Compartí a Mi Esposa

Por Chaz Alexander

En un esfuerzo por darle vida a su matrimonio, la pareja intenta columpiarse solo para descubrir que es menos de lo que esperaban. Después de una discusión, decidieron invitar a su mejor amigo a unirse a ellos. La relación es exitosa e incluso incluye la interacción entre los dos hombres. Comparte esta historia de trío y disfruta de las eróticas aventuras que la pareja comparte con un chico bisexual. Sólo para adultos.

• Idioma: Español
• Editorial: Chaz Alexander
• Fecha de lanzamiento: 26 dic 2022
• ISBN: 9781005847920

Chaz Alexander

Chaz Alexander lives in Central Florida in an open relationship with his significant other of 19 years. Having discovered his bisexuality as a young man, he has pursued this relationship over the years. Several years ago, he met a couple with whom he established an instant attraction. He moved into their home (much to in-laws chagrin) and they lived as an MMF threesome for four years. Finally, before they separated, they even bought property together.Now he and his significant other welcome the occasional male visitor for an evening or perhaps a weekend and explore the erotic experiences available when sharing intimacy with three people.The stories in Chaz’s books are based on real-life experiences he has shared with his significant others.Warning: Each book is an erotic story between one woman and two men. The series contains graphic material that is not suitable for anyone under the age of 18, including M/M/F, M/F, and M/M sexual encounters.Go to my website for a new pdf with examples of all my books. Say "Hello." Thanks.

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Capítulo 1 Swinging no es para nosotros

Después de varios años de matrimonio, sentimos que era hora de hacer nuestra vida sexual más interesante y emocionante. Encontré información sobre el estilo de vida swinger y hablamos de almohada sobre si era para nosotros. Nuestro primer experimento fue una fiesta estándar de intercambio de esposas. Fue divertido pero, en el camino a casa, noté que mi esposa estaba callada y retraída.

¿Estas bien? Yo pregunté.

No era lo que esperaba, respondió ella. El sexo uno a uno es más o menos lo que hacemos en casa. Quería algo más erótico.

Tuve que estar de acuerdo. Follar con otra mujer era solo otra de las mismas cosas que estábamos haciendo. Además, en nuestras conversaciones, había admitido cierta curiosidad bisexual. Me di cuenta de que el grupo que habíamos conocido no era muy abierto sobre cualquier contacto de hombre a hombre .

Quería que chuparas la polla de su marido conmigo, continuó. Sabía que eso no iba a suceder.

"He estado leyendo sobre tríos bisexuales. Creo que disfrutaríamos de uno. Mi amigo James ha dicho algunas cosas muy sugerentes cuando hemos pasado algún tiempo juntos. Creo que estaría dispuesto a unirse a nosotros. ¿Se lo pregunto?

Me gusta James. ¿Por qué no lo llevas a tomar una cerveza y ves qué piensa de eso? Creo que sería divertido. Ciertamente no es lo mismo de siempre .

Mi polla había comenzado a espesarse mientras hablábamos. Reacomodé mi pene en mis pantalones.

Estoy excitado solo de pensarlo.

Ya veo eso, dijo y alcanzó mi bulto. Llámalo mañana.

Capítulo 2 ¿Qué nos gustaría en la cama?

Cuando llegamos a casa, era tarde y nos dirigimos a la cama. Dormimos desnudos y la acurruqué detrás mientras yacíamos en la habitación a oscuras.

Tomé un seno y luego dejé que mi mano se deslizara por su abdomen. Sentí su suave arbusto y mis dedos se deslizaron entre sus labios. Hizo un pequeño ruido y empujó sus nalgas contra mí. Mi erección comenzó a endurecerse y yacía en el pliegue de su trasero.

No me corrí esta noche, murmuró.

Puedo arreglar eso, le dije.

"¿Está seguro? Estaba a pelo.

Lo sé, respondí. Está bien.

La convencí para que rodara sobre su espalda y me coloqué entre sus muslos. A medida que me acercaba a su montículo púbico, podía oler el olor acre del semen tibio mezclado con sus secreciones femeninas. Hizo que mi polla se pusiera más dura. Me imaginé viendo su vara dura deslizándose dentro y fuera de su coño y viéndolo palpitar mientras disparaba su semen profundamente en la vagina de mi esposa.

Me incliné y lamí sus labios y luego los separé con la punta de mi lengua. Tracé los bordes desde la parte inferior cerca de su perineo hasta el capuchón de su clítoris.

Oh, Dios mío, sí, dijo mientras mi lengua exploraba su sexo. Como eso.

Sus dedos estaban entrelazados en mi cabello y me atrajo contra su coño. Empezó a rodar lentamente sus caderas contra mi cara y apretó los talones contra el colchón.

No te detengas, imploró ella.

Encontré el botón debajo de la capucha y lo masajeé con la punta de la lengua. Sus movimientos ahora eran exigentes y me aferré con fuerza a