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Estética Musical
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Libro electrónico240 páginas2 horas

Estética Musical

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La cátedra de Estética Musical debe ser siempre ampliamente ilustrada con la reproducción de obras musicales de todos los tiempos y de todos los países, pero haciendo notar fundamentalmente, la excelencia de las obras contemporáneas que requieren, para su comprensión, un profundo conocimiento de nuestra propia existencia. Desgraciadamente sabemos vivir la belleza de épocas pretéritas y perdemos el sentido de nuestra propia realidad histórica.

-Dr. Adalberto García de Mendoza
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento14 ago 2019
ISBN9781506529769
Estética Musical
Autor

Dr. Adalberto García de Mendoza

EL DR. ADALBERTO GARCIA DE MENDOZA (1900-1963). Después de haber estudiado 7 años en universidades alemanas, música y filosofía, regresa a México en 1927, iniciando cursos en la Preparatoria y la Universidad Nacional Autónoma de México donde introdujo por primera vez en México la filosofía alemana siendo el primero en enseñar el neokantismo de Baden y Marburgo, la fenomenología de Husserl y el existencialismo de Heidegger de ahí que se le reconoce como el “Padre del Neokantismo Mexicano.” En 1954 recibió el primer premio internacional de filosofía Oriental convocado por las Universidades Japonesas cuyo galardón lo recibió en Japón por su alteza Imperial el Principe Takamatsu, hermano del Emperador de Japón. De 1938 a 1943 fue director del Conservatorio Nacional de Música de México. En 1962 recibió un diploma otorgado por la UNAM al cumplir 35 años como catedrático. Escribió aproximadamente setenta y cinco obras de filosofia, música, matemáticas, arte, y socialismo.

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    Estética Musical - Dr. Adalberto García de Mendoza

    Copyright © 2019 por Dr. Adalberto García de Mendoza.

    Elsa Taylor: Editora

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:    2019910991

                       ISBN:                Tapa Dura                                    978-1-5065-2972-1

                                                  Tapa Blanda                                978-1-5065-2971-4

                                                   Libro Electrónico                       978-1-5065-2976-9

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 13/08/2019

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    797063

    CONTENTS

    Importancia Actual De La Estética Musical

    Elementos de Estética

    Estética

    Programa de la Clase de Estética

    Conservatorio Nacional De Música

    La Polifonía y su significación Estética

    La Polifonía y la Armonía en el Oratorio y la Misa

    El Solfeo como base de la Educación musical.-

    La Estética En La Forma Musical

    Programa de la cátedra de pedagogía musical en el conservatorio nacional de música

    Programa del Curso de Pedagogía Musical

    Pedagogía Musical en Los Niños

    Filosofía Y Pedagogía

    Curso elemental de Historia de la Música

    Catedra de Filosofía de la Música

    La Música en el campo Sociológico

    El Método Fenomenológico aplicado a la Música

    Naturaleza de la Melodía sobre el fondo métrico

    La Sonata en la Música de Conjuntos

    El sentido Vital de la Sonata

    Comentarios a la Psicología de Aloys Mueller

    bustodelautor.jpg

    IMPORTANCIA ACTUAL DE

    LA ESTÉTICA MUSICAL

    Una meditación sobre la belleza musical es una cuestión de las más difíciles que pueden presentarse. A primera vista la obra musical puede ser estimada o desechada.

    Sin embargo, ahora más que nunca, hay que ahondar la significación de la música, no solo intelectivamente sino con la emoción y con la voluntad. Intelectivamente, para descubrir la estructura de sus formas, el señalamiento de sus reglas y principios; emotivamente, para señalar aquel sentimiento que nos cautiva y nos lleva a los estados más deliciosos y de mayor concentración; y aún en la forma volitiva, para descubrir en cada línea, en cada ritmo, en cada melodía el sentido de una voluntad que el artista forja como ideal de un deseo ferviente que llega a tener las más profundas preocupaciones y las más sentidas angustias.

    Pero así como vemos un cuadro de Picasso y nos es absolutamente extraño si no meditamos y sabemos comprender el sentido del mismo; así también la disonancia que emplea un Ricardo Strauss, el atonalismo que se encuentra en la obra de Schönberg; la impresión que se descubre en el ambiente musical de un Claudio Debussy: serán absolutamente ajenos a nuestro sentimiento, si no ahondamos el sentido que estas obras llevan en lo más profundo de su propia naturaleza.

    Ho cabe duda que la evolución del arte musical no ha sido arbitraria; lleva en ese proceso una razón suprema, una finalidad siempre pendiente del pincel, del sonido, del color, de la forma, del ritmos, y de todos los elementos de que dispone el artista. Y este sentido último, esta Tao, permítasenos la expresión china, que tiene tanto significado y tanta belleza; es la razón última de la obra musical, es la explicación de porqué la melodía del Canto Gregoriano está íntimamente ligada a la forma de equilibrio del arte romántico; la línea alargada del gótico supone la ojiva en el arte de las Catedrales de la Edad Media; y el Renacimiento nos entrega vivencias propias de su cultura, en todas sus manifestaciones, perfectamente coordinadas y sabiamente dirigidas. Lo mismo la concepción del mundo que la estructura del Estado. La aceptación de la polifonía y de la tonalidad que la proporción arquitectural de los templos; el señalamiento y distribución del verso que la pincelada idealista o realista en la Pintura; todo está perfectamente orientado en un sentido que sólo se descubre cuando se ahonda la historia, no en su reseña escueta, sino en su propio ser, y en su propia alma.

    Es por ello que la Estética en la música pretende ahora explicar el fenómeno de la disonancia, de la politonalidad, del atonalismo, del impresionismo, de la búsqueda en medios y cuartos de tono, en el encuentro febril de timbres; con todo interés pero tomando una comprensión mayor de toda la historia y descifrando el sentido dialéctico que guarda la Sonata, la oración que entraña el Canto Gregoriano, la inteligencia que descubre los problemas más complejos en el Poema Sinfónico y la serie de situaciones espirituales que se adentran en cada forma y en cada tendencia.

    La estética tiene que obrar sobre algo objetivo y concreto y es por ello que no solo radicará en estimar empíricamente la belleza de una obra, en fallar favorable o desfavorable ante la audición; sino en ahondar la línea melódica, el ritmo, la tonalidad, la estructura y todos los elementos que forman la naturaleza artístico-musical.

    Principios fundamentales de una Estética.

    Tomando en cuenta estos antecedentes diremos que la estimación artística solo puede hacerse al amparo de un criterio definido y congruente con las circunstancias de la historia. Para estimar el Canto Gregoriano, de la Edad Media, la Pintura renacentista en Italia, la literatura del tiempo de Shakespeare, en Inglaterra o la forma escultórica de Rodin en Francia; es indispensable darnos cuenta de las situaciones históricas y por ende espirituales de estas diversas épocas que llevan un propósito, una finalidad y se basan en conceptos anteriormente logrado a través de la evolución.

    Es así como han nacido criterios estéticos de gran importancia para señalar, en ocasiones, puntos de vista generales, aplicables a tocas las épocas y a todas las circunstancias pero también criterios particulares para distinguirlas características de cada arte en particular.

    La estética general ya tiene sus postulados perfectamente establecidos, muchos estéticos han formulados los cánones a que se sujetan principalmente las Artes Plásticas, por ejemplo, estableciendo sus puntos de vista ya en el campo de la forma, de la mundividencia, de la creación de los estilos, de la vida y de la propia existencia. Han tratado muchos de ellos de descubrir las categorías universales señalando aspectos de la influencia geográfica, pero especialmente de influencias espirituales; y todos han aportado un contingente de tanta importancia que es imperiosa la necesidad de hacer lo también en el campo de la música.

    Y a pesar de que el arte musical es el más profundo y el más amplio, de que lleva en sí las más profundas concepciones y los más arraigados sentimientos; no se ha analizado el fenómeno con toda la detención que merece para descubrir a través de la obra de Bach, o de Mozart, de Handel o de Beethoven, de Debussy o de Ravel, de Mussorgsky o de Stravinsky, la contribución de categorías que se ajustan a aquellas inmanentes a la conciencia humana y a la historia universal.

    La nueva estética musical puede formularse como lo hace la estética aplicada a las Artes Plásticas, son dos posiciones diferentes: la sistemática al estilo de Wöfflin y Burckhardt y la evolutiva en la forma de lo que pretenden Riegl y Schmarsow. Indudablemente que nos inclinamos más por este último punto de vista., pues el arte corresponde más que a la forma a un contenido vital, más que a la permanencia de la estructura o de las relaciones a la movilidad del intento o de la voluntad artística.

    Categorías encontradas en la Estética de las Artes Plásticas.

    Cuando se ha estudiado la forma exclusivamente en las Artes Plásticas, ha aparecido el bellísimo problema de la voluntad artística, en que se ve a la configuración de la Pintura, de la Escultura y de la Arquitectura según las bases de lo táctil y de lo óptico. De esta manera el arte egipcio se presenta como una configuración táctil, el arte romano como una configuración óptica, y el arte griego como compendio de las dos voluntades.

    Si ahora nosotros pretendamos aplicar estas mismas ideas al campo de la estética musical, podríamos decir y se alar como bases la proporción y la imaginación. La proporción en cuanto a las relaciones justas de la intensidad, duración y demás cualidades de los sonidos y formas simultáneas y la imaginación en cuando se ve, a través de la música, las más bellas referencias ópticas a que el artista ha podido llegar. Es así como el arte de la música pura tendría la voluntad de la proporción el arreglo fino y delicado del equilibrio que en ocasiones se desliza en la frase de la monodia y en otras se descubre en la simultaneidad del Contrapunto. Voluntad que trasciende, en muchas ocasiones, a la misma vida, que descubre senderos de religiosidad y contemplación jamás vividas en las otras artes. En cambio en la imaginación hay el poder de acercamiento a la belleza de los colores, al misterio de las formas, a esa línea que se dibuja cuando el colorido se manifiesta en todo su poder. Es una voluntad tan llena de contenido que jamás dejara de poseer cierta música que como el Canto a la Tierra de Mahler llevan el ensueño de las pinturas chinas, que como el Poema de Ricardo Strauss señala la visión de la muerte o de la pasión en senderos objetivos de limitados y precisos.

    Hay dos voluntades perfectamente marcadas para estos rumbos: la música pura que puede encontrarse en Dominico Scarlatti, en una Sonata de Mozart: nos lleva, no a la visión externa, sino a ese sentimiento de placidez y serenidad, de arroba miento y hondura, que no refiere ningún paisaje, pero que en cambio tiene el poder del espíritu en su más profunda manifestación.

    Si Schmarsow distingue tres categorías en el arte plástica; el ritmo, la proporcionalidad y la simetría; también nosotros podríamos referirlas al arte de la música tomando ritmo como la repetición de determinados elementos en un sentido vital; la proporcionalidad como el desarrollo a través del tiempo de los elementos sonoros y la simetría en el mismo sentido de las Artes Plásticas la poseen. Y entonces la forma rítmica ahondará el sentido del Oratorio, ese canto a la Divinidad, que, basándose en textos litúrgicos, sabe emplear la Fuga para la llamada a la piedad omnisciente, pero a la vez sabe describirnos en recitados los aconteceres más notables de la historia sagrada. Ese ritmo que se encuentra en el canción íntima, en el Poema Sinfónico; y sobre todo en la Sonata y por el cual la obra musical tiene vida y señala siempre aliento y energía. Y la simetría coronando a la canción o a la Sinfonía, a la Misa o a la Fuga; para decirnos la majestad de la fuerza y el poder de lo dinámico. Ritmo que en la música tiene su forma más aceptable en ese elemento dinámico que particularmente llámase ritmo. Proporcionalidad que descubre la forma de los temas y de los motivos y simetría que sabe ahondar la naturaleza de los caracteres y ennoblecer el valor del equilibrio. Tres elementos básicos para el arte de los sonidos para el espíritu de la música.

    Si recordáramos la tesis de Wöfflin cuyos antecedentes los encontramos en las doctrinas de Lipps y Dilthey y que señala los contrapuestos que dominan en el clásico y en el barroco, tal vez diríamos en el arte del mundo latino y en el del mundo germánico, concepciones básicas del espíritu occidental, señalaríamos a la línea que se opone a lo pictórico, lo superficial a lo profundo, la forma cerrada a la forma abierta. La unidad a la pluralidad y la claridad absoluta a la claridad relativa. A través de todas las obras de la música, encontraríamos la línea de Mozart y el estilo pictórico de Debussy; la superficie de Rameau y la profundidad de Haendel, la forma cerrada de Vivaldi y la forma abierta de Beethoven, la unidad de Purcell y la pluralidad de Bach, la claridad absoluta de Palestrina y la claridad relativa de Wagner. Elementos de carácter puramente formal y con el defecto capital de haber olvidado a los conceptos esenciales de la vida.

    Este olvido ha hecho que Timmling, Panofsky, Wulff, Schoweitzer, Rodemwaldt y Kleis hayan censurado a esta doctrina; y en realidad su visualidad tiene únicamente ese sentido, tan defectuoso para una estética contemporánea.

    Es por ello que nosotros descubrimos más allá de la línea de Mozart, un elemento vital de existencia anímica; más allá de la profundidad que señala Haen del un acontecer de honda religiosidad dentro del estilo barroco; más allá de la unidad de Purcell el espíritu inglés disciplinado y lleno de contenido en el universalismo.

    Por eso es que la estética de Van Scheeltema, con

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