Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Travesía Profética
Travesía Profética
Travesía Profética
Libro electrónico432 páginas6 horas

Travesía Profética

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico


Travesía profética es una novela que fusiona aventura, amor, amistad, terror y magia. 
   El castillo de
Palixisty se ensombrece por la maldad, una noche de celebrac
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 nov 2021
ISBN9781952171550
Travesía Profética
Autor

Isamar Mendoza

Escritora de fantasía y horror.

Relacionado con Travesía Profética

Libros electrónicos relacionados

Fantasía y magia para niños para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Travesía Profética

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Travesía Profética - Isamar Mendoza

    Parte 1: El origen

    "Cada pensamiento, cada palabra que mis labios han pronunciado, cada acción que he realizado y toda imagen que mis ojos han visto, por  muy impactantes que resultaron; serán olvidadas al final del camino, el cual con ansias anhelo alcanzar para reunirme contigo. No tengo miedo a lo que allá encuentre, sé que todo lo que de mi mente sea borrado, por mi alma siempre será recordado."

    —Ailed de Palitringandia

    1. El Gran Evento

    Un cielo ensangrentado es sólo una pequeña muestra de la desgracia que aqueja a la humanidad, ya no existe aquel tono azul, tan usual en días de verano y que tanto figura en poemas románticos y cuentos de hadas. Nubarrones negros acompañados de una ligera tonalidad carmín lo cubren por completo, aunque en ocasiones vira a un asqueroso color verdoso.

    La oscuridad reina en el mundo entero, el sol ya no aparece más, sin embargo; muchos lo prefieren, resulta menos doloroso vivir así que ser alcanzados por la muerte, gracias a los lacerantes rayos que hace dos semanas emanaba, convertido ya en una enorme bola negra que durante siete días consecutivos causó terribles incendios en bosques y ciudades, acabó con la vida de millones de humanos y especies en el planeta.

    La sangre e inmundicia corre por las calles destruidas, colmadas de ruinas materiales y humanas, cuerpos a los que la maldad les arrancó la vida y el alma.

    Fuertes terremotos hoy azotan las principales ciudades del mundo: (incluso aquellas en las que los sismos son inusuales) Londres, París, Berlín, Nueva York, La Ciudad de México, Macau, Tokyo, Dubai, entre otras, para después extenderse al resto del planeta.

    Terribles tsunamis destruyen las zonas costeras, inundando poblaciones enteras de un mar rojo, totalmente contaminado. Todos los volcanes en los diferentes países se encuentran enardecidos, la lava deshace lo que a su paso encuentra. Los tornados han conquistado los cinco continentes, su hambre es voraz, se tragan ciudades y poblaciones enteras.

    Cuando la luna negra rodeada por un dorado cordón no aparece en el cielo, las tormentas nocturnas se convierten en uno de los peores terrores de la humanidad. Cualquiera puede morir atravesado por un rayo o quemado por las bolas de fuego que caen del cielo; en otras ocasiones llueven larkmegnos (animales de 25 cm de longitud, mitad cucarachas, mitad lagartijas, pero poseedores de un mortal veneno), cucarachas, serpientes, alacranes, ratas y escorpiones genéticamente modificados por su creadora Flora; los cuales atacan a cualquier criatura que encuentran a su paso, el mundo se sumerge en una macabra melodía de desgarradores gritos de terror.

    Otros, tienen un destino más atroz, se infectan de Cersdickan, la más letal de todas las enfermedades. Las células de este virus se reproducen diez mil veces más rápido que las cancerígenas, no matan a las células buenas porque las infectan convirtiéndolas en una de las suyas. Los órganos vitales se deterioran poco a poco hasta transformarse en podredumbre, la sangre se contamina, el cuerpo sufre de altas fiebres y fuertes dolores articulares, óseos y musculares. Los riñones se vuelven un saco de pus al igual que el aparato digestivo, el cual gradualmente se llena de úlceras y se infecta hasta que deja de funcionar, el enfermo vomita sangre y excrementos, es incapaz de comer o beber líquido. La boca y los genitales también se cunden de llagas y pus. La piel es cubierta de dolorosas protuberancias verdes con centro color negro de aproximadamente cinco centímetros de diámetro las que después de dos semanas revientan y la piel se desprende con ellas. Con el tiempo la carne queda en vivo. Los dolores son insoportables, los órganos arden como si se quemaran. Finalmente el organismo colapsa y perece. El cersdickan es potencialmente contagioso y afecta no sólo a humanos, también a seres mágicos. Pronto se convirtió en la peor epidemia de la historia de la humanidad, pero no es el único enemigo que atenta contra la salud y la vida mundial, ha aparecido otra terrible condición: Síndrome de Aludeforcynamidad el cual produce intenso ardor en todo el cuerpo, fiebre, migraña, ataques de rabia e ira, alucinaciones y deformidad del rostro y extremidades, de modo que la persona se transforma en un monstruo que se arrastra por el piso y sólo desea atacar y matar.

    Como la insalubridad y la hambruna se extendieron rápidamente por el mundo gracias a esta inminente guerra; las enfermedades ya antes conocidas por la humanidad también hoy son un gran peligro.

    Ni pobres ni ricos están a salvo de la desgracia, todos están condenados a sufrir las inclemencias, a morir dolorosa y aparatosamente. Los más acaudalados se han quedado con el dinero en sus manos, ya nada pueden hacer con él, no hay alimentos en ningún supermercado ni tienda, es imposible pagar por seguridad o rescate. El dinero se ha convertido en simple papel sin valor alguno.

    La violencia reina en la Tierra. El miedo y la desesperación han orillado a los humanos a matarse entre ellos. Algunos están tan famélicos que comen lo que encuentran a su paso, incluso cadáveres.

    Lo que está acaeciendo ha rebasado los límites humanos y de la ciencia, los portales hacía las 111 dimensiones existentes están abiertos, criaturas y bestias que la humanidad desconocía han tomado el control, y Flora ha formado inmensas huestes para acabar con este mundo tal y como lo conocemos, no sin antes regocijarse con nuestra lenta y dolorosa agonía. Es imposible e irracional intentar refugiarse en algún otro plano dimensional, en todos, la pesadilla es la misma, no hay escapatoria, por eso deben entender que ¡¡Ella no es buena!! ¡¡Ella es la mala!! ¡¡Es la reina de la maldad, de los zeckmacros, criaturas aún más horribles que los demonios!! ¡¡Tienen que escucharme y creerme!! ¡¡Alfred Loughty y yo somos los Príncipes de las profecías Palitringuesas!! ¡¡No somos los monstruos como ella les quiere hacer creer!! ¡¡Sólo nosotros y Los custodios proféticos podemos salvarlos!!

    El panorama es devastador, ni siquiera una película apocalíptica se compara con el horror que hoy enfrentamos. Los mortales se vuelven locos al observar tantas atrocidades que anteriormente creían ciencia ficción; seres fantásticos, bestias, monstruos y criaturas horrorosas que pensaban sólo existían en las películas de terror.

    Presa en estas 4 paredes enfermizamente blancas, cubierta con una camisa de fuerza como si fuera una demente, me encuentro aún más llena de rabia y desesperación. El 90% de mis poderes está anulado y desconozco la causa precisa, sólo sé que ellos, sí, los científicos integrantes del Proyecto Derlishhamm, quienes mucho colaboraron con abrir la puerta a estos horrores, cometieron actos inhumanos y tratan de eliminarnos, son los esbirros de Flora, mi peor enemiga y de la humanidad aunque por ahora piensen lo contrario, ¡lo sé! ¡Nos han capturado!, a mí y a Los Custodios Proféticos.

    Mis intentos por salir de aquí han sido nulos, estoy débil, sus secuaces me torturan y un poco más el torbellino de revelaciones, sueños y memorias que inundan mi mente de forma constante.

    Sólo sé que debo ser valiente y perseverante, tal como Vamshly me enseñó, necesito hallar la forma de salir de aquí, liberar a los demás y salvar a Alfred Loughty y a toda la humanidad… Mi intuición me dice que él está vivo. No creo esas mentiras acerca de su supuesta muerte, tiene que ser falso…

    ¡No estoy loca! Estás lágrimas son de ira y dolor… Es hora de contar toda la historia, ¡¡mi historia!! Si por alguna razón mi misión no pudiera ser concretada, (como ya sucedió en el pasado) y nuevamente muriera en el intento, dejaré este video como prueba fehaciente de todo lo acaecido. Después de todo, no fue mala idea pedir una buena cámara como único deseo al estar en esta habitación, sólo así sabrán en quién verdaderamente reside el mal y si tienen suerte, si alguien logra comprender todo lo que aquí relato, quizá esa persona encuentre la manera de derrotar a Flora, acabar con la desgracia y detener este apocalipsis.

    2. El origen

    "Entre el júbilo de la tiranía su vida se desvaneció", sí, eso resume lo que sucedió hace más de 500 años, la última vez en la que le arrancaron la vida a Alfred Loughty, o mejor dicho Esaú R’hingir, ese era su nombre e identidad en aquel entonces.

    Sí, sé que todo esto parece un disparate, pero no lo es, la vida y la muerte no son lo que te contaron tus padres ni los hombres de ciencia que ahora pretenden alterar el proceso natural con su criogenia, no saben que lo único que lograrán será crear abominaciones, cadáveres vivientes poseídos por otros entes totalmente in-humanizados que siempre han vagado por este plano al acecho de cuerpos que los cobijen.

    Eso no es lo que naturalmente debería pasar con el cuerpo físico después de lo que aquí se conoce como muerte. El alma trasciende, definitivamente vamos a otro sitio del cual hablaré a detalle más adelante, después de esa estancia regresamos a este mundo bien puede ser en este plano dimensional o en otro, pero todos volvemos a lo que tú y todos los mortales llaman vida. Alfred y yo somos los ejemplares perfectos, pruebas de que mis aseveraciones son verdad absoluta.

    Corría el año 1515, mi nombre no era Meredith Flores, sino Ailed I, de Palitringandia e Islavamkim, sí, dos naciones que aún en nuestra era existen y se sitúan en la 111 dimensión.

    La noche del 26 de agosto de 1515, fue el presagio de una inminente desgracia, la misma que marcaría el comienzo de la que actualmente atravesamos y su panorama me recuerda tanto al que hoy observamos, con la diferencia de que esta ocasión las calamidades incrementaron y el fin llegará, ella reinará si no hacemos nada.

    Aquella noche maldita, un cielo carente de estrellas, teñido de carmesí, anunciaba asesinato. La luna más voluminosa y negra que nunca abrazada por un cordón dorado; era señal profética de mal augurio. El mar reflejaba el color del cielo, tenía miedo, los estruendosos sonidos de sus altísimas olas lo comunicaban, ya no era aquel océano apacible de la costa de Beltina. La arena se había tornado suciamente verde como el moho de la putrefacción. El viento declaraba amenazas con su álgido aliento, transformando una cálida madrugada de primavera en una de gélido invierno.

    Cuando el alba se acercaba, el país se sumergió en total oscuridad, la luna desapareció, el sol fue retenido y las antorchas se apagaron, al igual que toda vela y fuente de luz al interior de las viviendas. A partir de ese momento, todos los Palitringueses (personas originarías de Palitringandia) aseguraban que en tan sólo seis días un terrible acontecimiento desencadenaría la tragedia en Palitringandia. Todos lo sabían excepto yo pues estaba muy ocupada en otros asuntos…

    La noche del 1 de septiembre de 1515 el castillo de Palixisty en Beltina, se iluminó con la celebración, había llegado el fin de la guerra de nuestra nación contra Palandithan, territorio enemigo. Palitringandia e Islavamkim resultaron triunfadores, este último era un país gobernado por el rey Zandortth III, mi horrible esposo de 48 años, sí, él podría haber sido mi padre, me llevaba 25 años de diferencia, lo aborrecía con toda el alma, su fealdad física reflejaba la de su alma, los 5 años de matrimonio que viví a su lado resultaron una tortura, de él sólo recibí crueldad y ofensas, quizá eso fue lo que me orilló a buscar el amor y refugió en Esaú…

    El palacio lucía hermoso, rebosaba de brillo, alegría y ostentosidad tanto en decoración como en los deliciosos alimentos y bebidas que estaban listos para el banquete. Yo me encontraba colmada de júbilo por primera vez en muchos años pues Esaú asistiría a la fiesta. Como la tradición lo indicaba, siempre que la beligerancia finalizaba y Palitringandia se llevaba la victoria, se debía organizar una gran cena-baile en la que se invitaba a toda la población sin importar si eran nobles o plebeyos, como representación de la unión, igualdad, fraternidad, triunfo y paz del reino.

    Durante la majestuosa celebración, todos los invitados sonreían, disfrutaban los bocadillos y bailaban al compás de la música típica de Palitringandia: El Baipal. Parecía que habían olvidado el insólito y escabroso fenómeno ocurrido seis noches atrás; en aquel momento consideraban que se trataba de una falsa alarma, todo era felicidad durante la velada. La única persona que lucía intranquila era Itzmart, mi nana y aunque me interesé por preguntarle la razón de su estado de ánimo, preferí aprovechar la oportunidad en la que pude escabullirme de Zandortth para ir a conversar con Esaú, disfrutaba cada segundo que pasaba con él, cuando al fin pudimos bailar juntos, me sentí inmensamente dichosa.

    Lucía más guapo que nunca con su elegante atuendo, un frac tradicional de caballero Palitringues que compró con los ahorros de su salario como peón y posteriormente como mano derecha de mi marido. Mientras Esaú me tomaba de la cintura y nuestros pies seguían el compás de la música, mi mirada se perdió en sus hermosos ojos color zafiro, en ese instante todos los asistentes dejaron de existir, sólo estábamos los dos. Creía estar en un hermoso sueño del cual no quería despertar jamás, hasta que el atentado me dirigió abruptamente a una horrible pesadilla que se materializó.

    ¡Un estruendo anunció el fin de su vida! Fue una escena espantosa. Escuché un sórdido trueno a sus espaldas. La gente asustada gritaba desgarradoramente, mientras el fuego se abría paso rápidamente por todo el salón. Una expresión de pánico y dolor invadió el rostro de Esaú; sus ojos se hicieron más grandes por la sorpresa e inútilmente intentó abrazarme, con la intención de protegerme, pero se desplomó en el suelo antes de lograrlo. Su cabeza estaba herida, la sangre corría por el frío suelo de mármol. Asustada lo sostuve entre mis brazos. Observé que sus ojos se tornaban cada vez más grises, como si la vida se le escapará segundo a segundo. Con voz lánguida, me dirigió sus últimas palabras:

    —Ailed… todo estará bien... nos volveremos… a encontrar…mis ojos… mis ojos… serán tu guía… no cambiarán… ni en otra vida…

    —Tranquilo. No digas eso —le respondí sollozando—, te recuperarás. Yo lo sé. Te amo, te amo infinitamente.

    —También te amo, por siempre… —fue su última frase. Sus ojos me miraron apaciblemente mientras esbozaba una débil sonrisa, segundos más tarde se opacaron totalmente, se volvieron aún más grises y sus párpados se cerraron. En aquel momento sentí que el alma se me desgarraba. Lo estrujé en mi regazo fuertemente. No me resignaba a perderlo. Deseaba regresar el tiempo. El corazón me dolía como si estuviera cundido de espinas. Mi llanto era desolador, el dolor era más fuerte que yo.

    A mi alrededor, quien no era devorado por el fuego, lo era por unas macabras y siniestras criaturas llamadas Tansanarmets, unas bestias originarias de Palandithan que miden más de 6 metros de altura, su cuerpo es igual al de un hombre excesivamente musculoso, cubierto de pelo, piernas de cucaracha que terminan en patas de pollo en lugar de pies, arañas como manos, hocicos enormes, ojos de maldad en tono amarillo con contorno negro y pringas rojas.

    Algunas personas morían a causa de la impresión que estos esperpentos les causaban al verlos. Otros más lograron escapar por los cristales rotos, prefirieron morir al aventarse desde el décimo séptimo piso del castillo que quemados o descuartizados por aquellos monstruos.

    Volví a mirar hacia el frente al escuchar una risa burlona, era Maura, mi despreciable hermana adoptiva menor, empuñaba una gran arma desconocida para mí. Dominada por la ira, intenté abalanzarme contra ella, pero una de las horrorosas criaturas me detuvo, poseía una fuerza impresionante.

    —Sí, hermanita, fui yo quien lo mató. No sabes cómo celebro mi éxito y mi gran astucia, porque tú no pudiste prevenirlo. Fui tan sigilosa… Lo sé, me amo, soy extraordinaria, aunque tus estúpidos padres y este pueblo nunca quisieron admitirlo —expresó cínicamente.

    —¡Maldita! ¡Cómo pudiste! ¡Te mataré! ¡Él no lo merecía! ¡Me hubieras matado a mí! —respondí gritando y llorando.

    —Mátame si puedes liberarte de mí secuaz —respondió con sorna—. Tranquilízate querida hermana. Deberías agradecerme que también te hice el favor de asesinar a tu asqueroso marido. Señaló hacía la esquina derecha del salón. Observé y efectivamente ahí estaba el cuerpo inerte de Zandortth.

    —¡Eres la encarnación del mal Maura! ¡Debí de haberte encerrado en un manicomio, como mi difunta madre me lo pidió!

    —Tienes razón, pero ¿qué crees? ¡Ups! No lo hiciste, sin embargo, yo si te voy a encerrar, te torturaré a mi antojo y disfrutaré de tu corona. ¡Al fin me convertiré en la reina absoluta de estas dos naciones!

    El espantoso Tansanarmet, me sostuvo con fuerza. Colocó una de sus repugnantes arañas en mi rostro y minutos después perdí la conciencia. Cuando volví a abrir los ojos, ya estaba encerrada en un frío, mugroso y oscuro calabozo en el que pasaría los últimos meses de aquella existencia.

    Ignoraba que tan sólo ese era el inicio de la maldición de Maura, una maldición que me ha perseguido hasta esta vida y hoy amenaza con exterminar a la humanidad.

    3. Error

    Egoísta sería negarlo, dicen quienes afirman que existen otras dimensiones no sólo en la Tierra, sino en todo el universo; algunos han calculado que son cuatro, seis, otros siete y otros más dicen que son doce, pero sólo Itzmart conocía la verdad y era precavida de revelarla. Sabía el número exacto ¡ciento once! Había viajado por cada una de estas. Se había asombrado y regocijado con las maravillas encontradas en algunas; en contraste con los desgarradores gritos, escalofríos y lágrimas de horror que le produjeron otras, poseedoras de los panoramas más horrorosos que jamás un humano ordinario que no ha realizado una travesía así podría imaginar, porque nada de eso existe en la tercera dimensión, donde habitan los mortales.

    Itzmart, era originaria de la última dimensión Dignirth, o 111, que significa "El lugar donde todo lo que no es en otros sitios aquí es y existe." Un plano dimensional perteneciente a la Tierra, un manto más que cubre a esta gran esfera azul. Dignirth alberga tres países, en el norte Palandithan, en el centro Palitringandia y en el sur Islavamkim. El primero, un país particularmente malvado; cubierto casi en su totalidad de plantas, hierbas, árboles y enredaderas en su mayor parte de apariencia horrible, venenosas y carnívoras, así como desconocidas para los humanos que sólo conocen una capa de la Tierra y creen que existen sólo cinco continentes.

    La oscuridad reina en Palandithan, con un cielo siempre gris y llovizna permanente, el gélido aliento del viento y las recurrentes tormentas que unifican las supuestas cuatro estaciones del año. El sol nunca se vislumbra. Los más extraños animales, insectos, criaturas mágicas y humanos habitan este lugar; muchos de desagradable aspecto y alma maliciosa. El mal es considerado el bien para sus habitantes, los Palandos, siempre ambiciosos de obtener más, su eterno enemigo fue, es y será Palitringandia las tierras que anhelan dominar y poseer.

    Palitringandia por su parte, es el país más rico de los tres, considerado el mejor y de alta distinción, se caracteriza por sus hermosos paisajes, su mágica historia, su extensa y única flora y fauna, la peculiaridad y poder de sus criaturas y seres mágicos, intelectuales y con grandes destrezas, muy diferentes a los de los cuentos de hadas, películas y series a los que los mortales están habituados. Sin embargo, el territorio también es habitado por humanos, los Palitringueses o llamados despectivamente palitringos por parte de los Palandos. Es un país que desde sus inicios ha sido el más evolucionado de todos en las 111 dimensiones. Siempre el primer dueño de los últimos avances tecnológicos de las diferentes épocas; donde existen no sólo climas, ciudades, bosques, selvas, playas y fenómenos naturales hermosos y únicos en el mundo, es también donde el bien estaba presente en su mayor esplendor, a pesar de que, debido a un terrible error hace miles de billones de siglos, el mal llegó a estos territorios y existe en la misma medida que el bien, pero tales niveles de bondad y maldad no son visibles en la tercera dimensión.

    El idioma oficial de Palitringandia, es el Palitringues, básicamente sencillo de aprender ya que es exactamente igual al Español, pero al revés, sólo algunas palabras son únicas en este lenguaje y no tienen traducción en Español ni en otro idioma.

    Finalmente esta Islavamkim, al sur de Palitringandia, el único país que no adoptó el idioma Palitringues y habla Español por considerarlo más fácil, claro que es contradictorio que esto suceda ya que es la gran nación amiga de Palitringandia, pero los Palitringueses hablan 2 idiomas además de su lengua natal, también dominan Inglés y Español.

    Itzmart sabía todo y aún más de lo anteriormente mencionado, pese a no haber llegado desde el comienzo de la historia de aquella dimensión, era erudita en conocer el pasado de todo territorio y ser viviente. Era una hechicera sabia y poderosa, llena de bondad y siempre dispuesta a ayudar a los demás, aun cuando la vida nunca le pagaba de la misma manera. A pesar de tener muchos años ya, se encontraba soltera, sus ojos púrpura aún se conservaban grandes y hermosos, aunque cansados, llenos de perturbadora nostalgia, adornados por bolsas y ojeras. Su sonrisa era una burla a aquella mirada, su largo y rizado cabello blanco y su esbelta figura, le proporcionaban un toque de misterio y belleza.

    No poseía gran fortuna ni bienes, estaba sola en el mundo, sin parientes, ni historia de sus antepasados. Hace más de 500 años contaba con la familia real de Palitringandia, que la adoptó como un miembro consanguíneo. Llegó a trabajar con ellos a los 27 años. Su cargo muy rápidamente ascendió de ser sólo ama de llaves de la reina a convertirse en su asistente, amiga y la hermana que nunca tuvo. Su amabilidad, inteligencia, eficiencia, preparación, así como habilidad para realizar cualquier hechizo, fueron cualidades clave para lograr lo anterior. Con el tiempo se convertiría en la segunda madre de Ailed y la culpable de su desgracia, la que cometería el peor desacierto al intentar hacer una obra de caridad a un ser aparentemente inocente, pequeño e indefenso y colmar de temporal alegría a la realeza.

    La criatura había nacido de la porquería. Eran las 3:00 a.m. del 13 de Agosto de 1496, Itzmart realizaba uno de sus rutinarios paseos nocturnos por los alrededores de la ciudad para despejar su mente y ordenar sus ideas. Caminaba por Obmmill, una pequeña población en los suburbios de Beltina. El suelo árido, cuarteado y terroso acompañado del sigiloso ambiente permitía que el único ruido en aquel lugar fuera la profundidad del silencio formando una excelente sincronización con el fuerte, gélido y mudo viento. Seis chozas eran símbolo de la poca población de ese pueblo fantasma, mejor conocido por su gran Campo del Desecho, que por su verdadero nombre. El Campo del Desecho, era un enorme relleno sanitario de tres millas, donde la basura y desperdicios de todo el estado se depositaban sobre él, para desvanecerse eternamente con ayuda de los peculiares y únicos suelos pantanosos característicos de aquel lugar.

    El fango de este campo, funcionaba igual que el ácido, consumía toda la porquería gradualmente hasta no dejar rastro alguno. Daba la impresión de que un inmenso monstruo habitaba bajo sus suelos y devoraba todo codiciosamente. Sin embargo, el olor fétido jamás desaparecía, mismo que regresó a Itzmart a la realidad, luego de transitar absorta en sus pensamientos. Asqueada, se llevó una mano a la nariz y observó a su alrededor. Sorprendida, recordó el nombre del lugar y alertó a sus cinco sentidos, no quería distraerse más. Unos espantosos crujidos rompieron inesperadamente el silencio; surgieron del interior del légamo, como si debajo de este existiera un gran volcán a punto de hacer erupción. Itzmart, consternada se detuvo para escuchar mejor. A través del enrejado miraba fijamente el campo de desechos para averiguar qué producía aquel extraño sonido. Su intuición la alertaba de qué algo malo sucedería, pero en vez de huir decidió quedarse, era como si sus pies se afianzaran a permanecer en aquel sitio.

    Los crujidos se intensificaron provocando agudos borboteos, como lava incandescente, cada que explotaba una burbuja del interior resurgía un poco de la basura que ya había sido digerida por el terreno. En cuestión de minutos, la pestilencia era insoportable y el campo estaba cubierto de una gruesa capa de inmundicia. Nunca había visto escena tan insólita. Estaba consternada, pero ¿por qué diablos no se iba? ¿Qué la retenía? Por si fuera poco, otro fenómeno más sucedió, para fusionarse con el que estaba en proceso. La gruesa alfombra de podredumbre se solidificó instantáneamente y se cuarteó produciendo un sórdido estruendo, de la grieta mayor situada en el centro, una bola de fuego verde fluorescente salió disparada velozmente hacía el cielo, como un tapón botado por una presión subterránea. Se elevó 70 metros para volver a caer en forma de sangre espesa y sumergir su escenario en profunda oscuridad por unos segundos, luego el fuego aparecería iluminando de carmesí todo su alrededor, en medio de este, Itzmart oyó el llanto desgarrador de un recién nacido y sin pensarlo más se sumergió en la lumbre, de cualquier manera, no podía quemarla, las hechiceras son resistentes a este, así que Quemarlas en leña verde para asesinarlas es otra farsa.

    La encontró sobre aquella grieta, el vórtice del extraño acontecimiento, envuelta en una manta negra, su cuerpecito estaba aún cubierto de sangre y su barriguita tenía el cordón umbilical. Gritaba enérgicamente pero las llamas la habían dejado intacta.

    Luego de acurrucarla entre sus brazos, la llevó con los reyes de Palitringandia. Sabía que eran la familia indicada para la pequeña. Ellos podrían ofrecerle no sólo todo el amor, sino los lujos, comodidades, fama y poder, sería una verdadera princesa y tendría una hermana encantadora, la pequeña princesa Ailed que estaba cumpliendo cuatro años. Observar aquella criaturita, la conmovía, su corazón anhelaba adoptarla y criarla como su propia hija, pero la razón le recalcaba que era una insensatez, le recordaba su pasado y le atemorizaba tanto la posibilidad de dañarla, además ¿qué podía ofrecerle? No poseía patrimonio alguno. Su intuición en cambio, creía saber que ese ser no era inocente, que no representaría una bendición para el mundo, le causaba repudio. Debía estarse volviendo loca, malvada o amargada para convencerse de tal afirmación intuitiva. Lo que no sabía, es que su instinto era sabio, aquel nuevo ser sería Maura, la maldición de la realeza Palitringuesa y más tarde del mundo entero.

    Itzmart había crecido sin padres. Nunca conoció su origen. En el orfanato la bautizaron con el nombre de Itzmart Eydden; el apellido que le asignan en Palitringandia a todo huérfano del cual no se conoce nada de sus progenitores ni familiares. Según la señorita Beatriz (directora del orfanato) la encontraron en el vestíbulo de una casa abandonada antes de ser demolida, uno de los trabajadores la llevó al hospital y posteriormente fue trasladada al orfelinato. Su estancia en aquel lugar fue triste, a pesar de su mente brillante y sus poderes sobrenaturales que mantuvo en secreto durante todo ese tiempo. Era una niña solitaria, a la cual sus compañeros excluían y molestaban aunque siempre destacó por su ternura, amabilidad, belleza e inteligencia superior a la promedio. Era la típica sabelotodo, de la que los maestros presumían y consideraban ejemplar. Una chica excelente en matemáticas, ciencia, literatura, arte y deportes. Había aprendido a leer a los dos años y a los siete ya hablaba perfectamente tres idiomas: Palitringues, Inglés y Español y en la adultez llegó a dominar también: Francés, Alemán, Italiano, Ruso y Chino mandarín.

    Harta de la vida que llevaba en aquel lugar, siempre deseó marcharse y jamás regresar, pero no le agradaba para nada la idea de ser adoptada y aunque muchas familias se interesaban en ella debido a sus cualidades y las buenas recomendaciones; utilizaba magia para controlar la decisión de los aspirantes a padres adoptivos y al final eligieran a otra niña. Deseaba fugarse, pero no se atrevió, ya que no tenía a donde ir, ni contaba con ingresos para asistir a otra institución y seguir estudiando, aunado a que no podía sacar ventaja de su magia para mantenerse y sobrevivir, ya que aún no sabía controlar bien sus poderes los cuales había descubierto desde los cinco años y aprendió a utilizarlos de manera empírica, experimentando y con ayuda de los libros que encontraba en la biblioteca. Estudiaba y ponía en práctica sus habilidades por las madrugadas en el ático cuando nadie podía observarla. Le atemorizaba que alguien conociera su verdadera identidad. Sin embargo, cierto día, un hecho cambió su vida radicalmente y le concedió el deseo de abandonar el internado para siempre.

    Tenía diecisiete años, le faltaba sólo uno para que la directora la corriera del lugar por ser mayor de edad. Aquella mañana, durante el receso del medio día se encontraba en el jardín, sentada en el pasto bajo la sombra de un árbol, leyendo un libro. Billy, un pequeño niño de unos cinco años de edad se encontraba en la copa del árbol, sentado en una rama, observaba a sus compañeritos jugar desde las alturas felizmente hasta que un crujido robó su atención. La rama se rompió, sufriría una terrible caída, pero una fuerza invisible lo sostuvo en el aire, eran como dos fuertes manos, que poco a poco lo hicieron descender y lo colocaron delicadamente en el suelo. El niño, estaba ileso, el accidente había sido evitado. Sólo con su mirada, controló todo. Itzmart, había sido la heroína de Billy. Sus compañeros, la directora y los maestros, estaban atónitos ante lo sucedido, habían rodeado el lugar, como espectadores de un asombroso acto en escena. La ovacionaron y le agradecieron, el pequeño la abrazó y le besó la mejilla. Fue el único día en que todos le demostraron atención y aprecio.

    Cuando los cuestionamientos comenzaron, ella confesó la verdad y la directora que desde antes la tenía en un excelente concepto le ofreció pagar todos los gastos para que estudiara en la mejor universidad del país la carrera que ella más deseara. Aquel día, un nuevo capítulo en su vida comenzaría, pero la felicidad aún no había llegado para Itzmart, ya que nuevos sucesos durante su estancia en el instituto marcaron su vida negativamente, y su obsesión por saber más de la magia y alcanzar la perfección en esta área tuvo un precio muy alto. Son capítulos de su vida que prefiere mantener suprimidos, como si nunca hubieran sido escritos, desearía poder borrarlos para siempre y reescribirlos, pero eso no puede lograrlo ni con un avanzado hechizo, a pesar de que se convirtió en una gran hechicera y llegó a ser parte de la familia real siendo una plebeya, pero eso es otra historia y sólo representa la parte positiva su vida.

    4. Después de la muerte

    —Ahora sí, ¡arderás en el infierno maldita! —exclamó Maura con odio. No tenía ánimos de responderle ya que no poseía fuerza ni para hablar. Escuché que salieron del asqueroso y frío calabozo en el que me habían encerrado por casi un año y alguno de los dos azotó la puerta. Al fin, la tortura de hoy finalizó, pensé. ¡Qué equivocada estaba! Luego de que el lugar parecía un congelador, la temperatura incrementó cada vez más, al principio ese calor era agradable, después el sitio se convirtió en un horno.

    Abrí los hinchados ojos con dificultad y observé que sólo había fuego a mí alrededor y pronto llegaría hasta donde yo estaba. Quise reincorporarme, fue imposible, estaba muy débil. Intenté gritar, pero mi voz se ahogaba dentro de mi boca. Estaba horrorizada. Lloré desesperadamente y sólo provoqué que mis lacerados ojos ardieran aún más, así que me recosté después de tratar de pedir auxilio vanamente. Cerré los ojos y me concentré en los maravillosos momentos, en un bosque hermoso donde sólo Esaú y yo éramos felices y sonreíamos sin cesar. Está madrugada moriré, cuando el fuego consuma mi cuerpo, pero soportaré todo ardor y dolor, porque la recompensa vendrá después. Este será mi último momento de sufrimiento, así que Maura me ha hecho un favor, me ha permitido descansar y volver a encontrarme contigo. Fue mi último pensamiento.

    El fuego consumía mi piel, mis huesudas extremidades y muy pronto mis órganos, pero imaginaba que era sólo el pasto provocándome cosquillas, estaba lista para el viaje. Mi mente era más poderosa. La paz llegó para encaminarme hacia el más allá. Después todo desapareció y caí en un profundo sueño hasta que volví a despertar en la siguiente fase, la que está después de la muerte.

    Abrí lentamente

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1