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Japón: Conferencias Filosóficas
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Libro electrónico428 páginas5 horas

Japón: Conferencias Filosóficas

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En 1929 el Dr. García de Mendoza hizo una gira cultural al Japón representando a la Universidad Nacional Autónoma de México para dar estas conferencias de Fenomenología a la Universidad Imperial de Tokio y otras Universidades de Japón, y México donde se introdujeron por primera vez en México El Neokantismo de Baden y Marburgo, la Fenomenología de Husserl y el Existencialismo de Heidegger entre los años 1927 a 1933.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento1 may 2019
ISBN9781506528502
Japón: Conferencias Filosóficas
Autor

Dr. Adalberto García de Mendoza

EL DR. ADALBERTO GARCIA DE MENDOZA (1900-1963). Después de haber estudiado 7 años en universidades alemanas, música y filosofía, regresa a México en 1927, iniciando cursos en la Preparatoria y la Universidad Nacional Autónoma de México donde introdujo por primera vez en México la filosofía alemana siendo el primero en enseñar el neokantismo de Baden y Marburgo, la fenomenología de Husserl y el existencialismo de Heidegger de ahí que se le reconoce como el “Padre del Neokantismo Mexicano.” En 1954 recibió el primer premio internacional de filosofía Oriental convocado por las Universidades Japonesas cuyo galardón lo recibió en Japón por su alteza Imperial el Principe Takamatsu, hermano del Emperador de Japón. De 1938 a 1943 fue director del Conservatorio Nacional de Música de México. En 1962 recibió un diploma otorgado por la UNAM al cumplir 35 años como catedrático. Escribió aproximadamente setenta y cinco obras de filosofia, música, matemáticas, arte, y socialismo.

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    Japón - Dr. Adalberto García de Mendoza

    JAPÓN

    CONFERENCIAS FILOSÓFICAS

    Dr. Adalberto García de Mendoza

    Copyright © 2019 por Dr. Adalberto García de Mendoza.

    Editora: Elsa Taylor

    Fotografías tomadas por: Gigi Taylor

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2019905222

    ISBN:                 Tapa Dura                          978-1-5065-2851-9

                             Tapa Blanda                     978-1-5065-2852-6

                             Libro Electrónico           978-1-5065-2850-2

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 13/05/2019

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    791605

    INDICE

    Fundamentos de la tesis de Spengler sobre Filosofía de la Historia

    Logica de la Historia

    Metodología de los Hechos Sociales

    Sentidos de las Culturas Oriental y Occidental

    La Cultura Japonesa

    Relaciones entre la filosofía Oriental y la Occidental.

    Lo que significa el Japón en el momento actual

    Visiones de Oriente y el Japón Romántico

    Pagoda

    El paisaje japones

    Música Oriental y Música Japonesa

    China y Japon en el campo de las Artes Plasticas

    Impresiones del Japón

    La Filosofía del Derecho en el presente

    La Tragedia de Shangai

    La variedad del arte Oriental

    Ejemplos de Haikais

    Importancia de las Relaciones entre Mexico y Japon

    ¿Cuál debe ser la posición de la Filosofía del Derecho en el momento actual?

    Esencia del Derecho

    Festival de Faroles Japoneses gigantes y combates de papalotes

    Pensamientos Venturosos en la poesia Japonesa

    Esencia de la Filosofía

    Historia de las Doctrinas Filosoficas

    Una definición de la Filósofia

    Francisco Brentano

    Una nueva manera de sentir con referencia a la literatura actual; Mann, Kafka, Joyce; y la musica contemporanea de Schoenberg, Bartok y Conereta."

    Una nueva manera de querer. Aspectos nuevos de la Etica y de la Moral Social Contemporaneos

    Una nueva manera de querer. Referencia a la ética y moral social contemporánea.

    Parte 2

    Fundamentos de la Filosofia del Derecho. Fenomenologia, Esencia y Logica de lo Juridico

    Max Scheler.

    o

    Filosofia moderna.

    Sociologia y Metafisica

    Logica y Ontologia

    Alberto Einstein

    Platon

    Propedéutica Filosófica

    Conferencias ofrecidas en Japón, y México sobre el Neokantismo de Baden y Marburgo, La fenomenología de Husserl y el Existencialismo de Heidegger.

    172.jpg

    PALABRAS INICIALES

    El momento que vivimos exige un resurgimiento de valores culturales. Un cambio radical se nota en todas las lucubraciones filosóficas y científicas y en todas las manifestaciones del arte. Hay que hacer una nueva mentalidad, que pueda asimilar, lo mismo la teoría de Einstein que la de Planck, lo mismo el psico-análisis de Freud que las serenas meditaciones tomistas de Guardini. Hay que llevar una nueva sabia a la inteligencia de la juventud, para que se compenetre de todos los problemas, de todas las dudas, de todos los intentos de soluciones que en el momento actual surgen en el pensamiento y en la inteligencia.

    Hay que destruir con férrea mano los carcomidos e inútiles sistemas de la centuria pasada, que bajo el cariz de un cientificismo estricto llevó la exaltación a los métodos experimentales, a la degradación de la dignidad humana y a la creencia de que la técnica por sí sola pudo haber resuelto el porvenir de la humanidad.

    Nuevas visiones en la historia, nuevos principios para la concepción de la naturaleza, nuevas soluciones para el complicado problema del espíritu, nuevos aspectos en la vida social, se presentan al que destruyendo ídolos y fetiches se entrega a vivir con plenitud el siglo XX.

    La filosofía tiene un sentido profundo en la intuición de Dilthey o de Husserl, un aspecto sorprendente en el valor cultural de Rickert o de Scheler, un sentido profundo en la metafísica de Keyserling o de Vasconcelos.

    El arte supone una nueva posición del hombre frente a la vida y a la naturaleza. El atonalismo de Schoenberg y la melodía de timbre de Strawinski, lo estático y silencioso en la pintura de Schrimpf o Mense, el teatro de Kaiser y Oneil, el verismo literario de Mann; Mehring y Werbel: sólo pueden ser comprendidos por el alma joven que busca nuevos propósitos y siente nueva vitalidad.

    La ciencia misma se transforma en sus bases. La matemática actual tiene aspectos en las teorías de la Multiplicidad, en los Grupos de Lie, en las Geometrías no euclidianas, en los análisis de las funciones de Weistrass, Dani y Darboux, en el Cálculo Diferencial absoluto y en los análisis algebráicos de Hurwits y Frobenius, que no se ajustan a los viejos mundos de la Matemáticas de Newton, de Lagrange o de Caucy. La Física con la teoría espléndida de la Relatividad de Einstein, con la hipótesis de Borh-Heisemberg o de Schroendinger; adquiere principios de una verdadera doctrina funcional y acausal.

    ¿Y qué diremos frente a las especulaciones en los campos del inconsciente de la teoría de las estructuras psicológicas, de la Intentio como fuente primordial de la conciencia y de todo ese bagaje de verdaderas conquistas en la ciencia del espíritu por genios como Brentano, Scheler, Spranger, Westheimer, Koffka y Lipps?

    La vida nueva es, propiamente, una nueva realización dentro de las posibles determinaciones del hombre frente al universo.

    SOBRE LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA

    PRIMERA CONFERENCIA SUSTENTADA EN LA UNIVERSIDAD IMPERIAL DE TOKIO

    el día 11 de enero de 1931

    DEDICADA A LOS HONORABLES

    PROFESORES:

    Dr. Kiheiji Onozuku.

    Dr. Genyoku Inouye.

    174.jpg

    1

    SR. RECTOR.

    SEÑORES PROFESORES Y DOCTORES.

    ESTUDIANTES.

    El tema de este día será:

    Fundamentos de la tesis de Spengler sobre Filosofía de la Historia

    Un nuevo ensayo.

    Cuanto más hondo penetraba con mi análisis, tanto más adquiría conciencia de que la Lógica de nuestro tiempo no basta para explicar la ciencia actual…..

    Edmundo Husserl.

    El Positivismo en la Historia.

    Es necesario iniciar el conocimiento de la Historia, manera de hacerlo, formas de saber, dificultades y riquezas de contenido. La vieja y tradicional Lógica de Aristóteles y Bacon ya no satisface a este mundo nuevo de la Cultura. En ésta encontramos, ya no el mundo del ser, sino fundamentalmente el mundo del devenir; ya no la ley necesaria, sino la finalidad contingente, ya no la simplicidad cuantitativa o cualitativa, sino el complejo biológico y espiritual.

    El Positivismo nunca ha imaginado el tesoro que guardan los sentimientos artísticos o místicos, la Inmersión en el éxtasis o la profundidad de la intuición, la exquisitez de la obra justa o el hondo sentido de la bondad. ¿Qué es la justicia para el Positivismo? Una sencilla conveniencia económica o un problema de adaptación al medio. ¿Qué es la Religión para el Positivismo? No otra cosa que el temor que infunde en el hombre primitivo la falta de explicación racional del mundo. ¿Qué es en fin el arte? No otra cosa que un juego, derroche de energías sobrantes del organismo humano.

    Horizonte frío. Campo desolado. Llanura inmensa. Tal es la Visión del positivista. Razón como única forma de la esencia humana. Y si recorremos la historia del pensamiento filosófico, ya Gorgias o Kant, ya Pirrón o Boutroux; con sus aporías, antinomías, van afirmando cada vez más y más la debilidad de esta arma frágil, falsamente sintética que se llama la Razón.

    Tampoco hay que llevar al espíritu a aquella región romántica que vive de ensueños, solo piensa en lo incierto, sufre ante las pequeñeces y guarda un mediocre pesimismo. No. El espíritu necesita fortaleza, vitalidad, espectáculos grandiosos; en donde la serenidad junto al valor, el asombro junto al honor, el entusiasmo junto al sentimiento de la belleza; el acto que da bienestar y no espera recibir recompensa junto a la bondad; lo lleven a la religión maravillosa de la intuición esencial, espléndida del goce estético y sublime del sentido del hombre.

    No podemos satisfacernos con el reducidísimo campo que no ofrece el espectáculo radiante del Macrocosmos, ni el profundo del Microcosmos. No podemos ver en la Historia un problema indeterminado, un constante azar y en ocasiones una evolución sin sentido y una absoluta ignorancia del valor que guarda la misión del hombre.

    El valor y su especulación filosófica.

    Actualmente, no es el combate entre la creencia de que la Historia es una consecuencia siempre fatal de causalidad eficiente; o la afirmación de que la Historia obedece a un azar constante sin finalidad, propósito ni determinación; y sólo guiada por una emoción de tristeza, de desencanto experimentado en la propia subjetividad individual. No. La Historia tiene una finalidad basada en leyes y normas especiales.

    Pero leyes, no como las que dominan al campo de la electricidad y la gravitación en la teoría del campo einsteneana, ni como las que deben aplicarse a la evolución teoklina de los seres vivientes, sujetos a la entelequia y a los determinantes como lo pretenden biólogos modernos del tipo de Driesch, Reinke, Uexkiil y Herwig; sino leyes de naturaleza distinta. Leyes que toman en cuenta lo mismo la causalidad eficiente, que la final; el mandato que la descripción fenomenológica; normas que regulan el amplio campo de la efectividad jurídica, la necesaria fundamentación ética, el sentimiento innato de la belleza y la honda intuición de la naturaleza de la colectividad.

    Estas nuevas formas proporcionales, han sido el objeto de mi estudio que, tomando las bases modernas de la teoría del valor en Rickert, Scheler, Nicolás Hartmann, Windelbandt y últimamente Radbruch entre otros, me conducirá a una mejor comprensión del fenómeno histórico, a una Metodología más adecuada en la investigación sociológica y a una Epistemología más efectiva. Debemos además ampliar la especulación de la Escuela de Baden en lo que respecta al valor de la intuición en el conocimiento de la Historia, tomando las profundas investigaciones de Max Scheler, basadas en los estudios fenomenológicos, y estimar en su justo valor las obras de Spengler como de Keyserling, de Rathenau como de Hardanberg, de Mayerson como de Russel, de Lansberg como de Croce, de Stern como de Heidegger.

    Tomemos como punto de partida la siguiente investigación:

    El Concepto de valor cultural en el campo nacionalista.

    Para Rickert existen dos clases de ciencias, las de la naturaleza y las de la Cultura. Señala como fundamento de la Cultura, el valor cultural que puede tener su representación en la ciencia, la Ética, la Estética, la Religión, el Derecho, etc. Esta clasificación no solo obedece a la distinción material entre cultura y naturaleza, sino aún a la distinción formal del método en la investigación. En todo proceso cultural está un valor que le da su esencia, y es por eso por lo que se puede decir que entiende Rickert como Cultura la totalidad de los objetos reales en que residen valores universalmente reconocidos, y que por los mismos valores son reconocidos.

    Ahora, ¿El concepto del valor cultural es idéntico al concepto de la ley natural? He aquí el problema fundamental del cual arranca la primera y fundamental diferencia entre la Lógica antigua y la que está por hacerse. El concepto científico simplifica, transformando la realidad, y esta transformación obedece a una selección especial, haciendo en general lo continuo, discrecional; lo heterogéneo, homogéneo. Pero aún más, la conceptuación en el campo de la naturaleza obedece a una generalización y en el campo de la Historia, a una verdadera individualización.

    La conceptuación generalizadora es fácil aprobarla y hasta llegar a fijar sus caracteres tan discutidos de universalidad, generalidad y necesidad. Pero, la conceptuación individualizadora solo puede interesar a las ciencias que, como las históricas, no se preocupan de hacer conceptos universales y solo tratan de exponer la realidad en su individualidad. Hay ciencias de leyes y ciencias históricas, como lo había ya reconocido Harms y Simmel, Naville y Windelbandt, y últimamente el profesor de Jena, Bauch y los notables sociólogos Tönnies de la Universidad de Kiel, Wilbrant de la Universidad de Tubinga y Hugo Münsterberg de la Universidad de Harward. Windelbandt nos habla de ciencias nomotéticas y ciencias ideográficas; y Rickert nos afirma que La realidad se hace Naturaleza cuando la consideramos con referencia a lo Universal; se hace Historia cuando la consideramos con referencia a lo individual. Claro está que la individualidad debe ser esencial y solo ésta puede aprehenderse en conceptos y estas individualidades especiales son las que encarnan valores culturales o están en relación con éstos.

    El concepto de Cultura proporciona, pues, el principio de selección de lo esencial para la conceptuación histórica. Son, por lo tanto, los valores que residen en la cultura y las referencias a ellos los que constituyen el concepto de una individualidad histórica apta para ser expuesta. De donde resulta que el procedimiento individual histórico es un procedimiento avalorativo.

    Es por lo tanto interesante explicar someramente, ya que el tiempo no lo permite en manera extensa, el concepto que de valor cultural, tienen, no solo Rickert, sino todos los que forman y se acercan a la Escuela de Baden. "Los valores no son realidades, ni físicas ni psíquicas. Su esencia consiste en su vigencia, no en su real facticidad. Los valores se enlazan con las realidades y de estos enlaces conocemos ya dos.

    En primer lugar, puede el valor residir en un objeto, transformándolo así en un bien y puede además ir unido al acto de un sujeto de tal suerte que ese acto se transforme en una valoración. Avalorar algo, es referir algo a los valores. Constituyendo lo fundamental que el principio metódico de la selección de lo esencial, en la Historia, depende de los valores aún en el problema o investigación de las causas, en cuanto que solo se tomen en consideración aquellas causas que son significativas en su peculiaridad, para la realización de los bienes".

    El valor cultural tiene universalidad, cuando menos para una cultura determinada, y esta universalidad es la que fundamenta realmente la conceptuación histórica, aún cuando lo históricamente universal, para quien todo lo particular es un caso entre muchos otros casos: es el valor cultural, que no puede desenvolverse paulatinamente sino en lo singular e individual, esto es, enlazándose con realidades de tal suerte que éstas se transforman en bienes culturales. Si yo refiero pues, una realidad individual a un valor universal, no por eso se torna aquélla realidad en un ejemplar específico de un concepto universal; lo que sucede es que la realidad individual, en su individualidad, se hace importante.

    He aquí lo fundamental en el estudio inicial de la teoría de los valores. Rickert, más tarde trata de afirmar la objetividad de los valores culturales para sostener una Lógica congruente".

    La Intuición y el valor cultural.

    Esta manera de especular la Historia presenta para mí el atractivo más sincero, pero no por esto estoy completamente de acuerdo en lo que se refiere a la facultad cognoscitiva de los valores culturales. Para Rickert basta solo la conceptuación, es decir, la razón en su forma más amplia, bajo el aspecto individual; para mí la mayor parte de los valores culturales son incomprensibles para la razón. Es necesario emplear entonces, otra facultad que ha estado en el Occidente, casi completamente olvidada y es la Intuición en todas sus formas. La emoción intencional como dijera el maestro Scheler, tomando las bases del intuicionismo y de la psicología de Brentano, es la que es necesario saber emplear en el conocimiento de valores como la bondad, la belleza o la justicia.

    Los hechos son individuales, tienen un valor cultural conforme a la clara y espléndida formulación de Rickert, pero para aprendérseles, para conocerles, necesitan de una vigorosa y penetrante intuición. Corresponden al campo de lo únicamente intuido y vivido. Forman en mi sistema filosófico el campo del estar realizándose en el dominio de las esencias valorativas del llegar a ser hombre. Un devenir constante que solo la intuición a la manera profunda de Dilthey, puede captarse; una realización de la especie hombre que necesita para su comprensión la profunda visión del Budha o el sacrificio supremo de Cristo.

    Es necesario que se vaya comprendiendo la necesidad de ahondar los problemas del conocimiento intuicional, a través de las ciencias eidéticas y fácticas. Ella, la intuición, no sola basta para la cognoscibilidad del fenómeno artístico, sino aún más, para el descubrimiento matemático o la observación psíquica. Ella sola nos entregará la estructura caracteriológica, única realidad en el campo actual de la investigación del espíritu, nos hará ver su falta de causalidad eficiente y su hondo sentido de finalidad.

    Ella, la intuición será la única capaz de darnos el sentido del Tao en Laot-zé y Chuan-tzé, la base de los quanta de Plank, o de las psicosis en la especulación cuatridimensional de Minskowski o Einstein, de las geometrías de Riemann o Gauss, que constituyen la fundamentación de la gravitación universal en función de los tensores magnéticos y que es una propiedad del espacio; como la entelequia del ser biológico o la profunda significación del dolor humano frente al Nirvana, la caridad cristiana o la inmortalidad del alma. Pero antes de ahondar el problema de la intuición, pasemos a la consideración de la tesis spengleriana sobre las esencialidades de la Historia.

    El método analógico, la morfología de la Historia y la intuición en la obra genial de Spengler serán el objeto de nuestro estudio.

    TESIS DE SPENGLER.

    ¿Qué podemos opinar de la famosa tesis de Spengler sobre la morfología de la cultura? Hay varios datos interesantes en esa especulación. En primer lugar el planteamiento de método analógico que debe emplearse en la investigación histórica, método ignorado y muy poco especulado y que necesita una visión, no solo conceptual, sino esencialmente intuicional; y en segundo lugar la afirmación de la periodicidad de la Historia, lejanamente sostenida por Hegel y Nietzche, y secundada posteriormente por Danilewaki, Pareto y Max Weber; y que nos conduce a la admisión del ciclo morfológico, no solo del arte y de la Religión, sino aun de la teoría del Conocimiento y de la Metafísica. Física Apolinea frente a Física Fáustica; Matemática Arábiga frente a Matemática Occidental, Lógica Orgánica y Lógica Inorgánica; Alma Apolinea y Alma Mágica.

    Entremos de lleno a la crítica de estas conclusiones, sin detenernos en problemas especiales como tuve la oportunidad de investigar hace tres años en mi curso dado acerca de la filosofía Spengleriana, en la Facultad de Filosofía y Letras de México, al exponer en cátedra las corrientes modernas del pensamiento occidental. Problemas tan interesantes como el del naturalismo en Spengler, su monismo gnosciológico y ontológico, las relaciones de la causalidad y del sino, las distinciones entre el ser, que es el que persiste y manifestación o experiencia que cambia; etc.

    La Analogía y la periodicidad como método histórico.

    Es sorprendente que el método analógico, diferente de los métodos deductivo e inductivo, haya sido descuidado y hasta olvidado en las especulaciones históricas. La inducción ha tratado de invadir todo el campo epistemológico de la cultura, de manera falsa y con pésimos resultados. Las especulaciones de Compte y de Spencer en materia sociológica, han sido un verdadero fracaso. Y esto ha sido fundamentalmente el defecto de la especulación de la cultura en el siglo pasado. El medio por el cual concebimos las formas muertas es la ley matemática. El medio por el cual comprendemos las formas vivientes, es la Analogía. He aquí el pensamiento esencial de Spengler, quien más tarde afirma: Estamos todavía muy lejos de poseer una técnica de la comparación".

    Y al señalar las grandes diferencias entre el Universo como Historia y el Universo como Naturaleza, percibe la impresión orgánica diferente de la impresión mecánica; el conjunto de las formas y el conglomerado de las leyes; la imagen o el símbolo y la fórmula o el sistema. La realidad singular frente a la posibilidad general. El fin que persigue la imaginación ordenando las cosas según un plan, frente al que establece la experiencia en sus análisis prácticos. En una palabra, el dominio del número cronológico frente al del número matemático.

    No se trata de determinar qué sean los hechos tangibles de la Historia en sí y por sí, en cuanto fenómenos acontecidos en un tiempo; trataré de desentrañar lo que por medio de su apariencia significan. En estas palabras está contenido el fundamento de la filosofía Spengleriana. La Historia solo se ve en función, diríamos, de los valores culturales, de las significaciones de los hechos humanos en tanto que se relacionan con la cultura.

    Pero para conocer estas significaciones, es necesario intuir las afinidades morfológicas. Afinidades que están muy lejos de la seca y escueta ley de causa y efecto. Esta ley solo domina el saber natural y si estamos con Einstein, ni al saber de la naturaleza, pues éste se resuelve en forma de estratos funcionales; la lógica del espacio trata de desentrañar este saber, mientras que la lógica del tiempo ve a la necesidad orgánica del sino, que es un hecho de profunda certidumbre interior, un hecho que llena el pensamiento mitológico, religioso y artístico, un hecho que constituye el ser y núcleo de toda historia.

    La lógica de la Historia, debe tener en cuenta este vasto campo de la Analogía y procurar llevarla a una profunda especulación. Pero en este caso, no basta con el concepto, es necesaria la intuición como ya habíamos afirmado anteriormente.

    La teoría de las probabilidades.

    Ahora el campo de las probabilidades es enorme, sus bases en Leibnitz son fundamentales, aún cuando se inicia en los trabajos de Locke y Hume, de Pascal y Fermat. Juan Bernoulli lo sistematiza en su Ars conjectandi y La Place lo presenta bajo el aspecto matemático en sus Essai philosophique sur le probabilités. Se llega a afirmar actualmente que un nuevo principio llamado de la Razón insuficiente es la base del Cálculo de las Probabilidades como lo pretenden Sigwart y Stumpf.

    Y añadiríamos que su base está también como pretende Kries, en la Teoría del Campo de Acción, si la referimos a la especulación epistemológica y a la ley de los Grandes Números, en la experimentación física como aseguran Schröndinger, Born y Heisemberg en la Mecánica Ondulatoria, Física actual que es Indeterminista, y en el nuevo Cálculo de las Matrices.

    Este pequeño bosquejo de una parte de las ciencias eidéticas, basta para fundar mi acerto, en el sentido de que el campo de la matemática se va extendiendo más y más, que ésta no cambia su finalidad y solo obedece a un desarrollo dialéctico que cada día va adquiriendo vigor en la mente del hombre.

    La teoría spengleriana es falsa cuando pretende ver en estas manifestaciones campos de diferentes matemáticas. No. El desarrollo dialéctico de la matemática es efectivo, su conocimiento va ensanchándose más y más a medida que va penetrando a las regiones nuevas tanto del macrocosmos como del microcosmos y va resolviendo los contradictorios en formas sintéticas.

    Lo mismo que la matemática, la lógica debe iniciarse con bases completamente nuevas; la mecánica, que tiene actualmente sus más profundas raíces en las teorías de la Quanta, la Relatividad y el Campo; la Biología bajo los criterios modernos de la dialéctica; la Psicología fundada en las estructuras, reflejos condicionados, análisis psicoanalíticos y funcionamiento de glándulas internas; presentan aspectos nuevos de especulación, experimentación y observación. Pero su objeto es el mismo, lo único que varía es su devenir, la penetración gnosciológica del observador, del investigador o del filósofo.

    Hay morfología pero afirmada en proceso dialéctico. Lo esencial es el devenir. La percepción de la naturaleza es múltiple; su conocimiento es único. La expresión de lo bello es variable así como su validez. Y esto es, porque la naturaleza del hombre cambia dialécticamente, porque el hombre siempre ha pretendido ser un super-hombre en la visión racional de un Kerler o de un Hartmann; ha estado dominado por el instinto, conforme a las investigaciones de Freud, Adler, Yung, Schiller, Oppenhaimer o Dogall.

    La Morfología de la Historia.

    Pero, si el método analógico es una verdadera conquista en la filosofía spengleriana, no lo es por cierto la afirmación de la Morfología absoluta de todas las manifestaciones de la Historia. Pensar que existe una Matemática Euclídea con diferente punto de vista gnosciológico del de una matemática gaussiana y riemiana; pensar que la Física tiene sus verdades diferentes según se esté en el campo apolíneo o en el terreno fáustico; pensar que la lógica supone una corrección del pensamiento profundo diferente en la cultura mágica y en la cultura arábiga; es falsear el método, es perder la ruta que tan admirablemente habiase iniciado.

    En próxima conferencia afirmaremos los principios dialécticos aplicados a la investigación histórica; por ahora nos referiremos al aspecto pesimista de la teoría spengleriana.

    El Pesimismo Spengleriano.

    Por último, tampoco admito el pesimismo que Spengler fuertemente señala en su obra La Decadencia de Occidente, siguiendo las huellas de Klagos, Frobenius, Daqué o Vaihinger; pues el mundo espiritual actual es inmensamente interesante y una profunda fusión y comprensión entre el alma del Oriente y el espíritu de Occidente se avecina. El resurgimiento de los valores cultos invadirá el estancamiento de los bienes materiales y una vida enormemente vivida, un pensamiento enormemente pensado y una intuición enormemente intuida, satisfarán la existencia del mundo que nace.

    El momento actual es de confusión, de combate, de lucha, no de materia sino de almas. No debe apesararnos, porque es necesario que ríos con diferentes aguas vayan a prestar su tributo al inmenso Océano lleno de tempestades imponentes, de auroras divinas y de atardeceres incomparables.

    Pero ahora se nos presentan problemas esenciales. ¿Por qué medios podremos llegar a conocer los valores culturales? Mi respuesta categórica es: por medio del concepto, en su forma individual, por medio de la intuición emocional, tal como la propone el maestro Max Scheller

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