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Valdés, babor y estribor de guardia
Valdés, babor y estribor de guardia
Valdés, babor y estribor de guardia
Libro electrónico408 páginas4 horas

Valdés, babor y estribor de guardia

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¿Y tú?, ¿dónde hiciste la mili? ¡Pues yo la hice en...!

La Marina utilizó un reclamo publicitario con el eslogan: ¡Muchacho, la Marina te llama! Era una opción para alistarte como voluntario y formarte como profesional en la Armada. Ya que más pronto que tarde te iban a llamar a filas. El servicio militar era obligatorio. Una salida y otra posible opción más de vida a la ya difícil situación, tanto laboral como política, para los jóvenes en aquella época de los años 1971-1974.

Este libro cuenta y relata la vida y las aventuras de un cabo rojo de máquinas, y también de sus compañeros, desde su formación en la escuela de máquinas en Ferrol del Caudillo hasta su licenciamiento a bordo, en el destructor Almirante Valdés de la 21 escuadrilla de destructores de la Armada, también llamados los cinco latinos.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento16 oct 2019
ISBN9788417947675
Valdés, babor y estribor de guardia
Autor

Santiago Achón Masana

Santiago Achón Masana nació en el número cinco de la calle Dels Arbres de Esparraguera, Barcelona, en 1952. Autodidacta por convicción, Memorias de lo Poyo es el comienzo de su aventura literaria.

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    Valdés, babor y estribor de guardia - Santiago Achón Masana

    Introducción

    Los datos que se detallan cronológicamente por fechas, horas y lugares son reales.

    Son sacados de mi dietario (cuaderno de bitácora, diario de navegación) que escribí durante este tiempo.

    Agradecimientos

    A mi madre, por su entrega, por su paciencia, y por muchas cosas mas.

    A mi padre, por sus consejos.

    A medida que van fluyendo los recuerdos debo hacer un gran esfuerzo en ser lo más objetivo posible.

    A medida que voy escribiendo, los recuerdos van fluyendo, son inevitables, te acompañan toda la vida, y cuando vas forzando la memoria aparecen aquellos que habías olvidado o realmente no querías acordarte de ellos.

    Hay muchos personajes que han pasado por mi vida y sobre todo en momentos muy concretos, que te hacen soñar, te emocionan, y te hacen reír después de tantos años.

    Mientras vas escribiendo vuelves a revivir aquellos momentos, y te haces la pregunta ¿Qué será de…? ¡Cuántos años han pasado, desde aquel día que nos despedimos, y nos decíamos mutuamente…. acuérdate de escribirme…!

    No puedo dejar de mencionar.A la chica que en aquella época hizo que Tarragona fuera la única ciudad del mundo para mi.

    Este libro no estaría completo, sin que ella forme parte de su esencia, pues influyó en la tomas de decisiones e impregnó cada minuto de mi vida militar.

    Las circunstancias de la vida hicieron que, finalizado mi compromiso con la Armada, siguiéramos por caminos diferentes.

    La afición a escribir, en una parte se la debo a ella, pues fueron cientos de cartas, las que intercambiamos. Gracias, Montse.

    Ya embarcado— A la madre y al padre, de Pedro J. Fernández Herrera, de Palma de Mallorca compañero en la frigorífica del Valdés.

    Por su atención, las veces que llegamos a puerto de Palma de Mallorca.

    Y muchos años más tarde, por su recibimiento, cuando los fuimos a visitar en Son Serra.

    En el cuartel de instrucción — A La madre de. Antonio Acosta Huelva, de San Fernando, Cádiz Por la cena de aquella noche, antes de regresar al cuartel.

    Vuelvo a mencionar a mi madre, que más de una vez hizo lo mismo con mis compañeros del Valdés.

    También a esos conductores, que respondían de la misma manera y hacían lo mismo que habían hecho con ellos y que, circulando por la N—340, amablemente y desinteresadamente, me subieron y me llevaron en sus coches, algunos en tramos muy cortos, y otros en tramos más largos, en esas largas, frías y oscuras noche de invierno en la soledad de la carretera.

    Aquellos compañeros, que lo fuimos, pero que con el paso de los años, la memoria les traiciona.

    A los compañeros de la dotación del Valdés de esa época,a quienes hoy nos sigue uniendo la amistad.

    Y por último, a Rafael Sierra, (Faly) por su amistad, por su memoria y aportación.

    La decision

    Estaba cerca del día de ser llamado a filas, estamos en el año mil novecientos setenta y uno.

    Había dos opciones ; ir a la fuerza cuando entrara en sorteo, o ir voluntario.

    La situación en la que estaba,y el resto de jóvenes, por el hecho de que la Mili era obligatoria, era también una incertidumbre, te coartaba cualquier posibilidad de hacer planes, la posibilidad de encontrar un trabajo que fuera estable o seguir estudiando.

    La primera cosa que te pedían cuando tenias una entrevista de trabajo era si habías hecho el servicio militar,como condición para trabajar con contrato fijo,» si lo encontrabas» el resto de trabajos eran esporádicos en la mayoría de sitios.

    Los empresarios sabían que, más temprano que tarde, se quedaban sin trabajador, y tenían que volver a poner otro en su sitio, las perspectivas no eran buenas para nadie, pues una vez finalizado el servicio militar, nadie sabía si se volvería a reincorporar al mismo trabajo. No haber hecho el servicio militar te perjudicaba en todo proyecto personal, empezaras lo que empezaras, sabías que, en un momento u otro, tendrías que dejarlo para ir a la Mili.

    Las perspectivas de trabajo no eran halagadoras por el sector, la edad tampoco, demasiado joven para todo.

    El futuro lo veía negro, la situación política no era la mejor, el final del franquismo estaba cerca, una sociedad poco evolutiva o nada.

    Las instituciones eran nada propensas a aceptar formas de pensar diferentes, y menos aceptar opiniones que no fueran las ya preestablecidas. Todo estaba prohibido, llevar el pelo largo era ser sospechoso.

    El derecho a manifestarse, perseguido, la pena de muerte todavía no había sido abolida.

    La gente con pensamientos diferentes al régimen, vigilada. etc., etc.

    Posibilidades de que encontraras ayuda para orientarte,eran escasas o nulas,en la situación personal tampoco, no veía salida a nada. todo era complicado, o la misma juventud hacía que se nos hiciera complicado.

    Cuanto antes haga el servicio militar antes estaré libre, creo que pensaban la mayoría de jóvenes en edad de incorporase a filas,por lo menos yo.

    El grupo de amigos habitual, y más cercanos estaba en la misma tesitura.

    Era el tema de conversación más habitual,…¿Qué hacer? ¿Adonde ir? y una gran mayoría decidimos irnos voluntarios.

    Y por qué no,probar fortuna dentro de las fuerzas armadas.

    Otra opción más de buscarse el sustento si en la vida civil, hay pocas posibilidades, y no las sabes ver.¿Por qué no, en la vida Militar?

    Del grupo de amigos cada cual decide por un cuerpo diferente.

    Decido alistarme como voluntario en la Armada. (El eslogan era. «Muchacho, la Marina te llama») Salva, se alistó seis meses antes. En la última convocatoria nos alistamos Chemari, Castillo, Negro y otros que no recuerdo su nombre, y un servidor.

    Otros eligen el Ejército de tierra, como Paquito.

    Otros deciden seguir la tradición de sus padres, ingresan en la guardia civil, como Valentín y otros compañeros cuyos padres también eran del cuerpo.

    Corría el año mil novecientos setenta y uno y, harto de muchos conflictos de juventud,

    El día diez de agosto (de mil novecientos setenta y uno….)

    La solicitud de ingreso

    Solicito una hoja de ingreso en la oficina correspondiente de Marina.

    El 10 de agosto de 1971, con 19 años, firmo la solicitud de ingresar como voluntario especialista en la Armada insertada en el D.O. Nº130 del 11 de junio de 1971.

    Adjunto y pego una póliza de tres pesetas. Además, debo adjuntar una declaración jurada de que no estoy alistado a otro ejército, que no padezco enfermedad alguna infecto contagiosa o alguna inutilidad física.

    Además de la solicitud, los siguientes documentos:

    La autorización paterna, para ingresar como especialista en la Armada.

    Certificado de buena conducta.

    Y, finalmente, escrito a puño y letra, los motivos por los cuales deseo ingresar en la Marina…….Deseo ingresar en la Marina porque ……..

    Eran todos los documentos, para que formaras parte de la selección, y requisitos para cubrir, si quedaban, plazas en el último reemplazo de voluntarios de 1971

    Tengo que puntualizar que Chemari, hijo de marino mercante, estaba interno en un colegio de Murcia,y veraneaba en los Nietos, con su madre y hermanos, su casa, pegada a la arena de la playa, casi tocaba el agua del Mar Menor, éramos buenos amigos y juntos habíamos pasado más de una aventura.

    Chemari,estaba harto de estar interno, y ya me había advertido de que…

    —¡¡¡Si tú, te vas a la Marina, yo me voy contigo.

    Yo, ya sabía que no era posible, porque su padre no podía firmar la autorización.

    Creo que nunca llegué a conocer a su padre.

    —¡¡¡Sin que te autorice tu padre y te firme los papeles, no es posible

    —¡¡¡Sí que es posible.

    —¡¡¡Yo me voy, contigo. Ya lo verás.

    No hay tiempo, porque tu padre está navegando y no va a venir a firmarte los papeles, tendrás que esperar que venga, y alistarte en la próxima convocatoria.

    Hacía un día o dos que yo ya había enviado mi solicitud de ingreso.

    Fuimos juntos a solicitar la mismos documentos de ingreso.

    Los rellenó, en su casa, y buscó un documento donde estuviera la firma de su padre.

    Se pasó un buen rato ensayando la firma, hasta que consiguió aproximarse bastante, una vez que lo hizo, firmo la autorización, el certificado de buena conducta no lo tenía, pero se comprometió por escrito a que en, cuanto le llegara, lo remitiría.

    Ese mismo día envió toda la documentación, y a esperar la respuesta.

    Pocas semanas después es aceptada mi solicitud de ingreso como voluntario, la aprobación viene ya con la fecha y hora de ingreso en el cuartel de instrucción de San Fernando, en Cádiz.

    Dos días mas tarde, Chemari viene a verme, supercontento.

    ¡¡¡Te dije que me iba contigo a la Marina, y me voy.

    Me han aprobado la solicitud de ingreso, ó sea, que nos vamos juntos.

    ¡¡¡Enhorabuena… qué cojones que tienes.

    Con Castillo estuvimos juntos en el mismo colegio.

    Mediados de septiembre, de 1971 decido cambiar de aires. La decisión está tomada, ya no hay marcha atrás, quiero tener, antes de ingresar en la Marina, otra visión de las cosas y de la gente, entre Murcia y mi añorada tierra, Cataluña. Qué mejor que ir a casa de mis tíos en Tarragona, antes de ingresar en la armada.

    Llamo a mi tío, y le comento mis intenciones.

    —No hay problema, ven cuando quieras, fue su respuesta inmediata.

    Mis padres aceptaron que cambiara de aires y me fuera a casa de mis tíos.

    Paso en casa de mis tíos un mes aproximadamente y regreso a casa de mis padres el día 18 de octubre de1971.

    El día veinte me desplazo a Murcia a despedirme de mi hermano Jordi,que está estudiando en la Universidad, posiblemente tardaremos en volver a encontrarnos.

    Quedan pocos días para estar con la familia y los amigos.

    El 27 de octubre desde Cartagena junto a un grupo de amigos, Chemari, Castillo y alguno mas del que no recuerdo su nombre,embarcamos en el tren todos con el mismo destino: Cuartel de Instrucción de San Fernando, Cádiz, un viaje tranquilo, el primero de larga distancia de mi vida (mas allí de visitas familiares)

    Todos con los mismos «problemas,» las mismas ilusiones y con las mismas ganas de aventura.

    Atrás queda todo, la familia, el resto de amigos, el lugar habitual de tu vida cotidiana, en busca de lo desconocido.

    Por las diferentes estaciones de capitales o poblaciones en que para el tren,se ve a jóvenes subir a los diferentes vagones de pasajeros, con las mismas características, una bolsa de mano, que les delata.

    De Cartagena a Murcia,el tren se dirige a Madrid y en Alcázar de San Juan hacemos trasbordo al que va a Cádiz.

    En una parada hay un grupo de jóvenes esperando en el andén, nuestro vagón para frente a ellos.

    —Seguro que esos tienen pinta de Quintos…es el comentario que todos hacemos

    Se suben a nuestro vagón, todavía quedan asientos libres.

    —Al preguntarles, ¿Vais para San Fernando?

    —¡¡¡Sí, y vosotros, lo mismo.

    ¿Voluntarios ¿

    —Noooo, que vaaaa…por Quinta…..y a la fuerza.

    —¿Y, vosotros?

    —¡¡¡Nosotros, Voluntarios.

    ¡¡¡Hostia!!!

    —Voluntario…….Ni para comer, responden casi a la vez los seis o siete que forman el grupo de Quintos.

    Ya somos más en el vagón, que entre todos animamos, el viaje resulta menos monótono

    Y de vez en cuando, un chiste hace saltar las carcajadas, del resto de pasajeros.

    El tren va parando en diferentes estaciones y los pasajeros van subiendo y bajando.

    Algunos de los pasajeros que se bajan.

    Nos desean, buena suerte.

    ¡¡¡Que tengáis suerte….

    ¡¡¡Yo, ya la hice …

    ¡¡¡Mili la que hice yo cuando terminó la guerra, no pasábamos hambre, decía mientras andaba por el pasillo, hacia la puerta de salida.

    Llegamos a Cádiz, buscamos donde dormir, no nos quedó mas remedio que dormir en un Hotel,las pensiones solían estar llenas ya que no éramos nosotros solos los que íbamos hacia el mismo Cuartel de Instrucción, los voluntarios éramos pocos, los forzosos a montones, unos miles,de diferentes cuerpos.

    Al día siguiente veintiocho de octubre de mil novecientos setenta y uno, cogimos el autobús que iba a San Fernando y una vez allí,directos a ingresar al Cuartel de Instrucción de Marinería de San Fernando.

    Cuarenta y cinco días de «hotel» con pensión completa gratis nos esperaban.

    Un suceso destaca de Octubre de 1971

    Los trabajadores de la fábrica de coches Seat, en Barcelona,se declaran en huelga, reivindican mejoras sociales y salariales.

    La respuesta del gobierno fue ;

    La policía (los grises) ocupan la fábrica en su totalidad, la represión es brutal

    Estamos a finales del año mil novecientos setenta y uno, el régimen franquista se resiste a dar el paso hacia la democracia.

    Los grises no dudan en reprimir las manifestaciones utilizando sus armas de fuego.

    Hay asesinatos por parte de la policía contra los manifestantes.

    Los próximos años serán muy duros.

    Cuartel de instrucción

    La mañana del veintiocho de octubre de mil novecientos setenta y uno,.ingresamos una cantidad ingente de jóvenes de paisano con su bolsa de mano, la mayoría eran los Quintos y los voluntarios a la fuerza,y entre ellos nosotros, seiscientos noventa voluntarios especialistas.

    Cada cual con sus mínimas pertenencias civiles.

    Llegamos a la hora prevista.

    La entrada al Cuartel y el interior era un hervidero de chavales jóvenes, todos mas o menos de la misma edad y venidos de diferentes puntos, seguro que en ese gran patio están representadas todas las Regiones de España.

    El patio de armas, se lleno en poco rato.

    Sargentos y cabos eran los mandos militares que nos recibieron.

    ¡¡¡A, FÓMAR, A, FORMAR!!!, esas eran la primera palabras que se escucharon.

    —Vayan formando, por aquí, nooo, por allí, allí no, aquí, aquí.

    —¡¡¡Que ya no están en su casa, corran.!

    —¡¡¡Venga, Venga, que no es para mañana.!

    —¡¡¡Que tenemos mucho que hacer hoy.

    —¡¡¡Que esto no es,…la entrada del cine, muévanse.

    —¡¡¡Que ya no tenéis quince años.

    —¡¡¡Los mas altos delante los mas bajos detrás.

    —¡¡¡Las manos fuera de los bolsillos.

    En poco rato «la anarquía» que había en el patio, se fue trasformando en silencio, y en diferentes formaciones unas paralelas a las otras, las que serian las nuevas brigadas de quintos, y voluntarios.

    ¡¡¡Peerooo…faltaba algo.

    Una vez formadas las brigadas con sus pertenecías en la mano, todos vestidos como es de esperar de civil, y cada cual con su estilo, todas las formas se podía decir que estaban allí representadas, todos los colores de vestimentas, todos los diferentes Luc de pelo, pelo largo, pelo súper largo, pelo corto, pelo más corto, otros que ya se habían cortado los más corto posible pensando que les darían un premio, pero lo que no sabían es que no era todavía lo suficiente.

    Todo aquel cúmulo de gente estaba allí formada en el patio, esperando que se les dijera lo que tenían que hacer.

    Y, empezaron las normas y las formas.

    Los Sargentos de todas las brigadas, cada cual dirigiéndose a la suya, repetían todos lo mismo, prácticamente al unísono.

    —¡¡¡Bienvenidos al Cuartel de Instrucción de San Fernando, durante cuarenta y cinco días, esta va a ser vuestra casa. Cuanto antes os adaptéis, mejor para vosotros.

    —¡¡¡Srs. una vez pasada esa gran puerta, que todos ustedes acaban de atravesar,detrás de ella han dejado su vida civil y sus normas, a partir de este instante solo se regirán por el código militar.

    —¡¡¡Allí, señalando con el dedo. La gran puerta de entrada, junto al cuerpo de guardia.

    —¡¡¡Allí, allí …afuera han dejado colgados los cojones.

    —¡¡¡A partir de este instante se dirigirán a sus mandos, por la graduación que ostentan.

    —¡¡¡Mi nombre es … Vaca, Sargento primera, de minas, y desde este instante y hasta el final de la Instrucción, seré su superior.

    Cualquier problema que tengan, pueden dirigirse a mi y yo les atenderé, con mucho gusto.

    ¿De acuerdo?

    ¡¡¡Si,… mi Sargento.!

    ¡¡¡No les é oído.

    ¡¡¡SI MI SARGENTO, responde toda la «brigada» a la vez

    ¡¡¡Muy bien.

    ¡¡¡Empezamos!!!

    En todas las Brigadas se hacen los repartos de dormitorios,Sollados, y el orden de camas.

    Vayan a sus dormitorios, busquen su cama y dejen sus pertenencias en las taquillas, y regresen al patio al mismo sitio, tienen diez minutos.

    ¡¡Roooompaaan filas!! ¡¡Ar¡¡

    El caos se apodera otra vez del patio pero esta vez es mayor, todo el mundo sale corriendo en diferentes direcciones, la mayoría en el sentido contrario del que debería.

    —Dentro del dormitorio, el caos es similar todo el mundo busca, su cama y su taquilla.

    —¡¡¡Esta es la mía.

    —¡¡¡No, no, es la tuya, que yo duermo aquí.

    —¡¡¡Arriba o abajo

    —¡¡¡Yo prefiero abajo,

    —¡¡¡Pero si te marca arriba

    —¡¡¡No, yo prefiero abajo, ¡Por qué no cambiamos

    —¡¡¡De acuerdo, me es indiferente, pero la taquilla no te la cambio

    —¡¡¡De acuerdo.

    —Todo se ocupa provisionalmente, ya habrá tiempo de asentarse.

    Los diez minutos han pasado rapidísimo

    El cabo primera, que acaba de entrar, será el que tendremos también en la brigada y es el que empieza a meternos prisa, para que volvamos al patio a formar.

    ¡¡¡Venga, Venga, a formar, no (os preocupéis). Siiii….teeendréiiiis, mucho tiempo para arreglar vuestras cosas.

    —Vuelta al patio a formar.

    Un poco de esquema de distribución del cuartel de instrucción.

    Un gran portalón daba entrada al recinto, En la misma entrada estaba el cuerpo de guardia, una vez pasado el cuerpo de guardia se accedía a un enorme patio, donde se hacia la instrucción. Sin moverte, frente a ti, al fondo de todo, el edificio de dos plantas de suboficiales y en centro el mástil de la bandera, podría decirse que el mástil era el punto de separación entres unos edificios y otros, a mano derecha tres edificios y sollados de dos plantas para los marineros por quinta, los forzosos, también el gimnasio, a la izquierda tres edificios también de dos plantas y sollados para los voluntarios, a los que íbamos destinados nosotros. Entre edificio y edificio un espacio ajardinado los separaba.

    En la parte trasera del edificio de oficiales se encontraban el resto de espacios, que terminaban de formar el conjunto del enorme cuartel.

    Los arcos que bordeaban prácticamente todo el perímetro del patio, tal vez era la parte arquitectónica mas característica.

    Y quÉ decir que todos lo monumentos eran piezas de artillería relacionados con los buques de guerra, como los tubos lanza torpedos, etc

    El comedor, las letrinas, la cantina, la zona deportiva, la piscina, el barco de hormigón como monumento, los canales, que daban a las marismas, con el embarcadero, donde estaban los botes amarrados con los que se hacían en su momento las prácticas de remo.

    Los jardines servían de «aulas», sentados en el suelo nos daban las lecciones de canto, entre otras «asignaturas « aprendimos La salve Marinera.

    Seccion de peluqueria

    Vestidos todavía de paisano, y en formación, nos llevaron a la Carraca,un centro habilitado para la vestimenta de los nuevos marineros un buen tramo andando nos separaba del cuartel, un puente que atravesamos formaba parte del paisaje de las marismas antes de llegar a nuestro destino. Una vez llegados a este centro…

    ¡¡¡Fiiirmeees!!!..Bien ¡! Ya habéis ocupado la que será vuestra casa los próximos cuarenta cinco días.

    ¡¡¡Ahora toca corte de pelo.

    Diríjanse todos a la peluquería allí en orden de turnos les cortarán el pelo

    Una vez cortado el pelo, vayan a la sastrería donde le darán los uniformes etc, etc

    Los compañeros de viaje los había perdido, cada uno había sido destinado a una brigada diferente, no sabíamos nada los unos de los otros.

    Estén atentos a las llamadas de los altavoces para la próxima formación.

    ¡¡¡Roooompaaaan Fiiilaaaas!!¡¡Ar!!

    Y, así de golpe pasas a cumplir ordenes.

    Ya no vas solo a ningún sitio, sino en grupo.

    A pelarse y a cambiar de uniforme civil por el que será nuestro definitivo traje,

    A partir de ahora ya no tendremos que preocuparnos por elegir colores.

    Tampoco preocuparnos por el corte de pelo.

    Tanpoco por la ropa.

    Una vez llegado a la peluquería, por una parte salían los ya pelados, y por otra los que iban entrando a pelarse.

    Nos añadimos a las filas existentes, las cuales no se entretenían, y avanzaban rápido

    «Un montón de peluqueros» nos esperaban maquina eléctrica en mano, junto a una silla y junto a ella una montaña de pelos, que ya les habían arrebatado a sus dueños

    Cuando te tocaba el turno, una vez sentado en la silla.

    —Algunos con mucha educación, y como no, con coña.

    —Te preguntaban como quiere que le corte el pelo señor.

    —Pues, a mi me corta dejándome la raya al lado.

    —Pues, a mi no, me lo corte a la navaja.

    —Pues, a mi no me corte mucho de arriba.

    —Pues, a mi, mi peluquero en el pueblo siempre me lo lavaba antes de cortar.

    A los que más nos gustaba la coña buscábamos el estilo de pelo que queríamos

    La respuesta era evidente: Lo que usted mande caballero.

    Un ruido de máquinas eléctricas todas a la vez se pusieron a funcionar

    En un santiamén todos teníamos la cabeza como una bola de billar, y nuestro cabello pasaba,a incrementar la altura de esa montaña de pelo.

    Los espejos no existían, por lo tanto no podías verte, mientras el peluquero de turno te arrasaba la cabeza como, Atila (el rey de los unos,) arrasaba por donde pasaba.

    De reojo veías al resto de compañeros, que hacían lo mismo que tú,mirarte de reojo. Lo que veías eran exactamente lo que te estaban haciendo.

    Las máquinas de pelar las veías entrar, como si fueran coches de carreras,todas a la misma vez y con la misma rapidez,por la parte de atrás de las cabezas y en un instante ya estaban en la frente, lo primero que veías era un surco en cabeza ajena, y un montón de pelo salía lanzado hacia la montaña de pelo que estaba en el suelo.

    Entraban la máquinas hábilmente, se giraban, y ahora iban al contrario, de la frente hacia el cogote, luego pasaban a rematar la faena, por las patillas hacia arriba,los laterales y

    Vualá!!!…la cabeza se había transformado en una bola de billar

    Algunos,muy cuidadosos de su pelo, se habían pelado según su peluquero de la vida civil, a lo militar. Estaban convencidos de que se iban a salvar del corte de pelo.

    Y cuando les tocaba su turno de sentarse en la silla a pelarse, seguían estando convencidos de que a ellos no los pelarían.

    —¡No me irás a cortar el pelo!... mira como lo llevo, si no hay donde cortar, es excesivamente corto, insistían, para que no se lo cortara,

    —¡¡¡Tu peluquero civil, lo que ha hecho ha sido tomarte el pelo

    —¡¡¡Nosotros eso aquí no lo hacemos.Te falta el toque

    —¡¡¡Y… encima lo hacemos gratis, verás que bien te queda.

    Ras, ras y otro ras, ras, en un instante, la cabeza brillaba.¡Ves como no te lo había cortado bien, tu peluquero, date cuenta la cantidad que te había dejado.

    —¡¡¡Ahora sí.

    —¡¡¡Venga, el siguiente.

    —¡¡¡Ya está!!, ¿tiene espejo para ver como he quedado?

    Eso cuando vayas a las duchas, respondía el peluquero.

    Que le debo. Esto es cortesía de la casa.

    ¡¡¡Gracias!!!

    De la peluquería, corriendo hacia la sastrería.

    Sastreria corte

    y confeccion

    Prácticamente el grupo que había entrada a la peluquería salía al unísono hacia la sastrería.

    Otro grupo de «sastres» te estaban esperando. Te tomaban las medidas : —Con la cinta métrica, llamada ojímetro.

    El sistema era el mismo.

    —Al señor como le gustaría el traje y en qué color.

    —Pues, a mi me gustan los colores claros haciendo juego con la corbata.

    —Pues, a mi me gusta más el clásico.

    —Muchísimos no se atrevían a decir nada, era la primera vez que tenían alguna relación con el tema militar,eran los quintos a la fuerza, y los que no lo eran también.

    —Pues yo, me compro los trajes en el Corte Inglés.

    —Pues yo, prefiero mi traje de Gales, haciendo juego con el bolso de mano.

    —Pues a mi, es el traje a rayas, el que mas me gusta.

    —La coña estaba servida.

    —Lo siento señor, lo que usted nos pide se terminó.

    —Solo nos quedan tres tallas de color gris,tres tallas de color azul,y tres blancas.

    La elección, era que no había elección.

    —¡¡¡Esto es lo tuyo y desaparece de aquí, que hay gente esperando.

    —¡¡¡Te das cuenta Castillo, que mala educación a la próxima, me voy a la boutique del

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