Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Sensible y esencial
Sensible y esencial
Sensible y esencial
Libro electrónico158 páginas2 horas

Sensible y esencial

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Sensible y esencial es una obra muy personal a través de la cual la autora explica qué es la sensibilidad de procesamiento sensorial, un rasgo de la personalidad que presenta aproximadamente una de cada cinco personas (20 por ciento de la población). Son conocidas como PAS (personas altamente sensibles), y la mayoría no lo saben, pero es un rasgo que determina todos los aspectos de su vida.
La autora cuenta cómo gestiona esta condición con diversas herramientas, pero con los aceites esenciales como protagonistas. Por ello también explica cómo y por qué funciona la aromaterapia y aporta recetas fácilmente personalizables.
En la primera parte del libro se explica la alta sensibilidad y la aromaterapia desde un enfoque descriptivo, con un tono sencillo y accesible pero argumentado y respaldado con las evidencias científicas actuales. La segunda parte tiene estructura de diario. En él la autora detalla circunstancias cotidianas que se derivan de la alta sensibilidad y cómo las gestiona.
El objetivo es facilitar el camino del autoconocimiento a las PAS, clave para vivir la alta sensibilidad de manera más sencilla y feliz.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 ene 2023
ISBN9788411445498
Sensible y esencial

Relacionado con Sensible y esencial

Libros electrónicos relacionados

Biografías y memorias para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Sensible y esencial

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Sensible y esencial - Sonia Esqueta Chamorro

    1500.jpg

    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Sonia Esqueta Chamorro

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz

    Diseño de portada: Rubén García

    Supervisión de corrección: Ana Castañeda

    ISBN: 978-84-1144-549-8

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    .

    A mis abuelos M. y M.

    Y a mi familia, que es mi todo.

    Nota de la autora

    A lo largo del libro, me voy a dirigir a ti, querida lectora, en femenino. Y es por la sencilla razón de que hablo a personas altamente sensibles. Personas. Y «personas» es una palabra de género femenino. Gracias por sentirte incluida, sea cual sea tu identificación de género.

    Prefacio

    Es domingo, última hora de la tarde, noviembre. Tengo mi difusor de aceites esenciales burbujeando con una sinergia suave y relajante a base de madera de cedro y naranja, mis velas, mi pijama. Ojalá lloviera, pegaría todo. Estoy cansada y quería echarme en el sofá a leer, pero tengo tantas cosas en la cabeza que al final me levanto, tontamente. Si eres PAS, sabrás a qué me refiero: esa mente que es como una máquina de hablar.

    Otras veces la apaciguo con mis aceites esenciales, o la reconduzco con instrucciones severas, como a un niño. Pero hoy me he dejado llevar y me he levantado del sofá. Planeando mi agenda para la semana que entrará en unas horas, he echado un vistazo a ver qué día me parecía bonito empezar a escribir mi diario (mi libro, más bien). Y también tontamente he pensado: «¿Y por qué no ahora?». He parado un instante para conectar con mi voz interior, a ver qué opinaba. Y me ha dicho: «Vale, estoy preparada».

    Un gusanillo se ha movido por mi columna. Es la señal. Así que aquí estoy, en pijama (total, un diario se escribe así, a solas, en plan cómodo e íntimo). Empezando.

    Empezando un proyecto precioso que rugía en mi interior desde hacía tiempo. Primero agazapado, sin querer dar la cara. Luego asomando la patita. Hasta que se envalentonó y tomó forma, aprovechando el impulso y la creatividad de mi coach Noelia Santana, a quien dedico lo que salga con todo mi agradecimiento. También se lo dedicaré a más personas, pero este paso se lo debo a ella.

    Sensible y esencial será un diario de cómo gestiono mi alta sensibilidad con varias herramientas, pero con los aceites esenciales como protagonistas estelares. Para mí son magia, simplemente. Desde el minuto uno, me maravillaron, aunque el primer contacto resultó catastrófico. Ya te lo contaré. Y te hablaré de algunas negociaciones que he tenido que hacer con ellos. En general, estoy acostumbrada a negociar con mi cuerpo. Y aprovecharé para explicarte por qué he llegado a las conclusiones que he llegado, después de probar y probar, y ajustar, y escuchar, y leer muchas teorías, investigaciones, estudios, tanto de aromaterapia como de alta sensibilidad, y por qué casan como casan.

    O sea que, principalmente, será un diario personal, pero empezaré por introducirte en ambos mundos con una parte teórica y rigurosa de la que podrás aprender (pero no te asustes que será llevadero).

    Esto es el prefacio, así que vale por hoy. Vale por este domingo. Y ahora sí, me voy a leer al sofá, feliz, emocionada.

    Sonia

    Capítulo 1

    Hola, encantada

    Para empezar, me voy a presentar: yo soy Sonia y soy PAS (persona altamente sensible). Esto no lo hago así normalmente en la vida diaria, pero aquí no vamos a andar con rodeos. De todas formas, dadas las circunstancias, ya te lo imaginarías.

    Es algo en lo que he tenido que trabajar: en reconocerme y presentarme así abiertamente como persona altamente sensible, porque no solo soy eso, pero sí es uno de los rasgos que me caracterizan y es información importante tanto para mí como para los demás. De hecho, marca muchas de las otras cosas que soy (muchas más), lo que me gusta, cómo pienso, cómo actúo, cómo me relaciono, cómo vivo. Hasta entonces me esforzaba por ser como los demás. Y como no me salía del todo, me frustraba bastante.

    Recuerdo una noche que, hablando con un buen amigo con el que solía tener conversaciones bastante sinceras y profundas, me contó que otra amiga común le había dicho, al hilo de no sé qué cuestión sin importancia: «Es que Sonia no es como nosotros». Ella lo había dicho con total naturalidad, sin ninguna mala intención. Y el amigo (que me conocía bien) también me lo transmitía de buenas, aportando que le había sorprendido aquella observación de mi amiga, que en toda su simpleza había soltado aquello que ella tenía claro e integrado desde vete a saber cuándo, y no le daba mayor importancia. Él, como digo, contaba que se había quedado un poco descolocado, pero que al sopesarlo había caído en la cuenta de que era verdad. Hará de esto entre quince y veinte años. Con los dos tenía (y tengo) una relación normal y corriente, de cariño, pero en aquel momento me sentó un poco mal, y también me descolocó un poco. Con lo que yo me esforzaba. Porque además quedaba claro que no se referían solo a las cuestiones físicas (ya entonces tenía episodios de dolores frecuentes), ni a las diferencias que nos separaban de trayectoria vital, formación, entorno social, etc. Era algo más profundo. Con esa frase tan simple había tocado una tecla que me dejó removida por días. Y al final comprendí que no me había sentado mal que ellos lo pensaran o incluso lo dijeran, sino que ellos lo sabían y lo aceptaban, pero yo iba huyendo de mí misma.

    Coincidió, encima, con una etapa de crisis vital a partir de la cual yo había iniciado un cambio radical de vida, y en los años sucesivos me parapeté en mi hogar refugio desde el que me zambullí en mi interior para localizar y sanar mis heridas desde mi sofá. Con mis libros y mis cosas. Con una vida familiar, social y laboral entretenida y activa, pero con ese trabajo interno profundo tan transformador. Como una doble vida hacia fuera y hacia dentro. Manteniendo máscaras hasta que se han caído por su propio peso.

    Me reconozco como PAS desde 2018. Antes ya había oído hablar sobre ello, había leído algunas cosillas y siempre me había generado una opinión negativa. «Qué chorrada», pensaba. Incluso conocí a dos personas que se presentaron así (en círculos de grupos de trabajo personal, que en cierto modo venía a cuento) y pensé: «Vaya petardas». Y yo seguía así, con mi prejuicio por la vida, hasta que un buen día la portada de un libro que vi por casualidad me atrapó.

    Era La guía para personas altamente sensibles de Ted Zeff. La portada es una preciosidad. Los colores llamaron poderosamente mi atención, pero lo que me embaucó fue la ilustración: una cabeza de mujer cuya melena estaba llena de cosas. Pero a pesar de eso, su cara, su expresión, estaba en calma. Y quise ser ella.

    Quería estar en paz, por encima de todo, por encima de todas las cosas que llenaban mi cabeza, que revoloteaban alrededor haciéndome sentir sobrepasada, incómoda, rara, dolida, cumplidora, exigida / autoexigida, decepcionada / decepcionadora, desplazada. Perfecta en un mundo imperfecto. Imperfecta en un mundo ajeno.

    También pensé que me habría gustado ver, además, su corazón. Si también estaba en paz, o estaba un poco encogido. El mío se expandía y se encogía a ritmo vertiginoso, desbordado, a la deriva de las mareas de la vida; ahora en calma, ahora en tempestad. Pequeñas tempestades del día a día, sin relevancia, al parecer, para nadie más. Y resistiendo maremotos como un experto navegante, amarrado al palo más alto de la embarcación. O de sus restos. Aterido por todo el dolor indescifrable, pero escondido, entrenado para latir, a pesar de todo, como si nada. Encajando en el mundo. Sístole y diástole de gigante en mi pequeño corazón. Así era antes, años atrás. De una manera u otra, a base de mil herramientas, intentos y fracasos, pequeños o grandes pasos, había ido conquistando mi propia paz. Pero la chica de la portada, a todas luces, estaba mejor que yo, y eso me sedujo lo suficiente como para leer la sinopsis.

    Esta vez no rechacé lo de la alta sensibilidad. Creo que la clave fue comprobar que estaba enfocado, sobre todo, a los estímulos sensoriales, que son una gran traba para mí en el día a día. Y ahí fue, antes de comprarlo incluso, cuando mi cerebro hizo el clic, el que me decidió a dinamitar mi prejuicio.

    Nunca antes había dado ese enfoque al concepto que yo tenía de alta sensibilidad (concepto muy pobre, ahora lo sé). Creo que había relacionado lo de ser sensible con ser débil, y yo ni era débil ni quería serlo. Lo había demostrado a lo largo de mi vida, y, por supuesto, tenía que seguir demostrándolo. Aunque no hiciera falta, aunque a veces no pudiera y tuviera que fingirlo.

    Así que me lancé a leerlo y, desde la primera página, cada párrafo me hacía saltar de la silla. Y pensaba, ¡pero si esa soy yo! Es algo muy común, algo que he oído después a muchas PAS que, sobre todo al principio, cuando te abres a escuchar o leer sobre el rasgo, te emocionas, lloras, te ríes, flipas porque te crees que es una cámara oculta y que están escribiendo o hablando sobre ti. Es muy gracioso. Y emotivo, sobre todo me resulta emotivo. Aún me pone los pelos de punta recordar ese momento de reencuentro conmigo misma, de reconocimiento, de, por fin, saber y entender.

    Y hoy, cada vez que ayudo a una persona a identificar el rasgo en ella, me sigo emocionando. Cuando no le da importancia o no lo asume me da mucha pena, aunque también he aprendido a respetar su proceso y aceptar, a mi vez, que llegará su momento si tiene que llegar. Pero cuando se abren a descubrirse, a acompañarse… eso es un gozo absoluto. Entonces, siento inmensa gratitud por todo el camino recorrido. Porque esa paz ansiada cada día es mayor; porque hoy, al fin, la siento en mí, reina en mi cabeza y en mi corazón la mayor parte del tiempo. Y cuando no es así, echo mano de todo lo que sé y entonces entiendo, acepto, perdono; me perdono y me rindo. He dejado de luchar, y eso es paz.

    En cuanto a mi aventura con los aceites esenciales, empecé a usarlos y estudiar sobre ellos en 2016, antes de conocer

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1