Mi Vida Bisexual

Por Chaz Alexander

Chaz has his first experience as an adult at age 27. That is the beginning of a lifetime as a bisexual - a man who finds pleasure in both male and female sexual encounters. Chaz details his life as a single, married and committed man who finds involving other men in his sex life both exciting and satisfying. Enjoy this "no holes barred" description of his life and gain some insights as to what life as a bisexual man is like. Chaz explores oral and anal sex as well as heterosexual relationships in this frank narrative. To Chaz, the ultimate sexual relationship is the MMF bisexual arrangement

• Idioma: Español
• Editorial: Chaz Alexander
• Fecha de lanzamiento: 29 dic 2022
• ISBN: 9781005199852

Chaz Alexander

Chaz Alexander lives in Central Florida in an open relationship with his significant other of 19 years. Having discovered his bisexuality as a young man, he has pursued this relationship over the years. Several years ago, he met a couple with whom he established an instant attraction. He moved into their home (much to in-laws chagrin) and they lived as an MMF threesome for four years. Finally, before they separated, they even bought property together.Now he and his significant other welcome the occasional male visitor for an evening or perhaps a weekend and explore the erotic experiences available when sharing intimacy with three people.The stories in Chaz’s books are based on real-life experiences he has shared with his significant others.Warning: Each book is an erotic story between one woman and two men. The series contains graphic material that is not suitable for anyone under the age of 18, including M/M/F, M/F, and M/M sexual encounters.Go to my website for a new pdf with examples of all my books. Say "Hello." Thanks.

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Prólogo

Miré la esbelta polla frente a mi cara y decidí que me gustaría chuparla. Hice. No le importó y me gustó. Tenía 27 años y durante muchos años no había tocado ni pensado en chuparle la polla a otro hombre. Pero en ese momento me pareció una muy buena idea.

Eso fue hace muchos años y en ese momento me pregunté cómo llegué a ese punto. En mi mente, no equiparaba lo que estaba pasando con la homosexualidad o ser gay. Era sexual y una actividad apropiada en ese momento. Sabía que en unos momentos más felizmente sumergiría mi polla dura en una vagina cálida y tentadora y lograría un orgasmo muy heterosexual.

Ahora recuerdo el sabor y la sensación de ese pene. He probado y sentido muchas más pollas desde esa noche. He experimentado actividades sexuales con hombres y las disfruté inmensamente. Nunca me he preocupado por las consecuencias de chupar una polla. Nunca he tenido conversaciones profundas de autoexamen sobre mi orientación sexual y si mis deseos eran socialmente aceptables. Me he sentido muy cómodo definiéndome como una persona bisexual.

Durante muchos años, limité mis actividades bisexuales a situaciones hombre-hombre-mujer. El miedo a ser etiquetado como gay u homosexual me hizo restringir mis experiencias sexuales a situaciones en las que había una mujer presente. Si había una mujer presente, entonces el compromiso no podía ser homosexual. Si ella estaba presente y siempre lograba mi orgasmo con la pareja femenina, entonces era heterosexual. Siempre pude decir que era heterosexual.

¿Cómo sobrevive la vida un hombre heterosexual al que le gustan las pollas?

Capítulo 1 Experiencias tempranas de la vida

¿Puedes recordar un momento en tu juventud cuando te diste cuenta del sexo? Comienzas a tener erecciones pero aún no se forma la idea de un orgasmo. Mirando hacia atrás, recuerdo un episodio que considero mi primera experiencia sexual. Describiré la mía como la primera vez que involucró a otra persona.

Cuando éramos preadolescentes, vivíamos en la playa de una comunidad frente al mar en Georgia. Solía vagar por las dunas simplemente haciendo cosas que hacía un niño: construir castillos de arena, caminar y tirar conchas a las olas. Una mañana, estaba caminando por las dunas y me encontré con otros dos niños un poco mayores que yo. Nos dedicamos a una pequeña charla durante unos minutos.

Entonces el niño mayor dijo: Si me la chupas, te la chuparé.

No estoy seguro de por qué acepté. No recuerdo haber pensado en eso antes. Eran más grandes y mayores que yo, pero no me intimidaron.

Dije ok."

Él dijo: Tú vas primero, se desabrochó los pantalones y se sacó la polla.

Estábamos en las dunas, lo que brindaba cierta privacidad. Miré hacia abajo al primer pene que había visto aparte del mío. No fue muy diferente. Fue circuncidado como yo. Era un poco más grande que el mío, pero no tanto. Me arrodillé frente a él, tomé el eje duro en mi mano y puse mis labios alrededor de él. Ciertamente no era un experto en felación, pero hice lo mejor que pude. Pasé la lengua por la cabeza hinchada y moví la boca arriba y abajo por el eje liso. No fue desagradable. Pronto probé un líquido salado en mi boca. No fue mucho. Sólo una gota o dos.

No estoy seguro de lo que esperaba. Esto fue años antes de mi primer orgasmo y todo ese concepto de eyaculación me era desconocido. Pero nunca llegué a averiguarlo. Inexplicablemente, mi primera experiencia terminó abruptamente cuando el chico dio un paso atrás y me soltó la polla. Rápidamente se subió la cremallera y él y su amigo se alejaron caminando por las dunas.

Obviamente, él nunca tuvo la intención de chuparme. Solo era un niño crédulo. Me puse de pie y caminé de regreso a casa. Nunca he olvidado esa experiencia y ahora la veo como mi iniciación en un área de mi vida que me ha llevado a muchas exploraciones.

Todos nos desarrollamos de manera diferente a medida que se acerca la pubertad. Empezamos a tener erecciones y descubrimos que se siente bien frotar tu apéndice en crecimiento. Recuerdo haberle dicho a un amigo unos años más tarde que tuve mi primera experiencia con algo más que orina saliendo de ese pequeño agujero. Era un fluido claro y resbaladizo que se filtraba (no salía a chorros) del eje. Ahora tenía más curiosidad por esa parte de mi cuerpo.

Aún no había descubierto chicas. Realmente no tenía ni idea de cómo se relacionaban o actuaban los chicos y las chicas. Ni idea de lo que era el sexo. La primera vez que me di cuenta del poder que poseen las chicas fue en la fiesta de cumpleaños de una amiga. Todos estábamos entrando en los años de la pubertad, pero aún en la preadolescencia. Creo que las hormonas de Nancy habían llegado temprano y estaba desarrollando hermosos senos jóvenes. Era consciente de que los chicos