Amor en tiempos de revolución

Por Moris Polanco

¡Bienvenidos a Nueva Bilbao, un lugar donde el amor y la revolución se entrelazan en un apasionante torbellino de emociones y desafíos!

En "Amor en Tiempos de Revolución", serás testigo de la increíble historia de Isabel de la Cruz y Alejandro Morales, dos jóvenes cuyo amor desafía todas las barreras sociales y políticas. Ambientada en la vibrante y conflictiva ciudad de Nueva Bilbao en 1870, esta novela te llevará a través de un viaje lleno de encuentros inesperados, decisiones difíciles y sacrificios profundos.

Isabel, hija de una familia conservadora, y Alejandro, un ferviente liberal, descubren que su conexión va más allá de las diferencias ideológicas que dividen a sus familias. Desde el primer encuentro bajo una brillante lámpara de araña en una fiesta de alta sociedad, hasta sus encuentros clandestinos y cartas secretas, su amor florece en medio de la tormenta política que sacude la ciudad.

A medida que la tensión aumenta y los conflictos internos se intensifican, Isabel y Alejandro deben enfrentar la oposición de sus familias y la amenaza constante de ser descubiertos. ¿Podrá su amor sobrevivir a las pruebas más duras? ¿Podrán encontrar un camino hacia la libertad y la unidad en un mundo marcado por el prejuicio y la división?

"Amor en Tiempos de Revolución" es una novela que te atrapará desde la primera página, llevándote por un torbellino de emociones mientras nuestros protagonistas luchan por su amor en medio de la revolución. Con una prosa envolvente y personajes entrañables, esta historia de pasión, esperanza y valentía te dejará sin aliento.

Si te gustan las historias de amor épicas, los desafíos imposibles y los finales esperanzadores, esta novela es para ti. Acompaña a Isabel y Alejandro en su lucha por un amor que desafía todas las barreras y descubre si, en medio del caos, pueden encontrar la paz y la felicidad que tanto anhelan.

• Idioma: Español
• Editorial: Editorial Arje
• Fecha de lanzamiento: 15 may 2024
• ISBN: 9798224904143

Moris Polanco

Moris Polanco (Guatemala, 1962) es doctor en filosofía por la Universidad de Navarra. Ha sido profesor en diversas universidades de Guatemala y Colombia y es autor de más de 20 libros. Es miembro de número de la Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española.

Vista previa del libro

Capítulo 1: Encuentro inesperado

Era una cálida noche de 1870 en la vibrante Nueva Bilbao. La ciudad estaba tranquila bajo la luz de las estrellas, pero la casa de los de la Cruz bullía de energía y anticipación. Era la celebración del aniversario patrio y, como cada año, Don Francisco de la Cruz, un distinguido caballero conservador, organizaba una gran fiesta.

—Isabel, querida, asegúrate de estar impecable esta noche. —La voz de Doña María, madre de Isabel, resonaba a través del amplio salón mientras arreglaba un último rizo en el cabello de su hija.

—Madre, siempre he cumplido con las expectativas de nuestra familia. —respondió Isabel con una sonrisa cautelosa, aunque en su interior no estaba tan entusiasmada con la fiesta que reuniría a la alta sociedad conservadora.

Mientras tanto, entre los invitados llegaba Alejandro Morales, hijo de Doña Elena, una reconocida líder de la facción liberal. Alejandro, conocido por su carisma y ferviente idealismo, no estaba especialmente emocionado por estar en un evento conservador, pero su madre insistió en la importancia de formar conexiones, incluso con sus adversarios políticos.

—Alejandro, recuerda mostrar respeto. Estamos aquí para tender puentes, no para quemarlos —le advirtió su madre antes de entrar.

—Lo sé, mamá. Haré lo mejor que pueda —respondió él, ajustándose la corbata con una expresión seria.

La fiesta comenzó con elegantes danzas y conversaciones corteses, las risas llenaban el aire mientras los invitados disfrutaban de exquisitos bocadillos y vino importado. Sin embargo, todo cambió en un instante cuando Isabel y Alejandro se encontraron bajo la brillante lámpara de araña del salón principal.

—Permítame presentarme, señorita. Soy Alejandro Morales. —dijo él con una reverencia, extendiendo su mano.

—Encantada, señor Morales. Soy Isabel de la Cruz —respondió ella, aceptando su mano. Sus ojos se encontraron, y en ese momento, una chispa invisible los conectó, presagiando algo más grande que ellos mismos.

—Lo siento si la he hecho sentir incómoda, señorita Isabel. No solemos encontrarnos en este tipo de eventos —comentó Alejandro con delicadeza.

—La verdad es que los tiempos están cambiando, señor Morales. Tal vez es momento de que nuestras perspectivas también lo hagan —Isabel respondió, mostrando una sonrisa cautivadora que dejó a Alejandro brevemente sin palabras.

Mientras la noche avanzaba, se encontraron compartiendo miradas en la multitud, conversando sobre literatura y música, evitando cuidadosamente los temas políticos que podrían arrojar una sombra sobre el momento.

—Debe ser fascinante ver el mundo desde su perspectiva liberal —Isabel murmuró en un momento de honestidad.

—Y también me gustaría entender más profundamente las tradiciones que usted valora —Alejandro admitió, igualmente cautivado.

El reloj estaba por dar la medianoche cuando Don Francisco se acercó a su hija.

—Isabel, es hora de prepararnos para retirarnos —dijo él, notando cuánto tiempo había pasado conversando con el joven Morales.

—Por supuesto, padre —Isabel asintió, aunque una parte de ella deseaba que la noche no terminara tan pronto.

Alejandro y ella intercambiaron una última mirada, una promesa tácita de que aquello no sería su último encuentro.

—Espero que nos volvamos a ver, señorita de la Cruz —dijo Alejandro en un susurro apenas audible mientras se alejaba.

—Lo mismo digo, señor Morales —respondió Isabel con una sonrisa que no pudo ocultar.

Mientras cada uno se retiraba a su mundo respectivo, ambos sabían que algo irrevocable había comenzado aquella noche bajo las estrellas, un sentimiento que podría desafiar incluso las convicciones más firmes. La chispa encendida entre Isabel y Alejandro podría llegar a ser la luz que guiara un nuevo camino para ambos, en una Nueva Bilbao marcada por la división y el prejuicio, pero también por el anhelo de unidad.

Capítulo 2: Primera mirada

—¿P uedes creerlo, Amalia ? No he podido dejar de pensar en él desde anoche —confesó Isabel, mientras caminaban por los jardines de su casa, disfrutando del fresco matutino.

—Isabel, tienes que ser cautelosa. —Amalia la miró con preocupación—. ¿Qué sucedería si tu padre se entera?

—Lo sé, lo sé. Pero, ¿has visto sus ojos? Hay algo en él, algo más que solo sus ideales liberales —Isabel suspiró, recordando la intensidad de la mirada de Alejandro bajo la luz del candelabro.

Mientras tanto, en la casa Morales, Alejandro no estaba menos afectado. Se encontraba en su estudio, replanteando cada detalle de la noche anterior, especialmente su conversación con Isabel.

—Julián, he conocido a alguien —Alejandro confesó a su amigo, quien había venido a visitarlo temprano esa mañana.

—¿Una dama? ¿No me digas que finalmente te has enamorado, Alejandro? —Julián lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión.

—No es tan simple. Es Isabel de la Cruz, la hija de Don Francisco de la Cruz —dijo Alejandro, su tono de voz revelaba la seriedad de la situación.

—Dios mío, Alejandro, ¿sabes lo complicado que puede ser eso? —Julián advirtió, pero vio la determinación en los ojos de su amigo.

—Creo que vale la pena intentarlo. Algo me dice que ella podría ser la clave para un entendimiento más profundo entre nuestras familias, quizás entre nuestras causas.

Con la imagen de Isabel impregnada en su mente, Alejandro decidió que necesitaba verla nuevamente. Sabía que no sería fácil, dadas las circunstancias sociales y políticas, pero estaba dispuesto a asumir el riesgo.

Una tarde de esa misma semana, Isabel recibió una carta, entregada secretamente por un sirviente desconocido que desapareció tan pronto como la entregó. Su corazón latió con fuerza al reconocer la caligrafía elegante de Alejandro en el sobre.

«Querida Isabel, me atrevo a escribirle con la esperanza de que pueda concederme el placer de verla nuevamente. Sé que hay obstáculos insuperables que nos separan, pero ¿podríamos encontrarnos mañana al mediodía en el parque de San Sebastián? Estoy dispuesto a afrontar los riesgos por la promesa de una sola mirada suya. Con la mayor estima, Alejandro.»

—Amalia, ¿qué debo hacer? —Isabel le mostró la carta a su amiga, temblando ante la idea de lo prohibido y lo posible.

—Isabel,