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Angel Disfrazado
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Libro electrónico420 páginas6 horas

Angel Disfrazado

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LUCIA: Bella, carismtica y soadora, confa sus sentimientos, alegras y temores a un viejo cuaderno buscando tal vez, ser comprendida y apreciada por aquel, quien un da la valor como a una perla preciosa y al otro, la descuid por encerrarse en el mundo de sus negocios. El destino no le fue favorable; el mar de la vida, despoj de la concha a esta perla preciosa y la arrastr hacia el abismo de un acantilado profundo y oscuro, la muerte, de la que no pudo escapar.

Luca, tiene la vida de cualquier mujer comn y corriente; en su niez, la felicidad de tener una familia unida; en su juventud, los dilemas propios de la edad y en su edad media, los desafos a los que tiene que enfrentarse para mantener un equilibrio emocional. Desafortunadamente para ella, una energa negativa no se le apartaba y le obstaculizaba el paso hacia la felicidad total. Solo el amor verdadero podra sacarla del limbo al que haba sido condenada.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento17 abr 2015
ISBN9781463387204
Angel Disfrazado
Autor

Julieta Touma

JULIETA TOUMA, nombre de casada. Nombre de pila Julieta Gutiérrez Tabares; nacida en Colombia, se radicó en los Estados Unidos desde el año 1990. Formando una hermosa familia se dedicó como todo emigrante a trabajar duro para alcanzar el sueño americano. Persona analítica de las situaciones que ocurren en la vida cotidiana y amante de la lectura, se entusiasmó con la idea de imprimir en un papel, historias imaginarias, que no distan mucho de la realidad a diario vividas o en sucesos ocurridos en tiempos pasados. Con esta, su primera obra, espera llegar al corazón del lector ávido de misterio, amor y tragedia.

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    Vista previa del libro

    Angel Disfrazado - Julieta Touma

    Indice

    Introducción

    Capitulo I

    Capitulo II

    Capitulo III

    Capitulo IV

    Capitulo V

    Capitulo VI

    Capitulo VII

    Capitulo VIII

    Capitulo IX

    Introducción

    No lo puedo creer, es inaceptable, tremendamente doloroso, mi corazón está partido en pedazos. Madre te veo ahí como dormida, pero en un sueño de pesadilla.

    No hay razón justificable, para la bestia que te hizo esto. Que digo, bestia es un animal sin domesticar y un animal tiene más sentimientos que un humano, quienes somos, disque seres racionales.

    Dios es muy grande y algún día ese monstruo, tendrá que darle cuentas a Él, para quien no hay nada oculto.

    Veo a todas estas personas a mi alrededor y pienso, están aquí, por curiosidad, por cumplir un acto social, o porque te querían y admiraban mucho. No sé, pero cuando entré a este lugar, sentí todas las miradas sobre mí y podía oír sus murmullos diciendo "ya llegó, él es el hijo de Lucía, pobre muchacho; y la hermanita, ¿no vino? No saben que mi padre no quiso que viniera; está muy pequeña para poder asimilar esta situación.

    Minutos antes, cuando entré a la sala de velación, mis dos tías corrieron hacia mí para abrazarme y en medio del llanto, llevarme hasta el féretro donde yacías. Discretamente me les aparté, no quería oír lamentos y pésames; en este momento, la soledad era la mejor compañía. Estaba furioso por dentro, lleno de dolor y rabia. Como es posible que hayan dejado que esto te pasara a ti, tú que eras tan linda y dulce, ¿por qué? ¿por qué?

    Pasé la noche en vela junto a ti, acompañándote, queriendo una respuesta; lloré hasta el agotamiento, recordándote en mis sueños.

    Vamos Juan Camilo, hijo, despierta, ya es tarde para el colegio, son las seis de la mañana y el bus no demora en pasar, muévete, toma el baño y ven a desayunar. Hoy va a ser otro día de mucho calor, tenemos que estar lo más frescos posible. Si te manejas bien, cuando regreses vamos a comprar tu nueva pantaloneta de baño, pues tu papá prometió llevarnos a la playa este fin de semana, además…

    -"Juan Camilo despierta, es hora de que vayamos a casa a tomar un baño, desayunar y alistarnos para el funeral; será a las once de la mañana y ya son las seis.

    -Está bien tía, vamos

    Qué día tan triste, esta nublado, como nublada está mi alma; parece que va a llover; está muy ventoso. Probablemente el viento se lleve el agua hacia otro lugar, como por ejemplo a Valle Blanco y mi padre reciba el mensaje de que esta lluvia son las lágrimas de mi corazón, derramadas por la mujer que me dio la vida.

    El entierro fue muy sencillo y bonito, con muchas flores, destacándose, especialmente, un hermoso y gigantesco ramo de flores blancas y amarillas (las preferidas de mamá) que cubrían toda la caja. Después supe por mi tía, que fue mi padre quien las ordenó. Por lo menos, tuvo un detalle. Las personas que asistieron, de las cuales muchas también estaban el día anterior en el velorio, me parecieron más formales y sinceras, realmente llenas de un profundo sentimiento que me conmovió.

    Les agradecí a todos el habernos acompañado en este momento. Algunos querían saber cuánto tiempo iba yo a permanecer en esta ciudad, yo les expliqué que solo el necesario para recoger las pertenencias de mi madre.

    Después del almuerzo en casa de mi tía Karina, le pedí, me acompañara a la residencia donde mi madre vivió sus últimos días. En el recorrido hacia el lugar, pude observar un poco de lo que era la ciudad, que vio nacer y morir a mi madre y de la cual ella me hablaba tanto y en la cual estuve solo un par de veces cuando aún era muy niño. Las personas en este lugar se ven muy amables y honestas. Mi mamá vivía en una pieza alquilada; la casa estaba ubicada en un barrio de clase media. La dueña, doña Nina, una viuda, de porte elegante y amigable, rentaba el cuarto para tener compañía y ayudarse con unos pesos extras; me recibió con cordialidad y me llevó hasta la habitación que perteneció a mi madre.

    Sentí un escalofrió al entrar al lugar; en las paredes todavía estaban pegadas con cinta, las fotos de mi hermanita y yo desde cuando éramos niñitos, hasta la actualidad. Oh, mira, le dije a mi tía, la foto de mi primera comunión, sonriendo con una vela grande en la mano, en medio de mi papá y mi mamá, de fondo la imagen de la Santísima Virgen María; parecíamos muy felices; esta otra en la playa, me acuerdo muy bien, ese día estaba estrenando mi pantaloneta nueva de baño; mi mamá con su pancita tan linda, estaba a punto de dar a luz a mi hermanita. Esta otra foto con Nicole. Nicole quería mucho a mi mamá; llegaron a ser muy buenas amigas, las veo muertas de la risa, comiendo perros calientes; esta foto creo que fue tomada en una fiesta del cumpleaños de las mellizas de Quique. Tantas fotos, tantos recuerdos; sonrío y lloro al mismo tiempo; las lágrimas brotan desde lo más profundo de mi alma.

    Me quedo en silencio, entonces mi tía me pregunta, ¿quieres quedarte un ratico a solas? Yo le afirmo con la cabeza. Ella sale del cuarto y es entonces cuando siento como si una fuerza extraña me condujera a un lugar determinado; empiezo a husmear por todo el cuarto; de pronto veo como algo brillante en un rincón de la cama, levanto un poco el colchón y encuentro una llavecita pequeñita; a que pertenecerá?, me pregunto. Sigo mirando y detrás de la mesa de noche, hay una caja de zapatos, la abro y encuentro más fotos y una bolsa de terciopelo roja, en la cual habían unos aritos de esmeralda, una cadena con la cruz y una medallita de la Virgen y la pulsera de corales que un día yo le regalé; la había comprado en un viaje de excursión del colegio, cuando fuimos a la península. Eso era todo lo que había en joyas. Qué raro, mi mamá solía tener muchas y muy buenas joyas, a ella le gustaban mucho, tal vez tuvo que irlas vendiendo para sobrevivir. En fin esto será para Anita. Aquí veo en el fondo de la caja otra bolsa de plástico con un diario adentro; trato la llavecita y entra perfectamente en la chapa, lo abro y descubro que sí, es un diario. Leo las primeras letras: Este será el libro de mi vida, dedicado a mis padres, quienes se nos fueron años atrás. En el quiero confiarles mis alegrías y sufrimientos, triunfos y derrotas. Serán mis confidentes. Por medio de mi escritura, comunicarme con ellos. Siempre los he extrañado y nunca los olvidaré.

    Cuando estaba inmerso en esta lectura, que de seguro me iba a llevar a un mundo inesperado, regresó mi tía y me apuró, pues iba siendo hora de irnos. Empezamos a recoger las pertenencias de mi mamá; guardé las fotos de la pared en la caja de zapatos; las otras cosas, como ropa y una grabadora con casetes, los metimos en una maleta y después de cruzar unas palabras con la amble señora, dueña de la casa, quien no paraba de decirme lo linda, simpática y buena persona que era mi madre, nos despedimos y mi tía y yo regresamos a la casa.

    Lo único que conservé de las cosas que mi mamá tenía allí, fue su ropa y la caja de zapatos con sus tesoros; porque eso era lo que había allí para mí, un tesoro inmenso El diario de Lucía.

    Mi avión estaba previsto para salir en la noche, o sea que tan solo tenía unas pocas horas para aclarar y recomendarles a mis tías un par de cosas:

    - Debido a las circunstancias en que murió mi mamá, no permitir comentarios morbosos relacionados con su vida personal; en otras palabras, que a nadie se le permitiera manchar su nombre.

    -Acosar y colaborar con la policía para que se esclarezcan las causas del homicidio. No podemos permitir que esto quede impune.

    El vuelo está tranquilo; es oscuro allá afuera, apenas se ven las lucecitas de los pueblos empotrados en las montañas, parecen luciérnagas de las que se ven en las noches de verano cuando vamos a la hacienda de mis abuelos. Espectáculo maravilloso ver los luceros en el cielo y las luciérnagas en la tierra titilando intermitentemente, como en un pesebre de navidad.

    Qué bueno sería que la vida siempre fuera así, tranquila, sin problemas, ni dolor alguno, como el que siento ahora. Me esfuerzo por dormir un poco, pero no puedo; estoy muy cansado; en mi cabeza hay un nudo de pensamientos, tantos recuerdos buenos y al mismo tiempo recuerdos amargos; aparece lo bueno, aparece lo malo y vuelve a aparecer lo bueno y luego lo malo otra vez y se repite y se repite. No más, no más, no quiero pensar más. Quisiera relajarme, pero no puedo. Además como le voy a hacer para explicarle a Anita la partida de mamá. No puedo decirle escuetamente que fue asesinada vilmente por quién sabe quién.

    No sé en realidad ella que sabe al respecto, pues cuando mi padre recibió la trágica llamada por parte de mi tía Karina, el fríamente, sin demostrar emoción alguna, me hizo venir a su oficina para decirme:

    - A tu mamá la encontraron muerta, fue asesinada, no quería darte este dolor, pero es mi deber informarte. A tu hermanita no le diremos nada por el momento. No creo que nuestra presencia sirva de mucho allá, así que lo único que haré, es enviar dinero para el entierro, al fin y al cabo tu madre nos abandonó y no merece más

    -"No, absolutamente no; ¿cómo es posible que seas tan insensible?

    -No me faltes al respeto

    -No es que te falte al respeto, es que me duele que actúes así. A mí también me ha molestado y dolido el hecho de que se fuera tan lejos, pero es mi madre y yo he estado en contacto con ella

    -No está bien, que ella te hubiera estado mortificando

    -Ya no importa; discúlpame, pero tú no me puedes impedir que vaya. Ya tengo dieciocho años y creo que puedo tomar mis propias decisiones y lo que más deseo es poderla ver por última vez. Si tú no me das para el pasaje, le preguntaré a mi abuelo si él me puede ayudar, de seguro, no se negará

    -Está bien, ve; te daré para el pasaje y un cheque en blanco para que cubras los gastos del funeral, pero eso sí, ni una sola palabra a tu hermanita. Yo me encargaré de hacerle saber, a su debido tiempo, que a su mamá ya no la vera más

    -Por favor padre, espera que yo regrese y veremos cómo le hacemos. Por favor no lo hagas tú solo. Tú tienes mucho rencor en tu corazón y de tus labios solo saldría veneno

    -No me hables así, o quieres que te dé en la boca

    -Discúlpame

    -Te disculpo esta vez, porque tienes dolor, pero ojo, no más falta de respeto; y lo digo en serio. Ve recoge lo que necesites y te llevo al aeropuerto, a ver si con suerte conseguimos un vuelo a la capital, para que hagas inmediatamente la conexión a Providencia y llegues esta misma noche. Apúrate

    Vaya que mi papá sí que se volvió estricto, es lo que él diga y ya. De un momento a otro, el corazón se le volvió como una piedra; pero sabes que JuanCa (pienso para mí mismo), él en el fondo sigue siendo muy noble.

    Creo que lo mejor que haré en cuanto llegue a mi pueblo, es irme para la finca y sin que nadie me moleste, me dedicaré a leer el diario de mi madre. Aprenderé a conocerla mejor, a quitar esa imagen negativa que mi padre nos ha mostrado en los últimos días, porque estoy seguro, él está completamente equivocado. ¿Oh Dios y si descubro que él tiene razón? No, ni por un momento puedo dudar de mi madre. Que horrible pensamiento, perdóname mamita, estoy muy confundido.

    Madre, también te pido perdón por violar tu privacidad al leer tu diario, pero es casi seguro que allí descubriré por qué y quién te quitó la vida. Encontraré las respuestas a muchas preguntas

    El vuelo llegó a Santa Fe, la capital, justo a tiempo para tomar el otro avión que me llevara a Valle Blanco. A mi lado se sienta una señora de aproximadamente setenta años; se ve muy bien conservada, piel lozana, color canela, tiene una mirada tan dulce, que me impacta, sin embargo no le presto mucha atención y volteo mi cabeza hacia la ventanilla; quedo como hipnotizado mirando una estrella inmóvil, tan brillante. Parece como si el avión se detuvo y esa estrella está ahí, expresamente por mí. Estoy aletargado, mi mente en blanco y escucho de pronto una melodiosa voz que me habla y yo estático solo escuchaba:

    "A través de la vida nos encontramos con situaciones que muchas veces parecen ilógicas, pero para bien o para mal, todo tiene su razón y su desenlace,

    Aunque no siempre, como debiera de ser. Siempre hay terceras personas para cada uno de nosotros, que interfieren y arruinan nuestro destino. El destino, es el camino de la vida que comienza en el instante en que nacemos, cuando por primera vez vemos la luz y esa luz nos traza el sendero que debemos seguir y como en todo camino, encontramos desviaciones, a veces correctas y a veces incorrectas. El saber encontrar de nuevo el camino correcto, cuando nos hemos extraviado en el desvío incorrecto, es el dilema en que nos hayamos muchas veces.

    Ahora está triste y confundido, déjese llevar por su razón y por su corazón; equilibrando estos dos puntos, encontrará una respuesta balanceada. Confíe en la Justicia Divina.

    Desperté del letargo y miré a mi lado y vi a aquella angelical señora, mirándome y sonriéndome con su dulzura incomparable; le sonreí también en gesto de agradecimiento. Cerré mis ojos y me quedé dormido como un bebé, cuando su mamá le da el besito de las buenas noches.

    -Joven, joven, despierte ya hemos aterrizado, me susurró la azafata; ya casi todos los pasajeros han descendido

    -"Perdón, ¿dónde está la tierna señora que estaba sentada junto a mí? le pregunté.

    - No sé, me contestó. No recuerdo haber visto a alguien sentado junto a usted"

    Se alejó, dejándome en suspenso.

    En fin, cogí mi maleta de mano y salí apresurado, tal vez la podría encontrar en el terminal y saber más de ella.

    No la pude divisar, había tanta gente apresurada andando de aquí para allá. De pronto vi a alguien que levantaba la mano y me saludaba, con entusiasmo y corrí hacia la persona. Era mi abuelo que vino a recogerme. Me abrazó y con lágrimas en los ojos, me dio su pésame diciendo:

    -Hijo, quiero que sepas que aquí me tienes; cuando necesites desahogarte no dudes en contar conmigo

    -Gracias abuelo

    -En la casa hay personas esperándote para darte las condolencias. Están pensando en hacer el novenario y luego la misa por el eterno descanso de tu madre

    -Buitres, esos son todos juntos. Lo único que quieren es saber con lujo de detalles que fue lo que pasó, para luego darsen golpes de pecho. No les quiero dar ese gusto

    -"Entonces, ¿qué quieres hacer?

    -Quisiera irme inmediatamente para la hacienda y pasar allí un par de días para pensar y poner todos mis pensamientos en orden, antes de regresarme para la universidad y sobre todo para enfrentarme a Anita. Tenemos que explicarle, de una forma sutil, sin hacerle daño, lo que le pasó a su mamá. Solo espero que mi papá no haya sido muy frío al darle la noticia

    -No te preocupes, yo sé que él le dijo que su mamá se fue para el cielo y que cuando tu regresaras, nos ibas a decir que le pasó. O sea que lo dejó en tus manos

    -Está bien, tendré unos días, para saber cómo manejar la situación. Por lo pronto, pídele a mi papá que le diga a todo el mundo que yo no he regresado todavía, que decidí quedarme unos cuantos días más en Providencia. No quiero que nadie me moleste, ni siquiera mi padre; no estoy listo para responder a preguntas. Por favor abuelo, entiéndeme

    -"Tranquilo, tus deseos son órdenes para mí; cuenta conmigo. A pesar de todo, para mí, tu mamá fue una ¡gran mujer!

    -Gracias abuelito, yo sé que siempre puedo contar contigo

    -"Está bien, vamos te llevaré inmediatamente a la hacienda.

    Daré órdenes a los empleados para que no te disturben. ¿Iras a necesitar algo como ropa, libros, o qué?

    -No, creo que allá tengo unas cuantas mudas. Y si de pronto llegase a necesitar algo, le digo a Pascual o a Sofi, ellos son muy atentos

    -Juan Camilo, hijo, me preocupas. No quiero que te vayas a enfermar. A veces la soledad no es buena compañía

    -No te preocupes. Lo que quiero es organizar mis sentimientos; analizar qué fue lo que hizo que mi mamá se alejara de nosotros. No quiero juzgarla sin antes descubrir su más profundo sentir

    -"Pero como lo vas a lograr, ¿con meditación? O ¿acaso esperas que ella se te aparezca y hable contigo?

    -"Algo así. No te lo quería decir todavía, pero encontré entre sus cosas un diario y lo voy a leer detenidamente. Que ella me perdone, pues es violar su privacidad, pero sé que allí descubriré cual fue el motivo por el cual actuó tan extrañamente al punto de que todos decían que estaba loca. Uno no se miente así mismo, ¿no crees?

    -Seguro que no

    -Por favor, guárdame el secreto. Ya cuando termine de leerlo, o la estaré odiando, o la estaré idolatrando. Solo dile a mi papá, que quise venirme para la hacienda a descansar y relajarme, para después hablar con Anita

    -Está bien, está bien. Pero prométeme que si no puedes lidiar con esto tú solo, confiaras en mí, tal vez yo podré resolverte cualquier duda. Pienso que esto es mucho para uno solo. Que Dios y la Virgen te iluminen

    -Gracias abuelito, sé que tú siempre vas a estar ahí para mí

    -"Hemos llegado, ya es tarde. Pascual y Sofi deben estar dormidos. Qué pena pero tenemos que despertarlos, de lo contrario se van a asustar al oír ruidos. No les quitaremos mucho tiempo. Solo los saludaremos y luego nos vamos a dormir. Llamaré a tu padre para decirle que no nos espere. Mañana le explicaré sobre tus deseos de pasar unos días en la hacienda y punto.

    Me levantaré temprano e iré a darle una vuelta al ganado y a eso de las diez de la mañana, estaré regresando al pueblo. Si no te veo, cuídate. Estaré esperando cualquier llamada tuya, aunque de todas maneras, como tú ya sabes, tengo que venir, como de costumbre, el fin de semana para el pago de la nómina"

    -Está bien, vamos, entremos

    Ya son las siete de la mañana; qué lindo se oye el canto de los pajaritos; es un día precioso y caliente. Mi abuelo ya debe estar listo para ir a los campos a ver el ganado. Abriré la ventana para que los rayos del sol iluminen la habitación y se inunde del perfume del campo con todas sus flores y árboles frutales, del aroma de hierba fresca y hasta del olor de los establos. Quiero ser parte de esta naturaleza viva que un día fue parte de las vivencias de mi madre.

    Tomaré un baño e iré a desayunar para luego regresar a mi cuarto y dedicarme de lleno a descubrir quién era y porque murió mí adorada madre:

    -Buenos días Sofi

    -Buenos días joven Juan Camilo. Espero haya dormido bien

    -Si, dormí bien. Estaba muy cansado

    -Quiero que sepa, que de todo corazón, Pascual y yo sentimos mucho lo que le pasó a su madre. Ella era una persona maravillosa. Era muy generosa y sencilla, siempre estaba pendiente si estábamos bien o nos hacía falta algo

    -"De verdad, así era ella. Gracias por sus palabras. ¿Y Pascual?

    -"Él está con su abuelito. Fueron a dar una vuelta por los establos. ¿Lo necesita?

    -No, está bien. Desayunaré y volveré a mi cuarto y por favor, que nadie me moleste. Quiero estar solo

    -No se preocupe, ya su abuelito nos dio todas las instrucciones necesarias, las cuales debemos seguir durante su estadía aquí

    -Se los agradeceré mucho. Cuando termine mi desayuno, me llevaré un jarro con agua y unas cuantas frutas para el cuarto. Sé que la hora del almuerzo es a las doce; aquí estaré

    -Si usted quiere, se lo puedo llevar a su cuarto

    -No, no faltaba más. Yo vendré aquí

    De regreso a mi habitación, caminando por estos corredores, me lleno de recuerdos, especialmente al ver las canastas colgantes con flores tan lindas, especialmente las con las flores amarillas que a mi madre tanto le gustaban y a las que tantas veces ella les conversaba y les decía, hoy amanecieron muy lindas y como huelen de rico. Qué recuerdos tan lindos.

    En la distancia, veo a los niños, hijos de trabajadores elevando sus cometas. Años atrás, yo también hacia lo mismo, cuando veníamos en familia a pasar el fin de semana. Mi papá y yo las fabricábamos y luego el con su cometa y yo con la mía, competíamos a quien se le elevaba más.

    Llego al cuarto cierro la puerta y me siento junto a la ventana, por la cual se puede divisar la llanura y a lo lejos una imponente montaña. Siento como si fuera a empezar a ver una película; la ventana es la pantalla por donde veré pasar la historia de una mujer que encerraba en su corazón una vida llena de acontecimientos, o una vida llena de simplezas, como la de cualquier persona, común y corriente.

    Eso lo sabré, en por lo máximo dos o tres días, porque no me moveré de aquí, hasta no haber leído por completo este diario. Estoy tan ansioso y al mismo tiempo tan nervioso.

    "Otra vez madre te pido perdón, por atreverme a entrar en tus más íntimos secretos, pero tengo que hacerlo. De no hacerlo, viviré el resto de mi vida en una angustiosa zozobra.

    Yo sé que es un riesgo que tengo que tomar. O te voy a odiar, pues podría comprobar que es verdad las cosas malas que dicen de ti, o te voy a sublimizar, al confirmar que todos estaban muy equivocados"

    Tomo una respiración profunda y empiezo este viaje y como se dice popularmente CON EL CORAZON EN LA MANO.

    Capitulo I

    Este será el libro de mi vida, dedicado a mis padres, quienes se nos fueron años atrás. En el quiero confiarles mis alegrías y sufrimientos, triunfos y derrotas. Serán mis confidentes. Por medio de mi escritura, comunicarme con ellos. Siempre los he extrañado y nunca los olvidaré

    Recuerdo cuando niñas mis hermanas y yo gozábamos de todas las comodidades. Aunque no éramos millonarios, veníamos de buenas familias; la de mi mamá, muchos apellidos y gente con mucha tradición ya que sus ancestros pertenecieron al grupo de los fundadores de la ciudad. Ella fue una mujer muy elegante y bella. Y por el lado de mi padre, personas muy luchadoras y honestas; aunque quedaron huérfanos de padre a muy temprana edad, fueron capaces de salir adelante, juntos: él, la mamá, el hermano y una hermana.

    Cuando mis padres se casaron, mi madre siempre apoyó a mi padre en todo y él fue para la familia de ella, un hombre ejemplar e intachable. Todo era armonía y felicidad en nuestro hogar.

    Desde pequeñitas, la costumbre era ir cada domingo a misa muy temprano y luego nos íbamos a desayunar a casa de mis abuelos, después al parque a jugar un poco.

    Para las fechas especiales, nos reuníamos en la finca de alguno de la familia para celebrar. Éramos tan numerosos, que con nosotros bastaba para armar una fiesta. Decían que todas las mujeres de la familia éramos bonitas y lo mejor de todo, no había rivalidad alguna entre nosotras.

    Cuando fuimos creciendo, ya íbamos al club los domingos después de la misa y el desayuno en casa de la abuela. Jugábamos al tenis, almorzábamos y luego a la piscina. Cuando estábamos entre los trece y catorce años, comenzábamos a coquetear con los chicos. En ocasiones el club hacia fiestas vespertinas para los jóvenes; nos la pasábamos muy bien y sobre todo, sanamente.

    También recuerdo de esa época, los festivales en los colegios y bingos para recoger fondos para las excursiones de los bachilleres. Fue un tiempo inolvidable. Pero lo que más bellos recuerdos me traen de ese entonces, fue en el año de mis quince. El Club, acostumbraba realizar cada año, el baile de Presentación en Sociedad para las quinceañeras, hijas de los socios. Significó para mí, un cuento de hadas.

    Los preparativos, una locura: que el vestido, los zapatos, accesorios, peinados, etcétera; ansiedad y más ansiedad. Toda la crema de la sociedad iba a poner sus ojos, en estas diez preciosas niñas, que oficialmente entrarían a ser parte de la vida pública de la ciudad, no solo con nuestra imagen, sino con la participación activa en eventos oficiales, como las festividades de la ciudad, del club, de organizaciones caritativas; preparándonos así, para llegar a ser, las matronas en un futuro. (Matrona es aquella señora, que cuando llega a edad muy madura, siempre se ha caracterizado por ser una dama muy distinguida, generosa e intachable).

    Y llega el gran día. Mi vestido es precioso, de un color rosado pálido, entallado hasta las caderas y de ahí hasta los tobillos, bien suelto. Los zapatos forrados en el mismo material y color del vestido. Los aritos, gargantilla y brazalete son de brillantes; regalo de mi tío José. Mi pelo lo llevo recogido, pero con unos mechoncitos sueltos, muy coquetos. Un maquillaje muy suave, pero enfatizando mis profundos ojos marrón oscuro. El día anterior había tomado baños de sol y mi piel lucia con un bronceado que resaltaba muy bien con el color del vestido. Me siento espectacular.

    Pero ni hablar de mi padre, todo un caballero con su smoking, parecía un galán del cine. Mi mamá y mis hermanas también estaban elegantísimas con sus vestidos de coctel; solo las quinceañeras íbamos en vestido de gala.

    El salón está repleto. Las mesas de las familias de las quinceañeras están en la primera fila, alrededor de la pista de baile. Hay arreglos florales por todas partes, decorando bellamente el lugar. Una lámpara gigante de cristal de muran, colgada del techo en todo el centro del salón, daba un toque de lujo. Los meseros impecables y la orquesta de fama nacional lista para animar a los invitados con sus melodías alegres.

    Los invitados entran primero para ocupar sus lugares en las mesas respectivas. Nosotras, las quinceañeras y nuestros padres, esperamos en un salón aparte.

    Cuando todos están en su sitio, el anfitrión de la fiesta, don Danilo Cortez, un hombre alto, elegante, quien poseía una gran habilidad para hacer discursos, (yo siempre pensé que él pudo haber sido un gran político) quien a su vez era el encargado de organizar los eventos del club y en cuyas manos, estaba la responsabilidad del éxito de la misma, dio comienzo al acto social:

    -"Señoras y señores, muy buenas noches. Como es tradición desde hace tres años, nuestra corporación tiene el orgullo de celebrar por todo lo alto, la presentación en sociedad de las hijas de nuestros socios que han llegado a sus quince primaveras. Jovencitas llenas de alegría, característica de la juventud, hermosura y sobre todo carisma, que no las hace pasar desapercibidas. Provenientes de familias honorables y tradicionales de nuestra ciudad, démosles un fuerte aplauso.

    Luciendo preciosas y acompañadas por sus padres, hacen su entrada en nuestra vida social:

    Amalia Alvarado

    Lorena Barrientos

    Ximena Brito

    Patricia Contreras

    Aida de la Cruz

    Lucia Feliciano (cuando oigo mi nombre, mi corazón salta de emoción y siento que mi rostro se ilumina, como si fuera una estrella)

    Camila Garavito

    Alejandra Reyes

    Sonia Santos y

    Sabrina Villalobos.

    Habían diez velas bellamente decoradas en un lugar lleno de rosas blancas, hacia donde nos dirigimos al hacer nuestra entrada.

    Distinguidas damitas, cada una de ustedes va a encender una vela, la cual significará una nueva luz que se enciende en el camino de vuestras vidas, iluminando el trayecto que deberán cruzar a través de su existencia.

    Nos dirigimos entonces al lugar donde estaban las velas, las encendimos y luego regresamos junto a nuestros papas.

    Seguidamente el anfitrión nos sugirió pasar al centro del salón para el baile padre e hija. Un grupo de violinistas entonó el Danubio Azul. Para mi madre fue un momento muy tierno y emocionante, vernos a mi papá y a mí danzando este hermoso vals, en esta fecha tan especial, según me comentó ella después.

    Luego de terminado el vals, nos dirigimos hacia nuestras respectivas familias y se sirvió la cena. Mientras cenábamos, se escuchó la canción de Juan Legido Es mi niña bonita.

    Recuerdo que mientras se escuchaba esta melodía, mi padre me miraba con tanta ternura y sonreía; podía verse en su rostro, cuan orgulloso estaba de mí. Fue un momento tan lindo, que siempre lo llevo en mi corazón y cada que viene a mi mente, el alma me sonríe.

    Después de la cena, nos llevaron a las diez chicas y a sus familiares más cercanos al jardín para la cesión fotográfica. Cuando regresamos al salón, en medio estaba este enorme pastel, cuya decoración eran rosas blancas, rosadas y amarillas, hechas de azúcar. Las homenajeadas nos paramos alrededor e iba cada una partiendo una porción y se la llevábamos a nuestras madres. Luego repartieron el pastel a cada uno de los asistentes.

    En la parte baja de la tarima donde se ubicaba la orquesta, colocaron diez elegantes sillas, para cada una de nosotras. Ya en nuestros puestos, don Danilo Cortez, se dirigió hacia nosotras, con estas palabras:

    -Distinguidas damitas, este es uno de los días más especiales en vuestras vidas. Comenzáis otra etapa en la cual los juegos infantiles, pasan a ser del pasado y empezareis la construcción de un futuro basado en la convivencia con las buenas costumbres, etiqueta, elegancia, cordialidad, llegando a ser un modelo para generaciones venideras. Aportando lo mejor de cada una de vosotras, mantendréis unos cimientos sólidos para una sociedad cada vez mejor

    Dichas estas palabras, don Danilo, se dirigió a la orquesta y exclamó con mucho entusiasmo: ¡Y ahora, que empiece el baile, música maestro!

    Nosotras, las diez, permanecimos en nuestros puestos y entonces, nuestros galanes, deberían acercarse a pedirnos el primer baile. Algunas tenían más de un pretendiente.

    Yo estaba absorta, mirando aquella mesa donde estaba él, con un grupo de amigos; cuál de todos más guapo; lucían muy elegantes, con sus vestidos enteros y corbata; bien peinaditos, como si acabaran de salir de la barbería. Mis ojos estaban fijos en él y los de él en mí. Vi cuando se levantó de la mesa y se dirigía hacia mí; mi corazón saltaba de alegría. De pronto sentí que alguien más me solicitaba el primer baile. Todo pasó de un lindo sueño, a una pesadilla.

    Si, era este muchacho otra vez. Últimamente a donde yo iba, allí estaba él; parecíase que me anduviera siguiendo. Aunque no era feo y su familia era de las más ricas de la ciudad, había algo en él que no me gustaba. Me inquietaba su presencia, sentía que me desvestía con su mirada. Me mandaba dulces y chocolates, yo no los aceptaba; me mandaba saludes con los amigos y no le contestaba. Hasta que un día le mandé a decir que yo no podía aceptarle nada, porque yo estaba muy joven para él. Él tenía diez y nueve y yo quince. Además, mis padres no lo permitirían.

    ¿Qué hago ahora? El me ofrece su mano, pero aquí viene mi galán, Sebastián. Ricky llegó primero, pero Sebastián es mi enamorado, además, ¿por qué he de bailar con alguien que no quiero? decisión tomada. Rechazo a Ricky y acepto a Sebastián.

    Sebastián vaciló un poco para acercarse, al ver que este otro extendía su mano; casi se da vuelta, pero yo impulsivamente me levanté y fui hacia él. No se imaginan con que ojos me miró Ricky. Si las miradas mataran habría

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