Cómo me Convertí en una Sumisa: Dominación y sumisión erótica, #10

Por Erika Sanders

En esta historia les relato como comencé a explorar las sensaciones de actuar como sumisa en una relación sexual.

Espero les guste como me gustó a mí la experiencia y contársela.

 

Cómo me convertí en una sumisa es una novela de fuerte contenido erótico BDSM y, a su vez, una nueva novela perteneciente a la colección Dominación Erótica, una serie de novelas de alto contenido BDSM romántico y erótico.

 

Nota sobre la autora:

Erika Sanders es una conocida escritora a nivel internacional, traducida a más de veinte idiomas, y que firma sus escritos más eróticos, alejados de su prosa habitual, con su nombre de soltera.

• Idioma: Español
• Editorial: Erika Sanders
• Fecha de lanzamiento: 11 abr 2024
• ISBN: 9798224595075

Erika Sanders

Erika Samantha SandersEscritora brasileña en MéxicoLG(B)TErika Sanders es una conocida escritora a nivel internacional que firma sus escritos más eróticos, alejados de su prosa habitual, con su nombre de soltera.

Vista previa del libro

Sinopsis

En esta historia les relato como comencé a explorar las sensaciones de actuar como sumisa en una relación sexual.

Espero les guste como me gustó a mí la experiencia y contársela.

Cómo me convertí en una sumisa es una novela de fuerte contenido erótico BDSM y, a su vez, una nueva novela perteneciente a la colección Dominación Erótica, una serie de novelas de alto contenido BDSM romántico y erótico.

Nota sobre la autora:

––––––––

Erika Sanders es una conocida escritora a nivel internacional, traducida a más de veinte idiomas, y que firma sus escritos más eróticos, alejados de su prosa habitual, con su nombre de soltera.

Índice:

Sinopsis

Nota sobre la autora:

Índice:

CÓMO ME CONVERTÍ EN UNA SUMISA  ERIKA SANDERS

CAPÍTULO I

CAPÍTULO II

CAPÍTULO III

CAPÍTULO IV

CAPÍTULO V

CAPÍTULO VI

CAPÍTULO VII

CAPÍTULO VIII

CAPÍTULO IX

CAPÍTULO X

FIN

CÓMO ME CONVERTÍ EN UNA SUMISA

ERIKA SANDERS

CAPÍTULO I

Gimoteé, agitándome mientras me despertaba.

Traté de girar sobre mi estómago, pero mis brazos estaban sujetos por encima de mi cabeza, mis muñecas atadas juntas.

Mis piernas estaban en una situación similar, estiradas juntas, mientras me recostaba de espaldas en la cama, con los tobillos atados.

Probablemente era la primera vez que mis piernas estaban cerradas en varias horas.

Me preguntaba cuánto tiempo me había dejado dormir.

Una risa profunda vino de encima de mí.

Moví mi cabeza hacia la izquierda y luego hacia la derecha, pero no podía ver nada porque llevaba una venda puesta.

Shh, shh, shh.

Dedos ásperos, sudorosos, se arrastraron ligeramente a lo largo de mi mejilla, y me estremecí.

Te ves tan encantadora, Erika, querida. Ahora, solo relájate.

Cerré los ojos, como si eso marcara la diferencia, y respiré hondo.

Me salió algo tembloroso, así que lo intenté nuevamente.

Cuando pude inhalar y