Hipocresía Sionista

Por Adolfo Sagastume

Ahora ha comenzado a hacer concesiones, permitió el derribo de estatuas de personajes que han glorificado la esclavitud. Su discursos de volvió dulce, tiene sabor religioso. Pareciera que han entrado en razón, pero tenemos nuestras sospechas. Todo acuerdo que se haga con la Bestia de Donald Thrump lo más seguro es que nunca se cumplirá. Reflexiones en torno al verdadero rostro de la élite judeosatánica de los Estados Unidos.

• Idioma: Español
• Editorial: Adolfo Sagastume
• Fecha de lanzamiento: 13 jul 2020
• ISBN: 9781005317423

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

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Índice

Introducción

Mano de obra Barata

Sionismo Policíaco

Hipocresía Política

Racismo Genocida

Miedo Democrático

Conclusión

Introducción

¿Qué debemos pensar de un supremacista sionista que, mientras sacrifica las almas de las etnias (negras y latinas) al Gran Vampiro Depredador Jahvé, se presenta campante frente a la Casa Blanca de los Estados Unidos mostrando la Biblia?

Es evidente que el sacrificio masivo de las etnias representa el último de los Protocolos Sionistas que están realizando un Ritual con las Ovejas del Rebaño.

Los Sionistas están desesperados.

Su Mesías se está tardando en manifestarse.

Las promesas escritas de su advenimiento se visten del tinte de la sospecha y falsedad.

El invento histórico de su dios carnicero solo es una payasada dogmática para dominar el mundo.

Cuando el sabio Salomón consagró el Primer Templo de Jerusalén, sacrificó al Gran Vampiro 120,000 ovejas. Y, en medio de la sangre cuajada, huesos, grasa, estiércol, pelos y moscas pestilentes, también sacrificó 22,000 reses.

¡Fue una masacre!

El cielo se puso negro.

Hubo truenos y relámpagos.

Una sombra se metió en el Lugar Santísimo, hecho de oro.

Entonces el Sumo Sacerdote del Templo, Sadoc, le señaló a Salomón la sombra que se metió y se escondió en el lugar más santo del Templo.

Salomón movió la cabeza y le contestó con estas palabras: Es que Jahvé (Jehová) ha dicho que a él le gusta morar en la oscuridad.

¡Sadoc no podía creerlo!

¡Cómo se esconde en la oscuridad el dios de la luz!

Una cosa era que al dios judío le encantara la sangre y otra era que le gustara la oscuridad. Esconderse en un cuarto oscuro, sin luz, en las tinieblas.

Pues bien, ese dios es el mismo