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¿Homicidio?: Stockholm Sleuth Series, #3
¿Homicidio?: Stockholm Sleuth Series, #3
¿Homicidio?: Stockholm Sleuth Series, #3
Libro electrónico321 páginas4 horas

¿Homicidio?: Stockholm Sleuth Series, #3

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La idílica convivencia de Christina junto a su esposo Patrik llega a un abrupto final cuando Patrik desaparece repentinamente de su hogar suburbano en Estocolmo. Christina se ve arrastrada hacia una angustiada y terriblemente desesperada búsqueda de Patrik – de cuyo paradero, seis semanas después, no se sabe absolutamente nada.

Al límite de su desesperación, ella se pone en contacto con los detectives locales Lars y Elin, quienes rastrean los últimos movimientos de Patrik hasta los terrenos boscosos del norte de Suecia, pero demasiado tarde – Patrick es encontrado muerto. La policía cataloga su muerte como un accidente, pero Christina piensa de otra manera – y por lo tanto les solicita a Lars  y a Elin que investiguen minuciosamente las circunstancias ocultas detrás de la muerte de Patrik. ¿Fue su muerte realmente accidental, o hubo circunstancias sospechosas detrás detodo ello? ¿Y la misteriosa Natalia estuvo involucrada de alguna manera?

Lamentablemente, ninguna de las numerosas pistas que siguen Lars y Elin los acerca a la resolución de la misteriosa muerte de Patrik. Pero entonces ocurre un hecho sorprendente que lleva a Christina a tener que tomar una decisión sumamente complicada y consecuente que lanza a nuestros tres protagonistas hacia una lucha de vida o muerte.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 oct 2020
ISBN9781071569955
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    ¿Homicidio? - Christer Tholin

    PRÓLOGO

    Julio 2016

    Su mano se sentía tan bien en la suya. No terminaba nunca de sorprenderlo lo suaves y tiernas que eran sus manos. La miraba embelesado, mientras la veía correr junto a él. Era la imagen misma de la hermosura, con su espeso cabello rubio, sus ojos verdes y sus pómulos altos. Sin embargo, esta mañana él tenía la impresión de que había algo que la preocupaba. Se había precipitado al baño inmediatamente después del desayuno y desde entonces no había sido la misma de siempre – al menos no parecía tan feliz y alegre como de costumbre. Le había preguntado qué le ocurría pero ella se había limitado a responder, No, nada, estoy bien.

    Sencillamente estaba loco por ella. Jamás se le hubiera ocurrido imaginar que una mujer tan espléndida pudiera siquiera estar interesada en él, y mucho menos que estuviera enamorada de él.

    Y sin embargo, aquí estaban, comenzando una nueva vida juntos; a veces le parecía que estaba soñando. Durante los tres días transcurridos desde que se mudaran a la cabaña, la armonía entre ellos había sido simplemente idílica. Y el sexo también había sido maravilloso –justo la forma de hacer el amor que había estado anhelando, un anhelo que ella sabía exactamente cómo aplacar.

    Se estaban aproximando al final del camino forestal – y a lo más destacado de la caminata. El camino conducía al lugar donde algunos años atrás se había producido una avalancha. El deslizamiento de tierra había originado una pendiente larga y empinada, que brindaba una magnífica vista de un gran prado del bosque, salpicado aquí y allá por rocas y arbustos – y a menudo animales, que no se percataban de que alguien los estuviera observando. Durante un paseo que ambos habían dado por el lugar hacía un par de días, habían podido divisar al reno manchado, que a ella la había emocionado, ya que nunca antes había visto un reno manchado en estado salvaje.

    Se detuvieron al final de la pendiente, y él se volvió hacia ella, que estaba mirando sobre el borde del acantilado, pero hoy no lucía tan radiante como lo había estado durante su caminata anterior.

    ¿Ocurre algo? ¿Dije algo malo?

    No, no, nada en absoluto...realmente no lo sé. Ella soltó su mano, se alejó un poco de él, y lo observó atentamente. ¿Qué significaba esa mirada? Él no estaba seguro. No sólo vio en sus ojos mucha tristeza sino también ansiedad. Ella desvió la mirada. ¿Qué le preocupaba tanto?

    Cuando estaba a punto de preguntarle nuevamente qué le ocurría, notó un movimiento detrás de él. Supuso que se trataría de algún animal y se dio vuelta. Un hombre enorme y musculoso se dirigía directamente hacia él, y en un santiamén se abalanzó sobre él, haciéndolo estremecer hasta la médula. Se tambaleó un poco – y dio un paso hacia un costado, hasta que se percató demasiado tarde de que estaba a punto de precipitarse a un abismo. Perdió el equilibrio y lo último que oyó fue el grito de Natalia. Su mano asió el aire, al tiempo que se precipitaba de cabeza al vacío. Se aferró como pudo a un arbusto, cuyas espinas se le clavaron en la mano; pero el arbusto era demasiado pequeño para impedir su caída. La rama a la que se había aferrado se rompió, y continuó cayendo.

    Su último pensamiento antes de estrellarse en el fondo del abismo fue para Natalia.

    PARTE I

    Agosto 2016

    1

    Liv abrió la enorme puerta principal Hola, Christina, qué gusto verte. Adelante, dijo ella.

    "Hola! Encantada de verte también. Tu casa es realmente impresionante", dijo Christina, mirando a su alrededor, maravillada.

    Liv le echó una rápida mirada a su ex-compañera de trabajo. Algo no anda bien, pensó para sí misma. Esos círculos bajo sus ojos, se la ve tan cansada, y un poco deprimida. Liv no recordaba haber visto a Christina con una apariencia semejante jamás en su vida.

    Pero Liv no dijo una sola palabra al respecto. Bueno, sí, es que heredé todo esto de mis padres, respondió, riendo. Francamente, se sentía un tanto incómoda por vivir en un vecindario tan resplandeciente. La casa, ubicada en un complejo habitacional en el archipiélago de Estocolmo, tenía su playa propia y un embarcadero, donde había una enorme lancha a motor atracada.

    Realmente es una pena que pasemos tan poco tiempo aquí; la mayor parte del tiempo el lugar permanece vacío. Pero es una suerte, de todos modos, poder contar con una casa de vacaciones cerca de Estocolmo. Ésta era la primera vez que Liv había estado aquí desde enero, cuando se mudara a Berlín con sus hijos.

    "Hola, Christina. Soy Martin. Encantado de conocerte", dijo Martin mientras salía del dormitorio.

    Hola Martin. Realmente hablas bien el idioma sueco.

    Bueno, sí, estoy tratando de mejorarlo día tras día, si bien hay veces en que debo preguntar si estoy usando la palabra correcta. Martin era alemán, pero había estado tomando clases de sueco desde que él y Liv comenzaran a vivir juntos. Además, cada vez se comunicaban más y más en sueco en su casa.

    De repente, tres niños irrumpieron corriendo en la casa, provenientes del patio trasero.

    Aquí están mis hijos, dijo Liv. ¿Qué tal si saludan a Christina como corresponde? Ella es la mayor, Saga, y su hermano Hampus. Saga tienes 11 años y Hampus tiene casi nueve. Los dos niños estrecharon la mano de Christina. Detrás de ellos había una pequeñita que miraba ansiosamente.

    Y ella es la hija de Martin, Lara. Tiene cinco años y todavía no habla sueco muy fluidamente, pero igual entiende casi todo. Riendo tímidamente, Lara estrechó la mano de Christina.

    Niños, ¿qué prefieren, tomar café con nosotros o tomar helado? preguntó Liv.

    ¡Helado, helado! gritaron los niños al unísono.

    Genial, sírvanse entonces un helado del congelador, que prácticamente está lleno hasta el tope. El camión que traía los helados desde Hemglass hacía sus recorridos semanalmente por la isla vecina, y el día anterior habían aguardado su llegada. Los niños corrieron hacia la cocina, empujándose entre sí.

    La terraza es el mejor lugar para sostener una conversación tranquila, de modo que, si estás de acuerdo, podemos ir allí Liv condujo a Christina a través de la amplia sala de estar en dirección a la puerta de la terraza, que daba acceso a una magnífica vista. La propiedad tenía una suave pendiente en dirección al mar, con una zona salpicada con grandes rocas, y rodeada de pinos y robles – y como fondo de ello, un deslumbrante panorama del mar, libre de obstáculos. El agua brillaba al sol; las islas, con sus árboles y praderas, parecían estar bañadas por un verde resplandor luminiscente; y dispersas alrededor de este idílico panorama podían verse algunas casas, la mayoría de ellas pintadas de rojo, y algunas embarcaciones que pasaban.

    Qué hermosa vista. No hay nada mejor que esto. Ante la evidente emoción de Christina al observar el paisaje, Liv no pudo evitar notar, una vez más, no sólo la fatiga que dejaba trasuntar su amiga, sino también sus hombros caídos.

    Sí, jamás nos cansamos de ella, comentó Martin. Es realmente grandioso para mí, dado que es la primera vez que estoy aquí. Cuando me embarqué en un crucero por el archipiélago el año pasado, jamás se me pasó por la cabeza que algún día pasaría mis vacaciones en una casa como ésta.

    Liv recordó que en ese entonces, Martin había llegado a Estocolmo con la esperanza de encontrarla a ella. Su primer encuentro había sido en el sur de Suecia, donde Martin había rentado una casa de vacaciones. Habían decidido volverse a ver, pero posteriormente Liv había sido secuestrada – un hecho que había sumido a Martin en un estado de tensión extrema. Había descubierto que Liv estaba viviendo en Estocolmo con su familia y había decidido ir hasta allí para encontrarla, lo que finalmente consiguió, con la ayuda de dos detectives privados. Pero ese no había sido ni mucho menos el final de la historia.

    Los tres se sentaron en la terraza, donde había una amplia mesa de madera ubicada debajo de una pérgola, alrededor de la cual había varias sillas de jardín exquisitamente tapizadas. Martin sirvió el café, mientras que Liv cortaba la torta que aquella misma mañana había cocinado junto con Saga y Lara. Mientras bebían café y saboreaban la deliciosa torta, hablaron sobre el clima y sus planes para las vacaciones.

    ¿Has venido de vacaciones? preguntó Liv.

    No, respondió Christina, negando tristemente con la cabeza. A decir verdad, no estoy de humor para vacaciones. Lo concreto es que mi esposo ha desaparecido. Este es el motivo por el cual quería verte.

    Estaba tratando de controlar sus lágrimas, por lo que Liv le acarició suavemente su brazo. Estaba en lo cierto, pensó Liv para sí. Hay algo que realmente anda mal.

    Miró en dirección a Martin, y sus ojos se encontraron: sí, ya estaban familiarizados con ese tipo de problemas.

    De acuerdo, cuéntame, le dijo Liv gentilmente.

    Christina se aclaró la garganta. Hace cinco semanas, desapareció sin ningún aviso. Era un viernes y se había ido a trabajar como lo hacía habitualmente, pero jamás regresó. Lo llamé miles de veces, pero la llamada iba a su correo de voz. Al día siguiente le presenté una demanda de persona desaparecida a la policía – quienes hasta ahora no han hecho absolutamente nada. Ya no sé más qué hacer, esa es, en resumen, toda la historia.

    ¿Se presentó a trabajar ese día? preguntó Martin.

    Sí, así es, aunque se fue del trabajo bastante temprano, pero no había nada de extraño al respecto, ya que era viernes.

    ¿Y por qué motivo la policía no lo está buscando? preguntó Liv.

    Dicen que no hay ninguna evidencia de homicidio ni de accidente alguno. Ellos creen simplemente que Patrik decidió marcharse. Me dijeron que tengo que esperar, y que en la mayoría de los casos, personas que ‘han desaparecido’ finalmente reaparecen sanas y salvas.

    ¿Qué les hace creer eso? preguntó Martin.

    Bueno, porque Patrik se llevó su pasaporte y todas sus tarjetas de crédito consigo. Además, su auto no ha sido visto en ninguna parte.

    Ya entiendo.

    ¿Y por qué querías vernos a nosotros? preguntó Liv.

    Bueno, tal vez esté equivocada, pero en la empresa han estado circulando rumores sobre lo que ocurrió el año pasado – me refiero a lo que ocurrió antes de que vendieras la empresa constructora. Para decirlo claramente, tu ex-esposo falleció en circunstancias un tanto misteriosas, y la gente comenta que hubo algún tipo de secuestro. No se publicó mucho al respecto en los periódicos, ¿pero no es cierto que recibiste ayuda de un detective privado o algo así?

    Sí, es verdad. Es una larga historia. Hemos intentado olvidar todo esto tanto como ha sido posible, y hasta ahora hemos tenido éxito.

    Ya entiendo. Es cierto que no tienes ninguna obligación de contarme nada de esto a mí tampoco. Pero, por favor, quiero que sepas que puedes confiar en mí, prometo no contarle nada de esto a nadie.

    En ese sentido, confío plenamente en tí. Después de todo, en la empresa tú manejas información confidencial todo el tiempo. Christina era la gerente de recursos humanos en la empresa de gestión inmobiliaria de Liv. Y si bien Liv ya no estaba involucrada en las operaciones diarias de la compañía–de hecho, había contratado a un Director de Operaciones y había renunciado al directorio, había estado trabajando junto a Liv hasta fines del año anterior y sabía que siempre podía contar con Christina para mantener la confidencialidad.

    Desde entonces, todo se ha derrumbado, pero como seguramente comprenderás, no queremos saber nada con los medios, ni con nada similar, para que se enteren de todo esto. Por lo tanto, lo que tú supones es, de hecho, cierto pero, lógicamente, debes mantenerlo en secreto. El año pasado me secuestraron, y más tarde también secuestraron a Saga. No obstante, gracias a Dios que lo tenía a Martin porque, de no haber sido por él, probablemente no habría podido salir de ese atolladero sana y salva. También fue él quien contrató a los detectives privados, quienes finalmente llegaron al fondo de este asunto.

    Christina miró a Liv consternada. Vaya, dos secuestros. Eso debe de haber sido terrible. ¿Te lastimaron o dañaron de alguna forma?

    No, tal como ya lo dije, ambos pudimos superar eso sanos y salvos. Pero Saga todavía sigue obsesionada. Tiene pesadillas continuamente y no le gusta quedarse sola. Sin embargo, debo decir que la mudanza a Berlín le ha hecho mucho bien. El estar en un nuevo lugar, y en una nueva escuela, le está ayudando a superar poco a poco todo aquello. Nos preocupaba un poco cómo reaccionaría al regresar a Suecia para las vacaciones, pero lo ha tomado bastante bien – al menos hasta ahora.

    Me alegra saber que todo haya terminado tan bien, expresó Christina.

    Sí, realmente amamos Berlín, los dos niños hablan alemán casi a la perfección y Martin y yo nos llevamos realmente bien – como dos guisantes en su vaina, a decir verdad, dijo Liv, mientras tomaba la mano de Martin y lo miraba con ternura.

    Sí, finalmente toda esa convulsión valió la pena, dijo con una sonrisa pícara.

    Liv se volvió en dirección a Christina: No podría recomendarte mejores detectives que éstos de quienes te hablé. Son excelentes. Confiables, dúctiles – y realmente logran su cometido.

    Vaya, sería extraordinario que ellos pudieran ayudarme también a mí, expresó Christina, mientras intentaba nuevamente reprimir sus lágrimas.

    Sinceramente, no deberías preocuparte. Ya verás, al final, todo saldrá bien.

    ¿Podrías darme su número?

    Creo que sería mejor que yo los llamara y les diera tu número, dijo Martin. Ellos trabajan para una agencia que emplea a varios detectives, y tú quieres asegurarte de que los dos que trabajaron con nosotros sean asignados a tu caso. Además, una vez que les hable del caso, será más fácil para mí presentártelos. Por otra parte, podría intentar comunicarme con Lars mientras estamos aquí.

    Gracias, sinceramente te lo agradezco. No quería tener que contratar a cualquier detective. Es mucho mejor que a uno le recomienden a alguien, con el cual, otros ya han tenido una experiencia positiva.

    Sí, por supuesto. Y a decir verdad, Lars y Elin son extraordinarios. Se puede confiar en ellos, dijo Liv. Dime, Christina, ¿tienes idea de qué puede haberle ocurrido a tu esposo?

    No, respondió con una mirada desesperada. He hurgado en mi cerebro, tratando de imaginar qué podría haber ocurrido. Nada tiene sentido. Todo marchaba bien entre nosotros, lo juro. Estábamos planeando viajar a nuestra casa de veraneo en Norrland, en julio. Cuando desapareció, y yo desconocía su paradero, inclusive fui hasta Norrland para averiguar si había ido allí él solo. Pero fue una estupidez de mi parte, porque obviamente él no se encontraba allí. A pesar de eso, tuve la impresión de que podría haber estado allí por un tiempo.

    ¿Qué te hace pensar eso? preguntó Martin.

    Bueno, como tú bien sabrás, hay que empacar todo en el otoño para que una cabaña de veraneo permanezca cerrada durante el invierno. Y algunos de los muebles se veían como si alguien los hubiera usado recientemente. O, al menos, tuve la impresión de que la cabaña no lucía exactamente igual que como la habíamos dejado al partir.

    Ese detalle me parece importante. El tipo de cosas que, indudablemente, deberás decirle a los detectives.

    Sí, por supuesto que lo haré. Les estoy sinceramente agradecida a ambos. Por favor, diles que se contacten conmigo tan pronto como sea posible. Pero ahora debo irme o perderé el último transbordador.

    Levantándose de sus respectivas sillas, Liv y Martin acompañaron a Christina hasta la puerta y allí se despidieron. Aguardaron hasta que ella se introdujo en su auto y se alejara por la calle.

    Pobre Christina, suspiró Liv, luego de que aquella hubiera partido. Siento pena por ella. Tuve suerte de que Saga reapareciera luego de sólo un par de días. No hubiera podido sobrevivir sin ella, si hubiera estado ausente durante cinco semanas completas.

    Pero, bueno, el esposo de Christina es un adulto – si bien el desconocido es un criminal, sin lugar a dudas.

    ¿Tú crees que él simplemente podría haberla abandonado?

    "Difícil saberlo. Debemos reconocer, no obstante, que ella no es precisamente Miss Suecia.

    ¿Lo dices en serio? dijo Liv en voz alta, poniendo los ojos en blanco, ¿Tú crees que él la haya podido abandonar porque ella es un poco rellenita? Pero siempre se viste muy bien y, además, es una persona súper agradable.

    Sí, pero sólo la conoces en su carácter de gerente de RRHH, que tal vez no sea precisamente el fundamento más objetivo para juzgar a alguien.

    Sí, tal vez no. Pero también es cierto que no puedes juzgar un libro solamente por su cubierta, tienes que ver su contenido.

    Sí, y quizás sea un verdadero tornado en la cama, dijo Martin, riendo.

    Hombres, resopló ella. Lo único que les interesa es el aspecto físico y el sexo.

    Tú sabes lo que quiero decir. Afortunadamente, tú satisfaces todos mis deseos en ambos aspectos.

    Gracias a Dios por eso, dijo ella, con un dejo de sarcasmo en su voz.

    A continuación, lo rodeó con sus brazos y le dio un tierno beso.

    ¿Cuándo vas a llamar a Lars?

    En un minuto. Espero que no esté de vacaciones. Estamos en agosto y todavía no es hora de volver a clases.

    Cruzaré los dedos.

    Liv salió nuevamente a la terraza para despejar la mesa. Se sentía más preocupada por la conversación, de lo que se atrevía a admitir. En definitiva, todo esto estaba ligado al pasado reciente, y no costaba mucho revivir los recuerdos de sucesos que habían ocurrido tan sólo el año anterior. Ella y Martin habían discutido a menudo si era conveniente que ellos regresaran a Suecia este año, dado que, al hacerlo, ambos temían que eso reabriría viejas heridas, especialmente para Saga. Pero Hampus realmente quería ir, para así poder nadar y practicar esquí acuático todos los días. Por lo tanto, decidieron arriesgarse, y hasta ahora todo había marchado de perlas. De hecho, Liv había ido a Estocolmo varias veces en los últimos meses, dado que se requería su presencia en las reuniones de directorio. Pero siempre se alegraba de poder regresar a Berlín y a Martin. Y a decir verdad, estando aquí en el archipiélago junto a su familia, apenas si había pensado en los secuestros del año anterior. Es decir, hasta la conversación de esa tarde con Christina. Ahora, de repente, sus recuerdos y emociones inundaron su cerebro nuevamente, especialmente su inquietud por Saga. Recordó lo increíblemente reconfortante que había sido poder abrazar a Saga nuevamente. Estaba empezando a llorar; ella tenía que recuperarse. Decidió que lo mejor sería ir a ver qué estaban haciendo los niños; necesitaba sentir su presencia física.

    2

    Lars estaba observando a sus dos hijas sentadas en el borde del estanque de los delfines, acariciando a uno de ellos. Ambas estaban en un estado de total fascinación, especialmente su hija menor, Olivia, que no podía creer en su suerte. Estaba agachada junto al delfín, que descansaba su hocico alargado en su mano. Ella volvió a besar el hocico del delfín, que a continuación volvió a sumergirse en el agua, tan sólo para reaparecer nuevamente con un fuerte chapoteo.

    ¿Va a regresar? preguntó Stina

    Oh sí, por favor, suplicó Olivia. Quiero volver a acariciarlo.

    No, ya basta por hoy. Ya han tenido un turno extra, y Luna necesita descansar, dijo el cuidador, quien había terminado su turno como guía de turismo.

    Lars había reservado una excursión ´detrás de la escena´ del acuario de delfines para toda la familia, lo que había demostrado ser el momento culminante del día. Luego de que el cuidador les hubiera mostrado toda la instalación, se colocaron trajes de neopreno para así poder interactuar con los delfines. Luna era particularmente confiable, y Lars estaba seguro de que Olivia no dejaría de hablar sobre su experiencia con este delfín por mucho tiempo.

    Su esposa, Lisa, lo miró feliz. Eso ha sido emocionante. Las niñas están tan entusiasmadas. Sinceramente no podrías haber tenido una mejor idea.

    Las niñas estaban saltando alrededor del borde del estanque. Todavía les duraba la excitación y apenas si podían estarse quietas. Lars se había tomado el día libre, dado que no había demasiado trabajo en su oficina y las vacaciones de verano de Stina todavía no habían terminado. Habían ido a Kolmården, el enorme zoológico ubicado a poco más de una hora de viaje, en auto, desde Estocolmo. La excursión sería una especie de punto final para sus vacaciones de verano.

    Una vez que se hubieron quitado sus trajes de neopropeno y vuelto a estar bajo el sol, sus miradas se volvieron hacia el puesto de helados.

    Aferrándose a su padre, Olivia dijo: Papá, ¿de verdad podremos regresar pronto a este lugar? Quiero volver a acariciar a Luna.

    Oh sí, por favor, Papá, se sumó Stina.

    Está bien, ya veremos, dijo Lars con una risa amarga. La salida le había costado casi 4.000 coronas – y eso solamente por la excursión ´detrás de la escena´ del acuario de los delfines. Además, tuvo que pagar los boletos para ingresar al zoológico, el almuerzo y todo lo demás. No podía permitirse tales extravagancias con demasiada frecuencia.

    En el momento en que estaba pagando por los helados, sonó su celular.

    ¿Hola?

    Hola Lars, habla Martin.

    Hola, Martin. Oye, felicitaciones, ¡estás hablando en sueco en este momento!

    Sí, he estado haciendo grandes progresos. ¿Cómo van tus cosas?

    Muy bien, gracias. Acabo de pasar el día con mi familia en el zoológico. Acabamos de acariciar a un delfín y ahora estamos comiendo helado.

    Entonces tal vez éste no sea un buen momento. Si quieres, puedo llamar más tarde.

    No, ahora está bien. Lisa está vigilando a las niñas, respondió, mientras le dirigía una mirada inquisitiva. Lisa asintió con un gesto, de modo que Lars se sentó en un banco cercano.

    Ya hemos finalizado la excursión y, tan pronto como acabemos con los helados, nos iremos a casa. ¿Cómo te encuentras?

    Muy bien, gracias. Estamos todos pasando nuestras vacaciones en la finca de verano de Liv, en el archipiélago de Estocolmo. Tal vez podamos reunirnos mientras estemos aquí. Regresaremos a Berlín a fines de agosto.

    Seguro, sería estupendo. Me encantaría volverlos a ver a todos. ¿Ya se han aclimatado a Berlín?

    Sí, a pesar de que, como ya sabrás, Berlín no era algo nuevo para mí, pero vivir con Liv y los niños es maravilloso. Y a ellos también les agrada. Además, los niños ya hablan alemán con fluidez.

    Me alegro. ¿Podemos fijar una fecha para reunirnos?

    Seguro, ¿por qué no me envías un correo o algunos mensajes con fechas posibles? ¿Crees que Elin también podría querer venir contigo?

    No hay problema. Le preguntaré y te enviaré algunas fechas en agosto.

    De acuerdo, hagamos eso. Oye, Lars, hay algo más sobre lo que me gustaría hablarte. Algo más urgente.

    Adelante.

    Lars escuchó atentamente mientras Martin le contaba sobre Christina, y lo que había ocurrido con su esposo. Pero eso no le impidió seguir saboreando su helado, y para cuando Martin terminó de contarle toda la historia, ya no quedaba casi nada del helado.

    Suena como un caso bastante interesante, y ten por seguro de que podremos hacernos cargo del mismo. Hay tantas personas que todavía están de vacaciones, que prácticamente no hay ningún trabajo atrayente. De modo que no habrá ningún problema en tomar este caso. Envíame el número de teléfono de Christina y yo la llamaré.

    Muy bien. Pero es realmente necesario que les asignen el caso a tí y a Elin, porque es muy importante para Christina poder contar con alguien recomendado. ¿Pero qué pasa con Elin? Si no me equivoco, ella no está empleada oficialmente como detective.

    Así es, pero todo eso ha cambiado hace poco. Hace unos meses atrás, Elin resolvió un caso realmente sorprendente, y ahora es investigadora privada con todas las de la ley en Secure Assist. Ya te contaré todos los detalles cuando nos veamos.

    De este modo, Martin volvía a involucrarse en un caso una vez más, lo que lo retrotrajo nuevamente al año anterior, cuando Lars había trabajado

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