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Si Los Pensamientos Hablaran
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Libro electrónico316 páginas4 horas

Si Los Pensamientos Hablaran

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En la encantadora campiña de Bromley, Inglaterra, la consultora de arte Minnie y el veterinario Kevin se embarcan en un viaje que desentraña los hilos ocultos de sus identidades. Revelaciones inesperadas sobre el verdadero origen de Minnie y la adopción de Kevin los llevan a la 'Fisherman Cottage', donde las vibrantes y sorprendentes vecinas ita

IdiomaEspañol
EditorialJM Romero
Fecha de lanzamiento6 may 2024
ISBN9781805415244
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    Si Los Pensamientos Hablaran - JM Romero

    1

    Era el mes de junio de 2023, hacía un día soleado en Hyde Park y todos parecían apresurarse a disfrutar del aire libre que el verano londinense brinda con generosidad.

    Guillermina Paredes tenía sólo 20 años y a pesar de su corta edad ya sabía lo que quería en esta vida.

    No creo en el amor, dijo mientras tomaba la pala de remar y hacía avanzar la barquilla por las aguas del lago Serpentine en Hyde Park.

    No te entiendo Minnie … cómo puedes decir que ya no crees en el amor…? Hasta hace unos días creías en el amor eterno y ahora …, de repente, no crees en nada …? dije mientras miraba al cielo azul de Hyde Park. Cuéntame Minnie, tienes problemas con Jonatan? Hace tiempo que no me cuentas nada de él.

    Me refiero que a veces…, el amor o lo que la gente entiende por amor, lo estropea todo; quizás sea el sexo o la extremada cercanía a esa persona lo que te hace crear una obsesión que al final terminas odiando porque pierdes la libertad, dijo mientras seguía remando, la libertad es la cosa más preciada que existe sobre la faz de la tierra, dijo como si estuviera recitando poesía de Becquer o de Lord Byron. ¡Yo que sé, Alice! Sólo sé que ya no creo amor, dijo por segunda vez soltándose la coleta que llevaba atada con un lazo de color violeta que hacía juego con su vestido.

    Los rayos de sol acentuaban aún más su melena castaña clara que lucía espléndida y generosamente hasta bajar a su cintura.

    Se que me ocultas algo…, algo que no quieres que yo sepa, dije antes de ponerme las gafas de sol.

    "¿Quieres saberlo todo… absolutamente todo?"

    Sí. Todo.Te conozco muy bien…, sé que tienes mucho que contarme…; se que esta extraña actitud tuya tiene que ver con Jonatan; él te está haciendo sufrir, ¿verdad? ¡Nunca me gustó ese tipo! A veces pienso que Leo y tú nunca deberían haber roto …; pero bueno ¡eso es otro cantar!

    Minnie seguía remando y ahora lo hacía con más fuerza, intentando sacar con ese remo, esa rabia que llevaba dentro para arrancarse a contármelo todo; yo intuía que, en el fondo, ella prefería mantenerlo todo en secreto porque si me lo contaba, se derrumbaría. De todas maneras, yo seguí insistiendo... Cuéntamelo todo Guillermina Paredes, dije con una sonrisa reconfortante, alentadora, que invitaba a hablar mientras ella seguía remando.

    El sol empezaba a apretar más a medida que entraba la tarde hasta el punto de que la pamela que llevaba no me protegía lo suficiente del calor que los rayos de sol desprendían.

    ¿Me lo vas a contar todo Minnie?

    Ella respiró profundamente y dejó de remar.

    ¿Te acuerdas, Alice, cuando Jonatan se fue a Nueva York en plena pandemia? dijo mientras vertía café de un termo a un vaso que había sacado de su mochila de cuero también de color violeta.

    ¡Claro que me acuerdo! Aunque también sabes muy bien que nunca me lo creí! Eso de irse de repente a Nueva York me olía a cuerno quemado. ¡Pero tú no me hiciste caso!

    Quería recordarle que ya se lo había advertido, a pesar de que no la estaba juzgando, ni mucho menos.

    Jony tiene a otra mujer, dijo mirando hacia el otro lado del lago, "hace unas semanas encontré una foto de una

    mujer - con una niña en su regazo - entre las páginas de una novela de Gustavo Flaubert que a él tanto le gustan. La foto marcaba una página que hablaba sobre el anhelo de libertad de uno de sus personajes. ¡Que irónico!"

    ¿Dónde encontraste esa foto? Pregunté imaginándome que todo lo que ella me contaba se asemejaba más a una novela de ficción que a una realidad aparente y tangible como la que estaba viviendo.

    Él se olvidó el libro en el maletero del coche. ¡Fue allí dónde la encontré! Por cierto, dime Alice, cómo sabías que él me engañaba desde aquel entonces?

    Minnie tenía razón al sospechar de que yo sabía algo. Al ser detective privada de profesión, me viene de naturaleza el querer investigarlo todo y especialmente si ello concierne a una amiga que aprecio; si me dejaba la piel por salvar el pellejo a un cliente ¡cómo no iba a hacerlo por Guillermina Paredes!

    Yo me había enterado de la doble vida de Jonatan Guissard hacía tiempo y sabía con toda seguridad de que él, tarde o temprano, sería quien terminara esa relación.

    Los ojos de Minnie habían cambiado de un color castaño a un verde intenso y brillante parecido al color de la esmeralda. Era como si la emoción que le causaba al hablar de Jonatan - de ese amor ahora perdido - fuese tan intensa que hizo que sus ojos cambiaran de color repentinamente. Y entonces me dí cuenta de que el amor que ella sentía por Jonatan era un amor sincero, tangible, tan real como la vida misma y que el mero hecho de mencionar su nombre, le hacía cambiar la química de su cuerpo.

    "¿Cómo sabía que él te engañaba…? pues…, intuición de mujer, imagino! ¡Mi intuición no falla! Aunque nunca me hiciste

    caso….; no se ni para qué me molesto en darte consejos si en el fondo lo que te entra por un oído, te sale por el otro."

    Jony me ha dejado, dijo Minnie bruscamente - con una voz quebradiza, débil, diferente a la voz a la que yo estaba acostumbrada a oír - mientras grababa con su móvil a unas gaviotas que volaban por los cielos azules de Hyde Park.

    Te ha dejado? Cuando?

    Silencio.

    Mientras grababa a los pájaros con su móvil, ella misma volaba también con ellos, deshaciéndose de ese equipaje pesado que la aturdía y que la hacía sentir presa de su propia existencia. Se ha ido a vivir muy lejos…, a Nueva York.

    En el fondo, a Minnie le costaba creérselo ella misma. Eso de que Jonatan se fuera de repente de su vida…, a pesar de que ella nunca le amó tanto como a Leo, era difícil de asimilar.

    ¡Cómo envidio a los pájaros!, dijo mientras seguía grabándoles. Son tan libres... Inteligentes... ¡Cuánto daría por ser como uno de ellos…; por tener esas alas cristalinas y mágicas que vuelan tan alto! …, esa majestuosidad…. ¡Qué bonito! dijo mientras esperaba con calma algunas palabras alentadoras, esperanzadoras.

    En el fondo me lo esperaba…; me esperaba cualquier cosa de Jonatan. ¡Nunca me gustó ese tipo! Siempre supe, a ciencia cierta, que él y Minnie no eran para nada compatibles. No me imaginaba a él y a Minnie viviendo una relación duradera, sustanciosa, real. Era como si Minnie hubiese perdido los estribos, los cinco sentidos al enamorarse de un tipo como él. Un tipo obsesionado por los coches de carrera, el poker, y las mujeres. Aunque, obviamente, en diferente orden. Las mujeres primero; lo demás era circunstancial: los coches eran para impresionar a las mujeres y el juego de poker para alejarlas cuando se hartaba de ellas. Jonatan es un ludòpata y como tal, le gusta jugar con todo, incluso con la vida misma; ésta había pasado a ser otro de sus juegos. Se había hecho adicto a manipular todo lo que se le cruzaba por delante, actitud típica de hombre narcisista que no es capaz de amar a nadie con la excepción de sí mismo. Sin embargo, Minnie era todo lo contrario. Ella había nacido con una sensibilidad a flor de piel que la dotaba de una capacidad enorme para amar. La cualidad que yo más valoraba de ella era su compromiso con la vida; su lealtad hacia quienes la necesitaban; a sus amigos y a su familia. Jonatan y ella eran como dos polos opuestos; dicen que los polos opuestos se atraen, es verdad, pero sólo al principio. A largo plazo se retraen y cada uno se va por su lado.

    "¿Cómo estás tan segura de que esa mujer de la foto es su amante?" pregunté en un tono como si no le quisiera dar demasiada importancia al asunto y esperando una respuesta concisa, clara, corta y convincente, a pesar de que sabía perfectamente que esa mujer de la foto era Marina - la mujer con la que él vivía en Hampstead desde hacía más de un año - a quien había conocido en uno de sus viajes a Ecuador.

    Minnie no contestó. Dejó de remar bruscamente y me miró como si no quisiera darle más vueltas al asunto.Yo insistí. Volví a preguntar.

    Cuéntame, conoces a la mujer de la foto…? dije mientras apartaba un mechón de pelo de su cara que le ocultaba la mitad de su rostro.

    No la conozco pero me imagino que es su amante…, dijo, "la niña que llevaba sobre su regazo tenía el mismo pelo ondulado que Jony. Sus ojos grises, grandes y expresivos como los de él, mientras que su madre, tiene unos ojos rasgados y cansados, quizás cansados de esperar algo que Jonat no puede darle ...; no lo sé; me imagino que esa mujer y esa niña le han obligado a poner punto y final a nuestra relación. Aunque reconozco que lo que hubo entre nosotros nunca fue tan serio y tan real como mi relación con Leo Delon."

    Intenté restarle importancia al asunto.

    ¿Nunca le preguntaste a él quién era ella?

    Hay hombres que nunca cuentan su pasado; un pasado que ellos mismos no quieren recordar pero que tampoco pueden olvidar."

    Minnie se quedó pensativa por unos segundos mientras nos acercabamos a la orilla del lago.

    "Jonat es un tipo complejo. ¡Siempre lo supe…!, pero en aquel entonces, no sabía estar sóla…, me daba miedo la soledad después de que mi relación con Leo se acabara. Tenía pánico a vivir conmigo misma; miedo de mi propia compañía; de mi propia existencia. ¡A pesar de que fue a mi a quien se le ocurrió la estúpida idea de terminar con Leo! Fue como si me arrepintiera de esa insensatez en ese mismo momento, al instante, pero mi orgullo me impedía retroceder y explicarle a Leo que me había equivocado.., que había cometido un grave error y no hice nada para corregirlo. A pesar de que ‘rectificar es de sabios’, consideraba que dar marcha atrás era como volver a equivocarme…, como si tropezara dos veces con la misma piedra, ¡y eso es inaceptable!"

    Seguía escuchando atentamente a Minnie a pesar de que sabía que Jonatan vivía en Hampstead con Marina y la hija de ambos.

    "Ahora, y después de que Jony se ha ido, soy consciente de que la soledad, esa soledad que tanto le obsesiona a Luz - ‘la soledad de la pobre Ingrid de Dinamarca’ - no existe; simplemente no sabemos estar con nosotros mismos.

    El tío Alfonso siempre dice que ‘eso de estar y vivir contentos con nosotros mismos lleva un tiempo de aprendizaje. ¡Todo se aprende en esta vida! Nada se consigue sin esfuerzo’.

    Ahora quiero poner todo mi empeño en ello, Alice; quiero aprender a vivir conmigo misma, ¡no me quiero enamorar! Es más, no puedo ni debo enamorarme. Necesito enfocarme en otras cosas…, en otros quehaceres más importantes que había dejado olvidados…; dicen que las cosas pasan cuando menos te lo esperas. Eso, solo el tiempo, lo confirmará.

    Aun recuerdo que, desde un principio, vuestra relación fue tóxica, pero tú estabas ciega…, aunque no ciega por amor, sino ciega de empeño, por encapricharte a tener a alguien que reemplazara a Leo, con otro hombre que le sustituyera porque, en el fondo, ¡era Leo a quien amabas de verdad!

    "Tienes razón, Jony fue un capricho…, un antojo absurdo y sin sentido. Ahora, cuando miro hacia atrás, el sólo hecho de pensar en él, me producen náuseas…; es como si la presión arterial descendiera tan rápido que un sentimiento de vértigo se apodera de mi cuerpo hasta sacudirlo. Precisamente ahora, me he dado cuenta de que quizás nunca debería haberme acostado

    con él esa maldita noche de Halloween…! Pero ‘a lo hecho, pecho’. El pasado es ahora parte de mi historia. ¡Una historia que no pienso repetir pero que tampoco puedo olvidar!"

    Jonatan llevaba un tatuaje que a tí te molestaba mucho, ¿tenía algo que ver con la mujer de la foto? pregunté pensando que podría tratarse de Marina.

    No, dijo Minnie convencida y sacudiendo violentamente su cabeza. Ese tatuaje que siempre odiè no tenía nada que ver con la mujer de la foto pero fue otro de los motivos por nuestras incesantes peleas; él llevaba el nombre de Iris tatuado sobre su pecho, justo encima del corazón, como si ese nombre tuviera algo que ver con un sentimiento muy querido para él …, si no, ¿qué sentido tendría tatuarse ese nombre sobre su corazón?

    ¿Quién es Iris?

    "Un amor platónico, un amor imposible con el que él se había obsesionado. Jonat me contó toda esa historia desde el primer día en que hicimos el amor aunque ¡estoy segura que él solo pensaba en follar…! Los hombres que solo piensan en ‘eso’, no saben amar. Y él es uno de ellos. Amar es solo de hombres inteligentes. Sólo puede amar el que sabe apreciar, dijo Minnie, No sé por qué te cuento todo esto…, Alice! No quiero aburrirte …"

    "No me aburres, ¡todo lo contrario, Minnie! ¡Tú eres más fuerte de lo que piensas! ¡Ese tipo ya es historia! dije acentuando la última palabra.

    Ella sonrió y se encogió de hombros.

    Ahora, lo que tú necesitas es a alguien que te ame de verdad. Jonat es incapaz de eso; sólo puede amarse a sí mismo; es incapaz de amar a una mujer en carne y hueso; ¡eso es pedir demasiado!

    Ya lo sé, Alice. A mi lo que realmente me fastidia, lo que realmente me cabrea es que no se atreviera a decírmelo a la cara; es mi orgullo quien está más herido…, ¡mucho más que mi corazón! ¿Sabes que me mandó a freír espárragos, por decirlo de alguna manera, por wasup? dijo en un tono medio cínico y medio burlón como si no quisiera que yo me lo tomara demasiado en serio.

    "¿Cómo? Por whatsapp? ¡encima de narcisista, cobarde! Siempre te advertí que no irías a encontrar a nadie como Leo; el sí que es un hombre de verdad! Leo que es capaz de amar a una mujer. Él te amaba de verdad, Minnie. Y tú lo sabías."

    Yo era una adolescente…, no sabía lo que quería!

    Por cierto, interrumpí, "hablando de Leo Delon, hace unos días me tropecé con él en un restaurante japonés; estaba con un amigo al que me presentó con el nombre de Thierry. Cuando me percaté de él, le sonreí y renglón seguido, se acercò a mi mesa para saludarme. ‘Cómo está mi bebé’, me dijo con una sonrisa de oreja a oreja como si se le iluminara la cara de una luz sublime al sólo pensar en tí. ¡Te sigue llamando bebé a pesar de todo el tiempo que ha transcurrido! dije animadamente, con un entusiasmo vibrante para convencerla de que volviera con Leo. Oye Minnie, ¿por qué no le llamas y quedas a tomar una copa con él? ¡Nunca se sabe! Podríais retomar esa relación tan bonita que teníais…"

    "Nah! ‘Agua pasada no mueve molinos,’ dijo convencida, esa historia se acabó, añadió mientras echaba ligeramente su cuerpo hacia atrás para disfrutar del sol que empezaba a calentar con más fuerza - en la terraza de la cafetería - a medida que avanzaba la tarde. "Yo no soy como Jonat que vive en el

    pasado y que por eso vive de obsesiones…; El pasado no te conduce a nada Alice, y menos ahora que no creo en el amor, no quiero pensar en hombres… ni Jonat, ni James, ni Otto ni Joachim, ni Fulanito y Menganito. ¡Los hombres son todos iguales, unos egoístas! y ahora vamos a tomarnos un helado. Me siento un poco mareada después del contoneo de la barca…" dijo antes de contestar a una llamada de su móvil.

    "Perdona que te corrija, pero no todos los hombres son unos egoístas. ‘No hagas pagar a justos por pecadores…’; el hecho de que Jonatan haya salido rana no quiere decir que todos los hombres son de la misma condición. El problema es que atraes a ese tipo de hombres…, te enamoras de esos chaflamejas porque eres una buenaza y esos hombres sólo buscan mujeres como tú que los aguanten. Además todo esto del enamoramiento tiene que ver con la química y la química con la que uno nace no se puede cambiar…!"

    ¿Quién era? preguntè, ¿Quién llamó?"

    No lo sé. Quien quiera que fuera, no se atrevió a hablar.

    Entonces, por qué no colgaste inmediatamente…?

    Oí un piano en la distancia; alguien tocaba una pieza de Mozart…, por un instante, pensé que era Luz; Mozart es su compositor favorito.

    Por cierto, como esta Luz?

    Hace unos días que hablé con ella; le prometí que iría a pasar unos días en Bromley; hace tiempo que no para de echarme en cara que no nos vemos lo suficiente…, que me echa mucho de menos…

    ¿Le vas a contar a Luz lo de Jonatan?

    ¡Estás loca! Dijo casi enfadada. "No quiero preocuparla. ¡Ya sabes cómo es! Se lo toma todo muy a pecho; ya tiene bastante con los sustos que le da el problemático de Kanny," dijo mientras hundía la cuchara de plástico en su helado favorito de dulce de leche con caramelo.

    ¿Y entonces? ¿Cuándo se lo vas a decir? Ella se enterará tarde o temprano…, dije apresuradamente como si presagiaba que el tiempo que pasaba con ella se estuviera acabando.

    Unos segundos más tarde recibí un correo electrónico de una de mis clientes; sabía que tenía que volver al despacho a pesar de ser día festivo.

    Mi madre y yo somos como amigas, ¡nos lo contamos todo! Lo bueno y lo malo; aunque desde que se está tomando esas pastillas del corazón ya no le cuento nada que le cause estrés, preocupación; no quiero que le pase nada malo por mi culpa. ¿Entiendes? dijo mientras releía el mensaje de despedida que Jonat le había mandado por wasup y que decía:

    Querida Kuchy (pastelito)

    Sabes que durante estos dos años has sido el amor de mi vida. Fuiste un flechazo a primera vista. Eras para mi como Venus para Adonis, como el sol para la tierra. Últimamente y después del suicidio de mi hermano estoy como si me hubiese caído de un rascacielos y me hubiese reventado la cabeza. Necesito un cambio de aire…, un tiempo para pensar…, un tiempo que quizás encuentre en Nueva York; necesito perderme en esa ciudad para volver a encontrarme. De momento no se ni quién soy, ni lo que quiero, ni a dónde voy…; tú vales demasiado, Kuche, para aguantar a un tipo como yo. A un tipo que aún sigue enamorado de un tatuaje, de un amor imposible que nunca existió…; de una mujer que no tiene ni la menor idea de mi existencia…. ¡Absurdo! ¡Una historia que no tiene ni pies ni cabeza!

    Te pido perdón desde lo más profundo de mi corazón. El tiempo lo cura todo y sé que algún día, me lo agradecerás.

    Perdóname por ser tan cobarde y no poder decírtelo a la cara; Perdóname, kuchen. J G

    Después de leer el mensaje me dí cuenta, en primer lugar, de que esa criatura inhumana era un mentiroso compulsivo; había tenido la osadía de mentir sobre un suicidio que nunca existió. ¿A quién se le ocurre semejante cosa? Además él ni siquiera tiene un hermano…, ¡es hijo único!

    Por otra parte, Jonatan, a pesar de llevar un nombre tan bonito, solo podía causar infelicidad por donde quiera que iba. Y si lo de Iris era todo una mentira…? ¿Y si Iris era, en realidad, otra mujer que se moría por sus huesos y que como tantas otras, había sido abandonada por él…?

    A decir verdad, yo estaba totalmente de acuerdo con las últimas líneas del mensaje de Jonatan, que decía:

    "Tu vales demasiado Minnie para aguantar a un tipo como yo. A un tipo que aún sigue enamorado de un amor imposible. Una mujer que no tiene ni la menor idea de mi existencia. ¡Absurdo! ¡Una historia que no tiene ni pies ni cabeza!

    La única razón que tenía Jonatan era que esa relación no tenía sentido, no tenía ni pies ni cabeza.

    ¡Las cosas sin sentido mientras más pronto se olviden, mejor!

    2

    ¡Ay hija! tienes una palidez que me está empezando a preocupar; no estarás embarazada…? ¿Sigues tomando la píldora…? Dijo Luz ajustándose el moño que se le había descolocado.

    ¡Que exagerada eres! Simplemente estoy un poco cansada…, eso es todo.

    Esta noche, quiero llevarte a un restaurante uruguayo que han abierto a la vuelta de la esquina; tienen un plato típico al que llaman ‘Chupin de pescado’ que está para chuparse los dedos, valga la redundancia. Además …, ¡me apetece tomar una taza de mate! Me gusta su sabor amargo. Raphael me lo solía hacer a menudo, ¡ahora ni se molesta…!

    Trevor, el jardinero, saludaba desde el jardín, dando pequeños golpes con los dedos en la ventana del conservatorio; era la manera informal que tenía de avisar a Luz - cuando ella tenía invitados - que había llegado. Los días en que Luz estaba sóla y no había invitados en la casa, Trevor entraba libremente por la puerta de la casa como Pedro por su casa y se tomaban un té con magdalenas antes de empezar sus trabajos en el jardín. Hoy precisamente, había venido más temprano porque tenía que limpiar la piscina y llevar a Rody al veterinario de Bromley.

    Últimamente no tengo mucha hambre, dije. Y para colmo, me he mareado durante el viaje desde Londres, ¡tengo náuseas!

    "Te noto un tanto enfadada hija, ¿qué te pasa?"

    Nada.

    ¡No me mientas, hija! Sabes que tù nunca has sabido mentir…

    Luz pensaba que esa cara de amargada que tenía su hija se debía a algo más serio que a un simple asunto de amoríos, a los que ella consideraba una banalidad.

    "Además tu sabes que ya estoy curada de espanto… y que nada de lo que tengas que decirme me va a impresionar…, dijo dibujando una sonrisa forzada en su boca, además eso que te dije de las pastillas del corazón…, ya no las tomo; he cambiado de cardiólogo. El doctor Maddison me ha dicho que las taquicardias que padecía eran el resultado de una dieta desequilibrada y de una vida sedentaria; así que tiré todas las pastillas a la basura y me apunté a unas clases de aerobics que imparten en el gimnasio, además de empezar una dieta vegetariana, o mejor dicho, flexi vegetariana porque a veces y cuando me entra un poco de fatiga, me como un buen bistec de ternera y me quedo como nueva. Ahora me puedes contar todo lo que quieras; si no se lo cuentas a tu madre a quien coño se lo vas a contar y que le importe…?" dijo dibujando una sonrisa con sus labios también forzada.

    Últimamente Luz había adquirido una cierta tendencia a forzarlo todo. Parecía reírse de cosas que no tenían gracia…; también se interesaba por cosas banales a las que usualmente no había dado la menor importancia; si le contabas algo triste, se partía de la risa y si escuchaba algo cómico, se entristecía porque no le encontraba la gracia. ¡Todo lo hacía al revés!

    Raphael - médico otorrino y semi jubilado - y ella estaban comprometidos desde hacía un año, a pesar de que se habían conocido hacía más de treinta. No se veían muy a menudo porque él cuidaba también de Katherine, su madre, que padecía de Alzheimer.

    Luz esperaba demasiado de un hombre que, a pesar de sus buenas intenciones, no parecía tener demasiado tiempo para ella porque estaba obsesionado con la difunta - para él, María Callas seguía vivita y coleando - cantante de ópera a la que dedicaba la mayor parte de su tiempo libre.

    Eso de querer y no poder ver a Raphael tanto como Luz quería le hacía cuestionarse si esa relación le convenia a largo plazo o si debería buscarse a otro hombre por internet como habían hecho muchas de sus amigas a las que, últimamente, casi no veía porque se habían ido de viaje por el mundo con sus nuevos amores; Luz necesitaba a un hombre que le prestara la atención que ella se merecía; un hombre bueno y atento, en definitiva, un hombre normal y

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