Clasificación de los Trastornos Mentales. Manual de Psicopatología.: Trastornos Mentales, #0
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Este manual va más allá de ser un libro de texto convencional; es una guía completa que combina la precisión científica con una perspectiva empática sobre la salud mental. Dirigido a una diversidad de lectores, desde profesionales de la salud mental hasta personas interesadas en profundizar sobre los trastornos mentales, este libro busca promover un diálogo más informado y comprensivo sobre la salud mental.
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Clasificación de los Trastornos Mentales. Manual de Psicopatología. - M. Pilar G. Molina
Índice.
Nota Introductoria
Introducción
Fundamentos de la Salud Mental: Una Visión Histórica
Concepción de Normalidad
DSM-5: Evolución y Cambios Clave
Clasificación de los Trastornos Mentales (DSM-5)
El Papel de la OMS en la Salud Mental Global
Espectro de la Esquizofrenia y otros Trastornos Psicóticos
¿Qué es la Psicosis?
Síntomas Psicóticos
Diferencias entre Alucinaciones y Delirios
Desde el Contenido: tipos de Delirios
Tipos de Alucinaciones
Manifestaciones Clínicas de la Esquizofrenia
Criterios diagnósticos de la esquizofrenia (DSM-5)
Conciencia de Enfermedad
Diagnóstico Diferencial de la Esquizofrenia
Subtipos clínicos de la Esquizofrenia
Tratamiento
Trastorno Esquizotípico de la Personalidad
Trastorno Delirante o Paranoia
Tipos de Delirios Paranoicos
Trastorno Esquizofreniforme
Trastorno Esquizoafectivo
Trastorno Psicótico Breve
Catatonía
Trastorno Bipolar y los Trastornos Relacionados
Manía e Hipomanía
Trastorno Bipolar I
Trastorno Bipolar II
Trastorno Ciclotímico (Ciclotimia)
Trastornos Depresivos
Tristeza y Depresión
¿Qué es la Depresión?
La Depresión como Síntoma en Diversos Trastornos
Tipos de Trastornos Depresivos: Más Allá de la Tristeza. DSM-5
Trastorno Depresivo Mayor (TDM)
Trastorno Distímico
Trastorno Disfórico Premenstrual
Trastorno Disruptivo del Estado de Ánimo (TDEA)
Trastornos de Ansiedad
Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)
Trastorno de Pánico
Trastorno de Ansiedad por Separación
Mutismo Selectivo
Trastornos Relacionados con Fobias
Fobias Específicas
Trastorno de Ansiedad Social (Fobia Social)
Agorafobia
Trastorno obsesivo-compulsivo y trastornos relacionados
Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC)
Trastorno de Acumulación
Trastorno Dismórfico Corporal
Tricotilomanía
Excoriación
Trastornos relacionados con traumas y factores de estrés
Trastornos relacionados con factores de estrés
Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)
TEPT en niños menores de 6 años
TEPT en adultos, adolescentes y niños mayores de 6 años
Diagnóstico diferencial del Trastorno de Estrés Postraumático
Trastorno de estrés agudo (TEA)
Criterios diagnósticos de TEA
Diagnóstico Diferencial de TEA
Trastornos de Adaptación
Subtipos de Trastornos de Adaptación
Diagnóstico Diferencial de los Trastornos de Adaptación
Trastorno de Apego Reactivo
Trastorno de Relación Social Desinhibida
Trastornos Disociativos
Disociación y Trauma
¿Qué es la desrealización y la despersonalización?
La Disociación y los Trastornos Disociativos
Trastorno de Amnesia Disociativa
Trastorno de Despersonalización-Desrealización
Trastorno de Identidad Disociativo
Conciencia de los alter egos
Personalidad Múltiple
Trastornos de Síntomas Somáticos y Trastornos Relacionados
Trastorno de Síntomas Somáticos (TSS)
Trastorno de Ansiedad por Enfermedad o Hipocondría
Trastorno de Conversión (Trastorno de Síntomas Neurológicos Funcionales)
Trastorno de Síntomas Somáticos con Predominio del Dolor
Facticio
Síndrome de Münchhausen por poderes
Trastornos de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos
Anorexia Nerviosa
Bulimia Nerviosa
Trastorno por Atracón
Trastorno de la Alimentación Selectiva o Evitativa
Trastorno de Rumiación
Pica
Ortorexia
Vigorexia o Complejo de Adonis
Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) vs. Vigorexia
Trastornos de la Excreción
Trastornos del sueño-vigilia
Ritmo cardiaco y sueño
Insomnio
Hipersomnolencia
Neuropatía periférica
Trastorno del Movimiento Relacionado con el Sueño
Síndrome de las Piernas Inquietas
Parasomnias
Tipos de Parasomnias
Narcolepsia
Disfunciones sexuales
Tipos de Trastornos por Disfunción Sexual del DSM-5
Trastornos Parafílicos
Disforia de Género
Características de la Disforia de Género
Disforia de género en adolescentes y adultos
Disforia de género en niños
Trastornos Disruptivos, del control de los Impulsos y de la Conducta
Etiología de los trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta
Trastorno Negativista Desafiante (TND)
Trastorno de Conducta
Trastorno Explosivo Intermitente (TEI)
Trastorno de Desregulación Disruptiva del Estado de Ánimo (TDD)
Diferencias entre los Trastornos de Conducta y Ánimo
Piromanía
Cleptomanía
Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos
Trastornos Neurocognitivos
Trastorno Neurocognitivo Mayor (Demencia)
Trastorno Neurocognitivo Menor
Trastornos del Neurodesarrollo
Discapacidades Intelectuales
Discapacidad Intelectual
Retraso global del desarrollo
Trastorno del espectro autista
Autismo clásico
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Trastorno por déficit de atención y/o hiperactividad
El trastorno Desintegrativo Infantil
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Trastorno de lectura (Dislexia)
Trastorno de la expresión escrita (Disgrafía)
Trastorno del Cálculo (Discalculia)
Trastornos Motores
Trastorno del Desarrollo de la Coordinación (TDC)
Trastorno del Movimiento Estereotipado
Trastornos de Tics
Trastorno de Tourette
Trastorno de Tic motores o vocales persistentes (crónico)
Trastornos de la Personalidad
Clúster A: excéntricos, raros
Trastorno de la Personalidad Esquizoide
Trastorno de la Personalidad Esquizotípico
Trastorno de la Personalidad Paranoide
Clúster B: emocionales y dramáticos
Trastorno de la Personalidad Antisocial
Narcisismo
Apego y Narcisismo
Tipos de personalidades narcisistas
Subtipos de Narcisismo
Características del trastorno narcisista de la personalidad
Trastorno de la Personalidad Narcisista
Trastorno de la Personalidad Límite
Trastorno de la Personalidad Histriónico
Clúster C: temerosos y ansiosos
Trastorno Evitativo de la Personalidad
Trastorno de la Personalidad Obsesiva-Compulsiva
Trastorno de la Personalidad Dependiente
Tipo pasivo-agresivo. DSM-IV
Modelo Dimensional para los Trastornos de la Personalidad (DSM-5)
Patrones patológicos de rasgos de Personalidad
Inventario de Evaluación de la Personalidad del DSM-5 (PID-5)
Fibromialgia
Trastorno por Consumo Prolongado de Opioides
Bibliografía
Nota Introductoria.
Este libro se ofrece solo para fines informativos y educativos, y no tiene como objetivo reemplazar el asesoramiento, diagnóstico o tratamiento médico profesional. Aunque se ha hecho todo lo posible para asegurar que la información contenida en este libro sea precisa y actualizada, la medicina y la psicología son ciencias en constante evolución y las prácticas, así como los conocimientos, pueden cambiar con el tiempo. Por lo tanto, este libro no debe utilizarse como una fuente única para decisiones de salud o tratamientos.
Siempre consulte con un profesional de la salud cualificado para el diagnóstico y tratamiento de cualquier condición médica o psicológica, y antes de iniciar cualquier nuevo tratamiento o hacer cambios significativos en su régimen de salud actual. No ignore ni retrase la obtención de asesoramiento médico profesional debido a la información obtenida de este libro.
Los autores, editores y cualquier persona involucrada en la preparación y publicación de este libro no asumen responsabilidad alguna por posibles inexactitudes o la aplicación indebida de cualquier información aquí proporcionada.
Introducción.
La salud mental, un aspecto crítico del bienestar humano, ha sido un área de investigación médica durante siglos. Este libro busca cerrar la brecha entre las teorías psiquiátricas complejas y el conocimiento práctico, ofreciendo una exploración exhaustiva de los trastornos mentales.
El camino hacia la comprensión de los trastornos mentales es similar a navegar en un mundo laberíntico donde se entrelazan elementos psicológicos, biológicos y sociales. Históricamente, las enfermedades mentales han sido malinterpretadas, lo que condujo a tratamientos que incluían tanto el control social como el cuidado al paciente. Sin embargo, la evolución de la psiquiatría como campo médico ha revolucionado nuestro enfoque de la salud mental, con el DSM-5 (quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales
) y las directrices de la OMS (Organización Mundial de la Salud
).
El DSM-5, publicado por la Asociación Psiquiátrica Americana, se considera un recurso fundamental en el diagnóstico de trastornos psiquiátricos. Sus criterios se investigan cuidadosamente y se actualizan con frecuencia, reflejando la naturaleza dinámica de nuestro entendimiento de la salud mental. La última edición del manual prioriza las evaluaciones dimensionales y las consideraciones culturales, marcando un cambio significativo con respecto a sus predecesores.
Por otro lado, la OMS juega un papel crucial en la contextualización de la salud mental dentro de un ámbito global. Su trabajo trasciende las fronteras nacionales, centrándose en los aspectos generales de la salud y los trastornos mentales. La aportación de la organización en áreas como la política, la investigación y la prestación de servicios de salud mental es fundamental, especialmente en entornos con recursos limitados.
En este libro, exploraremos detalladamente los trastornos mentales. Cada capítulo se centra en un tipo concreto de trastorno mental, ofreciendo información sobre sus síntomas, causas, diagnóstico y tratamiento. Además, también subraya la importancia de entender los trastornos mentales desde una perspectiva médica y social.
Este manual va más allá de ser un libro de texto convencional; es una guía completa que combina la precisión científica con una perspectiva empática sobre la salud mental. Dirigido a una diversidad de lectores, desde profesionales de la salud mental hasta personas interesadas en profundizar sobre los trastornos mentales, este libro busca promover un diálogo más informado y comprensivo sobre la salud mental.
Fundamentos de la Salud Mental: Una Visión Histórica.
En la gran narrativa de la medicina, la historia del cuidado de la salud mental es fascinante. Revela una historia marcada por una evolución continua, moldeada por creencias culturales, avances científicos y cambios sociales.
Las civilizaciones más antiguas percibían la enfermedad mental a través de un prisma sobrenatural. En la antigua Mesopotamia, Egipto y Grecia, los trastornos mentales se atribuían a menudo a castigos divinos o posesiones demoníacas. Los tratamientos variaban desde encantamientos mágicos y exorcismos hasta enfoques más compasivos promovidos por Hipócrates, quien sostenía que los trastornos mentales tenían causas naturales.
La Edad Media presenció la fusión de la religión y la salud mental, siendo los monasterios a menudo refugios para aquellos con enfermedades mentales. Sin embargo, este período también vio la estigmatización de la enfermedad mental, con personas que a veces eran sometidas a tratamientos inhumanos y excluidas de la sociedad.
La Era de la Ilustración trajo un cambio radical en el pensamiento, con filósofos como John Locke que desafió la idea de la locura innata y propuso que los factores ambientales podrían influir en la salud mental. Esta época vio nacer el movimiento de tratamiento moral
, priorizando un cuidado más humano de individuos con enfermedades mentales, como lo demuestra el trabajo de Philippe Pinel en Francia y William Tuke en Inglaterra.
El siglo XIX vio la creación de los asilos, que, aunque inicialmente se fundaron bajo principios de tratamiento moral, finalmente se saturaron y perdieron su reputación. Fue en este contexto que la psiquiatría comenzó a surgir como una disciplina médica distinta, con pioneros como Emil Kraepelin sentando las bases para una clasificación sistemática de los trastornos mentales.
El siglo XX presenció desarrollos significativos en la comprensión y el tratamiento de los trastornos mentales. La introducción del psicoanálisis por Sigmund Freud ofreció una nueva perspectiva sobre la mente inconsciente, mientras que más tarde, el descubrimiento de medicamentos psicotrópicos proporcionó medios más efectivos para manejar los síntomas.
Fue en este siglo que la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) publicó la primera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM, 1952), un esfuerzo fundamental para estandarizar la clasificación de las condiciones de salud mental. Las revisiones posteriores del DSM, incluyendo la quinta y más reciente edición (DSM-5-TR, 2022), reflejan la investigación continua y una comprensión más profunda de la salud mental.
Paralelamente al desarrollo del DSM, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desempeñado un papel crucial en la salud mental global. La Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), mantenida por la OMS, sirve como un estándar internacional para diagnosticar condiciones de salud, incluyendo trastornos mentales y de comportamiento.
Este panorama histórico nos recuerda que nuestro entendimiento actual de la salud mental se construye sobre siglos de indagación, lucha y progreso. El DSM-5 y las directrices de la OMS representan la cima del conocimiento actual, pero representan solo una fracción de un extenso conjunto de esfuerzos dedicados a entender la mente humana.
La historia de la salud mental es un testimonio del incansable esfuerzo de la humanidad por comprender la condición humana. Al reflexionar sobre los avances realizados y el camino que nos queda, se hace evidente que nuestro enfoque hacia la salud mental seguirá evolucionando, guiado por descubrimientos científicos y un compromiso con la compasión y el respeto de la dignidad de cada individuo.
Concepción de Normalidad.
Existen diferentes criterios para delimitar la normalidad psíquica:
Normalidad como salud.
Normalidad como promedio.
Normalidad utópica.
Normalidad subjetiva.
Normalidad como proceso.
Criterio forense.
Normalidad como salud.
Se mantiene una distinción clara entre enfermedad y salud: la enfermedad implica síntomas. Bajo este criterio quedan excluidos todos los trastornos que conllevan problemas de relación interpersonal e intrapersonal, así como aquellos que manifiestan preservación de la enfermedad.
Normalidad como promedio.
Esta categoría parte de un criterio estadístico: aquello que se aleje de la media es anormalidad. Esta concepción no aclara qué es la normalidad ni cuáles son los límites entre salud y enfermedad. Además, quedan excluidos los individuos que se sitúan en los extremos. Bajo este criterio se considera normal al individuo que se adapta socialmente al medio (normalidad adaptativa), creando la polémica de si la salud mental ha de responder a las modas sociales.
Normalidad utópica.
La normalidad consiste en el equilibrio de los distintos elementos del aparato psíquico (ello-yo-superyó). La salud se convierte en una quimera utópica en la que los individuos han de poder mantener un equilibrio perfecto intrapsíquico.
Normalidad subjetiva.
La salud se define en función de la valoración del propio individuo respecto a su estado de forma independiente a la opinión ajena. Pero ciertos trastornos como la psicosis, las psicopatías y las demencias implican una escasa o nula conciencia de la patología.
Normalidad como proceso.
La normalidad consiste en el equilibrio dinámico del individuo y su medio. A lo largo de la existencia el individuo evoluciona en función de su ciclo vital. La persona considerada normal es aquella que sabe conducirse en los diferentes periodos de su vida. Lo que es considerado normal en una etapa, puede ser considerado anormal en otra. Este tipo de clasificación es útil con respecto a las psicopatías, en las que se cuestiona si debe valorarse al individuo en una situación concreta y temporal.
Criterio forense.
Un individuo es considerado anormal cuando no es responsable de su conducta o acto. La conducta es valorada en función del rango de imputabilidad que se atribuya al individuo.
Actualmente todos estos criterios son utilizados en la delimitación de normalidad:
No necesariamente lo anormal es patológico y puede delimitarse en función de la desviación de la media de la norma con respecto al grupo de referencia.
Lo normal queda delimitado desde el contexto socio-cultural e indica una adaptación al medio.
Lo anormal puede ser inadaptado, doloroso o patológico, pero en ocasiones puede resultar adaptado, asintomático y sano.
La patología se demarca en función de la restricción de la libertad:
Una conducta patológica no se define por un desvío de la norma o por su anormalidad, sino porque el individuo está limitado en su enriquecimiento existencial con respecto a las relaciones intrapersonales e interpersonales.
La conducta patológica consiste en una pérdida de las posibilidades de autorrealización.
Por tanto, la enfermedad es un subtipo de lo anormal; en donde los criterios no han de ser estadísticos o sociológicos, sino deben referirse a la relación sujeto-objeto.
Desde la sociología y el psicoanálisis se ha planteado en diversas ocasiones la cuestión de si existen sociedades sanas frente a otras enfermas. Pueden existir sociedades que favorezcan pautas conductuales enfermizas (por ejemplo, la competitividad), sin embargo, las respuestas de los individuos en ellas son muy diversas, implicando otros aspectos como origen de la patología.
La corriente psicodinámica considera la enfermedad mental como una variación cuantitativa de la norma, es decir, afirma que todos mantenemos estructuras psicóticas y que la manifestación de estas se debe a experiencias traumáticas o dolorosas. Por tanto, desde este punto de vista la enfermedad está siempre latente y al acecho.
Y, aunque, actualmente no se considera que exista un continuum de normalidad-neurosis-psicosis, sí se afirma que existe un nivel mayor o menor en todos los individuos de neuroticismo o de psicopatía. Este planteamiento enfrenta la perspectiva categorial a la dimensional, en la cual todas las personas se situarían en algún nivel de patología.
El modelo categorial sitúa los trastornos de forma aislada, alguien tiene el trastorno x o no lo tiene en función de que cumpla ciertos criterios. La clasificación categorial se aplica en psiquiatría a lo que se denomina enfermedades mentales (psicosis) y a otros trastornos cuyo origen es probablemente biológico (depresión endógena, crisis de angustia, trastornos obsesivos, etc.).
El modelo dimensional se basa en factores y se aplica a trastornos de base psicosocial, tales como ansiedad generalizada, depresiones exógenas, trastornos de la personalidad, etc. La clasificación dimensional considera que la condición de patología se alcanza en un determinado punto en el que no se pueden aplicar criterios de normalidad. Sin embargo, la problemática consiste en saber delimitar la normalidad de la patología.
DSM-5: Evolución y Cambios Clave.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) es un documento crucial en el campo de la psiquiatría y la psicología, proporcionando un lenguaje común y criterios estándar para la clasificación de trastornos mentales. La quinta edición, conocida como DSM-5, publicada por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en 2013, fue el resultado de más de una década de esfuerzo por cientos de expertos internacionales en todos los aspectos de la salud mental. Su objetivo era asegurar que el DSM siguiera siendo clínicamente útil, científicamente válido y lo más eficaz posible para realizar diagnósticos precisos.
La evolución del DSM refleja el crecimiento del conocimiento en el campo de la salud mental. Cada edición ha incorporado los últimos hallazgos de investigación, cambios en la conceptualización de los trastornos de salud mental y avances en la práctica clínica. Desde la primera edición en 1952, que incluía poco más de 100 trastornos, hasta la cuarta edición (DSM-IV), publicada en 1994 y su revisión de texto en 2000 (DSM-IV-TR), el DSM se ha expandido y adaptado significativamente.
El DSM-5 realizó varios cambios y actualizaciones clave para reflejar los últimos avances en salud mental:
Cambios Estructurales Significativos: El DSM-5 reorganizó la categorización de trastornos para reflejar un enfoque a lo largo de la vida, comenzando con trastornos típicamente diagnosticados en la infancia y progresando a aquellos más comunes en la adolescencia y la edad adulta.
Nuevos Trastornos: El DSM-5 introdujo varios trastornos nuevos, como el trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo en niños, para abordar síntomas y patrones de comportamiento específicos no cubiertos en ediciones anteriores.
Categorías Revisadas: Algunas categorías de trastornos se reestructuraron para representar más precisamente el entendimiento científico actual. Por ejemplo, el DSM-5 combinó las categorías previamente separadas de abuso de sustancias y dependencia de sustancias en un único trastorno llamado trastorno por uso de sustancias, con diferentes niveles de gravedad.
Evaluaciones Dimensionales: El DSM-5 se movió hacia un enfoque más dimensional en el diagnóstico, que es relevante para capturar la gravedad y el rango de síntomas. Esto se muestra en la inclusión de escalas que califican la gravedad de los síntomas de un trastorno, lo cual puede ser útil para la planificación del tratamiento y el seguimiento de los resultados.
Consideraciones Culturales: El DSM-5 amplió las secciones sobre cultura y género, reconociendo la importancia de estos factores en el diagnóstico y tratamiento. También incluye un marco para la formulación cultural y un glosario de conceptos culturales de angustia.
Eliminación del Sistema Multiaxial: El sistema multiaxial del DSM-IV se eliminó en el DSM-5. Este sistema previamente requería que los clínicos evaluaran no solo el trastorno primario, sino también trastornos de personalidad asociados y condiciones médicas en ejes
separados.
Trastorno del Espectro Autista: El DSM-5 combinó varios trastornos previamente separados en un trastorno del espectro autista (TEA) unificado para reflejar mejor los diferentes grados de severidad y los síntomas presentados en diferentes individuos.
Los cambios introducidos en el DSM-5 tuvieron un impacto significativo en el campo de la salud mental. Cambió la forma en la que se diagnosticaban los trastornos, lo que a su vez influenció la investigación, la cobertura de seguros y los enfoques de tratamiento. Por ejemplo, la reclasificación de trastornos y la adición de nuevos pueden ayudar a los clínicos a diagnosticar y tratar a los pacientes de forma más precisa, lo que lleva a mejores resultados.
El DSM-5, al igual que sus predecesores, no está exento de controversias. Algunos cambios han generado debate dentro de la comunidad de salud mental con respecto a la naturaleza y clasificación de los trastornos mentales. Sin embargo, el DSM-5 se considera un documento vivo
, con la expectativa de que continuará evolucionando. Las actualizaciones y revisiones futuras se basarán en la investigación en curso, la experiencia clínica y los avances en la comprensión de la salud mental. El desarrollo del DSM es un reflejo del avance en nuestra comprensión de la salud mental, mostrando tanto el progreso alcanzado como el camino que aún nos queda por recorrer.
Clasificación de los Trastornos Mentales (DSM-5).
Trastornos del neurodesarrollo.
Espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
Trastorno bipolar y trastornos relacionados.
Trastornos depresivos.
Trastornos de ansiedad.
Trastorno obsesivo-compulsivo y trastornos relacionados.
Trastornos relacionados con traumas y factores de estrés.
Trastornos disociativos.
Trastornos de síntomas somáticos y trastornos relacionados.
Trastornos de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos.
Trastornos de la excreción.
Trastornos del sueño-vigilia.
Disfunciones sexuales.
Disforia de género.
Trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta.
Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos.
Trastornos neurocognitivos.
Trastornos de la personalidad.
Trastornos parafílicos.
Otros trastornos mentales.
Trastornos motores inducidos por medicamentos y otros efectos adversos de los medicamentos.
Otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica.
El Papel de la OMS en la Salud Mental Global.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) desempeña un papel vital en el ámbito de la salud global, incluida la salud mental. Su función se extiende desde el establecimiento de normas y directrices hasta la promoción de cambios en las políticas y la prestación de apoyo a los países en la implementación de esas políticas.
El compromiso de la OMS con la salud mental se fundamenta en el reconocimiento de que el bienestar mental es una parte integral de la salud en general. Esto se refleja en su constitución, que establece que la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia
. Siguiendo esta premisa, la OMS ha estado trabajando para mejorar la salud mental y prevenir los trastornos mentales a nivel global.
Uno de los roles clave de la OMS es establecer normas y estándares internacionales para la salud mental. Esto incluye el desarrollo de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), que proporciona un lenguaje común para informar y monitorear enfermedades, incluidos los trastornos mentales y del comportamiento. La CIE se utiliza en todo el mundo para el diagnóstico y es fundamental para recopilar estadísticas globales de morbilidad y mortalidad.
La OMS trabaja activamente para aumentar la conciencia sobre los problemas de salud mental, combatiendo el estigma y promoviendo la salud mental como un componente crítico de la salud pública. Campañas como el Día Mundial de la Salud Mental
y el Programa de Acción para Superar las Brechas en Salud Mental
(mhGAP) son solo algunos ejemplos de cómo la OMS se dedica a fomentar la conciencia a nivel global acerca de las cuestiones relacionadas con la salud mental.
La investigación es otra área fundamental del trabajo de la OMS. Conduce y apoya investigaciones para aumentar el conocimiento sobre la salud mental y desarrollar estrategias de prevención y atención. La OMS ha desempeñado un papel fundamental en proporcionar datos basados en evidencia sobre la prevalencia de los trastornos mentales, su impacto y los beneficios de la inversión en servicios de salud mental.
La OMS ayuda a los países a desarrollar políticas y planes que respalden la salud mental. Esto implica brindar orientación sobre cómo integrar la atención de salud mental en entornos de atención primaria y cómo desarrollar servicios de salud mental basados en la comunidad. Estos esfuerzos son fundamentales para hacer que la atención sea accesible y asequible, especialmente en países de ingresos bajos y medios.
En áreas afectadas por conflictos o desastres naturales, la OMS ayuda a establecer servicios psicológicos de emergencia. La organización comprende que tales eventos pueden tener un impacto profundo en la salud mental y trabaja para garantizar que el apoyo en salud mental sea parte de la respuesta de emergencia en general.
Otro papel significativo de la OMS es el fortalecimiento de capacidades. La organización proporciona capacitación y asistencia técnica a los países, ayudando a desarrollar las habilidades de los profesionales de la salud en la atención de salud mental. Esto incluye el desarrollo de herramientas como la Guía de Intervención mhGAP
, diseñada para facilitar el manejo de condiciones de salud mental, neurológicas y de uso de sustancias en entornos de salud no especializados.
La participación de la OMS en la salud mental global es integral. No solo establece estándares e investiga, sino que también desempeña un papel activo en el desarrollo de políticas, el fortalecimiento de capacidades y la respuesta a emergencias. El compromiso de la organización con la salud mental es un testimonio del creciente reconocimiento de la importancia del bienestar mental como una prioridad de salud global. La naturaleza global de los desafíos en salud mental requiere una respuesta coordinada, y la OMS está a la vanguardia de este esfuerzo internacional.
Espectro de la Esquizofrenia y otros Trastornos Psicóticos.
El " Espectro de la Esquizofrenia y otros Trastornos Psicóticos " es una categoría diagnóstica en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición ( DSM-5 ), utilizado por profesionales de la salud mental para diagnosticar y clasificar las condiciones psiquiátricas. Esta categoría refleja el entendimiento de que estos trastornos comparten ciertas características, pero también tienen sus propias especificidades y variantes.
Los trastornos incluidos en este espectro se caracterizan por anomalías en uno o más de los siguientes dominios: delirios, alucinaciones, pensamiento desorganizado (discurso), comportamiento gravemente desorganizado o anormal (incluyendo catatonia), y síntomas negativos. La esquizofrenia es el trastorno más conocido y severo dentro de este espectro, pero la categoría también abarca una variedad de condiciones relacionadas que pueden compartir algunos síntomas similares, pero no cumplen con todos los criterios para la esquizofrenia.
Estos dominios representan las principales áreas de síntomas que pueden estar afectadas en los trastornos dentro del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
Delirios: Son creencias firmes e inquebrantables de algo que es claramente falso o no basado en la realidad. Estas creencias no cambian, incluso cuando se presenta evidencia en contra. Los delirios pueden ser de persecución (creer que uno está siendo perseguido o espiado), de grandeza (creencias irracionales de tener habilidades especiales, riquezas, o poder), o de referencia (creer que mensajes neutrales o eventos son específicamente importantes para el individuo).
Alucinaciones: Experiencias perceptivas que ocurren sin un estímulo externo real, es decir, ver, oír, sentir, oler o probar algo que no está ahí. Las alucinaciones auditivas, como escuchar voces cuando nadie está hablando, son las más comunes en los trastornos psicóticos.
Pensamiento desorganizado (discurso): Se refiere a una forma de pensar que resulta en discurso desorganizado o incoherente. Puede manifestarse como saltos abruptos de un tema a otro (tangencialidad), respuestas irrelevantes a preguntas (derailment), o hablar de manera incomprensible con palabras inventadas o frases ensambladas de manera confusa (neologismos).
Comportamiento gravemente desorganizado o anormal (incluyendo catatonia): Este dominio abarca una gama de comportamientos que van desde la disminución en la capacidad para realizar actividades cotidianas hasta comportamientos anormales o impredecibles. La catatonia, un subtipo de este dominio, incluye síntomas como inmovilidad motora, negativismo extremo (resistencia a seguir instrucciones o moverse), o agitación motora sin propósito.
Síntomas negativos: Son aquellos que reflejan una disminución o ausencia de funciones y comportamientos normales. Incluyen aplanamiento afectivo (disminución en la expresión de emociones), alogia (pobreza en el habla), avolición (incapacidad para iniciar actividades dirigidas a un fin y persistir en ellas.), anhedonia (incapacidad para sentir placer) y asocialidad (falta de interés en las relaciones sociales). Estos síntomas son particularmente debilitantes porque afectan la capacidad del individuo para funcionar en la vida diaria y no responden tan bien al tratamiento como los síntomas positivos.
Cada uno de estos dominios representa un área específica de disfunción que puede variar en severidad de un individuo a otro y puede requerir enfoques de tratamiento diferentes. La presencia y combinación de estos síntomas son clave para el diagnóstico y la clasificación de los trastornos dentro del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
El DSM-5 clasifica los trastornos del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos en varias subcategorías, cada una con sus propios criterios diagnósticos específicos:
Esquizofrenia: Se caracteriza por síntomas que incluyen delirios, alucinaciones, discurso desorganizado, comportamiento desorganizado o catatónico, y síntomas negativos. Para el diagnóstico, los síntomas deben estar presentes por un período significativo de tiempo durante un mes, con algunos signos del trastorno persistiendo por al menos seis meses.
Trastorno de la Personalidad Esquizotípico: Este trastorno se encuentra dentro del espectro de la esquizofrenia y se caracteriza por patrones de pensamiento y comportamiento peculiares, creencias extrañas o mágicas, dificultades en las relaciones sociales, y comportamiento excéntrico. Aunque no implica la presencia de psicosis completa, las personas con este trastorno pueden experimentar episodios transitorios de pensamiento psicótico bajo estrés.
Trastorno esquizofreniforme: Similar a la esquizofrenia, pero la duración de los síntomas es menor, de entre uno y seis meses.
Trastorno esquizoafectivo: Este diagnóstico se utiliza cuando un individuo experimenta síntomas de esquizofrenia junto con episodios de trastornos del estado de ánimo (depresión mayor o manía).
Trastorno delirante: Se caracteriza por la presencia de uno o más delirios durante al menos un mes, sin otros síntomas de esquizofrenia.
Trastorno psicótico breve: Los síntomas psicóticos son muy prominentes, pero duran menos de un mes.
Trastorno psicótico inducido por sustancias/medicamentos: Este diagnóstico se aplica cuando los síntomas psicóticos son el resultado directo del uso de sustancias o la abstinencia de ellas.
Trastorno psicótico debido a otra condición médica: Los síntomas psicóticos son el resultado directo de otra condición médica.
Trastorno catatónico asociado a otro trastorno mental: Caracterizado por episodios de comportamiento catatónico que se asocian a otro trastorno mental.
Trastorno psicótico no especificado y trastorno esquizofreniforme no especificado: Estas categorías se utilizan cuando los síntomas psicóticos no cumplen con los criterios completos para ninguno de los trastornos específicos del espectro.
Síntomas Negativos y Positivos:
Síntomas Positivos: Incluyen experiencias anormales como alucinaciones (percibir cosas que no están presentes) y delirios (creencias firmemente sostenidas a pesar de la evidencia contraria).
Síntomas Negativos: Reflejan una disminución o ausencia de capacidades y funciones normales, como la apatía, la falta de emoción, o el retiro social.
El diagnóstico y tratamiento de estos trastornos requieren un enfoque cuidadoso y personalizado, teniendo en cuenta tanto los síntomas como el impacto en la vida diaria del individuo. Los tratamientos pueden incluir medicación, terapia, y apoyo social, con el objetivo de manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
¿Qué es la Psicosis?
La división de los trastornos mentales entre neurosis y psicosis perdura en nuestra concepción de enfermedad mental
y trastorno mental
. A partir de la década de 1970 algunos cuadros que siempre habían sido considerados psicóticos pasaron al ámbito de la neurosis, tales como la psicosis maníaco-depresiva o trastorno bipolar. Las psicosis son un tipo de enfermedades en las que el paciente parece perder el contacto con la realidad , se consideran, por tanto, una de las manifestaciones más severas de la enfermedad mental. Comúnmente se conoce la psicosis como locura
. Actualmente este tipo de enfermedades están clasificadas en el DSM-5 como " espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos ".
Actualmente, se considera que únicamente los trastornos psicóticos son enfermedades mentales, en cuanto a que su naturaleza y desarrollo cualitativo y cuantitativo los separa de la norma social.
La psicosis es un estado mental caracterizado por una desconexión de la realidad. Esta condición puede manifestarse a través de varios síntomas, entre los cuales los más destacados son los delirios y las alucinaciones. En el contexto de la psicosis, un delirio se refiere a creencias falsas y firmemente sostenidas que no cambian incluso cuando se enfrentan con evidencia contradictoria. Las alucinaciones, por otro lado, son percepciones sensoriales (como oír, ver, o sentir algo) que ocurren en ausencia de un estímulo externo real. Ambos síntomas indican una profunda alteración en la capacidad de una persona para distinguir entre su mundo mental interno y la realidad objetiva externa.
El individuo no es capaz de diferenciar entre el mundo mental propio y la realidad objetiva. La persona experimenta sus pensamientos, percepciones, ideas o sensaciones internas sin la capacidad de reconocerlos como irracionales o no basados en la realidad externa. Por ejemplo, una persona que experimenta delirios de persecución puede creer firmemente que está siendo vigilada o perseguida por entidades inexistentes, sin ninguna evidencia objetiva que apoye esta creencia. De manera similar, alguien que experimenta alucinaciones auditivas puede oír voces cuando no hay nadie hablando, percibiendo estas voces como reales y, a menudo, incapaces de entender que son producto de su propia mente.
Esta incapacidad para diferenciar entre el mundo mental y la realidad objetiva es lo que fundamentalmente define y caracteriza a la psicosis. Esta desconexión puede llevar a dificultades significativas en el funcionamiento diario, el manejo de las relaciones personales, y la capacidad para llevar a cabo las actividades de la vida cotidiana.
Síntomas Psicóticos.
Las manifestaciones clínicas de la esquizofrenia pueden variar considerablemente entre los pacientes. Sin embargo, al igual que en muchas otras enfermedades médicas, no existe un signo o síntoma específico que sea patognomónico de este trastorno. Además, la expresión clínica de la esquizofrenia puede evolucionar con el tiempo, pasando de síntomas positivos agudos a síntomas deficitarios más persistentes, como déficits cognitivos y síntomas negativos.
Síntomas positivos: Son comportamientos anormales o síntomas psicóticos que se presentan durante los episodios agudos de la enfermedad. Estos incluyen:
Alucinaciones: Percepciones sensoriales que ocurren sin un estímulo externo real, como escuchar voces o ver cosas que no están presentes.
Delirios: Creencias falsas y fijas que no son compartidas por otros en la misma cultura o contexto social.
Desorganización del pensamiento: Dificultad para organizar ideas y expresarlas de manera coherente, lo que puede manifestarse en lenguaje desorganizado o incoherente.
Síntomas negativos: Representan una disminución o ausencia de las funciones psicológicas y comportamentales normales. Se dividen en dos subdominios:
Expresión disminuida: Incluye alogia (pobreza del discurso) y afecto embotado (reducción de la expresión emocional).
Motivación-apatía: Incluye déficits en la motivación, la capacidad para experimentar emociones y la participación en actividades sociales y laborales.
Síntomas cognitivos: Afectan procesos mentales superiores, como la atención, la memoria y la percepción social. Incluyen:
Problemas de atención: Dificultad para concentrarse en una tarea o mantener la atención durante períodos prolongados.
Deficiencias en la memoria: Dificultad para recordar información, tanto a corto como a largo plazo.
Deterioro en la percepción social: Dificultad para interpretar y comprender las señales sociales y las intenciones de los demás.
Los síntomas positivos, que son comportamientos anormales o síntomas psicóticos presentes durante los episodios agudos, incluyen alucinaciones, delirios y desorganización del pensamiento. Por otro lado, los síntomas negativos representan una pérdida del funcionamiento cerebral normal y pueden dividirse en dos subdominios: expresión disminuida (como alogia y afecto embotado) y motivación-apatía (que incluye déficits en la motivación y la experiencia emocional).
Los síntomas cognitivos, por otro lado, afectan a procesos como la atención, la memoria y la percepción social. Estos síntomas cognitivos, aunque a menudo menos visibles que los síntomas positivos, son fundamentales para comprender la discapacidad funcional asociada con la esquizofrenia. Se ha observado que los pacientes con esquizofrenia presentan déficits cognitivos en diversos dominios, incluida la velocidad de procesamiento, la memoria y el razonamiento, lo que contribuye significativamente a su deterioro funcional y su calidad de vida.
Es importante destacar que estos síntomas cognitivos están presentes en todas las etapas de la enfermedad, desde el inicio hasta las etapas más avanzadas, y pueden persistir a lo largo de la vida del paciente. Además, se ha observado que los déficits cognitivos son un predictor importante de la discapacidad funcional en la esquizofrenia, superando incluso a los síntomas positivos en términos de su impacto en la vida diaria del paciente.
Los delirios son creencias fijas que no cambian a pesar de que se muestren pruebas en su contra, el contenido puede ser diferente en función de varios temas, por ejemplo:
- Persecutorios.
- Referenciales.
- Somáticos.
- Religiosos.
- Grandeza.
Los delirios persecutorios son los más comunes y consisten en la creencia de que uno va a ser perjudicado o acosado por una persona, una entidad o un grupo. Los delirios referenciales, también comunes, consisten en la creencia de que gestos, comentarios o señales del medio se refieren a uno. Los delirios de grandeza se fundan en la creencia del individuo de tener habilidades especiales, riqueza o fama. Los delirios erotomaníacos provocan la creencia errónea de que otras personas están enamoradas del sujeto. Los delirios nihilistas implican la convicción de que una catástrofe o algo terrible va a suceder. Los delirios somáticos provocan preocupaciones referentes a la salud y al funcionamiento de los órganos.
Los delirios pueden ser extravagantes cuando la creencia es patológica, este tipo de delirios es incomprensible e inverosímil y no procede de la experiencia. Por ejemplo, el sujeto cree que alguna fuerza externa le ha sustituido sus órganos internos por los de otro individuo. Los delirios no extravagantes consisten en creencias que pueden estar fundadas en la experiencia real, pero que no hay pruebas convincentes; como haber sido envenenado o estar siendo vigilado por la policía. Los delirios que expresan una pérdida de control sobre la mente o el cuerpo son considerados extravagantes, por ejemplo, el robo de pensamiento (el individuo cree que sus pensamientos han sido robados por una fuerza externa), la inserción del pensamiento (creencia de que se le han insertado pensamientos ajenos) o los delirios de control (el sujeto cree que una fuerza externa le está manipulando o influyendo en el cuerpo o en la mente).
Las alucinaciones son percepciones involuntarias que se presentan sin un estímulo externo, suelen ser claras y vívidas y tienen toda la fuerza y el impacto de una percepción normal. Pueden darse de diferentes tipos, pero las más comunes son las auditivas, que se manifiestan en forma de voces (conocidas o desconocidas) y se perciben diferentes al propio pensamiento. Las alucinaciones pueden ser una parte normal dentro de una cultura (por ejemplo, religiosas), además, las que tienen lugar cuando nos dormimos (hipnagógicas) o al despertarnos (hipnopómpicas) no son consideradas patológicas.
El pensamiento o discurso desorganizado es un trastorno formal del pensamiento y se infiere del discurso del sujeto. El individuo puede cambiar de un tema a otro (descarrilamiento o asociaciones laxas), sus respuestas pueden estar indirectamente relacionadas con el tema o no estarlo (tangencialidad). Algunas veces el discurso es tan desorganizado que es incomprensible y se parece a una afasia sensorial en su desorganización lingüística ("ensalada de palabras" o incoherencia). El discurso desorganizado leve se presenta a menudo en situaciones de estrés, por tanto, el diagnóstico ha de establecerse cuando los síntomas son lo suficientemente graves como para dificultar la comunicación. Durante el período residual de la esquizofrenia o el malestar que la precede (período prodrómico) el discurso o pensamiento desorganizado se produce con menor gravedad.
El comportamiento motor muy desorganizado o anómalo consiste en la dificultad para mantener un comportamiento orientado hacia algún objetivo y, por tanto, imposibilita o dificulta la actividad normal. Se manifiesta de diferentes maneras, el DSM-5 las caracteriza desde tonterías
infantiloides a la agitación impredecible. El comportamiento catatónico es una disminución o pérdida de reactividad al entorno, este puede oscilar entre el negativismo (negación o resistencia a seguir instrucciones), la adopción de posturas rígidas, inadecuadas o extrañas y la ausencia completa de respuestas motoras o verbales (estupor y mutismo). También puede incluir la excitación catatónica (actividad motora excesiva y sin finalidad ni causa aparente), movimientos estereotipados repetidos, mutismo, muecas, mirada fija y ecolalia (repetición involuntaria de una palabra o frase).
Históricamente se asoció la catatonia a la esquizofrenia, pero esta se puede presentar en otros trastornos mentales, como los trastornos bipolares, depresivos con catatonia y en patologías médicas.
Los síntomas negativos específicos del espectro de la esquizofrenia son la expresión emotiva disminuida y la abulia. La expresión emotiva disminuida es la disminución de la expresión de las emociones mediante el contacto ocular, la cara, la entonación del habla (prosodia) y los movimientos de la cabeza y de las manos que generalmente enfatizan el discurso emotivo. La abulia consiste en pasividad, desinterés, falta de voluntad e implica una disminución de las actividades realizadas por iniciativa propia o por un propósito.
El sujeto puede permanecer sentado durante mucho tiempo y no mostrar interés en participar en ninguna actividad.
Otros síntomas negativos son:
- La alogia (empobrecimiento del pensamiento y el lenguaje que se caracteriza por la disminución del lenguaje espontáneo, reducción del habla, pobreza en el contenido, aumento de la latencia de respuesta, bloqueos, etc.).
- La anhedonia (incapacidad para sentir placer a partir de estímulos positivos o la disminución progresiva del recuerdo del placer).
- La asocialidad (falta de interés por las por las interacciones sociales, puede deberse a la falta de voluntad, pero también puede ser por las escasas oportunidades para la interacción social).
Diferencias entre Alucinaciones y Delirios.
Una alucinación es una percepción sensorial que ocurre sin un estímulo externo real. Las personas que experimentan alucinaciones pueden ver, oír, sentir, oler o saborear algo que no está presente en su entorno. Estas percepciones son muy reales para la persona que las experimenta, aunque no se basan en la realidad externa.
Un delirio, por otro lado, es una creencia falsa, firme y a menudo irracional que se mantiene a pesar de la evidencia en contra. Los delirios no se justifican por el contexto cultural o religioso de la persona y pueden involucrar una variedad de temas, como persecución, grandeza o celos. A diferencia de las alucinaciones, los delirios afectan el contenido del pensamiento más que las percepciones sensoriales.
Las alucinaciones y los delirios son síntomas de muchos trastornos psiquiátricos y neurológicos, pero representan fenómenos distintos con diferencias clave en su definición, manifestación y significado clínico.
Alucinaciones:
Definición: Las alucinaciones son percepciones sensoriales que ocurren en ausencia de un estímulo externo real. Son vivencias perceptivas claras y a menudo indistinguibles de la realidad para quien las experimenta, pero que no son compartidas por otros.
Tipos: Incluyen alucinaciones visuales (ver cosas que no están presentes), auditivas (oír sonidos o voces inexistentes),