Malversaciones: Sobre poedía, literatura y otros fraudes
()
Información de este libro electrónico
Lee más de Hernán Bravo Varela
Llegar al mar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa comunidad de Blithedale Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con Malversaciones
Libros electrónicos relacionados
El oso y el colibrí: Y otros perfiles, notas, críticas, ensayos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRafael Lozano, mensajero de vanguardias Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHorroroso Chile Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoesía continua & Deber de urbanidad: (Antología 1965-2001) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe la literatura a la cultura (... y viceversa). De los sesentas en adelante, su propia generación. Volumen II Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRey solitario como la aurora: Antología poética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMarginalia II: Segunda serie (1909-1954) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJeta de santo: (Antología poética, 1974-1997) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas ciudades de los desdichados Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPraxis de la poesía Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe la elegancia mientras se duerme Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El paisaje en la poesía mexicana del siglo XIX Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPaso de ciervo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA veces salto fuera de lo humano: Antología poética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCorrespondencia desde dos rincones de una habitación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Jack Boner and the rebellion Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoetas en tiempos de penuria. Apuntes sobre poesía contemporánea Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSaña Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesParliament Hill Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna ciudad para el fin del mundo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa risa en la literatura mexicana: (Apuntes de poética) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesResistir: Insistencias sobre el presente poético Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Bella dama nocturna sin piedad: Antología de cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAlcools Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDías de luz larga Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJardín de figuras abiertas II. Antología de poesía en lengua española Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTraer a cuento: Narrativa (1959-2003) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoemas para otakus Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa noche viuda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe la supervivencia: Poemas 2006-2016 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Crítica literaria para usted
El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Breve historia de la literatura universal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa insoportable levedad del ser de Milan Kundera (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cien años de soledad de Gabriel García Márquez (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Dragon Ball Cultura Volumen 1: Origen Calificación: 1 de 5 estrellas1/5García Márquez en 90 minutos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Qué leen los que no leen?: El poder inmaterial de la lectura, la tradición literaria y el placer de leer Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Laboratorio lector: Para entender la lectura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El banquete o del amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Albert Camus: Del ciclo de lo absurdo a la rebeldía Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Borges en 90 minutos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Alquimista de Paulo Coelho (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El poder del mito Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La utilidad de leer: Ensayos escogidos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El secreto de los Buendía: Sobre Cien años de soledad Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ensayo sobre la ceguera de José Saramago (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Gabriel García Márquez. Nuevas lecturas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl universo de los superhéroes: Historia, cine, música, series y videojuegos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El evangelio de Tomás: Controversias sobre la infancia de Jesús Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mitología: Relatos atemporales de dioses y héroes griegos, latinos y nórdicos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Manual de escritura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Escribir por ejemplo: De los inventores de la tradición Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La muerte: Siete visiones, una realidad Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una introducción a la teoría literaria Calificación: 4 de 5 estrellas4/550 Clásicos que debes leer antes de morir Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHogar Feliz: Claves Milenarias de la Tradición Judía Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Manipulación: Guía para el Dominio de la Manipulación Usando Técnicas de PNL, Persuasión y Control Mental Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Magia universal Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para Malversaciones
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Malversaciones - Hernán Bravo Varela
2019
I
RUBÉN BONIFAZ NUÑO:
EL VISIONARIO DE LOS VENCIDOS
Es probable que la poesía mexicana del siglo XX no conociera un virtuoso mayor que Rubén Bonifaz Nuño (1923-2013). Pero, según el parecer de no pocos poetas y críticos recientes, la obra de Bonifaz despide un tufo a contrarreforma. Cuando Carlos Monsiváis lo calificó de impecable técnico
o los antologadores de Poesía en movimiento (1966) lo definieron como Dueño de [una] excepcional sabiduría técnica
, ambos elogios, sospechosamente parecidos, pronto devinieron reparos y tabúes. ¿Por qué alguien, a la mitad de un siglo que alumbró las vanguardias y promovió el verso libre, querría cubrir la retaguardia, conversar con los clásicos grecolatinos y las culturas prehispánicas? En la pregunta, creo, asoma una historia no autorizada de la poesía nacional.
Si José Emilio Pacheco propuso en la Introducción
a su Antología del modernismo (1970) que dicho movimiento había conformado nuestro auténtico romanticismo, las vanguardias mexicanas, sobre todo el grupo sin grupo
de Contemporáneos, constituirían entonces un modernismo extemporáneo. (Como coincidencias, subrayo la tropicalidad de Carlos Pellicer y de Salvador Díaz Mirón, la pena capital de la inteligencia en Muerte sin fin, de José Gorostiza, y el Idilio salvaje
, de Manuel José Othón, el tono menor y urbano de los XX Poemas, de Salvador Novo, y La Duquesa Job
, de Manuel Gutiérrez Nájera.) Todo lo cual haría que las vanguardias surgiesen con Octavio Paz y Efraín Huerta, creadores de poemas visuales (los Topoemas del primero) y hasta documentales (Amor, patria mía del segundo). La generación inmediatamente posterior –es decir, la de Medio Siglo– sería la encargada, entonces, de disentir con Paz y Huerta: la recuperación de esquemas tradicionales (el romance por parte de Jaime Sabines, la terza rima o la octava real por parte de Jaime García Terrés); la readaptación de mitos y autores clásicos (Lamentación de Dido
, de Rosario Castellanos, o Discurso que se estaba formando en la cabeza de Cicerón
, de Jorge Hernández Campos); la grandilocuencia de lo popular (tal y como ocurre con Eduardo Lizalde)…
Ni qué hablar de Bonifaz Nuño. Cercano al petrarquismo retro del peruano Carlos Germán Belli, Bonifaz Nuño desarrolló un neoclasicismo de autor
basado en exploraciones métricas, acentuales y estróficas. El objetivo era paliar cierta retórica adquirida en moldes prestigiados y generar nuevas convenciones: variantes del endecasílabo ortodoxo, domesticación de metros como el eneasílabo, el decasílabo o el dodecasílabo… Lo cual, aunado al encabalgamiento (fraseo a caballo entre dos versos) y al hipérbaton (o inversión de la sintaxis para fines rítmicos); a la preferencia por la aliteración y la asonancia interna, da la impresión de que Bonifaz Nuño es un sólido versolibrista. El siguiente poema, tomado de Los demonios y los días (1956), es un ejemplo de ello. Su fondo coloquial se apoya en tales audacias para hacer de la consigna pública una meditación privada:
Para los que llegan a las fiestas
ávidos de tiernas compañías,
y encuentran parejas impenetrables
y hermosas muchachas solas que dan miedo
–pues uno no sabe bailar, y es triste–;
los que se arrinconan con un vaso
de aguardiente oscuro y melancólico,
y odian hasta el fondo su miseria,
la envidia que sienten, los deseos;
para los que saben con amargura
que de la mujer que quieren les queda
nada más que un clavo fijo en la espalda
y algo tenue y acre, como el aroma
que guarda el revés de un guante olvidado;
para los que fueron invitados
una vez; aquellos que se pusieron
el menos gastado de sus dos trajes
y fueron puntuales; y en una puerta,
ya mucho después de entrados todos,
supieron que no se cumpliría
la cita, y volvieron despreciándose;
para los que miran desde afuera,
de noche, las casas iluminadas,
y a veces quisieran estar adentro:
compartir con alguien mesa y cobijas
o vivir con hijos dichosos;
y luego comprenden que es necesario
hacer otras cosas, y que vale
mucho más sufrir que ser vencido;
para los que quieren mover el mundo
con su corazón solitario,
los que por las calles se fatigan
caminando, claros de pensamientos;
para los que pisan sus fracasos y siguen;
para los que sufren a conciencia
porque no serán consolados,
los que no tendrán, los que pueden escucharme;
para los que están armados, escribo.
La técnica, sí, pero al servicio de una patria chica: no el terruño sino el departamento, el escritorio, la mesa de un café o el rincón de una cantina, donde un soltero descubre el secreto más íntimo y humilde / de la fraternidad
. A partir de Imágenes (1953), su segundo volumen, Bonifaz Nuño libró con fortuna los trastabilleos de una nueva tradición. (Véanse los casos del Marqués de Santillana y de Juan Boscán, cuyas adaptaciones de la lírica petrarquista debieron esperar a Garcilaso de la Vega para cumplirse memorablemente.) Dueños de un habla que recuerdan tanto a Catulo, Anacreonte y César Vallejo como a José Alfredo Jiménez y Alfonso Esparza Oteo, los poemas de Bonifaz Nuño son serenatas de un mariachi culterano, las piedras del campo de Cuco Sánchez y los montes parturientos de Esopo.
Como Rubén Darío, Bonifaz Nuño no se conformó con abrir posibilidades expresivas. No bastaba con poner un vaso providente
en la mesa. El vaso debía contener una sustancia que lo desbordara o lo hiciese estallar. (De ahí el efecto del versolibrismo: para que los lectores no se extraviaran en la transparencia del vaso sin antes apurar una bilis engañosamente cristalina.) Así como nuestro autor pidió en Tristeza de amor en Carlos Pellicer (2001) que el tabasqueño se leyese como un poeta grave y crepuscular, y no sólo optimista y matutino, Bonifaz Nuño pide ser consultado como un historiador de la vida cotidiana –y que, pese a títulos como El manto y la corona (1958), Fuego de pobres (1961) y Albur de amor (1987), nunca gozó de la popularidad de Sabines–. Y que si divulgó sus propias pasiones y penurias, también fue el cultor de versos iniciáticos
(Siete de espadas, 1966; El ala del tigre, 1969; La flama en el espejo, 1971; Del templo de su cuer po, 1992), que bien podrían acompañar a los de Gerardo Deniz en su palco de moda, reservado a los autores difíciles y estimulantes.
Acaso falte una lectura menos apoltronada de Bonifaz Nuño para hacerle justicia. Acaso sea punto de lenguaje –como parece diagnosticar él mismo–; / de ponerse de acuerdo sobre el tipo / de cambio de las voces, / y en la señal para soltar la marcha.
Pero en el mercado de valores de la poesía mexicana, el gesto suele sustituir a la voz; apenas advertiríamos la del cordobés entre el manoteo. Su virtuosismo descansa en algo que observaba en Pellicer: La técnica poética como la facultad de hacer transmisible con palabras un conjunto de estados interiores
. Estados interiores que habita
un hombre desasosegado, solitario, nostálgico de bienes nunca obtenidos, confiado en las endebles armas del poema, sufriente y dolorosamente resignado