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Velvet Cabaret
Velvet Cabaret
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Libro electrónico73 páginas1 hora

Velvet Cabaret

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Un hombre que ha sido rechazado de una propuesta matrimonial largamente esperada llega a un cabaret y conoce a una bailarina descomunalmente hermosa a la que tratar de seducir, pues ha quedado prendado a su personalidad y belleza. En su ruta seductora, el narrador rebasar sus propios lmites y se replantear el significado del amor como acto de rebelin ante circunstancias ominosas. Comedia y tragedia harn simbiosis para proyectarnos a dos personajes que huyen despavoridos de la soledad, pero no hacen otra cosa ms que correr en crculos.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento20 mar 2015
ISBN9781463399443
Velvet Cabaret
Autor

Fernando Percino

Fernando Percino es mexicano y nació en algún momento de los años ochenta. Además es licenciado en Administración Pública por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Ha publicado cuentos en el suplemento cultural “Catedral” del diario “Síntesis”. Fue miembro del consejo editorial de las revistas: “Chido BUAP” y “Vanguardia: Todas las expresiones”. Ha trabajado como funcionario público en la Administración Pública Estatal y Federal y se desempeñó en diversos puestos, por más de siete años, en el ramo de las microfinanzas. Actualmente es CEO de la empresa consultora “Kenia y Esparta asesores”.

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    Velvet Cabaret - Fernando Percino

    Copyright © 2015 por Fernando Percino.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2015901932

    ISBN:   Tapa Dura                     978-1-4633-9940-5

                Tapa Blanda                  978-1-4633-9939-9

                Libro Electrónico         978-1-4633-9944-3

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 04/02/2015

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    705059

    ÍNDICE

    MEDEA

    PIDO UN APLAUSO

    YO NO CREO EN LAS CRUCES

    LA MUY BREVE CONJUNCIÓN PREVIA A UN INTENTO FALLIDO DE MATRIMONIO

    A mi a

    mada Kenia

    Y a mi hermano Esteban

    El camino del exceso lleva al palacio del saber.

    La Prudencia es una vieja solterona, rica y fea, que la Incapacidad corteja.

    Quien desea pero no obra, engendra peste.

    Sumerge en el río a aquel que ama el agua.

    Proverbios del infierno, William Blake

    Foto de portada e interiores: Marianne Blanco

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    MEDEA

    La llamaré Tania, la mujer más sensual que me ha seducido, ¿cómo sobrevivir al fin de su amor?, ¿hay un más allá del cariño que alguna vez ofreció una mujer terriblemente hermosa?

    La primera vez que la vi bailaba con indiferencia y desgano, su mirada era caos, relámpago y hastío. Se gestaba una tormenta morosa en el desierto oscuro de su piel. Las formas de su cuerpo de anguila morena expulsaban una electricidad indiferente, como una forma de rechazar a todos los hombres que en ese momento la miraban. Daban ganas de devorarla a besos para, quizá así, despertarla del letargo, arrancarle el pestañeo decadente que mostraba aquella diva harta y aburrida de ser exhibida en el escenario noche tras noche. Yo no lo sabía, pero desde aquella vez ya estaba enamorado de ella, el lento avanzar de mi historia con Tania fue una confirmación de aquello, no había posibilidad, espacio o diatriba para una vuelta de tuerca, no había chanza en mi diario para sólo retratar brevemente un deslumbramiento efímero. La respuesta a una consigna mayor habitaba en sus ojos, una respuesta viva, dolorosa, disfrutable que me haría complemento con esa diosa en guerra, con su historia; una simbiosis en un escenario purgatorial de tonalidad rojo infierno.

    Sábado 21 de septiembre

    La noche debería terminar ahora. Mi amigo y yo hemos platicado a gusto con una Tamaulipeca natural, sencilla, de labios pequeños y de anhelos grandes. Bueno, él ha platicado a gusto con ella, yo he intervenido poco, si acaso ella me ha dado el número de su celular por si me decido a comprarle un PT Crusier que anda vendiendo. Yo podría parecer un mañoso del bajo mundo al obtener de esa manera su número de celular, pero no, realmente me interesa comprarle el auto y ella necesita venderlo pues debe dos meses de la colegiatura de sus hijos.

    Mi intención era ver a Tania, ella se fue cuando yo llegaba al lugar, es como si hubiera olfateado mi pólvora amorosa y cazadora, ella huyó tal vez de forma natural al sentirse amenazada, algo que no es cierto, ella simplemente se fue, pero me regodeo al sentirme nuevamente como un cazador de musas. Es una pena que huyan antes de iniciar el ritual.

    No tiene caso seguir aquí. Pido la cuenta.

    En este lapso en el que me quedo desamparado y solo en la mesa porque mi amigo ha ido al baño, se me acerca una chica, quiere que le invite una copa, no sé cómo decirle que no, que me quiero ir, que ya no tengo nada que hacer acá. Ella me empieza a toquetear, platica mucho, casi no hablo, pero en estos casos es mejor ser tajante.

    -¿Conoces a Tania?- Respondo con frialdad, la chica hace una mueca, parece decepcionarla mi pregunta.

    -Sí-contesta sistemáticamente.

    -¿Sabes por qué se ha ido temprano?

    -No sé, no es mi amiga, ¿te gusta ella?

    -Me cae muy bien, la he tratado poco, nuestro primer encuentro tuvo un principio seco, pero algunos diálogos fueron mejorando la situación.

    La chica, estoy seguro, quiere que cambie el tema, me acaricia la entrepierna. Me muerde la oreja, algo que me molesta, pero no sé cómo alejarla.

    -¿Eres gay? Nada de lo que hago te pone cachondo.

    Hace un rato que debía haberla mandado al carajo, pero me provoca cierta ternura su inútil insistencia en despertarme alguna fogosidad.

    -No soy gay, solamente soy un hombre triste

    Acá viene la larga explicación del por qué estoy en este lugar. No me doy cuenta, pero lo estoy dando demasiado poder a una extraña. No estoy alcoholizado, debo aclarar eso, algo muy importante por cierto, pero hasta este día no

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