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La música. Significado y función
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Libro electrónico159 páginas2 horas

La música. Significado y función

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En las páginas de este libro, el autor, músico y musicólogo, se plantea preguntas tan elementales como: ¿Qué es la musica? ¿Para qué sirve?. Las respuestas no atienden a las definiciones clásicas de un diccionario, el autor procura llegar a la esencia de la sustancia sonora, humana y divina, material y trascendente, que se nos revela en la audición tanto como puede hacerlo en la reflexión. Esta es, por lo tanto, una valiosa herramienta para adentrarse en el mundo de la música.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 abr 2014
ISBN9781940281322
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    Muy interesante lo que pude leer sobre el origen de la palabra "musica"

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La música. Significado y función - Carlos Hinojosa

"...de no perecedera música"

En la dilatada y nutrida tradición de la música especulativa, Carlos Hinojosa nos entrega en este opúsculo los frutos óptimos de sus estudios filarmónicos y de su preparación masónica, en una muy desencantada síntesis. Como suele suceder en el ámbito de la erudición, el autor ha tenido que renunciar a la exhibición de sus cuantiosos saberes en aras de la eficacia expositiva. Ni qué decir que al renunciar a la exposición copiosa, ha hecho honor al proloquio, bonum, si breve, bis bonum.

No obstante lo extraño que pueda parecer, no es frecuente el tránsito de un músico por los meandros de la música especulativa. El ejercicio filarmónico de hoy aleja a sus practicantes de toda actividad reflexiva o filosófica en favor de una destreza técnica superlativa, cualidad de orden atlético muy estimada en nuestros días. En el caso de Carlos Hinojosa —músico práctico de distinguida ejecutoria— las facultades interpretativas corren parejas con su preparación humanística. Si en el pasado nos regaló con Introducción directa y fácil a la práctica de la música antigua, hoy nos otorga lo que constituye su contraparte especulativa: La Música. Significado y función.

Decir que el presente texto se ubica en la categoría de la música especulativa no es un recurso suficiente para caracterizarlo. Para efectuar esta caracterización es necesario, primero, establecer que la obra no es un estudio técnico, estético o crítico de la música. (Hinojosa sabe muy bien que un tratamiento especializado de una cuestión no es necesariamente el mejor medio para acceder a la verdad.) Lo segundo es explicar los límites y contenido de la expresión música especulativa.

Como soy incapaz de quitar la voz al autor, no abundaré aquí al explicar la expresión, pues estoy cierto de que, apenas emprendida la lectura de sus páginas, quien aborde el presente opúsculo adquirirá ipso facto la noción precisa de música especulativa; no obstante esto, acudo al muy poco conocido pero sorprendente escritor Fabre d’Olivet (1767-1825), quien en uno de sus muchos escritos musicales asentó preciso: La música, considerada en su parte especulativa, es, como determinaron los antiguos, el conocimiento del orden de todas las cosas y la ciencia de las relaciones armónicas del universo.

Adviértanse aquí cuatro hechos notorios. Primero, el dominio de la música incluye, además de una porción práctica y sonora, una porción teórica e inaudible, la llamada música especulativa; segundo, la música especulativa fue concebida desde arcaicas fechas, sin que éstas puedan determinarse con exactitud; tercero, más que un objeto de conocimiento, la música especulativa es un medio, un recurso, para obtener conocimiento; y, cuarto, el objeto de la música especulativa es nada menos que el incesante y vasto universo, el cual supone un orden y una armonía que el músico verdadero sabrá investigar.

Más de un racionalista podrá sonreír ante una disciplina así concebida, pero aun el más intransigente de ellos tendrá que conceder, al menos, que un corpus de sabiduría gestado a lo largo de milenios por algunas de las mentes más brillantes de la humanidad, en muy diversos sitios del orbe, posee un incontestable fondo de verdades. El poeta Dámaso Alonso, al escribir sobre la música de las esferas, opinó:

No es un mito o una idea de la que nos podamos reír. Es una concepción de una belleza tal, que se abre como enorme pozo sin fondo. Y el alma se nos vierte por ella. ¡Ah, no! A esa música, hoy silenciosa, Kepler y Newton le escribieron pentagrama y Einstein, fugas y límites.

Agradezcamos a Carlos Hinojosa por invitarnos a navegar en este maravilloso universo. El viaje nos permtirá visitar lugares poco o nada frecuentados en los que se hallarán verdaderos tesoros provocantes de meditaciones inéditas, afanes investigativos no presentidos y, ¿por qué no?, elementos que podrán transformar ascendentemente nuestra percepción de la música, las ideas y la vida.

Juan José Escorza

Prefacio

De piano a fortísimo

En su libro La Música. Significado y función, Carlos Hinojosa afirma que la música tiene un origen divino y que la masonería es un arte basado sobre una serie de enseñanzas que nos ayuda a dominar las pasiones. Intenta maridar estas dos disciplinas, y lo logra en una forma por demás didáctica.

Al principio nos lleva piano de la mano, adentrándonos a su propio ritmo en una serie de consideraciones llenas de belleza y de una innovadora y fresca tesitura. Luego, in crescendo habla de las artes liberales con gran acierto, sin temor a hacer un movimiento faux de su batuta.

Carlos Hinojosa demuestra ser un erudito en la materia musical y un buen conocedor de las enseñanzas masónicas, cuando expresa que el hombre, al recorrer su camino, encuentra que por medio del llanto y el sufrimiento descubrirá la clave que lo llevará a la verdad. En su Quinto movimiento, el maestro Hinojosa demuestra con certera cadencia sus planteamientos filosóficos mencionando, con seguridad en la dirección, las artes liberales. En el Octavo movimiento, hace un estudio de la concordancia de la letra G en la música y en la masonería. Un maestro masón nunca hubiera encontrado esa concordancia sin conocer de música, o sin haber leído éste el libro.

Para los que somos profanos en el tema, el autor nos lleva de la mano en un viaje iniciático, con escalas en las notas que él quiere señalar, y sin bemoles ni sostenidos nos muestra una partitura llena de luz y de tierna poesía, haciendo de su acompañamiento una suave melodía hasta alcanzar un grand finale. Éste llega cuando afirma que la música no es sólo el placer de los sentidos, sino que en su papel trascendente se identifica plenamente con el pensamiento y los símbolos masónicos. Yo agrego que el músico asciende por medio de sus sentidos hasta lo excelso de los sonidos que busca y produce; el masón se acerca a la verdad por medio del arduo sacrificio del estudio y su lucha continua contra las bajas pasiones.

No encuentro una sola nota discordante en el trabajo de Carlos Hinojosa. Sin salirse del pentagrama que él mismo dibuja, sus palabras caen en el papel con la armonía de un instrumento bien afinado, creando un hermoso concierto. ¡Bravo, Maestro!

Alfonso Guadarrama. Gr. 33 Febrero, 2007

Preludio

Las razones que me incitaron a escribir una obra de este tipo son las siguientes:

Me he especializado en el estudio tanto de la teoría como de la interpretación, con una óptica de reconstrucción histórica de la música antigua desde 1973, mucho antes de cualquier identificación de mi parte con alguna orden iniciática.

Dado que la llamada música antigua, tanto en su aspecto teórico como en su ejecución, conserva una muy estrecha relación con el pensamiento filosófico con el pensamiento esotérico, tuve la oportunidad de abordar su estudio con esta visión.

Este aborde del estudio de la música, en lo personal, me ha permitido clarificar infinidad de conceptos musicales y —como lo expongo en el título de la obra—, una mucho mayor comprensión de su significado y de su función (por lo menos en lo que se refiere al período comprendido entre la Grecia antigua hasta el siglo XVIII).

Para las doctrinas iniciáticas la música tiene una gran importancia, pero por desgracia y debido a una laguna en la educación general, el conocimiento musical de los adeptos o interesados en ellas es en general sumamente escaso, por lo que en primera instancia concebí este trabajo dirigido a ese tipo de lectores.

En el caso de los músicos sucede lo contrario, ellos tienen un conocimiento amplio de las formas musicales, pero muy raramente conocen el manejo de los símbolos a través de la música, y en ninguno de los dos casos disponen de un método que les permita saber cómo escuchar y qué escuchar en la música para entender su mensaje simbólico.

En este sentido me refiero a los símbolos esotéricos, que son los que más se han plasmado en la música desde el principio de los tiempos.

Debido a que en mis actividades docentes abordo ese tema con regularidad, pues está considerado dentro del programa de estudios de la materia que imparto, decidí entonces dirigir también el trabajo hacia ese tipo de lector.

Aunado a lo que acabo de exponer, se encuentra el hecho de que, a mi conocimiento y a reserva de investigarlo con mayor profundidad, no existen obras que traten de este tema, por lo menos en español, y pienso que este trabajo podrá llenar esa laguna, y de manera satisfacer la necesidad de información a este respecto.

Por otro lado, en primera instancia pretendo ofrecer al público que no conoce la masoneria una información básica acerca de su pensamiento, y presentarles ejemplos de la manera en que se plasman en la música los símbolos masónicos (o de otro tipo) y que eventualmente puedan encontrarlos por sí mismos.

Éstos han sido los antecedentes que me motivaron a presentarles esta propuesta, que espero sea de su interés, y es mi deseo ferviente compartir la emoción de recibir y comprender el mensaje simbólico de este maravilloso y noble arte.

Por último, valga un agradecimiento y un recuerdo afectuoso para el laudista inglés Anthony Rooley, que fue quien me dio luz para comprender la relación entre el arte musical y el simbolismo esotérico durante nuestras conversaciones del ya lejano año de 1977.

Carlos Alberto Hinojosa Franco

La música

Significado y función

¿Qué es la música? ¿Para qué sirve?

Siempre ha sido mi convicción que si uno sabe para qué sirve una herramienta, podrá usarla correctamente.

Supongamos que desde un aeroplano cae un desarmador sobre alguna hipotética tribu primitiva, todavía alejada de la civilización. Los aborígenes, al ver que

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