Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Apocalipsis: los Ángeles del Fin del Mundo
Apocalipsis: los Ángeles del Fin del Mundo
Apocalipsis: los Ángeles del Fin del Mundo
Libro electrónico171 páginas2 horas

Apocalipsis: los Ángeles del Fin del Mundo

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Continúa la saga del Apocalipsis.

          Los signos que indican el fin del mundo están aquí, el tiempo del hombre ha terminado, y será juzgado por sus pecados.

         Edwin y Arlet pensaban que habían detenido el apocalipsis, pero la aparición de un ángel que tocó una trompeta trajo una catástrofe a la Tierra, matando a millones de personas, cumpliéndose así, una de las profecías que vaticinan el fin de los tiempos.  

         Es así como estos jóvenes deberán enfrentar el mal y buscar detener el apocalipsis.

         ¿Será este el fin del mundo?

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 jun 2023
ISBN9798223809906
Apocalipsis: los Ángeles del Fin del Mundo

Lee más de Heinrich Grothendieck

Relacionado con Apocalipsis

Libros electrónicos relacionados

Ficción de acción y aventura para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Apocalipsis

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Apocalipsis - Heinrich Grothendieck

    Prólogo.

    Edwin es un joven de apenas dieciséis años. Ha estado enamorado de una chica del Instituto llamada Arlet y ha hecho de todo para conseguir ganar su amor.

    Durante el año anterior, Edwin tuvo una serie de sueños que le revelaron cosas sorprendentes, cosas que suponen el fin del mundo.

    Hubo varias catástrofes que lo llevaron a suponer que tal aseveración era verdadera, como grandes sismos, explosiones volcánicas, entre otras. Ante tales hechos, y confundido por sus sueños, Arlet le comenta que cosas que él ha visto en sus sueños, ella las había leído en un libro sobre el apocalipsis, uno que ella llamaba «el Libro Rojo».

    El Libro Rojo habla sobre el inicio del apocalipsis y los signos que permiten ver si este ha iniciado:

    El año 2033 será el comienzo, pero no aún del verdadero apocalipsis, creo que, de algún modo, Dios puso este preámbulo como prueba, esperando que el hombre cambie. Siento que, si nosotros entendiéramos, cuando estas cosas ocurran, y generáramos un cambio, entonces, podremos detener el fin del mundo.

    Edwin descubre, junto con sus amigos, que los signos han aparecido, y de paso, esto lo ha llevado a ver criaturas horrendas que pululan libremente por el mundo buscando apoderarse de él.

    El libro también describe una forma de detener el fin del mundo:

    En un sueño se me apareció la respuesta, temí que no hubiera forma, pero Dios me lo ha confiado.

    Tú que lees esto, que has visto el fuego de sus ojos, que sabes la verdad, eres uno de los elegidos, y tú podrás detener todo. No temas, pues él te ha mirado y te ha dado su amor. Toma el cordero enviado por Dios, ese que tiene siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios, enviados a toda la Tierra, y ofrece su vida a él.

    Dicho esto, Edwin y sus amigos se dedicaron a buscar el Cordero, enfrentando el mal que se esparcía por todos lados. Con mucha dificultad encuentran una figurilla que a primera vista parecería deforme, pero que, al ser proyectada su sombra desde varios ángulos, forma en cada proyección, un cordero diferente, tomando en total siete formas. Llevan la figurilla a una iglesia pensando que con esto se detendrá el apocalipsis.

    Pero no fue así, un ángel apareció en Madrid España, justo arriba del monumento conocido como la Puerta de Alcalá. Al ángel le apareció una trompeta y al sonarla provocó un sismo de magnitud global que trajo consigo la muerte de millones de personas.

    Entre las personas que están desaparecidas, están varios amigos de Edwin. ¿Será posible que el chico logre salvar a sus amigos y además detener el fin del mundo?...

    21/09/2033 El día después

    ¡FUE UNA PESADILLA, todo ha sido una maldita pesadilla!

    Traté de convencerme a mi mismo que todo lo que había pasado era falso, que todo lo que el libro decía era falso, pero no era así, todo era cierto y comenzaba a materializarse. Primero apareció un ángel, todos pensamos que era una broma, o algo hecho con efectos especiales, pero cuando tocó su trompeta y empezó a temblar, todo cambió, me quedó claro que no era falso, que era real. ¡Maldición!

    Aun no he tenido mucho tiempo para asimilar esto o tratar de entenderlo, lo único que me pasa por la mente es encontrar a mis amigos y a mi novia, aunque tengo la esperanza de que ella esta bien, pues en la cafetería no había nadie cuando yo salí.

    Traté de buscar a mis amigos, pero era prácticamente imposible entrar a lo que quedaba de la escuela, grité en vano sus nombres por todos lados. Se escuchaban gritos y llantos por doquier, las alarmas, las sirenas, todo era un caos, yo mismo estaba hecho un desastre, tenía toda la ropa llena de polvo, lo que me empezaba a molestar en la garganta, cada vez tosía más a menudo.

    Luego de deambular por un rato pensé en mis padres, no había forma de comunicarme con ellos, y seguramente están preocupados por mí, así que será mejor ir a casa.

    Ni siquiera mi peor pesadilla se compara con esto. Conforme fui avanzando vi el nivel de destrucción de mi distrito; casas hechas añicos, edificios desplomados, los autos aplastados por restos de casas y de árboles. Pero lo peor era ver la desesperación de la gente, todos gritando por sus seres queridos, llorando y gimiendo.

    Me quedé petrificado cuando vi pasar a una niña, como de seis años, con el cuerpo lleno de polvo y rastros de sangre por todo su cuerpecito, me acerqué a ella para preguntarle si estaba bien, ni siquiera me vio a la cara, no dejaba de llorar, se veía muy asustada, volteé a todos lados para ver si había alguien con ella, traté de limpiar un poco su carita y escuché un grito tras de mí, la niña me soltó y corrió a los brazos de su madre, creo que era su madre, o al menos alguien que ella conocía. Continué caminando hacia mi casa.

    Me acerqué más a mi casa y el paisaje iba cambiando, ya no se veía tanto destrozo, cuando al fin llegué, la observé evaluando los daños, no vi nada raro, estaba de pie, no parecía tener ningún rasguño. Entre corriendo en busca de mis padres, mi madre estaba sentada en la sala.

    —¡Gracias a Dios que estás bien! —dijo mi madre y corrió a abrazarme, empezó a llorar y yo lloré también.

    Hasta ese momento me di cuenta de que estaba temblando, mis huesos chocaban entre sí, tenía mucho miedo y creo que mi madre se sentía igual que yo.

    —Sí mamá, estoy bien —dije sollozando —pero mis amigos quedaron atrapados en la escuela —solté en llanto —¿Y papá? —alcancé a decir.

    —Tu padre está bien, fue a buscarte, yo me quedé por si volvías. Salió hace como cuarenta minutos, no debe tardar, quedamos que durante una hora estuviera buscándote y regresara, e intercambiábamos.

    —¿Tú estás bien, no te pasó nada? —le pregunté.

    —Estoy bien, yo estaba aquí cuando sucedió todo, y por gracia divina no pasó nada, la casa está bien, pero sí me llevé un gran susto, normalmente mi DM suena avisando con anticipación cuando va a ocurrir un sismo, pero en este caso me avisó ya hasta que estaba temblando. Tu padre venía en camino del trabajo y también se llevó un gran susto, un árbol le cayó encima y dejó el automóvil inservible.

    —¿Pero él está bien? —interrumpí.

    —Sí, aparte del susto sólo tiene algunos rasguños. Nada más. —Mi madre me inspeccionó de arriba abajo para ver si en efecto estaba bien —Ven siéntate un rato, te prepararé un té para calmar el susto.

    Sentí un gran alivio al saber que mis padres estaban bien, pero recordé que no sabía nada de Arlet, Marc y Bruno.

    —¿No sabes nada de Arlet o de mis amigos?

    —No Edwin, las comunicaciones están inservibles, pero no te preocupes todo saldrá bien, yo lo sé.

    Mi padre regresó a casa tal como lo había dicho mi madre, unos veinte minutos después; se alegró tanto de verme y yo de verlo a él. Les platiqué lo que me había pasado y que mis amigos se habían quedado dentro de la escuela. Me sentía muy triste y mi padre lo notó.

    —Lo único que se me ocurre, es que vayamos a la escuela y nos organicemos para la búsqueda de sobrevivientes —dijo mi padre —puedes venir también hijo.

    —Sí, debemos buscarlos —dije y volví a llorar.

    —Bien, les prepararé algo de comer y nos iremos —contestó mi madre.

    Nos fuimos a la escuela y ya había mucha gente en el lugar, nos organizamos en la búsqueda con los que ahí estaban. Nos tocó buscar justo donde yo creía que estaban Bruno y Marc, aunque sentía más preocupación por Arlet.

    —¿Por qué no vas a dar una vuelta? —me dijo mi padre, creo que se dio cuenta de mi preocupación, aunque creo que más bien notó que veía mi DM cada cinco minutos.

    —Lo siento —le contesté —es que no regresan las comunicaciones y estoy preocupado por Arlet.

    —Lo entiendo hijo, ¿por qué no vas a su casa a buscarla?

    —Me parece buena idea —contesté, aunque me sentía mal por no seguir ayudando a buscar a mis amigos.

    —Ve, tu madre y yo seguiremos buscando a los demás.

    Me dirigí a casa de Arlet, pero con tanta preocupación me perdí un par de veces. Al igual que antes, conforme me fui acercando a la casa de mi novia, la destrucción era menor. Era de esperarse, por que su barrio era el más rico, y las casas tenían sistemas antisísmicos de primera.

    Al ver su casa corrí tan rápido como pude, aunque ya me sentía cansado, así que por poco y no llego. Toqué la puerta y Arlet salió a recibirme, sentí un gran alivio.

    —¡Oh, Edwin! —dijo y me abrazó.

    —Estaba muy preocupado —le dije y le di un beso.

    —Yo también, y mi padre no me dejó ir a buscarte.

    —Me parece bien, porque todo está hecho un desastre. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo saliste de la escuela?

    Nos sentamos en su pórtico, tomados de la mano.

    —Pues como recordarás, yo fui a la clase de música, pero el profesor no llegó, así que sali al patio con mis amigas. Ya sabes como son, querían saber como nos había ido; Lili sugirió que fuéramos a sentarnos bajo el viejo roble. Todo iba tan tranquilo, les platiqué todo, absolutamente todo.

    Por laguna razón, esa parte me sonrojó.

    —Y luego pasó, comenzó a temblar, fue tan aterrador. Yo estaba sentada y traté de levantarme, pero el movimiento me hizo caer, Lili y Karen también terminaron en el suelo. Luego se escuchó un horrible sonido, como si la tierra gritara. Enseguida comenzó a temblar con mayor fuerza. La verdad no sé cuanto tiempo pasó, pero para mí fue una eternidad.

    Arlet comenzó a temblar sin darse cuenta, me acerque más a ella y la rodee con mi cuerpo, le di un beso en el hombro.

    —Vi como la escuela se movía, las ventanas de la cafetería se movieron tan violentamente que terminaron por hacerse añicos. Traté de comunicarme contigo, pero era imposible. Luego la gente fue saliendo de la escuela despavorida, un policía que pasó junto a nosotras nos dijo que evacuáramos, que fuéramos a la zona de seguridad, lo seguimos. Para cuando llegamos había dejado de temblar. Tuve mucho miedo...

    Arlet no pudo seguir hablando y comenzó a llorar.

    —Sí fue aterrador —le dije y la besé —¿tus padres están bien?

    —Sí —dijo enjugándose las lágrimas —tenía mucho miedo, así que regresé a mi casa de inmediato, para cuando llegué mi papá y mi mamá ya estaban aquí, no les había pasado nada, sentí un gran alivio. Quise regresar a buscarte, pero ya no me dejó mi papá, dijo que esperara a que todo se tranquilizara, que seguramente estarías bien.

    —Estoy bien, pero a los que no encuentro son a Marc y a Bruno —le digo y ahora las lágrimas salieron de mis ojos —estaban conmigo en clase, luego, cuando comenzó a temblar nos fuimos, ellos se quedaron en un laboratorio a refugiarse, pero yo no quise detenerme, quería encontrarte, así que busqué la forma de salir... —me limpié las lágrimas y continué —ya estando afuera vi como el edificio se colapsó...

    Comencé a llorar

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1