Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El juicio a Frankenstein
El juicio a Frankenstein
El juicio a Frankenstein
Libro electrónico165 páginas2 horas

El juicio a Frankenstein

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Insólitamente, luego de sus fallecimientos, Víctor Frankenstein y la criatura o el monstruo de Frankenstein se encuentran en el más allá, donde cada uno reflexiona sobre sus errores cometidos en la vida pasada, estando abatidos por remordimientos insoportables, que preceden al juicio final. Sin embargo, el monstruo, ahora conocido como el Sr. Frankenstein, concibió una genial estrategia para posponer o evitar definitivamente este juicio. Al respecto, él convence a su creador de acompañarlo al infierno e ir a buscar a Henry Clerval.

El descenso al inframundo es doloroso y traumático. A pesar que hay ínfimas posibilidades de evadir el juicio celestial, es casi seguro que no puedan salir de ahí o deban regresar para enfrentar el juicio, sin presunción de inocencia, y luego volver a un sitio peor en ese infierno. Aunque ellos se encuentran con Alphonse Frankenstein, quien cuenta sus revelaciones acerca de su relación con una sociedad secreta, aspiraciones sobre el futuro de su familia y participación secreta en el proyecto Frankenstein. Además, ellos se reúnen con el dueño del inframundo, quien les plantea una extraña propuesta, pero deben enfrentarlo para recuperar su libertad, y nadie ha podido derrotarlo en su mundo. No obstante, este demonio ha subestimado al genial Víctor Frankenstein, quien supo como vencerlo, escapar del infierno, y regresar para comenzar este juicio, en el cual se juzgan tanto a Víctor Frankenstein como al llamado Sr. Frankenstein.

En este juicio, hay seis acusaciones contra Víctor Frankenstein, principalmente por crear vida de manera no autorizada y ser responsable de los crímenes de la criatura. Mientras que persisten cuatro cargos contra el Sr. Frankenstein, imputado de varios asesinatos y de causar otras muertes. Sin embargo, este es un juicio atípico: cada quien acusa al otro y las posibilidades de que ambos sean absueltos o condenados con penas leves son ínfimas. Obviamente, en el más allá, tanto Víctor Frankenstein como la criatura o el monstruo de Frankenstein deben responder por sus faltas graves...

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento16 may 2023
ISBN9798215783818
El juicio a Frankenstein
Autor

Rolando José Olivo

RolandoJOlivo@gmail.com Instagram: @rolandojolivo Systems Engineer with 3 postgraduate degrees: Master's Degree in Applied Economics, Diploma in General Management and Specialization in Management of Social Programs (Summa Cum Laude). Work experience in companies in the oil sector, occupying these positions: Planning and Logistics Manager, Project Coordinator, Financial Advisor and Consultant. Consultant in the economic and financial area. Writer of books on economics, management, self-help, novels and Christianity, among others.

Relacionado con El juicio a Frankenstein

Libros electrónicos relacionados

Fantasía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para El juicio a Frankenstein

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    El juicio a Frankenstein - Rolando José Olivo

    1. Las reflexiones de Víctor Frankenstein

    Esta vez el capitán Robert Walton no contará la historia. Les habla el Dr. Víctor Frankenstein y asumo mi responsabilidad por los errores que he cometido en el pasado. ¡Cuánto lamento el daño que he realizado a mucha gente! ¡Nunca imaginé que mi experimento se saliera de control! Tampoco pensé que al dejar libre a esta horrenda criatura, a su suerte, la misma se rebelaría contra mí y la humanidad. Insisto, cometí grandes errores, uno tras otro, los cuales iré explicando, y nunca tuve la humildad de rectificar y corregir mis faltas. Yo era muy engreído, soberbio y prepotente. Me creía un sabelotodo y un superdotado, más listo que los demás, quien iba a cambiar el rumbo de la civilización humana, al revelar los secretos de la vida y concederle la inmortalidad a los seres humanos. ¡Hasta me consideré un semidiós o un nuevo dios! Quien iba a gobernar sobre la vida y la muerte… Igualmente, pensaba que la ética era una cuestión para los tontos e ignorantes. Procediendo de esa manera, y dotado de una gran inteligencia y habilidades extraordinarias, creé un nuevo ser vivo, casi inmortal. Por supuesto, los acontecimientos fueron desastrosos. ¡Ese fue mi primer error! No nos corresponde a los seres humanos jugar con el delicado proceso de la vida ni crear otras especies, ni volvernos inmortales…

    ¿Cuáles fueron mis siguientes grandes errores?

    El segundo fue dejar libre a esta criatura a su suerte. Reconozco que la misma sufrió demasiado por mi culpa y por eso me odió tanto, emprendiendo una terrible venganza contra mí y mis queridos familiares. ¡Si me hubiera percatado de esto tal vez no la hubiera creado! Y en caso de crearla, a pesar de su terrible aspecto, he debido asumir mi responsabilidad, y tratarla como un afectuoso padre cuida a sus queridos hijos. Posiblemente, si la hubiera tratado bien, la historia habría sido otra, evitándose grandes desgracias.

    Aunque el monstruo de Frankenstein no es un ser humano y no estoy seguro como definirlo, porque fue un ser vivo, con derechos y necesidades, muy parecido a los seres humanos. Por eso, no sé si considerarlo como humano o superhumano, pero en el fondo, él tiene su corazón y parte bondadosa, lo cual demostró al ayudar a una familia de campesinos, quienes fueron injustamente exiliados de Francia, e incluso fue respetuoso al ver mi cadáver, estando triste. ¡Hasta se le salieron unas lágrimas! Al final, él estaba tan arrepentido que no actuó violentamente contra el capitán Walton y su tripulación.

    Reitero, mi segundo gran error fue dejarlo libre, lo cual propició que él se escapara y aprendiera duras realidades de la vida, por su cuenta, en vez de tener a un padre amoroso que lo cuidara, instruyera y protegiera. ¡Qué insensato e irresponsable fui! Fue injusto que él se presentara solo ante esos campesinos, quienes terminaron rechazándolo por su apariencia monstruosa.

    Así mismo, en el bosque, esta gigantesca criatura comió, aprendió a hacer fuego, y en principio, él estaba agradecido por al menos tener comida y cobijo. Más tarde, este monstruo espió a la referida familia de campesinos (quienes fueron los condenados por la fuga del turco en Francia), aprendiendo en pocos meses, lo que los humanos entenderían y madurarían en varios años. Por supuesto, ¡su inteligencia es excepcional! Él aprendió a hablar, escribir y leer, y obtuvo demasiados conocimientos sobre la humanidad (historia, política, geografía, leyes, filosofía, religiones, clases sociales, biología, etc.). Y vuelvo a insistir que soy culpable de no educarlo, ya que con esa inteligencia sobrehumana, que él posee, me hubiera sido muy fácil instruirlo y enseñarle a ser un ciudadano útil.

    Al inicio, el monstruo no podía entender por qué esa familia, que tenía comida y techo, era tan infeliz. Posteriormente, él se dio cuenta que ellos vivían en la pobreza, afectados por la forma en que fueron castigados por la sociedad, y comprendió sus principales necesidades y problemas, quejándose también de su terrible situación: ¿por qué él fue creado tan feo? ¿Por qué él es tratado peor que Adán o Lucifer (incluso ellos tenían compañeros, derechos y hasta un nombre)? ¿Por qué no él puede integrarse o ser aceptado por la raza humana? ¿Por qué él no puede relacionarse con los seres humanos, ser apreciado y amado por ellos?

    Luego de arduas reflexiones, ya que aquí parece que el tiempo es infinito, llegué a la conclusión que el maltratado y sufrido monstruo de Frankenstein tiene las mismas necesidades que los seres humanos. Como él vigiló a esa familia de campesinos, los analizó cuidadosamente y comprendió sus conductas, anhelos, motivaciones y deseos, de una manera mimética, esas necesidades se trasladaron a su persona, y al mismo tiempo, a pesar que él posee una fuerza e inteligencia sobrehumana, y es casi inmortal, se dio cuenta que los seres humanos son unos grandes privilegiados, quienes paradójicamente no se sienten satisfechos con todo lo que poseen en esta vida.

    Al respecto, las personas tienen necesidades biológicas: requieren alimentarse, descansar, dormir, reproducirse, etc. Sin embargo, la criatura no comía tan bien como los humanos, quienes son expertos en preparar alimentos sabrosos y nutritivos, ni tenía un buen lugar para vivir, descansar y dormir. Comprendió que las necesidades de alimentación y hospedaje no son tan triviales, y exigen grandes comodidades, como las que han desarrollado los humanos, luego de miles de años de existencia. También se quejó porque no podía tener descendencia.

    Además, los seres humanos se desenvuelven en una sociedad que les da oportunidades de sobresalir y tener una vida distinta a la monótona existencia que caracteriza a los animales. Nosotros podemos trabajar, dedicarnos a actividades interesantes y retadoras, acumular posesiones, contar con dinero y divertirnos. Mientras que el monstruo no podía integrarse al mundo de los humanos ni laborar, ni disfrutar del derecho de propiedad. Más bien, él tenía que vivir escondido porque sería perseguido por personas inescrupulosas, quienes intentarían asesinarlo, o tenerlo encerrado en una jaula para realizar todo tipo de experimentos.

    Igualmente, los seres humanos son sociables, necesitan el afecto de otros, relacionarse e identificarse con grupos, bien sea la familia, las instituciones, la Iglesia, las empresas y la nación. Lamentablemente, el monstruo no podía desenvolverse ni integrarse con la sociedad humana.

    Aunado a esto, como consecuencia de las necesidades anteriores, los seres humanos buscan cierto reconocimiento de los demás, logrando confianza, respeto y éxito. Obviamente, el monstruo, así lo intentara, no podía generar confianza, era sumamente difícil que lo respetaran (el miedo y el rechazo contra él siempre prevalecerían, tal como me pasó a mí), y ante la falta de oportunidades, tampoco podría ser exitoso ni apreciado por los humanos.

    Y finalmente, hay unas poderosas necesidades de autorrealización y trascendencia, que le dan un significado a la vida humana, con un maravilloso efecto creativo y motivador, que nos da esperanzas sobre como desenvolvernos en esta vida y en la siguiente… El monstruo de Frankenstein tiene algunas cualidades para ser creativo, innovador, exitoso, resolver problemas inconcebibles y triunfar, incluso orientando su vida hacia un plano espiritual y religioso, además él aprendió sobre religiones al espiar a los campesinos, pero, nuevamente, la sociedad humana le niega esas preciadas oportunidades.

    Entonces, ¿qué se puede esperar de la criatura de Frankenstein? ¿Cómo puede un ser vivo, pensante, racional y emocional, vivir con tanto sufrimiento, carencias emocionales y físicas? Las condiciones mencionadas anteriormente, exacerbadas por mi negligencia al abandonar y no educar a mi hijo, quien no es culpable de haber llegado a este mundo, de esta forma, lo convirtieron en una persona sumamente resentida y amargada, que ejecutó su venganza contra mí, quedando perjudicados varios de mis seres queridos, quienes no fueron culpables de mis idioteces ni de la situación de esta bestia.

    Ahora bien, si yo no hubiera dejado libre al monstruo y lo hubiera educado, tal vez habría podido controlarlo, porque cuando conversé con él, en ese sitio alejado, por el valle de Chamonix, él me reconoció como su padre y creador, mostrando cierto respeto hacia mí y buscando la manera de hacer las paces conmigo y con la humanidad, y a la vez, esperando solucionar, en parte, la problemática de su triste existencia. Pero, yo me encontraba sumamente disgustado, conmovido y profundamente afectado porque esta bestia asesinó a mi apreciado hermano menor, William Frankenstein, y también es culpable de la ejecución de la pobre e inocente, Justine Moritz, al colocarle una prueba falsa en su bolsillo.

    Insisto, si no hubiera cometido el gran error de dejar libre y no educar al monstruo, entonces, probablemente, mi hermano, William Frankenstein, Justine Moritz, mi gran amigo, Henry Clerval, mi esposa, Elizabeth Lavenza, y mi sufrido padre, Alphonse Frankenstein, hubieran seguido disfrutando de una buena, aunque imperfecta vida.

    Aunque hay un punto a mi favor: cuando la criatura se despertó, esta me iba dar un colosal abrazo, y pude haber muerto en ese momento. Por eso huí. Dada su ignorancia, al nacer o haber llegado a este injusto mundo, posiblemente, me hubiera asesinado sin querer. No obstante, analizando estos tristes acontecimientos, hubiera sido mejor dejar que la criatura me matara y huyera. Después, cuando creciera y madurara, al espiar a los campesinos, se habría dado cuenta de su colosal error, tal vez hubiera desistido de venganzas contra la humanidad, y se habría retirado a vivir a tierras inhóspitas para los humanos. Sin embargo, tampoco sé si las circunstancias se hubieran presentado de esa manera, porque también era probable que él hubiera secuestrado a mi padre y a mi amigo, Henry Clerval, para obligarlos a crear a la hembra del monstruo. Y como ellos no tendrían la capacidad para repetir mi experimento, aunque podrían hacer los intentos al revisar mis apuntes y contar con la ayuda de la criatura, lo más probable es que ellos, conmovidos por mi muerte y asustados por la creación de una nueva especie de monstruos, capaz de liquidar a la especie humana, en caso de tener éxito al replicar mi experimento, también hubieran preferido asesinar a la mujer de la criatura, repitiéndose la historia de otra manera: varios de mis familiares hubieran sido asesinados y tal vez mi pobre padre habría perseguido a la criatura por el Polo Norte.

    Mi tercer gran error, aunque discutible, fue traicionar al monstruo. Como caballero, le hice una promesa de crearle una hembra de su especie, y él se comprometió a dejarnos en paz.

    En esos momentos, yo no comprendía que él requería a esa compañera para cubrir sus necesidades humanas, retirarse y crear un nuevo mundo, en el que él y sus descendientes podrían llevar una vida aceptable y olvidarse de los humanos, aspirando satisfacer sus principales necesidades: alimentación, vivienda, reproducción, seguridad, trabajo, posesiones, contar con recursos, afecto, amistad, pertenencia a un grupo, reconocimiento, confianza, respeto, éxito, autorrealización, trascendencia, creatividad, éxito, innovación, resolución de problemas, etc.

    Si yo no hubiera terminado con la vida de la mujer de esta bestia (otro monstruo), lo cual fue una especie de aborto, entonces, tal vez mi amigo, Henry Clerval, mi esposa y mi padre seguirían con vida, y yo tampoco hubiera fallecido, ya que él habría cumplido con su parte del trato, retirándose a vivir muy lejos, siendo innecesario perseguirlo por algún tiempo.

    Sin embargo, no podía crear otro monstruo. El

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1