Los secretos de Adhara

Por Pia Bohle

Para los corazones rotos y noches de insomnio.

Pascal siempre fue el tipo de chica romántica, apasionada, soñando un amor que la vuelva loca, y ahí estaba Ian, el típico chico que la enamoraría, el chico de sus sueños más locos, era él.

Lamentablemente el destino jugó en contra de Pascal, ella se ahogó en un mar de depresiones sin salida y aquí es cuando entra a su vida una amistad peligrosa, Adhara. La chica perfecta que buscarías en Tumblr, una chica extraña pero a la vez guapa. ¿Pascal se dejara llevar por las malas compañías? no lo sabemos pero lo que sí sabemos es que toda mala compañía lleva de la mano una consecuencia grave, despidiéndose de Ian, de Adhara, o quizás no del todo, Adhara siempre estuvo presente, quizás en su mente, quizás en su corazón, Pascal no lo sabe, luce bastante confundida para su edad.

Las malas intenciones, los malos momentos surgen en esta historia de amor y magia, una emoción, una mezcla de impurezas, sexo, metáforas, amores, desamores, amigas, secretos, muertes.

Adhara es una chica mala, Pascal es la chica introvertida, Ian el chico de las novelas románticas que escribía Pascal de noche.

Una historia para jóvenes cuyos primeros amores les rompieron el corazón.

• Idioma: Español
• Editorial: Caligrama
• Fecha de lanzamiento: 18 jul 2016
• ISBN: 9788491125938

Pia Bohle

Pia Francisca Bohle Gutiérrez, diecisiete años, estudiante, chilena, puertomontina. Nació el dieciséis de febrero de 1999. Amante de la literatura, luchadora de derechos y sobretodo de las mujeres por sacar a la luz su voz, cruzando su cuarto medio anhela que la suya salga de las raíces de su Chile.

Vista previa del libro

Título original: Los secretos de Adhara

Primera edición: Julio 2016

© 2016, Pia Bohle

© 2016, megustaescribir

Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

"Frescas flores adornaban mi pelo liso, apelaban ellas a la ignorancia del amor y luego llegó de un momento a otro a necesitar ese enrulado cabello, lloro porque lo quiero conmigo, porque mis pelos se entrelazaron con los de él, se libran, y sé que conocía el mis flores, y mis manos tiemblan, sudan por querer acariciarte una vez más, el solo recuerdo la mata y la envenena como arma mortal, maldito veneno de mis ojos que lo vieron venir y lo piense todo lo que quiera, mata el veneno, sangra la vena, quiero que jales el tiempo para permanecer contigo, sostuvieron mis manos sin piso que me sobreponga, y cuando me soltó, solo caí con cuerpo y alma, caí en tiempo y espacio y nadie sostuvo mi débil cuerpo de muñeca, nadie preguntó si estaba bien, si acaso me sentía mal, nadie me preguntó si dentro de mi algo crecía, nadie me preguntó si sentía que algo de mí se apoderaba, nadie…

Nunca, nadie…"

Dedicado a Leonardo Bohle, Karina Gutiérrez, Joseph, Constanza, Paz, Anita María Muñoz y Guillermina Pérez Sánchez.

Al borde de una vela mi dedo pulsante acariciaba su ardor, al tono y compás de una canción, corría por mi mejilla un llanto de dolor, un llanto de ternura y de compasión por mi alma.

Me recostaba sobre mi cama junto a Catarina, mi gata de pelaje plomo con patas blancas, pero con unos ojos extremadamente profundos y negros, nunca le he visto el iris, de todas formas me disponía a mirar el techo lleno de mentiras y desilusiones, trataba al menos de cobrar un poco la cordura y mi conciencia, pero ninguna de las dos llegaban a mí, quizás por lo muy idiota que era o porque en verdad nunca las invoque completamente.

La cordura era mi peor enemiga y la conciencia, nunca la tuve, en fin, su nombre retorcía mi corazón, una y otra y otra vez, se repetía en mi mente ese maldito sonido desesperante y ronco de su voz manejando cada hilo de mis pelos, cada sonrisa torturada, como si quisiera envenenarme, y luego me di cuenta de una estupidez enorme pero muy cierta…

Yo nunca había conocido el amor hasta que el rozó mi mano, Catarina se acostó sobre mi cadera al volver a recordarlo como mi amante sereno.

Mi mano, esa huesuda y estúpida cineasta había sido acompañada por chicos rubios de ojos claros, morochos de ojos celestes, chicos de tez blanca y pálida, pelirrojos, amantes, chinos, de afro, maliantes, desesperados e idiotas, de todo un poco, pero ella nunca había sentido amor por alguno de ellos, hasta que el la acaricio, solo basto un roce para darse cuenta de que él era el primer amor de esta chica, el primer amor de esa mano estúpida y pérdida.

Y así es como comienza toda una historia no solo de amor, sino de desamor, orgullo, sexo, mentiras, dulce, salado, amor del bueno, amor del malo, un amor que daña pero que a la vez necesitamos, un amor que solo yo pude recordar y el no, un silencio de mil besos.

No quería abandonar esta historia en mis labios, quería abandonarla en un libro, en las palabras de mis sinceros dedos, en un gusto por la lectura, en un beso apasionado, en sexo relajado y en un chocolate sabor agua.

Queria que mi amante se diera cuenta de lo que habia hecho y que al leerlo mordiera su labio por las verdades ocultas de mis manos, querido amante sureño que vuelen en tus pestañas mis más arduos besos.

Todo comenzó aquel verano lleno de tormentas y vientos que absorbían nuestra ciudad que parecía más enemiga que amiga en ese entonces, cuando unos ojos chinitos y morochos se encontraron con mi estúpida melancolía, cerré y abrí mis ojos una vez más para asegurarme de que lo que veía era real, y si, lo era.

Mi corazón latía desesperado sin saber que destino me tomaría junto a él, si lo odiaría o lo amaría, pero fue ese choque de miradas, en que me enamore, se que exagero un poco, pero vamos, soy así, ya, está bien, diré que me atraía mucho, bastante…

La esencia de su rostro me basto, fue algo tan casual, tan inesperado que me llevó tiempo asimilarlo, de hecho creo que me quede viéndolo como una idiota por un largo periodo de tiempo, y