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La receta del Gran Médico para un corazón saludable
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Libro electrónico149 páginas1 hora

La receta del Gran Médico para un corazón saludable

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Jordan Rubin, autor de éxitos de librería, junto con el Dr. Joseph Brasco, muestran a los lectores cómo aplicar las 7 claves para la salud y el bienestar para la prevención y el tratamiento de un gran asesino: la enfermedad del corazón.
IdiomaEspañol
EditorialThomas Nelson
Fecha de lanzamiento14 ene 2007
ISBN9781418582906
La receta del Gran Médico para un corazón saludable

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    La receta del Gran Médico para un corazón saludable - Jordan Rubin

    El propósito de este libro es educar, por tanto no se han escatimado esfuerzos para darle la mayor precisión posible. Esta es una revisión de la evidencia científica que se presenta para propósitos informativos.

    Ninguna persona debe usar la información contenida en esta obra con el fin de autodiagnosticarse, tratarse o justificarse para aceptar o rechazar cualquier terapia médica por problemas de salud o enfermedad. No se quiere instar a nadie a no buscar asesoría y tratamiento médico profesional, este libro no brinda asesoría médica alguna.

    Cualquier aplicación de la información aquí contenida es a la sola discreción y riesgo del lector. Por lo tanto, cualquier persona con algún problema de salud específico o que esté tomando medicamentos debe primero buscar asesoría de su médico o proveedor de asistencia sanitaria antes de comenzar algún programa alimenticio. El autor y Grupo Nelson, Inc., no tendrán obligación ni responsabilidad alguna hacia cualquier persona o entidad con respecto a pérdida, daño o lesión causados o que se alegue que han sido causados directa o indirectamente por la información contenida en este libro. No asumimos responsabilidad alguna por los errores, inexactitudes, omisiones o cualquier incongruencia aquí contenida.

    En vista de la naturaleza compleja e individual de los problemas de la salud y del buen estado físico este libro, así como las ideas, los programas, los procedimientos y las sugerencias aquí contenidos no pretenden reemplazar el consejo de profesionales médicos capacitados. Todos los aspectos con respecto a la salud de una persona requieren supervisión médica. Se debe consultar a un médico antes de adoptar cualquiera de los programas aquí descritos. El autor y la editorial niegan cualquier responsabilidad que surja, directa o indirectamente del uso de esta obra.

    © 2006 por Grupo Nelson

    Una división de Thomas Nelson, Inc.

    Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América

    www.gruponelson.com

    Título en inglés: The Great Physician’s Rx for a Healthy Heart

    © 2006 por Jordan Rubin y Joseph Brasco

    Publicado por Nelson Books

    Una división de Thomas Nelson, Inc.

    Traducción: Rolando Cartaya

    Diseño interior: Grupo Nivel Uno, Inc.

    ISBN-10: 0-88113-200-4

    ISBN-13: 978-0-88113-200-7

    Reservados todos los derechos. Ninguna parte del presente libro puede reproducirse, guardarse en sistema de almacenamiento alguno, ni transmitirse en cualquier forma ni por cualquier medio, sea electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado, escaneado o cualquier otro, a excepción de citas breves en revisiones o artículos de crítica, sin el permiso escrito por anticipado de parte de la casa editorial.

    Impreso en Estados Unidos de América

    A abuelito Al y abuelo Jerry, que nos dejaron demasiado pronto a mi familia y a mí, al sufrir mortales infartos cardiacos a los cincuenta y cinco y sesenta y dos años, respectivamente. Los tiempos que pasamos juntos constituyen algunos de los mejores recuerdos de mi infancia.

    CONTENIDO

    Introducción: Asuntos del corazón

    Llave # 1: Coma para vivir

    Llave # 2: Complemente su dieta con alimentos integrales, nutrientes vivos y superalimentos

    Llave # 3: Practique una higiene avanzada

    Llave # 4: Acondicione su cuerpo con ejercicios y terapias corporales

    Llave # 5: Reduzca las toxinas en su ambiente

    Llave # 6: Evite las emociones mortales

    Llave # 7: Viva una vida de oración y con propósito

    Plan de batalla de La receta del Gran Médico para un corazón saludable

    Notas

    Acerca de los autores

    INTRODUCCIÓN

    Asuntos del corazón

    Mi hijo, Joshua, acaba de cumplir dos años y lo encuentro, en su simpático estilo de chiquilín, divertido y animado, entusiasta y emotivo, y en ocasiones, desafiante y desobediente.

    Todo eso le hace un párvulo perfectamente normal, ¿cierto?

    Joshua es nuestro único hijo. Aunque mi esposa, Nicki, y yo estamos seguros de ser los padres del niño más especial del planeta, ahora tenemos una mejor comprensión de lo que quería decir el comediante Bill Cosby cuando sentenció: «Denme doscientos chiquillos activos de dos años y conquistaré el mundo». Creo que Joshua podría encabezar la ofensiva de ese ejército, aunque los «dos años terribles» no lo han sido tanto para Nicki y para mí. Y eso se debe a que tenemos una mejor idea de cómo manejar al pequeñín después de haber leído el libro fundamental del doctor James Dobson sobre cómo disciplinar a los hijos, Atrévete a disciplinar.

    Como millones de padres jóvenes, hemos descubierto de repente que los niños crecen con voluntades propias, lo que quiere decir que necesitamos un plan para criar a un hijo sano, respetuoso y feliz.

    Después de leer el libro del doctor Dobson, comprendemos mejor cómo enseñarle a Joshua a distinguir el bien del mal, así como el arte del autocontrol.

    Mientras nuestro enérgico hijo atraviesa corriendo desaforadamente su primera infancia, Nicki y yo ponemos en práctica de manera minuciosa los conceptos de una disciplina razonable y coherente articulados por Dobson en su obra.

    La razón por la que le cuento esta historia es que Atrévete a disciplinar, edición revisada y reescrita del éxito de librería de 1970 Atrévete a disciplinar, estuvo cerca de no publicarse nunca. El doctor Dobson sufrió un grave infarto cardiaco el 15 de agosto de 1990, unos meses antes de la fecha programada para que empezara a revisar la obra original.

    Un buen amigo mío que trabajó por mucho tiempo con Enfoque a la Familia, la organización fundada por Dobson a fines de los años setenta, me contó que aquella mañana el doctor se levantó temprano para jugar una «guerrilla» de baloncesto en su congregación, la Primera Iglesia del Nazareno de Pasadena, en el sur de California, cuyo pastor era su primo, H.B. London.

    La iglesia poseía un buen gimnasio, y al doctor Dobson le encantaba el espíritu competitivo y la camaradería de esos partidos de tres contra tres en media cancha. Alrededor de una docena de amigos y empleados de Enfoque a la Familia solían acompañarle para esas contiendas al rayar el alba.

    Aquel día estival de 1990 el doctor Dobson tenía cincuenta y cuatro años, y cualquiera que le observara encestando canastas tres veces a la semana le habría encontrado en magnífica forma física para su edad.

    Sin embargo, no exhibía aquella mañana su mejor juego. En el argot del básquetbol, estaba lanzando pedradas contra el tablero de vidrio y permitiendo que los demás jugadores le pasaran impunes por el lado, como si sus pies estuvieran clavados al pulido tabloncillo de dura madera.

    Después de perder un rebote fácil debajo del aro, Dobson sintió un agudo dolor en el centro del pecho. Mientras trataba de recobrar el aliento se dio cuenta instantáneamente de que algo andaba mal. Quizás recordara que este era el mismo tabloncillo donde dos años antes había sostenido en sus brazos, moribundo, a una leyenda del baloncesto, Pete Maravich, de los Pistols, cuando se derrumbó, mortalmente herido por un infarto cardiaco.

    Al percatarse de que el dolor en el pecho no cedía, Dobson recogió las llaves de su automóvil y se despidió: «Lo siento, muchachos, tengo que irme», dijo mientras salía.

    No era propio de él abandonar un partido antes de las ocho de la mañana.

    Uno de los jugadores corrió tras él y le preguntó si se sentía bien. «Eso creo», dijo, pero algo en su interior le decía que no lo estaba al ciento por ciento.

    En lugar de irse a duchar a su casa, manejó hasta un hospital cercano, el St. Luke’s de Pasadena, donde estacionó el auto y puso en orden sus pensamientos. Entrar a una sala de emergencias y anunciar que estaba sintiendo dolores en el pecho abriría una sensible brecha en su superocupado calendario: reuniones con el personal ejecutivo, grabaciones para transmitir, responder a las decenas de mensajes telefónicos recibidos por sus ayudantes… El doctor se enorgullecía de estar al día con su «pila», una montaña de memoranda y correspondencia de no menos de treinta centímetros de alto, que le llegaban en aquellos días anteriores al correo electrónico. También entendía —desde sus días en la facultad de medicina de la Universidad del Sur de California— que entrar al hospital y decir: «Creo que tengo un ataque cardiaco» le comprometería a tres días de exámenes y observación médica.

    El doctor Dobson permaneció sentado en su automóvil casi treinta minutos, ponderando las consecuencias de cruzar las puertas de la sala de emergencias. «Señor ¿qué quieres que haga?», oró. «Tengo cincuenta y cuatro años y un dolor en el pecho».

    El doctor Dobson hizo bien al permitir que le internaran aquella mañana en St. Luke’s, pues los exámenes revelaron que había sufrido un infarto cardiaco de leve a moderado. Aparentemente, una de las cinco arterias coronarias que conducen la sangre al corazón se le bloqueó. Gracias a una rápida intervención, recibió la atención médica que necesitaba para no morir. En muchas formas fue un hombre afortunado: su cardiólogo determinó que varias arterias colaterales compensaron el déficit de la arteria bloqueada, lo cual impidió que sufriera daños permanentes o la muerte.

    Esas arterias colaterales se desarrollaron gracias a los vigorosos partidos de baloncesto que el doctor había jugado a través de los años. No obstante, fue como un llamado de alerta para él, que dispuso de bastante tiempo para reflexionar durante su permanencia de diez días

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