad Nacional Autónoma de México donde introdujo por primera vez en México la filosofía alemana siendo el primero en enseñar el neokantismo de Baden y Marburgo, la fenomenología de Husserl y el existencialismo de Heidegger de ahí que se le reconoce como el “Padre del Neokantismo Mexicano.” En 1954 recibió el primer premio internacional de filosofía Oriental convocado por las Universidades Japonesas cuyo galardón lo recibió en Japón por su alteza Imperial el Principe Takamatsu, hermano del Emperador de Japón. De 1938 a 1943 fue director del Conservatorio Nacional de Música de México. En 1962 recibió un diploma otorgado por la UNAM al cumplir 35 años como catedrático. Escribió aproximadamente setenta y cinco obras de filosofia, música, matemáticas, arte, y socialismo.

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Copyright © 2019 por Dr. Adalberto García de Mendoza.

Elsa Taylor: Editora

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2019913099

ISBN:                     Tapa Dura                 978-1-5065-2998-1

                               Tapa Blanda             978-1-5065-2999-8

                               Libro Electrónico   978-1-5065-3000-0

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Fecha de revisión: 10/09/2019

Palibrio

1663 Liberty Drive

Suite 200

Bloomington, IN 47403

802016

CONTENTS

El Oratorio. Su fuente

Introducción

La Música como factor de entendimiento internacional

La Sonata en la perfección del cuarteto

Bondad y Belleza en la Obra Romántica De

El Romanticismo en la Música

El Romanticismo en el Nocturno

La Obra Beethoveniana

La linea melódica en la Obra Beethoveniana

Beethoven y la alegría

La armonía Beethoveniana

Concierto No 5 en Mi bemol Mayor Beethoven

Sinfonia No. 3 en Mi bemol Beethoven

Sonata para Piano y Violoncello No 1. (Op 5) Beethoven

La Naturaleza en la vida íntima de Beethoven

Trio No 7 en Si bemol Mayor, Op 97 El Archiduque Beethoven

Sonata en Mi Bemol Op. 81 Los Adioses Beethoven

Séptima Sinfonia En La Mayor, Op 92 Beethoven

Sonata para Violín No 9 Op 47 Kreutzer. Beethoven

Sinfonía No 6 Op 68 Patoral Beethoven

La Música de Juan Sebastian Bach

Sarabanda Juan Sebastian Bach

La Cantata de Pascua No 4. Juan Sebastián Bach

Jesus en Getsamani

Cuarteto Op. 51 No 1 Haydn y Trio en Si bemol Op. 99 No. I Schubert

Cuarteto Op.54 No. I Haydn

Trio No. I en Si Bemol Op. 99 Schubert.

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EL ORATORIO. SU FUENTE

SU FUENTE.

El oratorio surge como un himno a las máximas ideas de la fe y de la imaginación. La acompañan: el drama de pasiones y el poema sinfónico de realización poética, así como la Cantata y la Misa. Estos son himos a la divinidad como los otros son poemas a las pasiones humanas.

Pero nada iguala a la dignidad del Oratorio, porque, forjado en el texto de la tradición sagrada, trata de encontrar el sentido de las máximas angustias. Es la vida del Mesías como en las obras de Haendel y de Bach; es el dolor del último suspiro como en el Réquiem de Mozart, Brahms y Verdi; es la Pasión de Jesús como en la Misa de Beethoven; son los hechos de los personajes bíblicos como Saúl, Israel, Juan Macabes, Juan el Bautista y a Elijah en las diestras Cantatas de Mendelssohn, Schubert, Liszt y otros! son los motivos como la oración en el Monte de los Olivos, La Redención, Las Siete Palabras, La Creación, El Paraíso Perdido en las sentidas frases de Haydn, Beethoven, Rubinstein, Gounod, Spehr, Sullivan, Mackenzing, Rossini, Elgar, Dovurak o Milhaud y el tema de la redención como en el Parsifal de Wagner; los que sparecen como temas de tan grandiosa forma musical.

Sin embargo, los Oratorios que más han llamado la atención han sido: El Mesías de Haendel, La Pasion según Santo Mateo de Juan Sebastián Bach, El Réquiem de Mozart, la Missa Solemnis de Beethoven, Elijah de Mendelssohn, La Creación de Haydn y el Parsifal" de Beethoven. Los primeros hablan con el espíritu de la doctrina salvadora de la humanidad: El Réquiem es la oración profunda a la muerte, terrible enigma de la conciencia humana, el siguiente es la expresión profética del Antiguo Testamento y el último es la palabra jubilosa por la creación del universo y del hombre.

El origen del Oratorio es el mismo que el de la Opera, es decir, la polifonía vocal en su desarrollo de música recitada y de asuntos dramáticos. Fué Felipe de Nori en Florencia, allá por el año de 1515, al que se le ocurrió introducir música en sus conferencias religiosas en forma de himnos compuestos por Anismocia. En 1600 se estrena el primer oratorio Representazione di Anima e di Corpo, en la iglesia de Santa María, obra debida a Cavaliari, aún cuando puédeze considerar como ópera sagrada por las representaciones objetivas que poses. Nace inmediatamente la Cantata con la prodigiosa melodía de Carissimi y Schutz. Obras himnos antiguos, precristianos en que se impulsa el frenesí de las multitudes devotas. En el Occidente sólo desde el Canto Llano, la música religiosa tiene una gran significación. Todos recordamos que en el siglo IV San Ambrosio, Obispo de Ellán, se interesa por recogerlo más granado de los cantos religiosos y dos siglos más tarde San Gregorio realiza la obra a perfección. La serie: Misa, Réquiem, Moteta, Coral, son las formas magnificas que sirven para descubrir la religiosidad y la belleza musical más selectas.

El Oratorio consta de recitativos y Arias para voces, coros y números instrumentales. En los últimos años ya se incluye la obertura. Tiene como carácter especifico la expresión colectiva de los sentimientos piadosos, así como la exposición de los motivos por los solistas.

Algunos autores han comparado al Oratorio con la Catedral en una forma objetiva; von en los cimientos a la orquesta, en las paredes, contra fuertes y pilares, al coro; y en los ornamentos y todos los detalles que adornan a la catedral a los solos o solos concertantes. Fue en el siglo XVII cuando el Oratorio nace al contacto del espíritu luminoso que invade todas las artes con ardor y poder. Aquélla época en que Fray Luis de Granada y Fray Juan de los Angeles entonan cánticos de Piedad. Calderón de la Barca hace representar las virtudes y los vicios. Milton describe la primera culpa y la pérdida de la felicidad, Bossuet amortaja con terciopelos y diamantes oratorios la vanidad humana: la idea triunfa en Spinoza a través del Amo Intelectualis Dei: y continuando la oración pictórica de los hermanos Van Eyck, que en la época del Renacimiento flamenco del siglo XV descubrieran a los ojos del mundo el prodigioso Retablo El Cordero del Mundo Inmaculado habíanse de presentar en colores y claro-obscuros las figuras magnificas de los Cuatro Evangelistas de Durero en el siglo XVI y las tormentosas tragedias de la redencion de Zurbarán en el siglo XVII.

¡Cómo no era posible cue la música no entonara himnos de grandiosidad en esta época cuando todas las artes habíanle hecho llenando el ambiente de un espíritu majestuoso y trascendente?. En realidad Haydn, lo mismo que Juan Sebastián Bach, Haendel, Mozart, Beethoven, Wagner, Brackner y Stravinsky saben descubrir la plegaria del Cosmos, el Cántico a un mundo siempre nuevo, olvidando las ingratitudes de los goces terrestraz, laz flaquezas de la vanidad y la lucha inútil por una vida efímera y fugaz.

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BREVES PALABRAS SOBRE EL ORATORIO EL MESIAS DE HAENDEL PRONUNCIADAS POR EL DR. ADALBERTO GARCIA DE MENDOZA, DIRECTOR DEL CONSERVATORIO NACIONAL DE MUSICA, LA NOCHE DEL 21 DE DICIEMBRE DE 1940 EN QUE SE PRESENTÓ, EN EL ANFITEATRO BOLIVAR DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL, POR PRIMERA VEZ EN MEXICO.

INTRODUCCIÓN

ALEGRIA INGENUA Y DESBORDANTE.

SUFRIMIENTO DE TRAGEDIA CRUEL Y ATORMENTADORA.

RENACIMIENTO DE LA FE EN EL INSTANTE MISMO EN QUE SE PALPA LA INIQUIDAD.

Y PLENITUD DE LA RELIGIOSIDAD EN DOCTRINA QUE CONTIENE ESENCIALIDADES HUMANAS.

Tales son los momentos de vivencia espiritual que llegarán a nosotros para hacer descubrir nuestra propia humanización.

Pocos poemas de armonías musicales han brotado del corazón humano para llevar en cada una de sus frases los sentimientos más hondos de que es capás la mente del hombre. El Mesías de Haendel sabe internarse en todas estas regiones y, a través de la destreza en el manejo de la fuga, descubre una vez más, que el clasicismo ajustado a cánones rigurosos, puede encontrar en la mente ordenada, en la inteligencia disciplinada, la manifestación más pura de todas las pasiones, de todas las noblezas, de todas las voluntades que se refugian en el sentimiento profundamente místico de una concepción de la vida embriagada de un bienestar supremo.

Al estudiar analíticamente la obra de El Mesías, llena de problemas contrapuntísticos y de técnicas en el manejo de las voces y de las formas clásicas en la música polifónica, recuerda uno la Etica de Spinoza, en donde el filósofo por la razón, supo saturarse de divinidad en el Amo Intellectualis Dei. El tratado de las pasiones en esta obra, que entusiasmara a Goethe, tiene un contenido emocional aún más hondo que el que se encuentra en alguna de las obras que han tratado de fundamentarse única y exclusivamente en la emoción.

Y es que el clasicismo, cuando llega a su perfección, sabe adunar la forma al contenido, llevar el contrapunto aún más profundo que se refiere a una voluntad por expresarse y a una manera de expresión. Es entonces cuando el arte reúne todas las manifestaciones espirituales del hombre en la unidad a que sólo han llegado Homero en la poesía, Miguel Angel en la arquitectura, Rembrandt en la pintura y Haendel, Bach y Beethoven en la música.

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Primera Parte Del Oratorio

PROFECIA EMBRIAGADA DE INGENUA E INOCENTE ALEGRIA.

El Mesías en su primer momento nos presenta el gozo de una profecía feliz. Hay un contenido de placer cierto e ingenuo. Es ese estupor que se experimenta al contemplar los cuadros de Fray Angélico en que, la dulzura de la línea y del color, no nos conduce a meditaciones dolorosas sino, por el contrario, nos recoge amorosamente en su seno para afirmar un mundo de tranquilidad y bienestar espirituales.

La Sinfonía prepara, en su desarrollo encadenado de fuga, a tan solemne acto. El Tenor levanta su voz de esperanza cierta al exclamar: Confortaos pueblo mío, tu Dios va a llegar, y en ese momento todo valle será alzado y descenderá todo monte y collado para que la conciencia realice la igualdad de la bondad, de la justicia y de la belleza. El Coro grave y magnífico entona entonces la sentencia: La Gloria de Dios será revelada. Pasaje este último, grandioso y solemne, pero no con el entusiasmo de una labor concluida o de un obstáculo vencido, sino con la delicia de una nueva doctrina que salvará al mundo de iniquidades y de blasfemias.

El recitado y aria del Bajo, lleno de severidad, ante la palabra consoladora que acaba de ser pronunciada, recuerda a los hombres de mala fe el obstáculo que encontrarán, no en la nueva doctrina, sino en su propio espíritu. ¿Quien podrá afrontar el día de su venida? ¿Quien soportará no la tempestad o la furia, no la venganza o la iniquidad; sino la bondad misma, la serenidad de una esperanza, la ceguedad de una fe y el desbordamiento de la existencia en una caridad?

¡Que profundamente llega a nuestro ser la voz grave que señala la amenaza de una piedad, la invasión de un bien espiritual y el terror que las almas innobles llevan ante el poder soberano de aquello que no tiene barreras, ni en el lugar, ni en el tiempo, y que es la bondad.