Doce Uvas a Punta De Metralla: Otros Títeres De La Guerra

Por Rebecca Minichini Ingelmo

Los sucesos de Chiapas nos han sorprendido a todos, lo mismo a los mexicanos que a los observadores extranjeros. Cierto, tenamos noticia de la existencia de graves conflictos sociales y de repetidas querellas y choques entre las distintas fuerzas en pugna en esa provincia; sin embargo, ninguno de esos disturbios pareca constituir una verdadera amenaza a la paz de ese estado y menos a la de la nacin. De pronto, de la noche a la maana, nos enfrentamos a un movimiento armado y preparado cuidadosamente con meses de anticipacin y despus de aos de indocrinacin. No estamos ante una revuelta espontnea sino ante una accin militar predeterminada. Cmo explicar lo que ha ocurrido? No es fcil responder a esta pregunta. Nuestra informacin es todava muy incompleta y nos faltan datos esenciales

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 21 nov 2013
• ISBN: 9781463364182

Rebecca Minichini Ingelmo

Rebecca Minichini Ingelmo Nació en la Ciudad de México en 1961. Estudió restauración de obras de arte en la Escuela de Restauración, Conservación y Museología, Manuel del Castillo Negrete. En la Universidad Iberoamericana cursó los diplomados en: desarrollo humano; historia de la Ciudad de México; historia, literatura y arte virreinal. Desde hace seis años asiste al taller de creación literaria, dirigido por la escritora Beatriz Graf, primera novela: “Títeres de la Guerra”. En el 2010 obtuvo el primer lugar en el concurso de cuento de dicho taller.

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Copyright © 2013 por Rebecca Minichini Ingelmo.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:              2013914806

ISBN:                              Tapa Blanda                                                978-1-4633-6419-9

                                        Libro Electrónico                                       978-1-4633-6418-2

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Fecha de revisión: 14/11/2013

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A Fran y Xime, mis hijos.

A mi miss Beatriz, mi maestra.

A Lourdes, por animarme a relatar esta historia.

A Marisabel, por bautizarlo.

A María Eugenia, Rocío, Johan, Joaquín y Antonio por su apoyo y consejos.

A Toño, compañero incondicional.

A Ale, mi hermana.

A Evita, por su ayuda y creatividad.

A Juan Pablo, Ceci y Pablo.

El nudo de Chiapas

Los sucesos de Chiapas nos han sorprendido a todos, lo mismo a los mexicanos que a los observadores extranjeros. Cierto, teníamos noticia de la existencia de graves conflictos sociales y de repetidas querellas y choques entre las distintas fuerzas en pugna en esa provincia; sin embargo, ninguno de esos disturbios parecía constituir una verdadera amenaza a la paz de ese estado y menos a la de la nación. De pronto, de la noche a la mañana, nos enfrentamos a un movimiento armado y preparado cuidadosamente con meses de anticipación y después de años de indocrinación. No estamos ante una revuelta espontánea sino ante una acción militar predeterminada. ¿Cómo explicar lo que ha ocurrido? No es fácil responder a esta pregunta. Nuestra información es todavía muy incompleta y nos faltan datos esenciales…

Octavio Paz.

Salimos antes del amanecer. Nuestra primera escala sería en Río Frío, allí desayunaríamos para después continuar nuestro viaje hacia el sureste mexicano. Los cuatro niños se durmieron en la parte trasera de la camioneta Suburban azul adquirida por Juan para hacer este viaje. En la segunda hilera de asientos iban las niñas, Cecilia y Ximena, en la tercera, Pablo y Francisco.

Dos meses antes, Juan me había dicho:

-Rebecca, tengo pensado hacer un viaje a Chiapas, quiero que mis hijos lo conozcan y además pasar el año nuevo con mi hermana, ella vive en San Cristóbal de las Casas con su familia, estoy seguro de que tú y tus hijos lo disfrutarían muchísimo.

-Me encantará ir con ustedes. Siempre he tenido ganas de conocer Chiapas.

En la Escuela de Restauración había estudiado la fuente de Chiapa de Corzo, sabía que fue construida en el siglo XVI a imagen de la corona de la reina Isabel de Castilla. Quería ir al Cañón del Sumidero y conocer Chamula, me habían contado que está prohibido tomar fotografías, los indios creen que les robas el alma al quedar plasmada su imagen en el papel y antes de entrar a la Iglesia, debemos pedir permiso al mayordomo, es el encargado por un año; durante ese tiempo, la comunidad indígena trabaja sus tierras, para que él pueda desempeñar su oficio de tiempo completo. Qué oportunidad de vivir en carne propia esta experiencia, no sólo estudiarlo en libros, sino entrar a las iglesias, admirar esa cultura tan nuestra y tan lejana, tan mágica, tan incomprensible. A partir de ese instante comencé a saborear nuestra aventura, en ese momento no sabía lo que nos esperaba.

Juan se había divorciado hacía seis años, yo cinco. Cada uno con dos hijos. Los míos: Francisco y Ximena; los de él: Cecilia y Pablo.

Fran, de nueve años; delgado, con cabello rubio oscuro, ondulado y siempre corto, nariz recta, físicamente se parece a la familia de mi mamá. Inquieto, curioso, valiente, muy travieso, experto tirador con la resortera que portaba en la bolsa trasera del pantalón. Le encantaban las arañas, lombrices e insectos. Muy responsable tanto en la escuela como de su hermana, con un temperamento fuerte y al mismo tiempo sensible. Xime, de siete años; paciente, alegre, tranquila, artista de corazón y