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Música escondida
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Libro electrónico261 páginas2 horas

Música escondida

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Años estelares de pleno auge de la Radio en Lima Perú, Walter Gonzales, aparente distraído observador de los vaivenes de las comunicaciones, supo asimilar la estratagema que algunos advertidos productores y directores de los años sesentas y setentas le inyectaban a las principales Emisoras que acaparaban la sintonía de esos días, cuando las radi

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento20 jul 2023
ISBN9781685744144
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    Música escondida - Walter A. González

    Musica_Escondida_okport_ebook.jpg

    MÚSICA ESCONDIDA

    Historia de los rankings musicales del Perú desde 1948 hasta el 2000

    Walter A. Gonzales

    43 años dedicados a la radiodifusión en Lima

    Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    El contenido de esta obra es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente las opiniones de la casa editora. Todos los textos e imágenes fueron proporcionados por el autor, quien es el único responsable por los derechos de los mismos.

    Publicado por Ibukku, LLC

    www.ibukku.com

    Diseño y maquetación: Índigo Estudio Gráfico

    Revisión Javier Gutiérrez

    Copyright © 2022 Walter A. Gonzales

    ISBN Paperback: 978-1-68574-413-7

    ISBN eBook: 978-1-68574-414-4

    Gracias...

    a la Radio

    PRÓLOGO

    Por experiencia propia, sé que en el Perú resulta infructuoso buscar bibliografía, o al menos archivos sueltos, que consignen cronológicamente la difusión musical en este país. Los pocos documentos sueltos que hay, son aislados intentos de registrar lo que difundió una que otra radio, pero lógicamente esto es referencial pues solo enfocan la vertiente musical de uno u otro medio.

    Igualmente, conozco respetables melómanos cuyos conocimientos y colecciones son muy valiosas pero que sin embargo, también suelen relacionarse con algunos géneros musicales específicos o en un rango de tiempo determinado.

    Por tanto, creo no equivocarme al afirmar que en el Perú no existe un libro organizado cronológicamente, no hay un minucioso texto que consigne la historia de la difusión de música popular tanto en Lima como en otras ciudades. Yo no había nacido cuando se instaló la primera disquera en el país, fue en 1949 cuando abrieron las oficinas de Industrias Eléctricas y Musicales del Perú S.A. - IEMPSA. Este y otros datos los necesitaba saber por mi profesión de comunicador o simplemente por cultura general. Como esto ocurrió la década anterior a mi llegada al mundo, lo tuve que aprender indagando verbalmente, conversando con colegas mayores cuyas memorias alimentaron mis conocimientos y mi gratitud.

    ¿Cuánta información aun no recopilada hay en el camino? ¿Cuánto por conocer y por aprender? ¿Cuánta música surgió y se difundió desde aquel entonces? Ni siquiera googleando se puede obtener información extensa y concreta porque no hay de dónde tomarla. Bueno, no había, pues Música Escondida se constituye ahora en el primer trabajo serio y formal de la historia de los rankings musicales del Perú, de 1948 al 2000.

    Puede ser que aquí radique la mayor importancia del libro que ahora tengo el honor de prologar. Puede ser que cubriendo esta clamorosa necesidad se determine el valor real de este trabajo de investigación y recopilación. Pero, de hecho, no es lo único importante si tomamos en cuenta que el autor es una persona con 43 años continuos involucrado en la radiotelefonía peruana -de 1967 al 2009- casi nueve lustros dedicados a distintas áreas de la actividad radial. De infante y empedernido oyente paso a auxiliar de oficina, operador de audio, discotecario, redactor, locutor, programador, disc jockey, productor, director, gerente de programación, gerente de ventas, empresario artístico y gerente general. Una trayectoria con firme ascenso profesional que sirve de testimonio de su exitosa gestión realizada.

    Lo conocí personalmente a inicios de los ochenta cuando ingresé a Radio Panamericana, pero ya sabía de él desde la década anterior. Lo he visto disfrutar la música con mucha fruición y no solo del género que presentaba en su programa radial. Hemos compartido extensas tertulias hablando tanto de música y espectáculos, así como de libros y de cine clásico que es otra de sus pasiones, sin dejar de lado el fútbol porque es confeso hincha acérrimo del Deportivo Municipal y también del Arancibia, equipo de su barrio que jugaba en segunda división.

    Conociendo a Walter Gonzáles Tello, es fácil entender por qué asumió el reto de investigar arduamente para concluir en esta vasta obra que ahora ve la luz, que puede ser perfectible -como él mismo lo dice- por su condición de primigenia. Walter es ciento por ciento autodidacto, con enorme avidez y sensibilidad por el arte. Por éstas y muchas otras razones, su trabajo de investigación es muy rico en datos, información y anécdotas. No podía ser de otra manera.

    El término ranking es reconocido en el Diccionario de la Real Academia Española como clasificación de mayor a menor, útil para establecer criterios de valoración. En esta obra, los rankings abordan diversas vertientes musicales: valses, marineras, polkas, cumbias, guarachas, son, salsa, boleros, tangos, huaynos, rock y pop, alternativo, reagge, latin, baladas, etc. Es decir, una profusa gama de canciones e intérpretes difundidos en el Perú desde 1948.

    ¡Qué libro útil y entretenido! una verdadera herramienta de consulta para los comunicadores actuales y futuros, un interesante registro cronológico en el que un lector cotidiano puede interesarse con gran atención. Estoy seguro que tantos nombres reconocidos, muchos títulos que han trascendido en el tiempo y las anécdotas de coyuntura, lograrán su identificación.

    Apreciado lector, el libro que usted tiene en manos, está sentando una base concreta, un profundo cimiento que puede servir para continuar hurgando en la historia de la música popular en el Perú. Es Música Escondida la historia de los rankings musicales del Perú, de 1948 al 2000.

    Muchas gracias Walter González Tello por esta dedicada labor, otra de las tuyas que hoy compartes al mundo.

    Johnny López Cancino

    2014, Lima-Perú.

    En esencia, esta publicación es la creación de un archivo general de la música que se difundió en el Perú desde 1948 hasta el 2000 y busca, básicamente, facilitar datos, satisfacer las curiosidades musicales y servir de herramienta de consulta a los estudiantes, especialmente de Comunicaciones.

    Con este vasto reporte se obtendrá una referencia música-años, a partir de lo difundido en la radio, en general. Asimismo, se toma en cuenta otros medios utilizados para la difusión musical como los auditorios de emisoras en las que había actuaciones en vivo, parques, plazuelas, autoradios, rockolas o jukebox (hasta los años que existieron), sets de televisión, peñas, karaokes, cassettes, entre otros.

    Igualmente se considera los videosclips -que cumplieron una gran función pero solo a partir de los ochentas- asícomo a otros aparatos de difusión como walkmans, walkdiscs y en recientes años los IPods y su variante, el IPodTouch. Sospecho que cuando esta publicación vea la luz acaso el IPad con sus multiusos ya resulte arcaico. Y no exagero.

    ***

    El archivo, resulta esencial casi desde la aparición de la escritura, según consigna la historia, es una herramienta invalorable para el control de la documentación y está definitivamente ligada a la organización mundial de la humanidad.

    Así fue que tuve la necesidad de información sobre música y confirmé, con sorpresa, que no existía archivo alguno sobre su difusión en el Perú en años anteriores a la masificación de la audiencia radial.

    Quizá esta desinformación o total falta de registros en el país, me hizo reflexionar sobre la necesidad de elaborar una lista de canciones por cada año de manera independiente, que configure una memoria nacional como referencia a qué música escuchaba la población de Lima y por ende la del Perú, por aquellos años.

    Es muy difícil pensar que en provincias se difundiera música diferente a la que propalaban las radios de la capital, salvo el caso de actuaciones en vivo, en celebraciones familiares o de poblaciones casi aldeanas. No existe paralelo entre una onda radial de aquellos años con lo que difundían las congregaciones y la onda corta era usada por un reducido grupo de personas, unas pequeñas élites.

    Por supuesto, nunca encontré algún archivo en la Biblioteca Nacional del Perú ni en los archivos de los diarios o disqueras (ya desaparecidas) y en Internet, menos. En APDAYC no se me ocurrió buscar porque en los años en los que estuve en diferentes emisoras las planillas que las radios tenían que remitir obligatoriamente cada mes eran llenadas de manera arbitraria por el personal encargado, sin ningún orden, prolijidad ni esmero. En realidad, se llenaban por salir del paso. ¡Quién le iba a dedicar tiempo a una entidad que nosotros mismos, con nuestros informes irregulares, la eludíamos! Ello explica, en parte, el que esta asociación no nos pudiera suministrar alguna información.

    Me vi, entonces, en la necesidad de realizar un trabajo minucioso y personal: consulté con coleccionistas y eché mano de todo lo que pude guardar durante los últimos 40 ó 45 años. Descubrí que tenía una gran recopilación, muy variada y de diversas vertientes musicales. No descarto que haya coleccionistas privados que tengan rankings musicales pero estoy seguro que corresponden al gusto musical personal. Dudo que sea un archivo vasto y correlativo de los últimos sesenta o setenta años y con las variantes diversas de la música nacional o internacional.

    Para el caso de los rankings de los días antes del rock hemos insertado como promedio 30 temas por año. A partir de 1958 en que irrumpe este género musical en Lima como fenómeno social y ya con Elvis Presley, la cantidad aumenta a 60 por año ya que la industria del disco llega a su esplendor en todo el mundo, incrementándose el número de intérpretes, compositores, productores y editores a una velocidad impresionante.

    Si bien es cierto que el rock irrumpe en 1955, con la aparición de Bill Haley y sus Cometas en las listas del Hit Parade USA, según los especialistas su despegue se da a partir de la proyección del film de Richard Brooks Blackboard Jungle, conocido en español como Semilla de Maldad. Allí, por primera vez, se difunde rock en el cine con el ya histórico Rock around the clock. Es recién al año siguiente que Haley entra al Perú.

    Si bien es cierto que las comunicaciones tenían cierto desarrollo todavía no daba el gran salto. Para entonces, se continuaban usando los discos de 78 RPM, y existían las casas musicales que alquilaban un equipo llamado pick-up (picá), que se utilizaba en las fiestas familiares o eventos sociales con una calidad de sonido horripilante, y que venía con una determinada cantidad de agujas, las que se cambiaban cada diez o quince tocadas. Los que podían alquilaban equipos con discos 45 RPM, que eran la novedad. Los que no, como se dice, caballero nomás, a darle duro a los discos rompibles.

    El rock tuvo su desarraigo en Latinoamérica, básicamente por el factor idioma: no había tanta gente hablando inglés, como ahora, que es de lo más normal hacerlo. La música hispana tenía bastiones inexpugnables con el tango, la rumba, el son, la guaracha, el mismísimo mambo, los boleros, rancheras, pasillos y una música criolla en pleno auge. Ni en los años veinte, con el boom del charleston, se había conocido algo tan espectacular en la posguerra, y a nadie se le ocurría lo del sueño americano. En ese entonces, las oficinas del consulado americano se ubicaban en unos altos al lado del cine Metro que estaba en la plaza San Martín. Valgan verdades, quién iba pensar que el rock llegaría para quedarse como un movimiento de generaciones que cubre todo el planeta. Elvis, que fue el rey de esa vorágine, demoró algo en consolidarse fuera de los Estados Unidos, y con el Rock de la Cárcel hizo su destape en el año 58 y, entonces, el rock and roll se extendió por toda la ciudad de Lima.

    Como datos anecdóticos, cabe mencionar que los departamentos de emergencias públicas no se abastecían para atender tantas luxaciones del pie y de otras partes de la anatomía. La televisión recién estaba en embrión, vivíamos orgullosos de nuestro rascacielos el Ministerio de Educación de la Av. Abancay y el Parque Universitario, dónde estaba instalado en señal de prueba el canal de la televisión oficial. Lima era una aldea.

    En lo personal, en 1967 ingresé a trabajar en radio. Pura casualidad. El contacto fue un familiar. Me dijo que me presentará en la esquina del jirón Camaná con Cuzco, allí operaba radio Continente, en el piso más alto. A medio edificio estaba Stereo Lima 100. Me atendió un joven de apenas 20 años, me preguntó si tenía experiencia en radio, al notar que no sabía absolutamente nada, acaso para disuadirme, agregó: solo tenemos el puesto de limpieza disponible y me parece que no va contigo. Le contesté que aceptaba. Un poco que se rehusó. No imaginaba que en mi casa las pasaba negras. Al final, me dio una dirección en el Callao, se trataba de una nueva radio que resultaba una extensión de Radio Continente, que también pertenecía al partido aprista. Intuyo que en esos años, vísperas del golpe de Juan Velasco Alvarado, los apristas daban por hecho que ellos ganarían las elecciones. Nadie vislumbró el escándalo de la Página 11 y la caída de Belaúnde.

    Radio Universal era la emisora. Llegué, me esperaban mi escoba, el plumero, franelas y detergente por doquier. Ese mismo día constaté que no se requería de mayor habilidad para tomar el micrófono. Comprobé también el total descuido y falta de esmero en el manejo de la dirección artística y administrativa de una estación. No obstante, una parte del personal de esa radio chica, aspiraba a ingresar a una emisora de prestigio. De aquella estación solo me quedan los gratos recuerdos de muy queridos colegas. Parasuerte mía, Universal fracaso por el golpe militar y estuve allí apenas un año y algo más. Luego, uno de los locutores, Ángel Tacchino, me jaló para Radio Panamericana. Era 1969.

    En esta radio permanecí hasta finales de 1983, cuando fui ventajosamente contratado por los hermanos Picasso Candamo, que deseaban despegar con su radio Studio 92. Hasta 1998 estuve en esta emisora, acaso la que me otorgó mi lado inmarcesible en el ámbito de las comunicaciones por la serie de logros que conseguí, y solo renunciando a los micrófonos por la producción, comercialización y dirección radial. Ese año decido incursionar como broadcaster y fundo Radio Okey, con marcado éxito, y al año siguiente lanzo otra nueva emisora, Radio Fuego. Concluí (si esto puede concluir) mi labor radial en dos de las más grandes corporaciones radiales del Perú, RPP y CRP, y me retiré por completo

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