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Hojas de mi árbol
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Libro electrónico157 páginas56 minutos

Hojas de mi árbol

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La escritura de Marysol Salval se desprende como las hojas de los árboles y se transforma en versos que con sus diversos matices son ofrecidos a los lectores. Se presenta como hablante lírico vivo de experiencias, escribe a Chile, al sur, la araucaria y al norte destacando muchas veces el valor estético de cada componente de la naturaleza capaz de reflejar su interioridad.

«Poco hay en este árbol que soy,
si sirve, te lo ofrezco…
Sólo tengo un pájaro que canta versos
y flores blancas de paz».
IdiomaEspañol
EditorialMAGO Editores
Fecha de lanzamiento22 mar 2013
ISBN9789563171792
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    Hojas de mi árbol - Marysol Salval

    Marysol Salval

    Hojas de mi árbol

    © Copyright 2013, by Marysol Salval

    Primera edición digital: Enero 2015

    Colección Poeta Carmen Berenguer

    Director: Máximo G. Sáez

    editorial@magoeditores.cl

    www.magoeditores.cl

    Registro de Propiedad Intelectual Nº 227.477

    ISBN: 978-956-317-179-2

    Edición literaria: Juan Antonio Quintana Hernández

    Ilustración portada, acrílico y collage: Marysol Salval

    Edición electrónica: Sergio Cruz

    Derechos Reservados

    Prólogo

    Hojas de mi árbol, de Marysol Salval, es un conjunto de poemas que aparecen por «necesidad imperiosa», porque «la palabra se abre en su centro como flor inquieta».

    Así presenta Marysol este poemario, poemas existenciales, como todo lo que escribe, poemas que surgen de lo más hondo y profundo de su libertad («Surjo desde mí»).

    Siempre busca la belleza de las palabras y la esperanza que en ellas se encuentra («Por un nuevo amanecer»). Busca afanosamente la poesía, esa intencional incertidumbre de los límites de las cosas y que separa el objeto del sujeto lírico («Poesía», «Por un sueño»).

    Destaca en este conjunto de poemas la presencia de la naturaleza, sobre todo en la primera parte del poemario, como aludiendo al título general (Hojas de mi árbol): agua, mar, flores, viento, árboles, araucaria, lluvia, río, roble, semilla, vertiente, musgo, pinos, boldo, retama, arboleda, águila, tierra, animales… A veces, cada poema se centra claramente en un solo elemento de la naturaleza. En varios poemas de este tipo se produce una contemplación pura, una estética visual casi panteísta, estética asociativa de sentimientos paralelos entre el mundo real y el mundo interior… En otras ocasiones, la naturaleza sirve para crear un mundo interior nuevo y escindido.

    En cierto momento del poemario se aprecia un entusiasta patriotismo que se aleja un poco del carácter esencialmente lírico profundo que es la tónica sobresaliente en otras partes de la obra: «Niña andina», «Poema para Chile», «Sur de Chile», «Mar de Chile»)…

    Nos habla, también, del verso y su sentido, de la misión del poeta, incluso, se permite algún juego poético («Décima espinela», «Alas negras», «Poeta virtual», «Hechicero poeta», «Las palabra son puentes»)…

    Finalmente, en la última parte del poemario vuelve al lirismo profundo lleno de imágenes. Los poemas se van transformando en una forma de conocimiento intuitivo que nace de la contemplación de los seres y las cosas, una forma de revelación mediante un lenguaje esencial y simbólico («Si me ves cansada», «Noche», «Abre los ojos», «Existencial», «Esta negra emoción», «La vida, carnaval», «Vacío», «Disyuntiva», «Si te dicen que he caído», «Llanto», «No hay tiempo que perder»)…

    Ángel Rodríguez González

    Profesor de Castellano, Licenciado en Letras,

    Magíster en Letras con mención en Literaturas Hispánicas,

    Doctor en Filosofía y Letras con mención en Filología Hispánica.

    A Juan Antonio,

    por todo lo bueno

    que ha hecho florecer en mí.

    Para aprender a volar 

    sólo hace falta un cielo,

    un sueño y el coraje

    para enfrentar el viento.

    I

    Escribo

    con necesidad imperiosa

    porque la palabra

    se abre en mi centro

    como flor inquieta,

    es carbón encendido

    de hoguera eterna.

    Poética cascada

    que imparable surge,

    me inunda y doblega

    mi espíritu.

    Primero pájaro

    Antes de ser mujer

    yo he sido pájaro,

    vivía por los aires

    ligera, aleteo errante,

    silbido al viento

    acariciando el cielo.

    Ahora en mi nuevo estado

    ya no se me ve el plumaje

    pero mi corazón

    sigue siendo ave

    con las alas abiertas

    para el vuelo.

    Surjo desde mí

    Surjo desde mí,

    con la voluntad del ave

    en su travesía migratoria,

    batiendo las alas enérgicas

    en azulada turbulencia

    y el vigor del rítmico ejercicio

    me sostiene, me empuja

    me eleva, me salva.

    Surjo desde mí,

    no desde la resignación

    ni desde el naufragio,

    vengo desde la profundidad

    de mi mirada que ve

    más allá de

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