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Historia de mi hígado y otros ensayos
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Libro electrónico105 páginas1 hora

Historia de mi hígado y otros ensayos

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Historia de mi hígado y otros ensayos reúne doce ensayos que discurren con versatilidad e ingenio entre el esplendor y la caída de la balada romántica, el rigor inflexible de Stanley Kubrick, el escapismo y el spleen que entrañan la demora en un baño o el arte poéticamente incorrecto de enfermar y curarse. Estas páginas apuestan al ensayo literario que, en palabras del autor, "se sostiene en el ocio, relajamiento o distensión de la idea" y que divaga, a la manera de Montaigne, en torno a un concepto del que el lector descubrirá una multiplicidad de posibilidades y afectos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 jul 2017
ISBN9786071650931
Historia de mi hígado y otros ensayos

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    Historia de mi hígado y otros ensayos - Hernán Bravo Varela

    Fotografía: © 2015, Johann Mergenthaler

    Hernán Bravo Varela (Ciudad de México, 1979) es autor de cinco libros de poemas: Oficios de ciega pertenencia (1999 y 2004), Comunión (2002), Sobrenaturaleza (2010), Realidad & Deseo Producciones (2012) y Hasta aquí (2014); de una antología poética personal: Prueba de sonido (2013), y del volumen ensayístico Los orillados (2009). Ha traducido al español y publicado diversos títulos de Emily Dickinson, Oscar Wilde, T. S. Eliot, Seamus Heaney y Leonard Michaels, entre otros autores. Junto con Ernesto Lumbreras realizó la muestra crítica El manantial latente. Poesía mexicana desde el ahora (2002). Becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y de la Fundación para las Letras Mexicanas (f,l,m.), obtuvo en 1999 el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino y el Certamen Internacional de Literatura Letras del Bicentenario-Sor Juana Inés de la Cruz en 2010 por la presente obra. Su título más reciente es Ectoplasmas. Cuatro elegías estadounidenses (2017).

    LETRAS MEXICANAS

    Historia de mi hígado

    y otros ensayos

    HERNÁN BRAVO VARELA

    Historia

    de mi hígado

    y otros ensayos

    Primera edición, 2017

    Primera edición electrónica, 2017

    Este libro fue escrito gracias a una beca de la Fundación para las Letras Mexicanas durante el periodo 2006-2007 y obtuvo el Certamen Internacional de Literatura Letras del Bicentenario–Sor Juana Inés de la Cruz en 2010.

    Diseño de portada: Paola Álvarez Baldit

    D. R. © 2017, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México

    Comentarios:

    editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. (55) 5227-4672

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.

    ISBN 978-607-16-5093-1 (ePub)

    Hecho en México - Made in Mexico

    ÍNDICE

    Preludio y fuga en yo menor

    Elogio de lo nulo

    Del séptimo arte como sexto sentido

    Orquesta vacía

    Digesto

    Permanencia involuntaria

    Contrafábula

    Como en feria

    A un tiempo

    Punto de rompimiento

    El alma elefante

    Historia de mi hígado

    Un poema breve (es más, un solo verso) tiene el poder largamente codiciado por el filósofo y el historiador de corroborar o refutar una verdad sin otra referencia que el poema mismo. Salvo contadas excepciones, el lector de poesía no depende de una nota al pie de página, un marco teórico o un manual de instrucciones para poder interpretar la música del pensamiento que encierran los catorce compases de un soneto de Shakespeare o los cinco de una lira de san Juan de la Cruz. El amor terrenal y las bodas con Dios no son sino el cuerpo de una misma (y, a la vez, única) experiencia humana, erizado por la caricia sobrenatural del lenguaje. De pronto, el lector de poesía se convierte en el sultán Schahriar al que, noche tras noche, Scherezada cuenta mil y una historias. Ella debe contarlas para no morir, pero él necesita oírlas para seguir viviendo. La vida de Scherezada depende de Schahriar, pero la de Schahriar depende de otras vidas en la melodiosa voz de ella. En otras palabras, la poesía convence por compasión.

    En cambio, un ensayo (es más, uno solo de sus aforismos) convence no por la verdad que encierra —verdad cuyo único autor intelectual y material es el propio ensayista—, sino por seducción. Por falaz, chabacana o impropia que resulte, la verdad que expone el ensayo guarda un asombroso parecido con la verosimilitud del cuento: nos da argumentos momentáneamente perdurables para renovar nuestra fe en lo perdurablemente momentáneo. No la suspensión de la incredulidad, según Coleridge, sino la suspensión de la creencia. (De hecho, si prosiguiéramos con la tipificación de los delitos literarios, se afirmaría que el cuento opera por convicción. Sin embargo, la convicción que promueve el cuento tiene un límite: el del propio relato. Nada hay después de la última página, mucho menos antes de la primera. Su universo es devorado por el hoyo negro de las tapas al cerrar el libro.)

    Quizá esta digresión sea útil para resaltar las discrepancias que hay entre el ensayo y el cuento, pero, sobre todo, para concederle al primero una mayor independencia como estado libre asociado del segundo, aunque también de géneros como el teatral, el periodístico y hasta el poético. Un ensayo de Montaigne, Stevenson o Reyes jamás lograría ese concepto que Poe acuñó para el cuento moderno: unidad de intención. El ensayo se sostiene en el ocio, relajamiento o distensión de la idea; en su atenta invitación a divagar en torno a aquello que propone. Deja en manos de los lectores la responsabilidad (y, sobre todo, la ilusión) de que se le atribuya una arista moral, un sesgo ético. La minima moralia del ensayo está en la coincidencia de la idea con su proceder, no en la satisfacción de nuestros apetitos de verdad. Nada puede hacer el amor ciego a la verdad frente a la visionaria seducción de un argumento.

    Algo así pensaba Bacon al intentar una curiosa empresa: redactar un libro compuesto por ensayos que comprobaran una tesis con todo el rigor literario y filosófico posible, mientras los otros, los inmediatamente posteriores, comprobaran una opuesta; todo ello, claro está, sin caer en contradicción. También Tournier al elaborar El espejo de las ideas, un volumen de ensayos en el cual, como Noé, metió en el arca de la página perfecta parejas reunidas por la antigua división geométrica del mundo: el hombre y la mujer, el agua y el fuego, la palabra y la escritura, el tiempo y el espacio, Dios y el Diablo... ¿Cómo llevarlo a cabo? La respuesta se localiza en los milagrosos remedios de una retórica dosificada, en que esos mismos remedios alimenten nuestra propia suspicacia con respecto a una verdad uniforme, sin sombra o perspectiva, en todo lugar y tiempo para todos.

    Si hay muerte después de la vida, si hoy el arte es corto y la vida larga o el silencio es tan sólo un rumor de gente parlanchina; si estos tres equívocos pueden adquirir la categoría de temas con cierto desarrollo sustentable, es gracias a una exposición personalísima de la pluralidad, a un autorretrato honestamente artificioso de nuestras obsesiones. Allí el eclecticismo, que en el cuento o la novela podríamos calificar de descuido, se alza en el ensayo con la majestad de la congruencia. Es más: por ser reflejo de la charla y el pensamiento, la técnica mixta del ensayo refuerza la seducción que ejerce sobre sus lectores. Hay demasiado ruido en el mundo como para pensar que una opinión no cruza por el eterno cable de un teléfono descompuesto; hay

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