Mi primera entrevista con Miguel Bernardeau [Valencia, 1996], hará unos cuatro años, fue un cuadro. Él lo define con unas palabras, como todo lo que vas a leer a continuación, más sinceras: “¡Fue una mierda!”. Básicamente le obligamos a leer fragmentos literarios en modo ASMR, el porqué era inexplicable, y el resultado, pues un cuadro. Una mierda. Un poco de culto también, tiempo al tiempo. Porque el tiempo todo lo cambia, a veces lo pudre, otras lo hace florecer. Qué bonito cuando aprecias esto último delante de tu cara.
Nos echamos unas risas a costa de aquel despropósito después de una inolvidable sesión de fotos con Tornado, el caballo con el que Miguel ha compartido el rodaje más de su carrera. Hablamos de la serie de Amazon Prime Video que también emite TVE. Superó siete pruebas de y siete meses de rodaje en Canarias de “puto caos” –lo de la sinceridad no es broma– en un proceso que coincidió con una catársis personal todavía más ahondada por circunstancias íntimas que el lector va a poder añadir con excesiva facilidad por lo público y mediático que fue aquello. No