El Memorial de la salud
Para la enfermera Antonia Hernández González, de Xonacatlán, Edomex. Ella cura las heridas, todas, también las del alma, y lo hace en silencio, sin notarse: Ella está. A eso lo llamo inteligencia altruista. Ella es la columna vertebral de un hospital, sin ella no existiría el hospital; ella está en todo momento y en las madrugadas es ella la que vela. Sin ella, la estructura se derrumba: es la personalidad más noble que existe en la medicina. Y es la que realiza el trabajo rudo: Ella está por encima de todo en un hospital, sin que ella se note.
Cuando leí tu nombre, te imaginé rota por el patriarcado, así, fragmentada como tantas mujeres mexicanas, te pienso azul, del color del amor. Mujer rota partida en dos, dividida siempre. Los hilos rojos representan tu dolor y la sangre de los enfermos que con amor hoy te reconstruyen uniendo tus pedazos, dándote las gracias; así como yo con toda mi admiración a tu vocación, la más noble y generosa de todas.
“Gracias”, de Eddy
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