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Memorias de un celador transparente
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Libro electrónico113 páginas1 hora

Memorias de un celador transparente

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Esta es una obra en la que son relatadas todas las vivencias que marcaron la niñez y la juventud del protagonista. Entre ellas están la muerte por una lata de agua, Vicente, la última tarde, el "metemono", la desidia, lo bueno de lo malo, entre otras. Todo esto mirado desde desde la óptica de quien las vivió en carne propia.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 oct 2018
ISBN9789569946295
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    Memorias de un celador transparente - Belisario Tapia Salas

    sueño.

    Índice

    DESGRACIAS

    VICENTE

    BODAS Y PREJUICIOS

    POR UNA LATA DE AGUA

    CASCOS DE BARRO

    EL PROTOTIPO

    NIÑEZ SIN DERECHOS

    VIRGINIDAD PERDIDA

    DE MALAS COMO SIEMPRE

    EL LOLE

    EL MULO CERRERO

    EL AUTODIDACTA

    LA PEDIGUEÑA

    LA CAPERUCITA INFIEL

    EL PRIMO; SIMÓN

    IRENE

    PADRES PLATONICOS

    PININOS

    EL METEMONO

    LA ÚLTIMA TARDE

    VIDA Y MUERTE

    EL ÁNGEL

    AMOR Y DESILUSIÓN

    MIS ASPIRACIONES DESDE NIÑO

    DESIDIA

    CERCA DE LA CASA

    EL AMOR, EL AMOR…

    ARCES Y SANCHEZ

    EL PRIMO

    ABANDONADA

    CONEXIÓN

    HISTORIA COLOMBIANA

    PARADOJA

    MALOS ENTENDIDOS

    YO Y LA FELICIDAD

    LA MUJER PALINDROMO

    MIS OSOS

    MI CIRCUNCISIÓN

    MI VASECTOMÍA

    LO BUENO DE LO MALO

    AMIGO Y RIVAL

    ALIADA O TIRANA

    COMPAÑERO O ENEMIGO

    LAS DECISIONES PESAN Y CUESTAN

    ¿PARA QUE SIRVE ESTUDIAR?

    EL BILINGÜE

    Yo aspiro a que cuando alguien lea mis anécdotas, y conozca las circunstancias y el entorno familiar en el que me tocó vivir, encuentre en cada una de ellas, elementos útiles que le puedan ayudar a sobrellevar sus propias experiencias. Quiero que todos los acontecimientos que sucedieron alrededor de mi vida, como el dolor, la muerte, la miseria y el hambre, pero también las oportunidades, y la manera cómo logré mantenerme en la posición correcta, sean de gran motivación para quienes les toque pasar por circunstancias similares. También deseo que al leer estas anécdotas adviertan que las circunstancias no siempre han sido favorables en el camino de la vida, y que a pesar de lo negativas que pudieran parecer, podemos encontrar en ellas, oportunidades disfrazadas que no se ven a primera vista.

    Hoy mirando retrospectivamente, me doy cuenta cómo mi vida y, las circunstancias que me rodearon, cambiaron muy favorablemente. Recuerdo una frase del señor Néstor Ramírez, un buen amigo, quien me ayudó a vincularme en el empleo que hoy tengo: «Este empleo te va a cambiar la vida». Lo cual ha sucedido como él lo expresó. Y dicho sea de paso, yo nunca duraba en los empleos, ya fuera por terminación de contrato o por aburrimiento. Pero hoy llevo más de diez años en esta Entidad, lo cual me llena de mucha satisfacción y de agradecimiento a Dios.

    El nacimiento ocurrió el 17 de marzo de 1966, según reza en la partida de bautismo, ceremonia que por lo general se realizaba cuatro o cinco años después de haber nacido vivo. Puesto que desde las montañas hasta a la población más cercana, el viaje era muy penoso, debido la ausencia de un medio de transporte, y a la falta de vías de acceso habilitadas. Además algunos padres no recordaban el día, el mes y el año correctos. Recuerden que no eran comunes los calendarios y algunos padres eran iletrados, como los míos. Por lo que se guiaban por puntos de referencias tales como; las estaciones, las cosechas o algún evento cercano. Hace poco hice una prueba con mis hermanos mayores, solo para verificar si recordaban el día de mi cumpleaños, puesto que son mi familia, y es una fecha que se celebra cada año. Y la mayor de todos me dijo, tú eres de junio y aunque le aclare que soy de marzo, ella insistió que de junio. Otro hermano me dijo tú eres de agosto y el resto de ellos no sabían.

    Pero en esta discusión, salió a relucir una anécdota muy particular, se trata de cómo y de donde salió mi nombre. Me cuenta mi hermana, que cuando yo tenía cuatro años, estábamos recién llegados de la montaña, llego un político de peso pesado al pueblo de san Onofre, se trataba nada menos que del señor Belisario Betancur cuartas, del partido conservador colombiano. Ese día el candidato expuso tremendo discurso, que mi papa que era liberal, se volvió conservador, y de lo encantado que estaba con ese político, decidió ponerle a su hijo que aún no había sido bautizado, el nombre del candidato, Belisario; pero no Betancur.

    Salí del Corazón de una montaña de los Montes de María, de una vereda llamada Dos Bocas. Yo tengo dos cosas que agradecerle a Dios; una buena y otra mala. La buena es que después del atentado de mi padre, me hizo salir de la montaña y lograr pertenecer a la civilización. La mala es que perdí la raíz y mi esencia campesina, lo cual nunca he dejado de añorar, pero todo por salvar la vida. Soy el quinto de diez hijos. Aunque antes de mi madre, papá tuvo a Demetria, y después de la muerte del viejo, Rufina, como se llamaba mi viejita, engendró a Ángel.

    Fuimos diez en total.

    La relación con mis hermanos siempre fue buena, con muy pocas excepciones. Como el caso de mi hermana Marlenis, a quien yo veo como la responsable de haber provocado las circunstancias que ocasionaron la muerte del viejo. por otro lado, la experiencia desagradable de mi hermano mayor, quien después de la muerte de mi progenitora se apoderó de una modesta propiedad que la vieja nos dejó a todos, la cual el mal hermano vendió de manera secreta y fraudulenta, quedándose con la bicoca de ochenta millones de pesos.

    Mis padres siempre fueron campesinos dedicados a sus labores. Esto debido en gran medida a que nunca recibieron ningún tipo de educación distinta. Desde que tengo memoria, vivieron la mayor parte de sus vidas allí, en dos bocas, en donde también nacimos la mayoría de sus hijos. Los últimos tres años de la vida del viejo, los pasó en una población de Sucre llamada San Onofre. Hoy ninguno de mis padres vive. El viejo murió siendo yo muy joven, y mi madre cuando ella frisaba los cincuenta años.

    La ocurrencia de mi nacimiento, no causó mucha alegría en la familia, pues la situación económica del momento no permitía celebrar ningún tipo de acontecimiento. Mis padres que no podían detener la producción de bebés, debido a que no existía en la época ningún método de planificación, sino los improvisados, así cada bebé que se engendraba, en lugar de producir alegría y bienestar, causaba tristeza y preocupación.

    Por tradición, las mujeres se dedicaban a parir y a criar hijos, hasta que envejecieran. De esa manera las familias eran muy numerosas. Cuando me llevaron a bautizar, Papá decidió colocarme el nombre del candidato político Belisario. ¿Sería que el viejo presagiaba que yo llegaría lejos en la vida? Así pensaba la gente de ese entonces, solo vivían de las esperanzas. Y para muchos jamás llegaban a convertirse en realidad. La casa nunca tuvo ventanas, solo un cuarto donde dormíamos hacinados uno al lado del otro, mis padres para hacer sus intimidades, tenían que esperar a que nos durmiéramos.

    Recuerdo que muchas veces desperté cuando ellos estaban en lo mejor del acto íntimo, y me tocaba hacerme el dormido para no interrumpirles la relación. Hablo de hechos que ocurrieron cuando apenas tenía cuatro años. Quizás esa sea la causa de por qué comencé a tener pensamientos y actos eróticos desde muy niño. Tanta era la ansiedad, que llegué a practicar la masturbación, casi al punto de la adicción. Lo más triste fue que me tocó vivirlo solo, sin nadie que me dijera que eso era bueno o malo. Hoy los jóvenes al menos tienen el internet, fuente extensa de conocimientos al alcance de un clic. En aquel entonces teníamos mucho, pero carecíamos de lo óptimo. Y así vivíamos en medio del abandono del Estado y rodeados de mucha pobreza. No recuerdo algún evento que me produjera alegría, como la celebración

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