BTHVN 20
Con frecuencia el arte es político por el uso que el público hace de él, más que por las intenciones de sus autores. Un ejemplo casi paradigmático de ello es Ludwig van Beethoven, cuyo 250 natalicio se conmemorará –si la pandemia lo permite– bajo las siglas BTHVN, iniciales de lo que el interminable gobierno de Ángela Merkel quiere decir: ciudadanía, compositor, humanista, visionario y naturaleza. Junto con Goethe, Beethoven se ha convertido desde hace dos siglos en un autor que se disputan la izquierda y la derecha en Alemania. Incluso, en algún momento, gracias a una biografía de Romain Rolland, se puso en duda si era realmente germánico o sus orígenes eran flamencos. Los nazis lo asimilaron a su “cultura nórdica”, donde incluyeron hasta a Shakespeare. Ahora es un Beethoven ecologista.
Se han tomado distintos aspectos de la vida de Beethoven para usarlo políticamente. Si uno lee las biografías encuentra a un ciudadano que oscila fue usada así por la izquierda socialdemócrata–, es nacionalista –la , se dice, sólo puede ser entendida desde el paisaje alrededor de su ciudad natal, Bonn–, es popular para ser llevado a las plazas públicas o es para los pocos conocedores, en la sala de conciertos. Los 250 años de Beethoven componen, más que una imagen del músico, una de los alemanes.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos