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El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969
El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969
El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969
Libro electrónico185 páginas1 hora

El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969

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Información de este libro electrónico

El pianista y difusor del jazz Alberto Zuckermann reconstruye, desde sus propios recuerdos y vivencias como joven músico, una cartografía cultural del incipiente mundo sonoro del jazz durante la década de 1960 en la Ciudad de México y nos ofrece una ventana a los compositores e intérpretes más emblemáticos, sus presentaciones más relevantes, los recintos que albergaron su florecimiento y los promotores que impulsaron el desarrollo de una comunidad musical que permitió acercar la esencia del género a un público más amplio y diverso. El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969, es también un retrato de la ciudad de aquellos días y de su vida nocturna, así como una reconstrucción de la experiencia cultural y musical desde la cual se conformó y consolidó el jazz en México como un género destacado, distinto de todo lo que lo precedía.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 abr 2023
ISBN9786071677044
El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969

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    El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969 - Alberto Zuckermann

    portada

    BREVIARIOS

    del

    FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

    620

    Alberto Zuckermann

    El jazz en la Ciudad

    de México,

    1960-1969

    Fondo de Cultura Económica

    FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

    Primera edición, 2022

    [Primera edición en libro electrónico, 2023]

    Distribución mundial

    D. R. © 2022, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14110 Ciudad de México

    Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. 55-5227-4672

    www.fondodeculturaeconomica.com

    Diseño de portada: Neri Ugalde Guzmán

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos.

    ISBN 978-607-16-7635-1 (rústico)

    ISBN 978-607-16-7704-4 (ePub)

    Impreso en México • Printed in Mexico

    SUMARIO

    Introducción

    I. Antecedentes

    II. Mis recuerdos

    III. Efemérides

    IV. Principales intérpretes nacionales

    V. Principales intérpretes extranjeros

    VI. Lugares

    VII. Promotores

    Discografía

    Fuentes consultadas

    Índice

    El jazz es una máquina para viajar en el tiempo. Reloj errante, calendario nómada.

    ALAIN GERBER

    ilustración

    Alberto Zuckermann, autor.

    INTRODUCCIÓN

    Desde hace algunos años me vino la idea de hacer un libro sobre el jazz en la Ciudad de México en los años sesenta, ya que fue la década en que descubrí esta música de la que me apasioné.

    A partir de la segunda mitad de 1963 empecé a escucharlo y a seguirlo por donde podía y, desde luego, a intentar tocarlo. Así fui conociendo a los músicos mexicanos que lo hacían y a los extranjeros que venían a tocarlo aquí. Los cafés, los centros nocturnos, los teatros, los parques donde se programaba, se fueron volviendo familiares para mí y, por supuesto, los discos y las revistas que comencé a adquirir con voracidad, en la medida de mis posibilidades. Así que en septiembre del año pasado me decidí a recordar, recuperar, investigar y descubrir lo que en esa década pasó con mi música en mi ciudad.

    Creo que esos años fueron la época dorada del jazz en México. Había un buen número de lugares donde se tocaba, había buenos músicos que habían llegado de toda la República para interpretarlo, y también aparecieron en nuestros principales escenarios grandes figuras internacionales que por primera vez nos visitaban. Unos cuantos hasta radicaron aquí por un tiempo. En esos años se hicieron los primeros festivales y ciclos, y algo muy significativo: nuestro principal escenario musical, el Palacio de Bellas Artes, le abrió sus puertas tanto al jazz nacional como al extranjero. Así, esta música adquirió carta de residencia aquí y se consolidaron sus principales cultivadores en nuestro medio, a pesar de que hubo alguna oposición conservadora y tradicional, ya que no formaba parte de nuestra tradición.

    Algunas figuras del medio cultural de entonces se interesaron por acercarse a esta música. Así, ocurrió que el compositor Carlos Chávez fue el invitado de honor del segundo Festival Nacional de Jazz en Ciudad Universitaria, que el escritor Carlos Monsiváis disertó sobre el jazz libre en un centro cultural, y que en los principales suplementos culturales aparecieron artículos y comentarios alusivos.

    Debo decir que fui testigo de parte de lo que aquí consigno y detallo. Conocí a la mayoría de los músicos que aparecen mencionados en estas páginas, con algunos hice amistad y con unos pocos llegué a tocar ocasionalmente. Visité buena parte de los recintos donde se ofreció jazz entonces —algunos con frecuencia— y también me acerqué a quienes lo programaban y difundían. Escuché en la radio los programas asiduamente, sobre todo en Radio UNAM.

    He pretendido abarcar esa etapa tan rica para nuestro jazz, buscando dar la mayor información posible. Mis fuentes de consulta, aparte de mi memoria y archivo personal, fueron mi revisión y consulta de algunos periódicos de la época en varias hemerotecas, sobre todo en la Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda. También las entrevistas con algunos de los intérpretes de entonces que aún viven o con sus familiares. Hubo algunos muy bien dispuestos a ello y otros no tanto.

    Espero con este libro homenajear a todos aquellos músicos, empresarios, comentaristas y aficionados que hicieron posible esa etapa tan significativa, y dar un testimonio lo más completo posible de lo que pasó en esos años. Tengo un especial agradecimiento para Tino Contreras y su esposa Mónica, y para Manolo Gómez y su hija Patricia por su gran apoyo. Al Auditorio Nacional por permitirme el acceso y la utilización de su acervo documental, en especial a su coordinador general, Eduardo Amerena, a su coordinador jurídico, Fabrizio Gaxiola, y a su coordinadora de relaciones públicas, Teresa Hurtado.

    Mayo de 2018

    I. ANTECEDENTES

    A PARTIR de los años cincuenta se empezó a tocar jazz con cierta regularidad en la Ciudad de México. La mayoría de sus intérpretes formaban parte de las numerosas orquestas de baile que había, varias de ellas con notables solistas.

    Por esos años, atraídos por el auge de trabajo, llegaron a esta ciudad un número importante de instrumentistas, sobre todo de los estados del norte. Trabajaron con orquestas muy exitosas como las de Luis Arcaraz, Ismael Díaz y Larry Sonn. Ya en marzo de 1954, en una histórica sesión, participaron algunos de ellos en la grabación de un álbum que patrocinó el periodista y comentarista Roberto Ayala, el cual apareció en discos hasta finales de los sesenta (en un empaque de tres) con el sello Orfeón, bajo el título Jazz en México. Aquí se aprecia la calidad de los intérpretes en temas originales, así como en los llamados estándares norteamericanos.

    La grabación se divide de la siguiente forma: Trío de Mario Patrón; cuarteto de Mario Patrón; cuarteto de Héctor Hallal, y Orquesta de estrellas. Los participantes son: en piano, Mario Patrón y Pablo Jaimes; en el contrabajo, Víctor Ruiz Pazos; en la batería, Tino Contreras; en saxofones, Héctor Hallal (alto), Tomás Rodríguez (tenor) y Román López (barítono); César Molina en trompeta y Pepe Solís en corno francés. En el año 2004 apareció una edición española de esta grabación en dos discos compactos bajo el sello Fresh Sound Records (vols. 1 y 2).

    ilustración

    Portada del disco El Jazz en México, 1954.

    Estos músicos y otros de esa generación empezaron a darse a conocer en algunos clubes y bares como Manolo, el Jazz Bar Astoria y El Eco, y, ocasionalmente, en algún teatro como la Sala Chopin, donde alternaron con algunos músicos norteamericanos como el trompetista Shorty Rogers.

    Otro hito de gran relevancia fue la realización en 1959 del primer Festival Nacional de Jazz, organizado por el periodista José Luis Durán con el apoyo del entonces rector de la UNAM, Nabor Carrillo. Este evento tuvo lugar en el Auditorio de Medicina del 15 al 19 de junio de ese año, con el siguiente programa:

    Lunes 15. Trío de Tino Contreras con Al Zúñiga y Max Cooper; trío de Jorge Ortega con Enrique Almanza y Salvador Agüero; trío de Pedro Plascencia con Humberto Cané y Richard Lemus; trío de Freddy Manzo con Jesús Fernández y Félix Agüero.

    Martes 16. Trío de Pablo Jaimes con Fernando Sandoval y Luis Vargas; trío de Mario Patrón con Max Cooper y Tino Contreras; trío de Raúl Stallworth con Javier Castro y Álvaro López; trío de Humberto Cané con Jorge Ortega y Apolonio Espinoza.

    Miércoles 17. Las secciones de ritmos que el jurado indicó, con los siguientes intérpretes: en saxofón, Salvador López y Héctor Hallal, y en trompeta, Pepe Solís y César Molina.

    Jueves 18. Las secciones de ritmos que el jurado indicó, con los siguientes intérpretes: en saxofón, Tomás Rodríguez y Juan Ravelo, y en trompeta, Chilo Morán y Mario Contreras.

    Viernes 19. Las secciones de ritmos que el jurado indicó, con los siguientes intérpretes: en saxofón, Cuco Valtierra y Alfonso Martínez, en trombón, Enrique Sida y Jesús Aguirre, y en guitarra, Arturo Castro.

    II. MIS RECUERDOS

    MI PRIMER DISCO DE JAZZ

    Mi descubrimiento del jazz fue un tanto fortuito. Yo ya estudiaba piano desde hacía algún tiempo y tenía una pequeña colección de discos con música clásica, algo de rock de inicios de los sesenta, algo de pianistas populares virtuosos como Carmen Cavallaro o Peter Nero, y música de películas. Un sábado, saliendo de clase de piano en el Centro Histórico, pasé con mi madre a la tienda Mercado de Discos en San Juan de Letrán, hoy eje Lázaro Cárdenas.

    ilustración

    Tino Contreras en trío durante una presentación en el Riguz Bar, 1961. Archivo de Tino Contreras.

    Al entrar empecé a escuchar una música percusiva de ciertas tonalidades oscuras que me atrajo fuertemente. Pregunté a una empleada de qué disco provenía. Me dijo: "Es jazz mexicano y se llama Jazz en Riguz. Solicité que me lo mostrara y vi que era de un tal Tino Contreras. Le pedí a mi madre comprarlo y ella me dijo: No es un disco de piano como los que te gustan". Sin embargo, insistí y me lo compró. Fue así como descubrí el jazz y entré a ese mundo de las síncopas, de las armonías disonantes y sobre todo de la improvisación.

    ilustración

    Exterior del Riguz Bar, 1961. Archivo de Tino Contreras.

    A ese disco del famoso baterista le debo haber entrado a la música de mi vida. Yo ignoraba entonces lo que eso iba a significar para mí. A partir de ahí se me abrió un mundo de nuevas sonoridades y me fui metiendo en él con una devoción y voracidad que no tenía hasta entonces.

    MAX NAVA

    Conocí a Max cuando tocaba en uno de los últimos festivales nacionales de jazz que se hicieron. Luego lo fui a escuchar en una presentación que hizo en el Museo de Historia Natural en Chapultepec, patrocinada por el gobierno de la ciudad, un domingo

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