Prófugo Aventurero

Por Juanita de la Vega Bünzli, Patricia Greco y Ignacio Michael Acuña

Una muchacha ensangrentada bajo el puente, padres ofreciéndole una pared en vez de una puerta, el miedo de ser culpado de un crimen que no cometió relampagueando en su mente; catapultan al joven Peter Walters a un torbellino de viajes, aventuras, oficios extraños y personas peculiares por el cual el autoconocimiento y la madurez reman al unísono, desde México hasta Chile en su transición de muchacho a hombre a través de una huella tan profunda como propia, mientras se conecta con los paisajes más misteriosos y escucha las historias más insólitas de seres sin opción entregados a la doble vida bajo la álgida sombra de ese pasado, al cual nuestro estimado protagonista trata de regresar con luz, experiencia y saber luego de huir con miedo, desesperación e incertidumbre.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 23 oct 2018
• ISBN: 9781506527147

Juanita de la Vega Bünzli

Esta es la séptima novela de Juanita de la Vega Bunzli. La autora es una persona de carácter alegre, positivo y frondosa imaginación. Actualmente reside con su esposo en Fullerton, Sur de California. Después de haber viajado y residido en numerosos países. Madre de tres hijos adultos y seis nietos. Posee tres nacionalidades, argentina, suiza y estadounidense.

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Copyright © 2018 por Juanita de la Vega Bünzli, Patricia Greco, Ignacio Michael Acuña.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:    2018912316

ISBN:                  Tapa Blanda                     978-1-5065-2715-4

                            Libro Electrónico            978-1-5065-2714-7

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coin-cidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido uti-lizados en esta obra de manera ficticia.

Fecha de revisión: 22/10/2018

Palibrio

1663 Liberty Drive, Suite 200

Bloomington, IN 47403

787001

Índice

Mexico

Honduras

Nicaragua

Costa Rica

Panamá

Ecuador

Perú

Chile

Dedicatoria

A mi padre, obrero rústico, humilde, trabajador y esforzado hijo de esta tierra Chile, que con sacrificio me crió solo y me dió lo mejor de sí para que yo pudiera cumplir mi sino. Gracias padre. Ignacio Michael Acuña

Prófugo Aventurero

Habíamos recorrido varias millas desde que traspasamos la frontera de México en Tijuana para regresar a mí país, Erick y yo no cruzamos ni una palabra. En mi caso sentí mi garganta paralizada por el estrés debido a la angustia recién sufrida, mientras tanto, mi mente, exaltada, establecía escenas incuestionables acerca de los próximos conflictos a los cuales afrontaría. Conforme avanzábamos hacia otro melodrama, mi pulso latía enérgicamente. Al respecto, no me equivoqué, fue un tremendo esfuerzo desafiar al agente de inmigración; contestando preguntas de habilidad y destreza en medio de un esfuerzo mental colosal, ya que no todo lo que afirmábamos era exactamente la pura verdad.

- ¿Son ustedes ciudadanos de los Estados Unidos de Norte América?

- ¡Sí! - contestamos a coro, confiados en que no podía haber sospechas, las razones eran lógicas: hablábamos perfectamente inglés sin acento y nuestro aspecto físico nos ayudaba.

- ¿Cuál fue el motivo de su visita a México y por cuánto tiempo visitaron ese país? - inquirió el agente de inmigración.

Erick tomó la palabra y sin titubear, respondió de manera sumamente casual:

-Pues… solamente unas horas para almorzar, comprar algunas piñatas y visitar a antiguos amigos, también asistimos a las carreras de perros.

-¿Traen alguna fruta, plantas o algún animal u…otra mercancía?

- Nada de eso, ¡NO! Cruzamos la frontera y visitamos ese país con el único propósito de pasarlo bien, saboreando unos taquitos y una que otra margarita, eso sí, fuimos bien atendidos y nos hallamos a gusto en buena compañía.

Mientras llevábamos a cabo esta interrogación, los perros entrenados para detectar elementos extraños olfatearon alrededor del vehículo sin hallar nada.

-Entonces pasen adelante, aunque… no registro en mi memoria… ¿cómo dijeron ustedes que se apellidaban?

-Erick Roberts –respondí, señalando a mi amigo- y yo soy Peter Walters.

-Pasen adelante- dijo, luego abría la compuerta de la garita de entrada con amigable y cordial sonrisa, deseándonos buen viaje tras brindarnos su bienvenida. El detalle más importante fue el hecho de que el oficial de inmigración no solicitó documentos.

No fueron solamente unas horas, diez largos años habían transcurrido desde que inesperadamente huí para no caer culpable de un crimen que no cometí. En aquel entonces, ante tal tragedia, el pánico me cegó y sin pensar o meditar las consecuencias, resolví escapar refugiándome en México. Tenía entonces quince años y abandoné mi hogar, sin dejar pista alguna acerca de mi súbita desaparición. Lamentablemente lo llevé a cabo, abandonando cobardemente a mis padres y familiares; seguramente ceñidos en una profunda angustia.

Acaecidos tantos años, cansado, agotado de mis andanzas y con un cargamento de experiencias, regresé por la misma frontera de la cual huí con el propósito y la esperanza de poder entrar sin presentar documentación de identidad.

Unos días antes, mientras buscaba la manera de cruzar la frontera, en las playas de Tijuana, conocí a Erick. Apenas se enteró de mi historia, de buena voluntad, se ofreció a ayudarme. Mi intención era volver y entregarme a las autoridades para declarar haber huido sin reportar la escena de un crimen; no sin antes llegar a la casa de mis padres, quienes residían en la pequeña localidad de Rainbow, situada a una hora de la línea divisoria.

Todo comenzó cuando me enamoré perdidamente de una compañera de la secundaria: Susan. Me encontraba con ella de vez en cuando a la salida de la escuela. Sus clases terminaban una hora antes que las mías y ella en bicicleta llegaba a nuestro lugar convenido: el puente de un arroyo. En uno de esos días, acordamos encontrarnos luego de cumplir nuestra jornada escolar, feliz, pedaleé a su encuentro. Me sorprendí al no verla en primera instancia. En cuanto me asomé, desde el puente, la contemplé inmóvil tirada en el suelo. Corrí inmediatamente a auxiliarla, sin embargo la encontré cubierta de sangre con una herida en su garganta. Enseguida me agaché para moverla pero con espanto vi que todo estaba muy mal, en un estado irreversible. Confundido y envuelto en pánico, con mis manos manchadas de sangre, dentro de ese torbellino de pavor, no encontré otra alternativa excepto huir hacia la frontera, estaba convencido de que me culparían de asesinato. En el arroyo lavé mis manos y sin documentos, sin ropa y sin dinero y desconociendo el idioma español, comenzó mi osada aventura.

Mexico

Escuché muchas veces que Tijuana es una ciudad con fama de ser muy peligrosa (y más viciosa). Es también el lugar favorito para los indocumentados al momento de poder entrar al otro lado