“Sonido Apokalitzin” reclama derechos de autor
La celebración colorida y musical por la vida y la muerte caracteriza a los pueblos latinoamericanos, sobre todo a los mexicanos, como cantaban los tlamatinime aztecas y el rey poeta Nezahualcóyotl de Texcoco en los versos In Xóchitl in Cuícatl (Flor y Canto).
Inspirado por el arte popular de mediados del siglo XX, en 1998 el estudiante Luis Artemio Figueroa (1968) convocó a varios colegas de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) –UNAM Xochimilco– para conformar un colectivo óptico-musical: Sonido Apokalitzin nació “cuando aún no existían las becas del Conaculta ni el Fonca”, dice a Proceso.
Se trataba de alegrar fiestas cada fin de semana con discos de música mexicana, cumbias y, sobre todo, los ritmos inventados por su mentor e ídolo: Dámaso Pérez Prado, el Rey del mambo o el Cara e’ foca, a quien el grupo le dedicará un pachangón “beatificándolo” el próximo 11 de diciembre (en conmemoración de los 105 años de su nacimiento en Matanzas, Cuba).
Con Figueroa fundaron el colectivo el sonidero Vicente Razo Botey, Carlos, quien supuestamente se deslindó de sus amigos artistas al comenzar el siglo XXI, “aunque ha seguido presentándose en fiestas como dueño del proyecto, nos está plagiando nuestra obra y usurpando el nombre”, adelanta Figueroa.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos