PERO ¿TIENE RAZÓN?
Con el rímel completamente embarrado, me despierto enredada en una bola de rizos color café a mi costado y junto a una espalda poco familiar. Me doy cuenta del diminuto tatuaje de un corazón rojo detrás de la oreja izquierda de esta persona; es sutil y muy lindo. Y no es mi novio. Inmediatamente, sin mayor esfuerzo, lo recuerdo todo…
Estoy en una habitación oscura que no es la mía. En el piso está una pila de pantalones de mezclilla, mucho maquillaje esparcido y un bra blanco de encaje. El cuarto huele a perfume y sexo. Repentinamente la chica que estaba dormida a mi lado se mueve pasando su brazo por encima de mí. Cierro los ojos e intento descifrar cómo puedo reconstruir la amistad que apenas tenía con esta chica, con quien he cruzado la línea. Y también qué le diré a mi novio cuando lo vea para desayunar. Ups!
Había visto a Lola* varias veces, bailando con sus amigos
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos